Resolución sobre la formación del Partido Comunista Revolucionario
La siguiente resolución se pone a consideración por parte de la CE para ser votada por el congreso en el último punto de la órden del día del sábado y decida formalmente la creación del Partido Comunista Revolucionario y lo anuncie de manera pública.
El mundo está convulsionando porque el sistema económico y social que lo dirige ha llevado a una situación sin salida a la humanidad. Horror sin fin, como lo decía Lenin, es lo que vemos en Palestina, donde el genocidio sionista esta aniquilando a todo un pueblo ante nuestros ojos. Millones de jóvenes y trabajadores han salido a las calles en Italia, secundando una huelga política contra el genocidio. Ha habido movilizaciones masivas en el Estado español, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Francia, etc. Esto es la punta del iceberg de un descontento acumulado que va saliendo a la superficie.
Los jóvenes asiáticos —Indonesia, Nepal, Timor Oriental— , en Marruecos y Madagascar; hartos de la corrupción y de la miseria —que condena, el imperialismo y la burguesía parásita local, a los países del tercer mundo—, se están rebelando contra sus odiados regímenes y han protagonizado grandes movilizaciones de masas.
La crisis capitalista se presenta en Europa con estancamiento económico y ataques a los niveles de vida sin precedente. Utilizando a Rusia como pretexto, han anunciado sendos aumentos al gasto militar en cada país, a sabiendas que ese dinero solo puede salir atacando los derechos laborales y sociales del proletariado y sus familias. La guerra entre Rusia y Ucrania, —con la OTAN detrás—, está siendo utilizada como una excusa para endurecer las medidas antidemocráticas en los países europeos.
Al otro lado del Atlántico, la llegada al gobierno de los Estados Unidos de Donal Trump, está siendo un acelerador a todas las contradicciones que estaban presentes hace tiempo. La guerra comercial que ha emprendido contra China, como nueva potencia imperialista, está llevando a la economía mundial a una situación insostenible. Los aranceles como herramienta política y económica, presionan a medio mundo y les está empujando a la inestabilidad y crisis.
Esto es asi porque en todo el mundo reinan las relaciones capitalistas, es decir, el interés de un puñado de multimillonarios se impone y decide el destino de miles de millones de persona destinándolas a la pobreza, violencia, marginación, migración, guerras, genocidio y desastres naturales. No podemos permitir que el mundo siga gobernado bajo el capitalismo. Las ilusiones y creencias de un futuro brillante, por el esfuerzo individual, el estudio y trabajo duro, han sido sepultadas por la realidad.
En México, los años pasados nos muestran la dura cara del capitalismo, particularmente hacia las mujeres, los trabajadores y la juventud. Desde hace 18 años, cuando se declaró la guerra contra el narcotráfico, el país se convirtió en una gran fosa y un lugar donde gobierna la ley de la selva; el más fuerte dispone de la vida, los cuerpos y recursos de los más débiles. El problema más importante ahora mismo es el de la violencia, que se manifiesta en forma de feminicidios, desapariciones, asesinatos, fraudes, cobro de piso, etc.
Aunque la 4T había declarado la guerra a la corrupción y lograron, hasta cierto punto, frenar los robos descarados al erario, por parte de políticos y empresarios; no lo han podido frenar en las diferentes instancias del gobierno, incluso dentro de su mismo partido, mucho menos en la sociedad.
Después de 7 años de gobiernos reformistas, un importante sector de la juventud vive un proceso de radicalización, al tiempo que una buena parte de la población sigue apoyando a la 4T. Esto tiene una explicación. Mientras que importantes sectores que la juventud sienten que no se ha resuelto nada: la corrupción sigue rampante en las escuelas y el gobierno, la violencia acecha en los barrios proletarios, no hay lugares seguros para estar, el aumento de los precios se sigue manteniendo a la alta, es imposible tener una vivienda digna y, principalmente, hay una profundo sentimiento de no tener futuro.
