“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero”. Jefe indio Noah Sealth.
No es primicia que México, siendo un país liderado por el crimen y la inmoralidad, cada año baje el presupuesto financiero, que denegue y devalúe las propuestas en pro al medio ambiente y que queden emancipados los culpables de las muertes de estos defensores.
El cuidado y preservación del medio ambiente es un tema transcendental de manera global, y por ende debe tenerse más cognición y respeto hacia quienes, por amor, lo salvaguardan y lo eternizan; sin embargo, la forma en la que se les paga en México es dañándolos, amenazándolos y privándolos de sus derechos humanos hasta la muerte. Se privilegia las ganancias de las grandes empresas que el medio ambiente y sus defensores.
En los últimos 8 años se han denunciado 499 agresiones hacia estos defensores, siendo los más afectados los del sector energético y de minería; pero, ¿realmente son ciertas estás cifras? La respuesta es franca: no; en múltiples entrevistas se ha documentado el miedo e impotencia que presentan estás almas por no poder denunciar, puesto que, se tiene al tanto que lo que ellos protegen no le es bien visto a ningún dirigente pudiente.
(…) “Cada vez se incrementa más el riesgo para personas que defienden su territorio y el medio ambiente. El peligro aumenta porque hay capitales económicos e intereses políticos detrás de las iniciativas que se imponen en los territorios”, dictó el representante del equipo de Protección Internacional Mesoamérica ante las agresiones del 2018; desde este año, las agresiones han subido hasta un 1.5% en México.
El Global Witness, organización que se dedica desde hace siete años a exponer la realidad que se vive siendo un protector ambiental, ha dispuesto a México en el puesto número 6, mundialmente, en las regulaciones de homicidios a defensores ambientales en el 2019, los caídos han sido: Bernardino García, Quintín Salgado Salgado, Janeth González López, Manuel Gaspar Rodríguez, Jesús Álvarez Chávez, Adrián Tihuilit, Abraham Hernández González, Rolando Crispín López, Sergio Rivera Hernández, Margarito Díaz González, Jesús Javier Ramos Arreola, José Luis Álvarez, Julián Carrillo, Noel Castillo Aguilar, Samir Flores Sobranes, Estelina López, Joaquín Díaz Morales José Santiago y Sinar Corzo, asimismo, Oaxaca ha sido colocado como el Estado más peligroso para los protectores.
Pero, ¿Qué enjuicia el gobierno mexicano acerca de esto? En 2019, poniendo un ejemplo primordial, cuando transcurrieron las protestas por la planta termoeléctrica en Morelos, el gobierno punteó a los protestantes de “radicales de izquierda” y mencionó que, para reparar el daño, el Estado de Morelos y los municipios de Puebla y Tlaxcala por donde pasará el gasoducto, su tarifa se haría más baja, a lo que ellos contestaron con rabia: “Señor Presidente, usted tendrá su termoeléctrica, nosotros a cambio la muerte”.
Si tomamos este ejemplo como informe del valor que le da el gobierno a la opinión de los defensores ambientales ante los planes que se arrancan, entonces podremos darnos cuenta de la mofa que se hace, asediando en sus caras y dándoles respuestas simplonas como “que su tarifa será más baja”. ¿Cómo es posible que un país quiera indemnizar las vidas con un servicio más módico? Pues es posible, bienvenido a México.
El 2020 arrancó con la muerte de Homero Gómez González y Raúl Hernández Romero, defensores de la mariposa monarca, y para mediados de año, a pesar de la presencia del virus SARS-CoV-2 y de la primicia “No salgas de casa”, tres almas más han sido acabadas: Paulina Gómez Palacio Escudero, Adán Vez Lira e Isaac Medardo Herrera Avilés.
Al conocer las cifras de los últimos dos años y ver, que cada vez la violencia acrecienta más para este sector, nos podemos dar cuenta de la sed que tienen los lideres burgueses por fundar más, regir más y exterminar a más, irrumpiendo en las zonas donde no han invadido y así poder tener el control de todo, sin importar si se mancillan o no con la sangre de los mártires.
Tenemos que acabar con el atropello que se les da por proteger las áreas naturales y los seres vivos que residen en ellas, quitarles el miedo de que en algún punto tendrán que dar su vida para poder salvaguardar a los ecosistemas y comunidades que defienden, colocarnos en pie de lucha y hacer ver al régimen mexicano que si ellos no hacen nada para penar los homicidios de todos, nosotros sí lo haremos y no descansaremos hasta que los homicidios, de las almas que defendían fundamentos en pro a la humanidad, sean penados como se les debió de escarmentar desde un principio. No nos detendremos hasta construir una sociedad que cuide el medio ambiente y las vidas más que proteger al capital.
Si crees que el capital es más importante que el medio ambiente, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero, hay algo bueno en este mundo, y vale la pena luchar por ello.