Hace casi dos semanas se llevaron a cabo elecciones internas en el PRI, para renovar la dirigencia nacional, los resultados dieron como ganador a Alejandro Moreno, sin embargo, las elecciones han dejado mucho que desear en cuanto a transparencia y confiabilidad de los resultados, a tal punto que Ivonne Ortega y José Narro renunciaron a su militancia de 29 y 46 años respectivamente.
El PRI después del 1° de julio de 2018
Las elecciones del año pasado cimbraron a México, en cada rincón del país el voto fue masivo a Morena. A la población no le importaron las fórmulas y/o alianzas, mucho menos el candidato, mientras fuera de Morena se votó por ellos. El resultado fue que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) arrasó contundentemente, tanto que los candidatos de la derecha salieron a reconocer su derrota con mucho tiempo de anticipación.
José Antonio Meade, candidato del PRI quedó en un histórico tercer lugar con un 16.40 % del total de votos, en comparación al 38.21 % que sacó Enrique Peña Nieto en 2012, aun cuando en ambos casos toda la maquinaría priista se movilizó para asegurarles el triunfo, Las cosas no le resultaron bien a Meade que, incluso contó con la ayuda de la Presidencia de la República en manos del mismo Enrique Peña Nieto.
Para nosotros la derrota del PRI se debió principalmente al descontento generalizado contra la figura de Peña Nieto y su gobierno, la lista de los abusos, corrupción, vínculos con el narcotráfico, desvío de recursos, opacidad, represión, aunado al cinismo con el que actúo la administración de Peña, el pueblo le dio al PRI su merecido en las urnas, junto a todo lo que éste representa.
Posterior a la derrota, el PRI quiso reorganizarse, las cúpulas dentro del partido se comenzaron a mover, ya no iba a ser lo mismo mantenerse con la paliza que sufrió, pues además de perder la presidencia, perdió la mayoría de diputados y senadores, y aunque perdió Jalisco y Yucatán, conservó la gubernatura de doce estados, pero gobernará siendo minoría en los congresos locales. Todo lo anterior además de restarle poder político, también ha hecho que se reduzcan los ingresos económicos, entonces el PRI pasó de vivir en la opulencia, a buscar cómo sobrevivir.
Por ende, el resultado de la elección los sumió en una profunda crisis, de la que pensaban saldrían airosos, sin embargo, el contexto nacional, el elevado índice de aprobación del gobierno de AMLO, sus más añejas y podridas tradiciones, le están jugando en contra. Por ahora, más allá de la idea de que parece que el PRI ha tocado fondo, éste sigue en caída libre, por lo que parece que la crisis lo llevará a darse un golpe tal, que tal vez destruya al partido.
Elecciones internas: El PRI contra el PRI
La elección interna del PRI en la que se eligió a la dirigencia del partido, parecía la mejor oportunidad de que el partido se fortaleciera, a poco más de un año de perder abrumadoramente la elección presidencial, y de que las cosas no le pintaban de la mejor manera, la elección interna se convirtió en su contrario, es decir, la elección crispó los ánimos, profundizó la crisis y dividió al partido, lo que al parecer significa que el PRI se ha envuelto inconscientemente en una mortaja.
El proceso interno se vio ensombrecido por la renuncia a la candidatura y al mismo partido de José Narro Robles, Secretario de Salud bajo la administración de Peña Nieto, al alegar que la cúpula priista tenía a un candidato favorito, empeñando todos sus esfuerzos en que ganará a como diera lugar. Posteriormente Beatriz Pagés, también anunció su renuncia al PRI, principalmente porque dijo “que era inaceptable que se le haya entregado el partido a López Obrador”, mismo argumento que Narro Robles había esbozado al decir que el gobierno federal tenía injerencia en la presidencia del partido.
Otro aspecto a destacar es que Narro Robles aseguró que en algunos Estados se había notado un crecimiento desmedido del padrón de afiliados, algo que Manlio Fabio Beltrones, uno de los personajes más representativos del PRI, también denunció (lo que lo llevo a no participar en la elección). Al parecer esto fue cierto, pues en Coahuila hubo un incremento del 270% de la militancia, en Campeche de un 50%, en Oaxaca fue del 40% y en la Ciudad de México, un lugar en el que el PRI es casi inexistente, de un 63%.
Al final solo se registraron tres candidatos a la contienda, siendo el ganador, como ya había mencionado, Alejandro Moreno con 1 millón 603 mil 725 votos, en segundo lugar, con 177 mil 298 votos de Ivonne Ortega y en tercer lugar Lorena Piñón, con 49 mil 251 votos.
Si observamos detenidamente, la diferencia entre el primer y segundo lugar es abismal, al parecer la inflación del padrón electoral terminó siendo determinante, además de que se mantuvieron fieles a sus mañas, pues Ivonne Ortega, denunció que durante la elección hubo “embarazo” de urnas, compra del voto, acarreo, robo de urnas, “mapacheo”, coacción del voto, entre otros de sus peculiares métodos para “ganar”, por lo mismo anunció su renuncia a 29 años de militancia en el PRI.
¿Hacia dónde se dirige el PRI?
La elección pasó casi desapercibida, pero el resultado de la misma fue diferente, puesto que las acusaciones de fraude entre los candidatos hicieron que la atención volteara hacía allá, sobre todo en las redes sociales, en donde las publicaciones que se hacían iban encaminadas principalmente a mofarse y ridiculizar al PRI.
Por otro lado, el gobierno de AMLO sigue manteniendo un índice elevado de apoyo entre la población, además de que ha salido bien librado de los conflictos que ha enfrentado. Eso significa que el PRI tiene muy poco margen de maniobra, es una oposición muy débil. No están solos en ese rubro, es más todas las fuerzas políticas de la derecha están haciendo agua por todos lados.
En las elecciones que se desarrollaron en algunos estados obtuvo resultados desastrosos, en Tamaulipas de 22 diputaciones no ganó ninguna (21 para el PAN y 1 para Morena), con lo que el PRI cayó al tercer lugar como fuerza política en el estado. En el caso de Puebla, el candidato a gobernador también quedó tercero, en Baja California la bancarrota del priismo fue evidente, pues el candidato de Morena obtuvo entre el 50.7 y el 53.2 por ciento de los votos, y muy, pero muy por debajo el candidato priista, alcanzando entre el 4.1 y el 5.1 por ciento.
Las recientes elecciones nos deja muy claro que el PRI sigue en caída libre, pues ahora además de que la mayoría de población los rechaza en las diversas elecciones, dentro del partido las grietas comienzan a notarse más, y se ve que se profundizarán, debido principalmente a que el nuevo presidente del partido no representa a gran parte de la militancia. Asimismo, se puede notar que el futuro del PRI no es muy halagüeño, estamos presenciando una de sus mayores crisis, peor a las que enfrentaron cuando los candidatos del PAN Vicente Fox y Felipe Calderón vencieron a Francisco Labastida y a Roberto Madrazo, respectivamente, en las elecciones de 2000 y 2006, si le sumamos que dentro de sus filas nadie escapa al escrutinio público, todos caben dentro del mismo saco que Javier Duarte, los Moreira, los Del Mazo, etc. el hedor a corrupción emana de los poros de cada miembro destacado del PRI, así como sus declaraciones causan la risa más hilarante, en pocas palabras se puede decir que no se ve cómo ni quién pueda sacar al priismo de la crisis en la que se encuentra, e incluso podríamos estar presenciando el fin del Partido Revolucionario Institucional, y con él todo lo podrido que representa.