Se juntaron al menos dos millones y medio de firmas (hay compañeros que dicen que fueron 2 millones 700 mil) en menos de dos semanas para solicitar una consulta donde se pregunte si estamos de acuerdo en enjuiciar a los expresidentes. Esto fue una gran hazaña que conectó con el ambiente de un gran sector del pueblo trabajador y reavivó la organización popular.
La burguesía y sus analistas están preocupados, por eso vociferan contra esta iniciativa a la que demeritan y ningunean. Tenemos, por ejemplo, a un antiguo conductor estrella de Televisa, Carlos Loret de Mola, al que nos imaginamos con su ya tradicional cara desencajada, más que haciendo un análisis escupiendo su rabia, explicando justamente lo opuesto a lo vivido, y escribiendo lo siguiente para el Washington Post:
“El pueblo, sin embargo, no parece interesado: para solicitar que se haga la consulta se necesitaban 1.8 millones firmas. En un país con 130 millones de habitantes —donde 30 millones votaron por AMLO—, el presidente y su partido, Morena, sufrieron para juntar las firmas requeridas. A tal grado que un día antes de la fecha límite, el presidente tuvo que usar sus facultades para pedir él mismo la consulta”.
Ninguno de los presidentes y partidos a los que apoyó Loret de Mola como perro faldero no obtuvieron ni de cerca un resultado electoral como el de AMLO, y los grupos de derecha en que éstos se apoyan están tan desarticulados que no serían capaces de juntar una décima parte de las firmas en condiciones similares.
El diario El Reforma sacó un encabezado en donde menciona que es sorprendente que se juntaran 1.8 de firmas por segundo, insinuando que eran fabricadas. Eso no es más que un reconocimiento a que estas posibilidades legales están hechas para que en la práctica el pueblo no pueda convocar a consultas, pero pese a su enojo fuimos capaces de cumplir el primer requisito legal.
Un comparativo
Cuando se impulsó a Marichuy como candidata independiente del Congreso Nacional Indígena (incluyendo al EZLN) se lanzó una campaña de recolección de firmas impulsada por organizaciones de base en las comunidades y las ciudades para oponerse al sistema, pero no se alcanzaron siquiera 300,000 firmas en más de cuatro meses de trabajo de sus compañeros y al final se estuvo muy lejos del objetivo de las 800 mil.
En el mencionado proceso de registro de candidatos independientes para las elecciones de 2018, en la trinchera opuesta al CNI, ni sumando los cientos de miles de firmas con inconsistencias de Margarita Zavala o de Jaime Rodríguez Calderón, conocido como el Bronco, los candidatos de la burguesía con más recursos materiales, llegaron a juntar la cantidad que conseguimos en esta campaña para enjuiciar a los expresidentes. La actual recolecta de firmas se hizo en tiempo record, y deja algo en claro, que hay un amplio sector del pueblo dispuesto a luchar.
Se organizaron o rearmaron comités para juntar firmas, varios de ellos de las bases de Morena, pero otros tantos no; se sumaron organizaciones populares y de trabajadores al igual que colectivos estudiantiles o simplemente vecinos o familias se organizaron para juntar firmas. Por otro lado, miles más buscaban las mesas con la convicción de apoyar esta iniciativa. Omar García, impulsor de la campaña de firmas, comenta que calcula que los militantes y estructuras de Morena juntaron un millón y medio del conjunto de firmas. Es decir que un millón o un millón 200 mil firmas fueron reunidas por gente ajena al partido, lo que no es nada despreciable. Y todo esto se dio en medio de la pandemia con las dificultades que las restricciones sanitarias nos imponen.
En algunas ciudades o pueblos esta campaña se vio como una venganza, o el inicio de la misma, frente a tantos agravios que recibimos en el pasado y que cambiaron y afectaron la vida del país entero. ¿Quién no fue afectado por alguno o todos los gobiernos priístas y panistas desde el salinato? Esta campaña fue una bofetada a esos odiados expresidentes y todo lo que representan.