La juventud no cree en los partidos políticos, en la policía o el ejército, en las instituciones del estado, en la televisión. Para ellos la democracia burguesa no representa un estado de bienestar ni de desarrollo. Reina un descontento que no encuentra salida individual y que se expresa políticamente cada que hay una oportunidad. No es casualidad que este sector haya sido el protagonista de las grandes manifestaciones en los últimos 15 años.
Entre los demás sectores que apoyan a la 4T, hay un variopinto que van desde los que genuinamente creen en la democracia y sienten que ha sido un triunfo echar al PRI y al PAN del gobierno, hasta quienes movilizan a grupos corporativos porque quieren ser los candidatos, o mantener un puesto en el gobierno y terminan defendiendo los intereses del sector empresarial.
Desde el gobierno de AMLO, y ahora con Sheimbaum, los programas sociales se han mantenido, han aumentado los salarios más precarizados y hay una serie de reformas que dan cierto respiro a los más necesitados. Al mismo tiempo, en este periodo la gran burguesía nacional e internacional se ha llenado los bolsillos de ganancias. La fortuna de los hombres más ricos de México creció en casi 80% —solo en el periodo de AMLO—. La brecha entre los ricos y pobres es enorme, como nunca.
En estos años el capitalismo ha cedido un ápice y se ha reorganizado, los gobiernos reformistas le han abierto camino para que sus negocios fluyan y se han encargado de limpiarle la cara a sus órganos de control y represión: el Estado y, en particular, sus partes más desprestigiadas, el ejército, la marina, la policía, etc.
En el último periodo, con la integración de la Guardia Nacional a la Sedena, esta secretaria castrense tiene en el poder la seguridad civil, además que el gobierno anterior le cedió: carreteras, fronteras, algunos aeropuertos y puertos, hoteles, contratos de construcción de infraestructuras, hospitales, etc. El ejército goza de un poder muy grande.
No es casualidad que se quieran imponer “nuevos protocolos para las marchas”, “protocolos para la seguridad” en las universidades públicas más importantes (UNAM, IPN y UAM, entre otras); que el ejército esté entrando a las comunidades zapatistas. El patrón de los gobiernos reformistas es el mismo que en otros países de AL, recargarse en el ejército, como un aliado, “garante del cuidado de la patria”.
Desde la concepción marxista, entendemos que el Estado y los órganos de represión, como el ejército, son instrumentos del dominio del capital y de sus propios intereses. No podemos confiar en ellos, porque la historia nos recuerda el papel que juegan en momentos de alta intensidad de lucha de clases o cuando sus jefes les mandan: 2 de octubre, Ayotzinapa,, Nochistlán etc.
Ese apoyo “sólido” que el gobierno presume no se va a mantener por mucho tiempo, porque la situación de inestabilidad internacional presiona fuertemente: negociaciones del tratado del libre comercio con EEUU y Canadá; la amenaza de los aranceles de Trump y principalmente la dependencia que la economía tiene con la de los EEUU —que los gobiernos de la 4T la ha incrementado—, lo vuelve muy vulnerable y de eso dependerá una crisis económica con importantes implicaciones. Ya hay muchos que dicen que los programas sociales no se pueden mantener sin una reforma fiscal. Si hay una crisis fuerte, la situación va a cambiar y las reformas se convertirán en contrarreformas.
Nosotros hemos dicho, desde que inició el primer gobierno de la 4T, que si quería resolver los problemas fundamentales de la sociedad, debería de buscar, no solo sacudirse el dominio imperialista, sino tomar medidas contra la burguesía nacional, que es rapaz y depredadora. Nada de esto se ha hecho, por tanto, por el contrario, la burguesía ha incrementado su poder económico y somos más dependientes del imperialismo.
También dijimos que estos gobiernos podían ofrecer ciertas reformas siempre y cuando no generara una confrontación con los intereses vitales de la burguesía. Esto fue demostrado con las luchas del magisterio, en el periodo pasado, cuando el gobierno le dio la espalda a la demanda de pensiones dignas para los trabajadores del Estado y se posicionó a favor de los intereses de los bancos que administran los fondos de pensiones.
