Texto leído el 19 de junio de 2021 en evento organizado conjuntamente por la Cátedra Libre Carlos Marx y la Izquierda Socialista, grupo de base en Querétaro.
Para sorpresa de muchos nos encontramos hoy, en un exconvento de la levítica ciudad de Santiago de Querétaro, para dialogar y compartir nuestro pensamiento, desde un concepto y posicionamiento teórico y político: la lucha de clases, que muchos tacharán como un discurso trasnochado, agotado o fuera de época. Estos muchos son quienes prefieren ocultar los conflictos o antagonismos, pues pondrían en cuestionamiento el orden social que los coloca en situaciones de privilegio o que cuestionan sus aspiraciones. Nos alegarán que en la tranquilidad queretana estas palabras no resuenan; pues el casi consenso con quienes ostentan el poder político y económico es más que evidente en los resultados del pasado proceso electoral, en la ausencia, según ellos, de conflictos laborales en Querétaro, o en su imaginario de esta entidad como un edén libre de la violencia del crimen organizado, que si bien aparece esporádicamente en nuestras tierras, nos es más que ocasionalmente por la intromisión de los fuereños, ajenos a nuestra gente e idiosincrasia. No, parecen decirnos, es aquí el Querétaro donde no pasa nada, donde hay paz social y reina la armonía y el desarrollo, para envidia de los extraños. Con esto quieren que saquemos la conclusión que no es entonces ahora, ni aquí, el tiempo y el lugar para hablar de lucha de clases.
Nos permitiremos contradecirles. Es pertinente y necesario hablar de lucha de clases, simplemente porque no ha desaparecido la explotación ni la desigualdad, porque se agudiza en el mundo el antagonismo entre capital y trabajo, y dado que la lucha de clases parece haber adquirido nuevas y diversas manifestaciones, como se da en cada particular momento histórico. Nos es útil entonces para comprender la dinámica de la sociedad actual, para observar el conjunto de relaciones sociales dadas entre clases y fracciones de clases marcadas por oposiciones y confrontaciones, por intereses opuestos y también por complicidades en diversos momentos. Entender y abordar, desde la praxis, el devenir de la lucha, las tensiones y conflictos entre las clases fundamentales de esta sociedad, nos llevará a la meta de la superación del capitalismo como modo de producción y de la burguesía como clase dominante.
Habrá que aclarar que al hablar de lucha de clases no debemos limitarnos solamente a los movimientos para la mejora de condiciones laborales, sino que el concepto abarca también otras batallas, como las de los derechos de las mujeres, las ambientalistas, las resistencias contra los despojos, las de los pueblos por sus derechos, las de migrantes y otros muchos movimientos. Las elecciones pueden ser también un espacio para la lucha de clases.
En los siguientes párrafos recapitularé algunas de las reflexiones de los camaradas del Grupo de Base de Izquierda Socialista que se realizaron después del proceso electoral recientemente vivido en Querétaro:
- Con la abrumadora victoria del PAN en Querétaro, sale derrotada la clase trabajadora, más allá incluso de los partidos. La población en general y buena parte de los sectores populares, se vieron despolitizados y desinformados, pero además poco involucrados pues no había claridad de que hubiera quien representara abiertamente los intereses de la clase trabajadora, algunos consideramos que en realidad no hay izquierda electoral en Querétaro, y que si había esperanza de que Morena lo fuera, se abortó con las imposiciones por parte de la dirigencia. El PT arropó algunos candidatos identificables con la izquierda, pero aislados y con poca difusión y resultados.
- Si bien Morena ganó las elecciones a nivel nacional, por ser el partido más votado, quien posiciona mayor número de diputados en la cámara y por ganar un importantísimo número de gubernaturas, retrocede en su voto respecto de 2018. Fue importante para ello el desgaste de la figura de AMLO con sectores como la pequeña burguesía, universitarios y sectores de ingresos medios, que no se han sentido parte de su proyecto por las diferencias de intereses que representan. También el hecho de que Morena no está logrando cambios significativos en algunos lugares que gobierna, ni en general para diversas clases y sectores que no han visto resultados significativos para solucionar sus problemas. Todo esto ha llevado a un rápido desgaste del partido en el poder, a lo que habría que sumar el bombardeo mediático e incluso de procesos de alienación, que abonan al avance de la derecha.
