Una de las funciones de los sindicatos es atender las necesidades más inmediatas entre la lucha diaria y cotidiana entre los trabajadores y la patronal. Las prestaciones y el salario deberían ser materia de trabajo de los representantes sindicales.
Las direcciones sindicales deberían defender, como mínimo, los derechos establecidos, que son producto de las luchas de la clase trabajadora en el pasado; y buscar cotidianamente ampliarlos e incluirlos en los rubros del salario y de las prestaciones, mediante el fortalecimiento de los Contratos Colectivos de Trabajo o en nuestro caso las Condiciones Generales de Trabajo. Teniendo como principios el beneficio de la clase trabajadora y la irrenunciabilidad de derechos adquiridos.
Dicho esto, sabemos que cualquier derecho escrito, sólo escrito, es una burla para los trabajadores, se archiva y se empolva en los reglamentos y las leyes. Cualquier conquista obtenida durante un periodo, en algún otro momento intentarán arrebatarla; por lo que la unidad, la organización y la movilización de los trabajadores es esencial para preservarlos, ejercerlos y ampliarlos.
Los sindicatos se han formado para la lucha cotidiana de los trabajadores contra el capital, el Estado y la patronal; no podemos renunciar a estas luchas mientras el actual sistema económico y social perdure, so pena de ver nuestras condiciones laborales reducidas a situaciones insostenibles e intolerables.
Esto, en teoría, debería ser el ABC para aquellos que se postulan para dirigir las agrupaciones sindicales, pero la realidad es totalmente contraria. Los acontecimientos recientes nos orillan a repetir lo básico y defender lo obvio.
Una parte considerable de las actuales direcciones sindicales representa a lo peor de los mecanismos burocráticos de cualquier organización: lentitud, desconocimiento, oportunismo, formalismo, torpeza y arrogancia. Tienen la representación legal de los sindicatos, pero no tienen legitimidad ante los ojos de miles de trabajadores. No son la vanguardia de los trabajadores sino su retaguardia.
Lo anterior puede describir a las dirigencias sindicales en el Instituto Politécnico Nacional, de la Sección 11 y 60 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que se han evidenciado en la reciente revisión salarial y de prestaciones.
Formalmente la revisión salarial tiene que comenzar en el mes de febrero de cada año, pero la burocracia sindical se las ha «ingeniado» para retrasarla y empatarla con la revisión salarial nacional del SNTE ¿con qué finalidad? Esto es un verdadero misterio.
La dirigencia de la Sección 60, firmó un incremento salarial de 3.4% y un 1.8% por concepto de prestaciones, a principios del mes de mayo. El cual fue incluso menor al firmado por el Comité Nacional del SNTE, que fue de 3.4% más 0.5% de fortalecimiento al salario profesional (3.9% en total) y 1.8% de prestaciones, anunciado el pasado 17 de mayo.
En el caso de la Sección 11 del SNTE la firma del incremento salarial y de prestaciones (que corresponde a cada año, cada 2 años se revisan) se retrasó hasta el ¡7 de julio!
La conclusión podría ser que ese retraso se debía a ardua negociación que la cúpula de la Sección 11 estaba realizando en beneficio de los trabajadores, pero no fue así: el resultado fue la firma del 3.9% de incremento salarial, un incremento para el concepto de Ayuda a Despensa (Clave 38) y Eficiencia en el Trabajo (ET). ¡Sólo esto se obtuvo con 5 meses de negociaciones!
Lo anterior viola lo establecido en las Condiciones Generales de Trabajo (CGT) del Personal No Docente del Instituto Politécnico Nacional, las cuales en su Artículo 6 establece:
«Las condiciones salariales del personal No Docente del Instituto Politécnico Nacional, se revisarán anualmente a partir del mes de febrero, a efecto de mantener la nivelación de los nuevos tabuladores, los cuales no serán menores con respecto a los de las demás instituciones educativas similares de tipo superior en el área metropolitana…»
Esto significa que los trabajadores del IPN debemos observar y estar atentos no exactamente a la revisión nacional anual que realiza el Comité Nacional del SNTE con la Secretaría de Educación Pública y el gobierno federal, sino con las revisiones salariales de los sindicatos universitarios del área metropolitana.
Lo establecido en la cláusula 6 de las CGT lo reafirma el Convenio de Homologación Salarial, firmado en 1980 por el SNTE, el Instituto Politécnico Nacional y la Secretaría de Educación Pública, que ratifica que el incremento salarial de los trabajadores del IPN no debe ser menor al de los trabajadores de instituciones de educación superior o universidades del área metropolitana.
Este año el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) firmó un incremento salarial equivalente a un 5.2%, dicho porcentaje se puede comprobar revisando los acuerdos entre las autoridades y el sindicato, publicados en el órgano informativo del SITUAM “Correo Pre-Huelga”, publicado el 2 de febrero del presente año, el cual contiene el compendio de acuerdos UAM-SITUAM de la revisión salarial 2021.
