Reflexiones sobre el Seminario Comunista: Mujeres, clase y emancipación
Isa Marín y K. A. García
¿Cuál es la vía para acabar con la opresión hacia las mujeres y qué fundamentos teóricos, políticos y tácticos son capaces de encauzar esta lucha a una salida revolucionaria? Esta es una de las interrogantes centrales abordadas durante el Seminario Comunista: “Mujeres, clase y emancipación, debates urgentes sobre la lucha de clases y la opresión hacia la mujer”, celebrado el pasado 26 de julio en el histórico edificio de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
La crisis sistemática de violencia, explotación y brutalidad, sembrada por el capitalismo en plena descomposición, ha llevado a millones de mujeres a las calles con determinación en busca de transformaciones reales.
Sin embargo, en los últimos meses, hemos atestiguado un cambio en el estado de ánimo y las estrategias de lucha de algunos sectores del movimiento, expresado en la confianza en el reformismo y la disminución de la combatividad que históricamente ha caracterizado a las grandes concentraciones del movimiento. Esta situación no es casual, sino que responde a contradicciones específicas que han tenido efectos a larga escala.
El gobierno reformista de la 4T ha contribuido en gran medida a acelerar dichas contradicciones. Como marxistas, reconocemos que aunque en apariencia, puedan otorgarse avances sociales parciales —a través de reformas, apoyos económicos, programas sociales, incluso el ascenso de la primera mujer presidenta—, aún estamos lejos de afirmar que la desigualdad que enfrenta la mujer obrera ha sido erradicada.
Las cifras son contundentes, de acuerdo con Arista (2025): “en los primeros cuatro meses de este sexenio (octubre de 2024 a enero de 2025), se registraron 1,015 feminicidios y homicidios dolosos de mujeres en el país, lo que en promedio significan 8.4 mujeres víctimas de asesinato por día.” Sumado a esto, entre el 1 de octubre de 2024 y 7 de marzo de 2025, 4,865 mujeres fueron reportadas como desaparecidas, promediando a 30 mujeres desaparecidas por día en el gobierno de la presidenta.
Al mismo tiempo, hemos presenciado la aprobación de toda una serie de reformas que ilusoriamente se proyectan en beneficio de las mujeres. No obstante, la realidad demuestra que, aunque se pinten de rosa, siguen siendo limitadas e insuficientes. Todo esto constituye apenas un fragmento de la cruda realidad que enfrentan cotidianamente las mujeres proletarias y sus hijas.
Ante este panorama cada vez más barbárico, como Partido Comunista Revolucionario, reconocemos la necesidad de luchar por la emancipación de la mujer trabajadora. Este seminario no responde a una coyuntura específica, sino que parte de la necesidad de sacar conclusiones acerca de los acontecimientos que nos rodean para orientar nuestra intervención en la lucha por la emancipación de la mujer en el próximo periodo del contexto particular en el que nos encontramos: la miles de mujeres en busca de una alternativa comprometida seriamente con llevar hasta sus últimas consecuencias la liberación de todos los oprimidos.
La opresión de la mujer no es un fenómeno inevitable, ni producto de la naturaleza humana, sino consecuencia directa de la sociedad dividida en clases. El patriarcado es una herramienta funcional y un elemento fundamental del capitalismo, por ello, la lucha no puede limitarse única y exclusivamente a una lucha de género, sino que debe entretejerse a la lucha de clases.
Con alrededor de 40 asistentes presenciales y 90 en línea, este seminario constituyó un hito importante en el trabajo de la plataforma de la mujer del PCR. Por medio de dos ponencias y una mesa de trabajo, el seminario discutió aspectos teóricos, politicos, históricos y tácticos fundamentales respecto a la lucha contra la opresión: desde reflexiones sobre la esclavitud doméstica y asalariada de la mujer, la necesidad de una lucha unificada para combatir la opresión, iniciativas para consolidar la plataforma de la mujer del PCR, hasta análisis críticos sobre las diversas tendencias que abundan en el movimiento como el feminismo y las políticas identitarias.
La necesidad por un programa de clase, comunista y verdaderamente revolucionario, se difunde rápidamente y vemos cómo la urgencia por organizarnos para avanzar en el desarrollo de una sociedad más justa y más humana, como lo hicieron nuestras camaradas en la revolución rusa de 1917, impregna a las capas más conscientes de la sociedad. En el proceso de construcción de la vanguardia de la clase trabajadora, ¡el lugar de la mujer está en la revolución!
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