El que Morena pudiera llevar al gobierno federal a dos de sus candidatos, habla de la capacidad que tiene para gestionar votos, también de una bancarrota de la derecha que se ha ido hundiendo paulatinamente, y que, mientras más lejos estén del control del Estado, más desesperada e idoita es su planteamiento político.
Lo que ha ganado en las elecciones Morena, lo ha pagado con creces en otros frentes. Al ver como un fin en sí mismo las elecciones, ha utilizado una cantidad de recursos económicos y humanos para construir un aparato electorero y, a cambio, ha perdido cualquier posibilidad de jugar un papel progresista ante la juventud. Como dice el dicho, el que tiene la juventud, tiene el futuro y no es el caso de este partido.
La degeneración de Morena no solo es por el hecho de admitir a gente de otros partidos, con un pasado asqueroso y deleznable, —si es importante, pero no es lo fundamental—. Hay dos cosas que nos parecen esenciales: por un lado, y la más importante, el programa político inter clasista y reformista que tiene, que no dirige una lucha más allá de las pequeñas reformas que ha logrado. Si se ha cumplido el ideario, entonces, ¿para qué hacer más?, hay que gestionar bien al Estado y con eso basta.
La otra cosa es importante es la incorporación de sus cuadros a los privilegios del Estado, que ganado 150 o 200 mil pesos, más sus gastos de representación, lo que ganan por publicidad en las redes sociales, negocios que tienen por fuera, etc, estos personajes son los nuevos ricos del país que defienden los intereses de su clase en el Senado o la Cámara de Diputados.
Morena no va a volver a ser una alternativa para los sectores más radicalizados de la sociedad, principalmente la juventud. No importa que pueda ganar algunas elecciones más, su camino está trazado.
Este malestar profundo entre la juventud, fruto del callejón sin salida del capitalismo mundial, el aumento de las contradicciones del gobierno reformista y una profundo vacío a la izquierda de Morena, son las bases materiales que nos motivan a levantar la bandera del Partido Comunista Revolucionario.
El PCR no aspira a ganar elecciones, sino a construir una fuerte organización de cuadros marxistas que puedan ligarse a las luchas del pueblo mexicano. Camaradas preparados con la filosofía del marxismo que puedan utilizar la teoría para elevar el nivel político de los movimientos donde intervengamos, tener una visión de clase frente a las diferentes “teorías” que pululan en el ambiente pequeño burgués y desarrollar al partido para seguir avanzando.
El PCR forma parte, es la sección, de la Internacional Communista Revolucionaria, organización Internacional que lucha, bajo las ideas de los clásicos del marxismo: Marx, Engels, Lenin y Trotski, por construir partidos revolucionarios que puedan terminar con el capitalismo e instaurar el socialismo.
Igual que nuestra internacional, defendemos al marxismo, como la única teoría que puede orientarnos en la lucha contra el capital. Nos organizamos bajo el centralismo democrático, que garantiza el debate interno y la unidad en la acción, para clarificar nuestra intervención de forma sólida.
Estamos a favor, y luchamos por terminar todas las opresiones que se viven dentro del capitalismo. Luchamos por conseguir reivindicaciones democráticas para todos, preparar a los luchadores socialistas del futuro y organizar a los mejores elementos para tareas políticas de mayor envergadura.
Está de más decir que estamos en contra del genocidio en Palestina, contra el imperialismo y a favor de la liberación de los pueblos por medio de la revolución socialista. Somos internacionalistas y, por tanto, nuestra revolución sólo abriría la brecha para una revolución mundial.
Hacemos un llamado a que todo aquel que esté dispuesto a luchar contra la brutalidad y decadencia de este sistema, independientemente de su género o región, pueda organizarse con nosotros, formar su célula del Partido y luchar por la revolución socialista.