Escrito por Jorge Martín
Tuve la oportunidad de participar en la manifestación del 1º de Mayo del año pasado en Caracas que se dio en circunstancias bastante particulares. Estábamos en mitad de la ofensiva insurreccional de la oposición burguesa y pro-imperialista, con violentas manifestaciones en las calles. La marcha del 1º de Mayo se convirtió en una oportunidad para responder de manera masiva a esa ofensiva golpista cuya intención era la de derrocar al gobierno de Maduro por medios insurreccionales.
La manifestación fue por lo tanto bastante grande y con un ánimo combativo (y así lo reporté con fotos y vídeos http://www.laizquierdasocialista.org/1o-de-mayo-en-caracas-la-manifestacion-que-los-medios-no-te-contaron/). Se llenó la Avenida Bolívar y con mucha gente adicional que fue llegando y saliendo de la misma.
En el discurso de Maduro a esa manifestación anunció la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente y prometió, ante los gritos de los presentes de “congele los precios”, que la ANC serviría para tomar medidas económicas para resolver ese problema.
En aquél momento el salario integral (mínimo + bono de alimentación) había pasado de Bs 148.638,15 a Bs 200.021,04. El kilo de pollo entero que en Abril 2017 costaba Bs 4.500 pasó a costar Bs 8.500 en Mayo de ese año.
Un año más tarde, la situación política aparentemente ha mejorado. La ofensiva insurreccional terrorista de la oposición fue derrotada a principios de agosto 2017 y el PSUV pasó a ganar las elecciones regionales en octubre y las municipales en diciembre. La oposición está dividida, su base social totalmente desmoralizada y ha perdido importantes parcelas de poder que tenía hace un año.
Sin embargo, la situación económica ha empeorado sustancialmente. Se ha pasado de inflación a hiperinflación. La promesa de Maduro de que la ANC debería servir para tomar medidas económicas quedó en nada. La misma retórica se usó para las elecciones regionales y municipales: una victoria chavista abriría el camino para la paz y la estabilidad económica.
Sucedió justo lo contrario, en diciembre – enero se recrudeció la inflación. El salario integral aumentó de Bs 456.000 a Bs 797.000, pero el kilo de pollo entero había pasado de Bs 85.000 a Bs 180.000.
El mes de abril, después de una pequeña pausa, se volvió a disparar la hiperinflación. El kilo de pollo entero pasó de Bs 400.000 a más de Bs 950.000 en apenas cuatro semanas de ese mes.
En este contexto se celebró la marcha del 1º de mayo de este año. La participación fue sustancialmente menor a la del año pasado. Mientras que en 2017 se llenó la Av Bolivar, en esta ocasión ni siquiera se intentó y se llevó la marcha a la esquina del Calvario dónde apenas se llenó una cuadra.
De nuevo se anunció un aumento del salario integral de Bs 1.307.646 a Bs 2.555.500.
El discurso de Maduro fue breve. De nuevo la gente gritaba “congele los precios”, a lo que él respondió “denme 10 millones de votos para luchar contra la oligarquía” en referencia a las elecciones presidenciales del 20 de mayo. El problema de este discurso es que la gente ya lo ha oído antes. En el 1º de mayo del año pasado, antes de las elecciones regionales en octubre y antes de las municipales en diciembre. La credulidad de las masas se pone a prueba y muchos se preguntan ¿si Maduro tiene una política para resolver la situación económica, porqué no la aplica ANTES del 20 de mayo? Otros decían: “parece el discurso de un candidato, no de un presidente que ya está en el poder”.
Si hacemos un resúmen económico de este año, el precio del kilo de pollo entero ha pasado de Bs 4.500 a Bs 900.000, un 19.900%, mientras que el salario integral ha pasado de Bs 148.638,15 a Bs 2.555.500, un 1.620%. Por explicarlo de manera más gráfica, en abril 2017, un salario integral compraba 33Kg de pollo entero. En mayo 2018 un salario integral apenas compra un pollo de 2.8 Kg. El salario ha perdido más del 90% de su poder adquisitivo.
El dolar en el mercado negro estaba en mayo de 2017 en Bs 4.283, hoy en Bs 621.498,49, un aumento del 14.410% o una devaluación del 99.3%. El cambio oficial hace un año (SIMADI) era de Bs 718 y es ahora (DICOM) Bs 69.000, un aumento del 9.510%, o una devaluación del 98.95%.
La liquidez monetaria (M2) en el mismo período ha aumentado un 3.841%. La producción de petroleo ha colapsado de 2,08 millones de barriles por día a menos de 1,5 mbpd.
La situación es realmente bastante grave y el estrepitoso fracaso del gobierno Maduro a la hora de enfrentarse a la misma de manera efectiva incide directamente sobre el apoyo de las masas al proyecto bolivariano, como no podía ser de otra manera. Queda todavía un instinto muy profundo y sano entre el pueblo trabajador de rechazo frontal a la oposición burguesa oligárquica. Pero que duda cabe que ante la falta de ninguna otra alternativa que parezca viable, la propuesta de Falcón de dolarizar la economía y aumentar los salarios a US$75 debe de parecer atractiva a sectores crecientes del pueblo.
Esta crisis en realidad sólo tiene dos salidas, una en beneficio de los capitalistas (mediante un paquetazo brutal de ajuste) y otra que beneficie a la clase trabajadora (mediante la expropiación de los medios de producción, la banca y la tierra y el monopolio estatal del comercio exterior). La primera es la que propone la oposición en todas sus variantes (la “blanda” de Falsón, la dura de la MUD-FAVL). La segunda es la que no quiere aplicar Maduro.
Por eso, una victoria (improbable) de Falcón en las elecciones significaría “resolver” la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador y pobre. Pero una victoria de Maduro en las elecciones no resuelve nada sino que continúa preparando las condiciones para la victoria de la oligarquía y mientras tanto la situación de la clase obrera sigue empeorando.
La tarea del momento por lo tanto es una de clarificación política. Las preguntas que hay que hacerse son dos: ¿qué programa requiere la clase trabajadora? ¿qué fuerzas lo pueden llevar a cabo?