En el Acuerdo 01/2021 se establece que “los salarios de los trabajadores académicos y administrativos de base se incrementan en un 3.4% que se reflejará de manera directa en el Tabulador de Salarios del Personal Académico de Base y en el Tabulador de Salarios del Personal Administrativo de Base”.
En el Acuerdo 02/2021 señala que “sobre el incremento general establecido en el Acuerdo 01/2021 celebrado entre ambas partes, se ajustan en un 1.8% los salarios del personal académico de medio tiempo y tiempo parcial y del personal administrativo de base” y que “este ajuste quedará incorporado al Tabulador de Salarios del Personal Académico de Base y al Tabulador de Salarios del Personal Administrativo de Base”.
Este acuerdo es sencillo de entender, el SITUAM obtuvo un 3.4% más un 1.8%, que suma 5.2% de incremento salarial y, de acuerdo a la cláusula 6 de las CGT y del Acuerdo de Homologación Salarial, los trabajadores del IPN debíamos obtener como mínimo ese incremento que obtuvieron los trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Cuando señalamos esto los integrantes del Bloque de Delegaciones Democráticas del IPN recibimos por parte de los dirigentes de la corriente institucional, aglutinada en torno al actual Secretario General de la Sección 11, Felipe Antúnez Luna, una campaña de desprestigio y guerra sucia en las redes sociales.
Como la verdad y los argumentos fundamentados son difíciles de sepultarlos con mentiras y basura en las redes sociales, recurrieron a otra estratagema: difundir una imagen con recortes de periódicos donde intentaban demostrar que la petición inicial del 3.4% por parte del secretario general era lo correcto, con la leyenda: “para aquellos que dicen que el aumento en el IPN es menor que el (sic) de otras instituciones”. En un recorte del periódico decía: “Ofrece la UAM aumento salarial de 3.4% y de 1.8% al tabulador”, o sea se reafirmaba la suma del 5.2%. A esa imagen difundida por los charros de la Sección 11 del SNTE, bien se le podría hacer una nota que desmienta lo que difundieron, con la leyenda: “Oíd ahora esto, pueblo necio e insensible, que tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen”.
Al quedarse sin argumentos, como última salida, recurrieron al argumento que se firmaría lo equivalente a lo obtenido en la negociación salarial nacional del SNTE, lo que finalmente sucedió. ¡En 5 meses de una extenuante negociación!
Junto a la revisión salarial, los trabajadores nos enteramos de que el Secretario General de la Sección 11 aceptó cambiar por la vía de los hechos una prestación: el evento magno de festejo para los hijos de los trabajadores en el día del niño, lo cambió por unos boletos para entrar a unos “brincolines”.
Por si fuera poco, el incremento salarial no aplicará a los trabajadores que en el año 2020 accedieron al Rango “D”, un rango en el tabulador de los trabajadores del IPN, obtenido con base a las movilizaciones y las luchas de los trabajadores, firmado y acordado desde hace años, y que comenzó a implementarse a partir de ese año.
Pero ¿qué buscaba el Secretario General, Felipe Antúnez, en 5 meses de negociación? que le respetaran un código de descuento para implementar una caja de ahorro mediante una “sociedad cooperativa”, cuyo consejo de administración está dirigido por él mismo. Un negocio, que se sostendría con el dinero de los trabajadores del IPN y a partir de la usura.
Los dirigentes sindicales institucionales en el IPN y de la Sección 11, han quedado evidenciados durante la pandemia y durante esta negociación salarial.
El poder adquisitivo del salario retrocedió más de 80% durante las últimas 4 décadas de gobiernos del PRI y el PAN, los dirigentes del SNTE fueron cómplices de esa política de contención salarial, todavía en la última elección presidencial realizaron campaña entusiastamente por el candidato del PRI. Esos son sus orígenes, sus convicciones e intereses; aunque ahora se asuman como “el ejército intelectual de la 4T” y se vistan de guinda.
Necesitamos implementar una campaña por la recuperación del poder adquisitivo del salario en el IPN y a nivel nacional, y por los derechos arrebatados en años anteriores: las pensiones fueron entregadas a los banqueros y empresas privadas, los años para la jubilación los incrementaron, la plantilla de trabajadores de base fue reducida drásticamente y sustituidas por contratos de honorarios y vía el outsourcing.
Para lograrlo, un primer obstáculo en el camino son los dirigentes sindicales, como los que ahora se encuentran en la Sección 11.
Las luchas cotidianas por el salario y prestaciones dentro de los márgenes del actual sistema, va de la mano por la democratización de los sindicatos. Las prácticas que visualizan a los sindicatos como un negocio personal, una herramienta de control, para enajenar a los trabajadores y de entreguismo hacia la patronal deben ser erradicadas.
Necesitamos construir una alternativa sindical, democrática, combativa que visualice a los sindicatos como una herramienta de organización y lucha colectiva, de concientización. Que se atreva a dar una lucha decidida por el salario y las prestaciones, pero que a su vez aspire a construir las herramientas que los trabajadores necesitamos para luchar contra el actual sistema económico y político y lograr nuestra emancipación.
*Secretario General de la D-III-75 del
Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No 14
Bloque de Delegaciones Democráticas del IPN