En la casa de Tepeji 14, en la Colonia Roma de la CDMX, donde se hizo el conteo, compañeros trabajaron por horas y días de manera voluntaria, recibiendo, acomodando y foliando las firmas. Ahí llegaban compañeros con una o un puñado de firmas; o quienes tomaron un avión o un camión para ir a entregarlas; o quienes mandaron desde sus estados cientos de miles de firmas; o quienes mandaron envíos por paquetería desde provincia y el extranjero. Se vio un punto de ataque y el pueblo la aprovechó para golpear unificadamente bajo un mismo objetivo.
Consecuentes, titubeantes y oportunistas
El diputado del PT Gerardo Fernández Noroña primeramente amagó con empujar la campaña de firmas, sin embargo, luego dijo que veía muy difícil juntarlas y que se debía hacer una campaña informativa hasta octubre. Pero la organización de la base le respondió cumpliendo con la meta obtenida. Vimos a la senadora por Morena, Citlalli Hernández Mora, junto a Omar García, sobreviviente de Ayotzinapa, la activista desplazada de la tierra caliente guerrerense Ariadna Bahena, la joven periodista Alina Duarte y muchos otros activistas más, poner el ejemplo, impulsando esta campaña en el Zócalo, que se convirtió en el centro de una campaña que se expandió a nivel nacional e internacional.
Fue tal el empuje por abajo que muchos grupos oportunistas incrustados en Morena tuvieron que actuar para no quedar marginados, sumado a que está en curso el antidemocrático proceso de elección interna de su dirección. Así, vimos a seguidores de Mario Delgado actuar, a agrupaciones hacerlo de forma corporativa, al Grupo Universidad de Hidalgo (cuyo líder, Gerardo Sosa Castelán, está detenido por malversación de fondos), entre otros más, poner mesas para la recolección de firmas. Muchos de ellos en realidad no quieren esta consulta, pero la presión del pueblo, que ve en AMLO a su gobierno, les ha obligado a actuar para no quedar a la zaga de los acontecimientos y a su vez no perder su imagen “progresista”.
Las firmas sirven para hacer una petición formal de una consulta, pero existen dos vías más, una es que los diputados lo pidan con una cierta cantidad de firmas y otra que el presidente también haga la petición. AMLO, al ver la respuesta de la consulta metió su propia petición, algo que no hubiera ocurrido a no ser de la contundente respuesta popular.
Los diputados bien podrían haber realizado su propia petición y así mostrar una mayor fuerza para que la consulta por una u otra vía se realice, pero el diputado de Morena, Mario Delgado, con las maniobras oportunistas que lo caracterizan, a pesar de haber recibido más de 60 firmas de parlamentarios de manos de Fernández Noroña, simplemente no quiso juntar las de su grupo parlamentario ni entregar la petición a nombre de la cámara, mostrando una vez más su verdadero rostro. Delgado uso de pretexto que no metió la iniciativa porque estaba coordinado con el presidente y Noroña vergonzosamente capítulo en su crítica.
Petición de AMLO: recuento incompleto de los agravios
En su petición para la consulta para enjuiciar a los expresidentes AMLO señala:
“CUARTO. La desigualdad en México se profundizó precisamente durante el periodo neoliberal o neoporfirista. Según cifras del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), fue en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando crecieron más en nuestro país las diferencias económicas y sociales entre ricos y pobres, y no es casual que al mismo tiempo se entregó a particulares nacionales o extranjeros una cantidad sin precedentes de bienes públicos. Un dato: en julio de 1988, cuando Salinas fue impuesto mediante un fraude electoral, en la lista de la revista Forbes –en la cual figuran las personas más ricas del mundo–, solo aparecía una familia mexicana, la de los Garza Sada, con dos mil millones de dólares; pero al finalizar aquel sexenio, ya estaban incorporados a ese listado otros veinticuatro mexicanos, que poseían en conjunto más de cuarenta y cuatro mil millones de dólares. Casi todos ellos, habían sido beneficiados con empresas, minas y bancos que antes eran propiedad de los mexicanos. Luego de estar colocado en 1988 en el lugar 26 entre los países del mundo con más multimillonarios, en 1994 México escaló al cuarto sitio, solo por debajo de Estados Unidos, Japón y Alemania”.
Tendríamos que añadir que en ese tiempo que se empezaron a fabricar los multimillonarios, los indígenas de Chiapas se levantaron a pedir justicia y Salinas les respondió con un ataque contrainsurgente y una guerra de baja intensidad en las zonas del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.
