UNAM: Contra el terrorismo de rectoría
PCR – UNAM
En los últimos días se ha propagando un ambiente de pánico en los diferentes planteles de la UNAM. Un compañero asesinado en CCH Sur, el suicidio de un compañero de arquitectura, amenazas de bomba en la facultad de Derecho, Economía, Prepa 5, 6 y 8 y rumores y amenazas de ataques en prácticamente todos los planteles. Se han tenido que desalojar, cerrar y cancelar clases en multitud de planteles. Han derivado de ello paros en FFyL, Ingeniería, Medicina, FCPyS y la ENTS. Se han ido a clases en línea por toda una semana las facultades de Ciencias, Química, Derecho, FCA.
Esto ha coincidido con las fechas históricas de Ayotzinapa, Tlatelolco y el 7 de octubre donde se cumplen 2 años de la intensificación del genocidio Israelí hacia Gaza. Los estudiantes se han levantado para librar esta lucha por la seguridad mediante movimientos estudiantiles, sin embargo la modalidad virtual, al igual que un paro total, solo desarticula y debilita al movimiento, enviando a los estudiantes a sus casas, aislándoles y haciendo que su único medio de información sean las redes, donde predomina un ambiente turbio fundado en el terror, llevando entonces a que únicamente se tomen las medidas de seguridad que mandan las autoridades represivas de la universidad. Esta es la herramienta de las direcciones, siendo ejemplo más claro el caso de la Facultad de Derecho, que de por sí ha buscado criminalizar a compañeros que realizaron un memorial por los 43 de Ayotzinapa y ahora al momento de que se votaba en Forms el realizar un paro decidieron tumbar los correos institucionales para evitarlo e imponer las clases en línea para imposibilitar que se convoque una asamblea.
Todo esto sirve para que la dirección de la UNAM permita implementar más vigilancia e instrumentalice estos mecanismos en contra de los movimientos estudiantiles. Se ha visto en gran cantidad de veces que la UNAM aprovecha momentos de inseguridad como éste para implementar medidas que posteriormente usa de manera represiva en contra de los movimientos estudiantiles, un ejemplo ha sido el de las cámaras en el caso de la Facultad de Economía y se ha visto también en UAM Azcapotzalco. Sin embargo, en casos de violencia en donde realmente se requieren, usan de pretexto que los equipos estaban deshabilitados, o que simplemente no contaban con suficientes recursos de vigilancia, por lo que dan pauta para que se pida aún más vigilancia que claramente no sirve.
La violencia es inseparable del sistema actual. Las condiciones precarias en las que vive la juventud derivan en el sentimiento de que no hay un futuro para nuestra generación. Esto tiene algo de verdad, dentro del sistema capitalista no tenemos un futuro, nuestra generación está viendo de primera mano los horrores más devastadores que puede observar la humanidad: genocidio, guerra, delincuencia organizada que masacra públicamente, viola y somete; falta de agua, deterioro de la salud colectiva que genera un entorno enfermo tanto física como mentalmente, etc. Todo esto lleva a la búsqueda de las medidas más desesperadas dentro de la juventud, muchas de estas son terriblemente violentas.
El capitalismo se basa en la explotación de una clase sobre la otra. Una contradicción que sólo puede mantenerse a raya por medio del Estado. Un Estado que por naturaleza usa la ley, los porros, la policía, y el ejército para reprimir cualquier tipo de movimiento que busque un cambio, como lo fue el movimiento del 68, respondido con una matanza, o la desaparición forzada de los normalistas en Ayotzinapa con total impunidad.
El papel del Estado capitalista es mantener el orden, un orden de explotación, miseria, violencia y guerra. Un orden en el que la educación, salud, y transporte público están en total abandono, donde la vivienda digna y los espacios verdes son un privilegio. Un orden que se basa también en destruir el planeta y a sus pueblos para extraer sus recursos, como es el caso del genocidio en Palestina. Es por ésto que dar más herramientas al Estado para controlarnos, no es opción. Y es por esta misma miseria del sistema que los problemas de salud mental como la soledad, el estrés, ansiedad, depresión, son también consecuencia del sistema, y no desaparecerán hasta que haya un cambio de raíz.
En lugar de las medidas represivas que favorecen el aparato burocrático y que perpetúan la represión, abogamos por medidas que atacan directamente las razones por las que la violencia en la universidad se sigue perpetuando:
- Atención integral a la salud mental: contratación de médicos, psicólogos y profesionistas calificados, con planta laboral y condiciones dignas, para brindar atención gratuita y permanente a toda la comunidad universitaria.
- Consejos técnicos paritarios en todas las facultades y escuelas, con participación directa de estudiantes en la elaboración de planes de estudio y en la toma de decisiones que afectan a estudiantes y trabajadores.
- Seguridad universitaria con derechos, no subcontratada: elementos de seguridad capacitados, incorporados a la universidad, de tiempo completo y con derechos sindicales, en lugar de empresas privadas.
- Comedores subsidiados, que garanticen alimentos suficientes, nutritivos y accesibles para todo el estudiantado, reduciendo la precariedad y fortaleciendo la salud y el bienestar de la comunidad.
- Transporte digno y seguro: mejora de las redes de transporte que comunican a la universidad, no solo en Ciudad Universitaria, sino también en las ENP, CCH, FES, ENEO, FAM y FAD.
- Mejores condiciones laborales para todos los trabajadores de la universidad, académicos y no académicos, permitiendo terminar con la aristocracia que representa la burocracia dorada.
No podemos eliminar por completo la violencia hasta acabar con el capitalismo. Pero sí reducirla en lo posible creando espacios más seguros, no como un fin en sí mismo, sino como herramientas para organizar trabajadores y estudiantes en una fuerza colectiva, no sólo para transformar la universidad, sino para cambiar el mundo de base. Debemos construir conciencia, organizarnos como clase, y prepararnos hacia este eventual cambio de fondo, de lo cual la máxima es la construcción de un Partido que sea capaz de ofrecer una guía y un programa que logre llevar a las masas a la victoria y hacer que la emancipación de toda la humanidad se haga realidad. Un partido que no se deje intimidar ni desmoralizar al calor del movimiento.
Es claro que ante los hechos actuales el llamado a un “partido” puede parecer ajeno. Sin embargo debemos de apostar por la organización permanente de toda la comunidad universitaria. Las autoridades no solucionarán absolutamente nada. Los únicos que podemos enfrentar la violencia somos nosotros, con asambleas permanentes en todas las escuelas, donde sea la propia comunidad la que problematice y cree frentes propios para su defensa. La autoridad ya ha demostrado miles de veces que es incapaz de hacer lo mínimo por nuestro bienestar, solo sabe reprimir y callar. Es hora que nos hagamos cargo, es hora de organizarnos y luchar.
¡No al Terrorismo y las mentiras!
¡No a la represión justificada por la”seguridad”!
¡No a las clases en línea!
¡No a la criminalización de los estudiantes!
¡No a la criminalización de los trabajadores!
¡Los únicos criminales son el Estado y la burocracia dorada!
¡Aún con el terrorismo y las amenazas, la lucha avanza!
¡Por que vivos se los llevaron, vivos los queremos!
¡2 de Octubre no se olvida!
¡Palestina Libre!
¡Profesores, trabajadores y estudiantes, unidos y adelante!