La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en un intento desesperado por generar la mayor ganancia posible, decidió pasar por alto las exigencias de aplazar el periodo de pago de la colegiatura hasta un día antes de que estas se cerraran, pensando que de esta manera la comunidad estudiantil tendría una opinión positiva sobre estas acciones, nada más alejado de la realidad, el alumnado está indignado ante la actitud mostrada por la universidad, siendo ridículo que la institución educativa más importante del Estado de Hidalgo, de la cual son parte miles de estudiantes de toda la entidad, no pueda tener un canal claro de comunicación y prefiera ignorar las exigencias hasta el último momento, donde la mayoría de estudiantes ya pagaron la cuota de inscripción.
El problema no yace solamente en la falta de comunicación, sino también en la nula empatía y evidente avaricia que permea en la dirección universitaria, priorizando las colegiaturas en plena crisis económica provocada por la pandemia mundial y acortando los plazos para efectuar los pagos. No solamente es eso, sino que hay quejas también sobre el cobro injustificado de cuotas más altas de lo normal, habiendo colegiaturas desde $1200 hasta $1600 pesos sin dar una explicación clara de que simboliza este cobro y para coronar esta demostración de corrupción y podredumbre, salieron a la luz los nombres y números de cuenta de las personas beneficiadas con becas de condonación de colegiaturas, correspondiendo en su mayoría a integrantes de sociedad de alumnos de la universidad, la cual es un organismo que los mismos directivos de los institutos usan como su brazo derecho ya sea en cuanto a temas burocráticos como incluso coercitivos.
Los acontecimientos presentados deberían ser suficientes para evidenciar el mal manejo que está llevando la universidad, incluyendo su agenda política en las decisiones que se supone deberían beneficiar a los trabajadores, docentes y alumnado, no a la burocracia universitaria. Este manejo incompetente de los recursos universitarios causa que tarde o temprano la institución dependa del ingreso seguro que tiene (colegiaturas, cobro de exámenes médicos, cuotas de fichas, etc.) y al desviar el dinero que la universidad debería tener, esta se vuelve vulnerable y exige este ingreso seguro sin importar o revisar las condiciones del alumnado.
La declaración que dio el rector afirmaba que se aplazará el cobro de inscripciones para agosto, siendo obvio que no es el tiempo suficiente y menos con la incertidumbre que causa la pandemia. Su discurso tiene tintes conciliadores y toma una postura “abierta” para la resolución de las quejas, intentando dar una cara reflexiva ante la situación, siendo esta cara, una máscara que oculta el nulo interés de la administración universitaria por verdaderamente dar una alternativa justa a los problemas presentados, demostrándolo en el tiempo que ignoraron las demandas y en que su respuesta solamente daba una solución a medias a una de las muchas demandas que tiene el alumnado.
Ante todas estas adversidades el Comité de Lucha Universitaria de Hidalgo convocó a una pequeña concentración en rectoría donde se leyó un posicionamiento y se explicó su inconformidad ante esta situación, realizando a su vez una campaña en redes sociales con el objetivo de visibilizar la furia colectiva que provocaron las decisiones de la institución.
¿Dónde está la homologación de las inscripciones al monto más bajo? ¿Dónde están las becas de condonación entregadas a miembros de sociedad de alumnos? ¿Cuánto más vamos a esperar para que haya una resolución justa de todo lo que está atravesando la universidad? La única realidad es que solamente veremos un verdadero cambio cuando la educación se democratice al cien por ciento y que las decisiones no las tome una cúpula de burócratas para su propio beneficio, si no el alumnado, trabajadores y docentes que son los que verdaderamente integran la universidad, son ellos los que mueven día con día a una de las universidades más importantes del país. Los intereses de la burguesía y de la burocracia solamente sirven a estas mismas clases, al democratizar la educación, se beneficia al verdadero motor de la educación, los trabajadores y alumnos.
Día tras día, la máscara que tiene puesta la universidad se va cayendo a pedazos y las masas estudiantiles se están dando cuenta, hay un despertar y un fervor revolucionario latente en Hidalgo, es menester aprovecharlo y exigir que las demandas se cumplan. Las intenciones de la universidad son más claras cada vez que se ve envuelta en otro escándalo, es una institución que sirve al capital y está secuestrada por una oligarquía política que la usa para cumplir sus objetivos ¡Basta del abuso! ¡Los estudiantes exigimos un trato digno! ¡Somos estudiantes, no títeres para servir a una clase que no sea la nuestra!