“QUINTO. El presidente Ernesto Zedillo continuó las políticas privatizadoras de su antecesor y las llevó hasta sus últimas consecuencias: privatizó bienes nacionales como los Ferrocarriles pero además adjudicó al conjunto de los mexicanos deudas privadas por un monto de 552 mil millones de pesos en el marco del ‘rescate bancario’ de 1998. A la fecha, aunque el país ha pagado a los bancos 700 mil millones de pesos por bonos del Fobaproa, esa deuda pública asciende a cerca de dos billones y no terminará de saldarse sino hasta el año 2070”.
Durante el gobierno de Zedillo también se dio una ofensiva contra el sindicalismo y se eliminaron la mayoría de los contratos colectivos. Tampoco debemos olvidar la masacre de Acteal, de Aguas Blancas o de El Charco.
“SEXTO. Vicente Fox Quesada llegó a Los Pinos como resultado del anhelo social de alcanzar la democracia y la alternancia. Sin embargo, cuando se acercaba el final de su gestión intervino indebida e ilegalmente en el proceso electoral a fin de impedir el triunfo de la oposición. Tal intromisión no solo fue reconocida en el fallo con el que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) legalizó el turbio proceso electoral de 2006 sino por el propio Fox, quien, al año siguiente, en una entrevista con Telemundo, admitió que ‘era importante detener a López Obrador, y en 2010 se jactó de haber ‘cargado los dados’ del proceso electoral. De esa forma, traicionó el mandato democrático al que se debía y los principios mismos de la democracia”.
No olvidemos el asesinato político, hoy considerado feminicidio, de Digna Ochoa, ni los vínculos que con el narcotráfico el Estado fue estrechando en su sexenio, ni la negligencia de Pasta de Conchos ni la represión al magisterio en Oaxaca así como a los campesinos en Atenco.
“SÉPTIMO. Desde el inicio de su sexenio, Felipe Calderón Hinojosa embarcó al país en una estrategia militar supuestamente orientada a ‘combatir el narcotráfico’ que exacerbó la violencia y multiplicó las zonas del territorio nacional bajo control de las bandas delictivas, pese a las innumerables y conocidas advertencias de que tal política habría de resultar contraproducente y terriblemente costosa para México. Lo más grave: colaboradores suyos y periodistas independientes le señalaron los indicios de que su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, era cómplice de una de las facciones del narcotráfico, pero el gobernante no hizo nada. A la luz de la detención y el enjuiciamiento de García Luna en Estados Unidos, la actitud de Calderón solo puede explicarse como fruto de una extremada irresponsabilidad o de complicidad activa o pasiva con la delincuencia organizada”.
Tlatlaya, las ejecuciones extrajudiciales de las fuerzas estatales, los “daños colaterales de la guerra contra el narco” con los miles de homicidios y desaparecidos, las fosas clandestinas, el propio robo de las elecciones de 2006 y la impunidad en el crimen de ABC deben estar en la lista de agravios.
“OCTAVO. La irrupción de grandes cantidades de dinero de procedencia desconocida en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto fue señalada desde 2012, sin que ello tuviera consecuencias legales o llevara al TEPJF a anular la elección, como en ese tiempo, desde la oposición formalmente lo exigimos. Sin embargo, declaraciones recientes de Emilio Lozoya Austin, director general de Pemex durante el sexenio de Peña, han permitido documentar que parte de ese dinero provino de sobornos anticipados de la empresa Odebrecht. Por otra parte, los señalamientos de Lozoya apuntan a la presunta complicidad de Peña Nieto en las cuantiosas sumas de dinero que se entregaron a legisladores del PAN para obtener los votos y la aprobación de la llamada reforma energética, así como en la compra fraudulenta de la planta de fertilizantes Agronitrogenados, operación que causó al erario un quebranto superior a los 200 millones de dólares”.
Ante todo debemos recordar y exigir castigo por Ayotzinapa, por la protección e impunidad por los homicidios, desapariciones y feminicidios, Nochixtlán, Atenco, etc.
La pregunta que AMLO propone es:
“¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?”