- Es claro que este gobierno que se asume como de izquierda no ha roto definitivamente con personajes y formas de hacer política que han sido nefastas para el país en las últimas décadas, que mantiene alianzas con grupos de poder económico, políticas clientelares y proyectos neoliberales como el del corredor transístmico y el tren Maya que, además, son insignias de su gobierno. Ha sido cuestionable para la 4T el manejo inicial de la pandemia, la respuesta ante la crisis económica que originó, su política frente a la migración centroamericana y la falta de contundencia para dar castigo a personajes corruptos del pasado que ellos mismos han evidenciado. Esto, sumado a la designación antidemocrática y poco clara de sus candidatos, al manejo mafioso de su dirigencia y a la inmovilización de parte de su militancia, le restó votos en sectores populares y de izquierda que han dejado de ver en ese partido una alternativa.
- Por otra parte, la derecha sí salió a votar y no escatimó en recursos para sus campañas, movilizaciones y equipos de “promoción al voto”, incluso el mismo día de la elección y de manera masiva en nuestra entidad. Manejó un discurso mediático intenso, organizado y sistemático, difícil de combatir, que logró apelar a las emociones de la gente. El éxito parcial de la derecha aparece también por su capacidad de construir estratégicamente un bloque electoral opositor, orquestado con medios masivos de comunicación y un manejo intenso y efectivo de las redes sociales.
No podemos hacer un análisis electoral sin considerar también dos elementos importantes más allá de los partidos y los resultados electorales: por un lado, la violencia ya naturalizada en los medios, que costó la vida de al menos 70 personas en hechos relacionados con el proceso electoral; fue incluso noticia secundaria la aparición de cabezas y restos humanos en tres casillas el día de la elección en Tijuana y sus alrededores. Por otro lado no debemos de ignorar la respuesta de diversos pueblos y comunidades indígenas en Michoacán, que impidieron la instalación de casillas en sus territorios, para así defender su derecho a constituir autoridades bajo sus propias formas organizativas y en rechazo abierto a los partidos políticos y a las lógicas de poder que representan.
Debemos sacar lecciones y conclusiones de este proceso, pensar la importancia o no que para la lucha de clases representa en este momento la vía electoral y los actores partidistas que se mantienen en escena con los intereses que cada uno defiende. Habrá que pensar cómo la lógica y las estructuras mismas bajo las que se conforman los partidos son las semillas de su propia corrupción. Hay que cuestionar críticamente las lógicas del poder, como dominación, que se ejercen en el sistema de partidos como una trampa en que históricamente se ha caído. Voltear a ver, críticamente también, las propuestas de entender el poder como capacidad de hacer y como ejercicio instituyente, alternativa que abrazan y desde el que construyen opciones diversas, pueblos y comunidades que luchan por sus autonomías en nuestro país. Ignorarlas de entrada sería un error. Lo que queda claro nuevamente es que sería equivocado el mantener la ilusión de una transformación radical de la sociedad hacia formas más justas de organización social, sin romper con el actual sistema capitalista.
Volviendo a Querétaro. El momento político electoral que hemos vivido, resulta en la consolidación de una clase político empresarial, cuya relación con las clases populares ha dado visos tempranos de lo que será con la represión vivida recientemente contra las y los comerciantes indígenas en el centro histórico y la detención violenta y a todas luces ilegal de líderes y acompañantes de sus luchas. Han confirmado su voluntad de cerrazón al diálogo y su arrogancia racista contra las clases subordinadas para continuar con su proyecto clasista de hacer de Querétaro un paraíso para los negocios de unos cuantos a costa de los trabajos, recursos y la vida de muchos.
Tenemos hoy la oportunidad y el reto de discutir y compartir reflexiones sobre cuáles son los niveles que observamos y cómo debemos emprender en ellos la lucha de clases en Querétaro, una tarea de entrada a todas luces asimétrica, enumero:
- Definir el cómo debe darse en adelante la lucha política, el reto de organizarnos, construir alianzas con organizaciones, colectivos y movimientos sociales para enfrentar el poder político del Estado y construir alternativas que construyan nuevos y fuertes sujetos políticos.
- En el nivel económico, incidir en sindicatos y colectivos de trabajadores, acercarnos para incrementar su participación en la lucha y acompañar su organización.
- En el nivel ideológico trabajar en la mejor comprensión de la realidad y en la difusión efectiva de nuestras ideas.
Debemos de abordar fusionados estos tres niveles: lo político, lo ideológico y lo económico, retomando uno de ellos como dominante según lo demande el contexto. Las formas que tome la lucha deben de ser diversas, aunque tal vez modestas en principio por nuestra capacidad cuantitativa, y atentas a las nuevas formas que cada momento de crisis va construyendo; observar las alternativas que una crisis, como la sanitaria, paradójicamente nos ha ido abriendo.
Tenemos el reto de organizarnos para conjuntamente pensar cómo en lo local debe ser la estrategia y táctica de nuestra lucha, por modesta que pueda ser, pues es tarea de toda organización revolucionaria no dejar esto a la espontaneidad ni al voluntarismo. Debemos tener claridad en los factores objetivos y subjetivos que existen o que debemos de construir como parte de la estrategia para dar nuestra contribución a la extensa y larga lucha por derrotar al capitalismo y a cualquier forma de explotación humana.
Estamos ante una coyuntura mundial, donde grandes contradicciones sociales hoy se evidencian con la pandemia que acelera la crisis del capitalismo iniciada años atrás. Nuestra aportación a la gran transformación social no debe hacerse de manera aislada. Aquí mismo en Querétaro no estamos solos, si nos sabemos encontrar con la lucha de mujeres popular que ha tomado ya las calles, con los colectivos que buscan a los desaparecidos que el poder niega en la entidad, con las resistencias en defensa de la tierra contra proyectos inmobiliarios, con la defensa del agua y contra su privatización, con las luchas del movimiento urbano popular por la vivienda en los asentamientos conurbados en la ciudad, con la emergencia del discurso autonomista indígena, con la lucha por el derecho al trabajo y al comercio en la vía pública, y con tantos otros rostros que va tomando la resistencia popular y que pueden ir acumulando tensiones y construyendo condiciones objetivas y subjetivas para ver lo que Trotsky llama el “proceso molecular de la revolución”.
Si no estamos solos hoy, tampoco somos huérfanos en esta lucha. Reconozcámonos como herederos de las luchas de clase en Querétaro: como continuadores de la insurgencia popular que se levantó para la independencia en el norte del estado, de los insumisos ñhoñhös de SMX que la memoria popular recuerda como armeros de los hermanos López Rayón. De quienes en esta entidad, en 1847, se defendieron con las armas del despojo de sus bosques, de quienes durante la intervención francesa resistieron en La Laja, El Membrillo y Sombrerete con la bandera liberal, de las insurrecciones socialistas que entre 1879 y 1883 llevaron a campesinos de Guanajuato y Querétaro a levantarse en armas bajo la bandera del Plan de la Barranca y del Plan Socialista de la Sierra Gorda (instituyentes de directorios socialistas), de las fuerzas que al mando de Albino Hernández instauraron, efímeramente, lo que denominaron comunismo, en Arroyo Seco en 1883. Seamos continuadores de las Falanges Socialistas Queretanas de fines del siglo XIX, de los zapatistas que combatieron en la sierra gorda bajo la bandera del Ejército Libertador del Sur, de la protesta obrera y lucha sindical en la fábrica “El Hércules” en las primeras décadas del siglo XX, de las luchas estudiantiles de universitarios y normalistas. Retomemos banderas como la exigencia de la aclaración de la desaparición forzada del líder obrero de la Kimberly Clark y militante del PCM, Arnulfo Córdova Lustre, a manos de la policía estatal hace 40 años en San Juan del Río.
Tenemos entonces por delante la ardua tarea de trabajar por la organización popular en Querétaro, con altas miras y con un programa abiertamente socialista. Tarea urgente además, ante la amenaza de esta crisis civilizatoria que pone en riesgo las condiciones futuras de reproducción de la vida humana.