Tenemos más de tres meses sin agua y contando, mientras que los intereses privados no se tocan y aumenta la violencia contra quienes defienden su derecho al recurso natural.
En tiempos de una sequía nacional, que se torna peligrosa a los pobladores de al menos seis barrios otomíes en la comunidad de Santiago Mexquititlán, se les cortó el suministro de agua hace más de tres meses. La comunidad sabe que sus bombas siguen funcionando, pero el agua no llega a los hogares, así que, además de hacer cientos de reportes a la Comisión Estatal de Aguas de Querétaro (CEA), la desesperación ha llevado a la comunidad a manifestarse a las afueras del palacio municipal para exigir que se les reanude el servicio de agua potable.
Este es un problema que se viene arrastrando desde mediados del 2020, cuando, ante la crisis pandémica y la imperiosa necesidad de que los trabajadores que diariamente salen del municipio para trabajar en la capital se cuidaran del virus, no tuvieron el suministro de agua hasta por 22 días consecutivos. En ese momento, la “solución” fue enviar pipas de agua para abastecer los hogares, siendo insuficientes para las medidas que requería la población para asegurar su higiene y vida cotidiana; la falta de agua aumentó el riesgo de contraer COVID-19.
Debido a esta crisis de desabasto, la comunidad interrogó a las autoridades sobre el verdadero motivo de la falta de agua, a los que respondieron que había rupturas en las tuberías. ¿Cómo es esto posible? sí el gobernador José Calzada Rovirosa, en el 2015 concluiría con el Programa «Agua Cerca de Todos», en el Estado de Querétaro, invirtiendo $1,260,000,000 (mil doscientos sesenta millones de pesos) en infraestructura de agua y saneamiento pluvial.
Actualmente, ante el desinterés de las autoridades y la prolongación del desabasto, se ha llegado a lo inconcebible, ¡más de 3 meses continuos sin servicio de agua potable!, la comunidad ha investigado y constatado que, si hay agua, pero está siendo extraída de sus pozos por pipas privadas. Ante esto, se han manifestado e intentado detener el robo del vital líquido, pero han sido intimidados y violentados por la fuerza pública. A raíz de la organización de la comunidad, dos agentes de la Policía Federal Ministerial, portando armas de alto calibre secuestraron a Jacinta, Alberta y Teresa, miembros de la comunidad indígena de Santiago Mexquititlán. Se requirió de Asociaciones Civiles defensoras de derechos humanos y abogados para sacarlas de la cárcel. En otro evento, mientras los miembros de la comunidad trataron de detener a las pipas que transportaban el agua robada, la policía disparó armas de fuego hacia el cielo, como mecanismo de intimidación.
A mediados de abril, habitantes de otras localidades hicieron otra manifestación afuera de las oficinas de la CEA, pidiendo a la encargada Elizabeth Flores una respuesta sobre el tema, sin embargo, no se tuvo ninguna respuesta.
Sin agua, no se pueden sostener las necesidades básicas, ni para la higiene personal, mucho menos para lavar ropa, trastes o ir al sanitario. Sin agua, no pueden seguirse los protocolos contra el COVID-19 al volver a casa.
La comunidad de Santiago Mexquititlán, que está en gran parte formada por trabajadores que salen a trabajar a otros municipios. Son gente trabajadora a la que no se le asegura la vida digna que provee el agua, ni la seguridad de llevar a cabo los protocolos contra la pandemia que sufrimos actualmente. Recordemos que este problema tiene casi un año. La comunidad tiene muy claro que el agua está siendo robada y señalan directamente a la diputada local del distrito VIII: Verónica Hernández Flores, hoy candidata del PAN a la presidencia municipal de Amealco de Bonfil, como la responsable del saqueo y venta del agua de los pozos.
El agua es un derecho y debemos hacerlo valer con la unidad de campesinos, obreros, comunidades indígenas y el conjunto del pueblo. La Izquierda Socialista exige el derecho al agua para la población y en particular para que no se les niegue ese derecho a las comunidades otomíes de Santiago Mexquititlán. Rechazamos la represión y exigimos justicia.