Un empedrado camino por delante
El Estado y su legalidad se fueron construyendo y perfeccionando durante décadas por una parásita clase capitalista. Aunque la lucha revolucionaria de obreros, campesinos, mujeres y estudiantes ha conseguido concesiones que se han plasmado en las leyes, todo el entramado burocrático legal y estatal está fabricado para proteger a la clase dominante y sus intereses, eso es correcto incluso cuando ha llegado a la presidencia AMLO. El Estado sigue prácticamente intacto. Lo que se ha hecho con esta campaña de firmas, es aprovechar esos vericuetos legales para asestarles un golpe con sus propias armas. Pero la batalla la seguimos librando desde la trinchera del enemigo.
No es la primera vez que juntamos firmas. En 2014 reunimos 5 millones de firmas en defensa de la industria energética (aunque con más tiempo y con el apoyo de fuertes aparatos) y al poder judicial le bastó con decir que la pregunta era ilegal y todo se acabó. ¿Quién nos dice que hoy no harán lo mismo? Incluso si la consulta se realiza, ¿las instituciones legales que hoy siguen sin dar justicia a las víctimas de feminicidio y desaparición forzada nos garantizarán justicia con los expresidentes?
En el proyecto de la Suprema Corte, realizada por Luis María Aguilar,quién se hiciera ministro bajo el gobierno de Calderón, ya se contempla rechazar la petición para realizar la consulta. Señalan que “la consulta popular puede vulnerar la presunción de inocencia de las personas a quienes se someterá al escrutinio público, lo cual es inconstitucional por atentar contra el derecho al debido proceso penal, pero también puede tener un efecto negativo en los derechos de las posibles víctimas, ofendidas y en la sociedad en general”.
Esta iniciativa se va a discutir el 1° de octubre en la suprema corte de justicia de la nación, debemos organizar protestas para que no se eche abajo nuestra iniciativa. Tenemos que exigir que salgan del gobierno todos los ministros burgueses que obstaculizan la transformación del país.
Uno de los talones de Aquiles del actual gobierno es que intenta hacer los cambios desde el viejo aparato estatal que se mantiene prácticamente intacto. No debemos tener ilusiones en las instituciones de la legalidad burguesa. La lucha es cuesta arriba. Es con la presión social y la lucha del pueblo como se podrá obligar a ir más lejos.
La figura presidencial tiene gran simbolismo y somos claros que han formado parte de un aparataje mayor que ha creado una sociedad en beneficio del gran capital y sus grandes funcionarios. Meter a la cárcel a estos personajes, sin embargo, sería motivo de ánimo del pueblo que demostraría que con la organización podemos avanzar. Pero el verdadero triunfo sería la toma de conciencia de nuestras propias fuerzas. El objetivo final no es meter a la cárcel a esos títeres ladrones, eso sólo debería ser el inicio, el objetivo debería ser acabar con todo el sistema capitalista y su estado corrupto.
La derecha y la ultraderecha
El Frente Nacional Anti AMLO (FRENAA) es la expresión más fanática y sectaria de la derecha. No podemos resumir la ofensiva de la reacción a este grupo pues la clase empresarial actúa también frenando iniciativas dentro del aparato estatal, con boicot económico, atacando en medios de comunicación y demás. Es sintomático, sin embargo, ver el desarrollo de las protestas recientes de la derecha en contrastante a lo que hicimos en la recogida de firmas.
El plantón del FRENAA se instaló al lado de la Alameda Central y por una orden judicial se les ha permitido el trasladado al Zócalo, lejos de demostrar fortaleza están mostrando lo patético de su debilidad. Han sido movilizados grupos conservadores religiosos, se han instalado carpas que no consiguen que la gente las ocupe y quedan vacías. Por supuesto que es significativo la creación de este movimiento de ultraderecha que refleja la polarización social pero igual de significativo es lo difícil que le es a FRENAA mantener de manera seria su plantón viendo a uno de sus líderes rápidamente abandonarlo con el argumento de estar enfermo, donde muchas casas están vacías (ya sea porque no tienen para llenarlas o prefieren pagar un hotel para dormir), envían a sus trabajadores a mantener la protesta y la gente que realmente apoya este movimiento no está dispuesto a los sacrificios qué ha mostrado el pueblo organizado en años de lucha.
¿Qué nos dice esto? Primeramente qué existe una correlación de fuerzas muy favorable para llevar adelante una transformación profunda de la sociedad y que se podría derrotar a esta ultraderecha conservadora, pero bajo la única condición de que esta transformación se base en la organización de los trabajadores y el pueblo, quienes deben tomar en sus manos el control de la sociedad.
La campaña de firmas es un buen termómetro. Muchos de quienes participaron también lo hicieron buscando apoyar a AMLO, pero también hubo quien firmó diciendo que ni el presidente actual debía tener impunidad o aquellos que se acercaban a las mesas abiertamente a criticar a López Obrador. De éstos últimos, no todos son fanáticos derechistas, había gente normal del pueblo, de la pequeña burguesía o de una izquierda decepcionada.
Fisuras en el apoyo al gobierno
No estamos viviendo un período ordinario y para hacer frente a la más profunda crisis, al menos desde los años 30, acentuada por una pandemia que sigue incontrolable en México y toda América, se necesitan medidas también excepcionales y un giro a la izquierda radical. Nosotros creemos que no hay ninguna salida bajo el capitalismo y necesitamos una sociedad socialista basada en la más profunda democracia obrera.
Si la derecha gana terreno será, en gran medida, porque las políticas aplicadas por el gobierno, aun cuando tengan las mejores intenciones del mundo, no están resolviendo toda una serie de problemas fundamentales. Por el contrario, la crisis los está agravando.
Millones de personas tienen confianza en este gobierno que consideran suyo y también tienen paciencia y están dispuestos a hacer sacrificios. Pero si el programa de AMLO sigue sin conseguir atajar el problema de raíz, lo que veremos es que, en medio de la crisis, los problemas se agravarán teniendo como resultado desprendimientos a la izquierda, pero también se corre el peligro que los sectores más atrasados de las masas o la pequeña burguesía arruinada puedan ser atraídas por la derecha.
Salió una carta firmada por 650 intelectuales llamando al presidente a respetar la libertad de expresión. Al día siguiente ya teníamos una carta con 36 mil firmas apoyando a AMLO. Pero si uno revisa las firmas de los intelectuales firmantes de la primera carta veremos que se incluyen varios que no vienen de la derecha sino que votaron por AMLO en 2018 y hoy están desilusionados. La intelectualidad no suele ser muy consistente, es vacilante, pero también es un termómetro ilustrativo.
Frente a la crisis, radicalizar el proceso
Recordemos lo que hicimos, juntamos 2 millones y medio de firmas en menos de dos semanas. Eso no sería posible sin que existiera un ambiente favorable y una experiencia organizativa entre el pueblo. Esto se dio pese a la incontenible crisis sanitaria y económica. Los trabajadores tenemos memoria, sabemos lo que significó el PRI y el PAN; quienes son y que hicieron Fox, Calderón, Salinas, Zedillo o Peña Nieto o quien es el reaparecido corrupto Ricardo Anaya. Sabemos que nada bueno vendrá si la derecha burguesa regresa. Fueron 100 años de gobiernos del PNR-PRI y PAN, AMLO por eso tiene tal apoyo y despierta ilusiones. El pueblo trabajador está dispuesto a apoyarle y a hacer sacrificios, incluso muchos sacrificios, pero sólo hasta cierto punto.
Si el programa no va a la raíz, planteando acabar al capitalismo y a su estado corrupto, los problemas fundamentales de las masas no se resolverán y el resultado será, tarde o temprano, el cansancio, el escepticismo y la división en el apoyo o rechazo al gobierno. Eso favorecerá a una derecha a todas luces mucho más débil que nosotros.
Nadie cree que transformar a la sociedad sea sencillo pero estamos convencidos que es posible. La consulta mostró que hay un pueblo dispuesto a luchar por un cambio profundo pero estaremos perdidos si éste se quiere conseguir de arriba a abajo, apoyado en el viejo aparato estatal en vez de apoyarnos en la lucha de los trabajadores y oprimidos para romper la resistencia y las estructuras burguesas. La única salida realmente viable que tiene AMLO es apoyarse en la organización y la lucha de la clase obrera y el pueblo, no sabemos si lo hará pero nosotros no podemos esperar a que él nos llame, debemos tener claro que debemos fortalecer la organización del pueblo trabajador que se avecina a batallas determinantes. Ya lo dijo Marx: la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos.