El día viernes, 14 de abril de 2023, se llevó a cabo una asamblea interuniversitaria que contó con las asistencias de representantes de las facultades de Economía, Ciencias Políticas y Sociales, Filosofía y Letras, Ingeniería, Artes y Diseño, Ciencias, Derecho, Psicología, Medicina, Contaduría y Administración, Estudios Superiores Zaragoza, Aragón; escuelas nacionales de Enfermería, Trabajo Social; UAM Iztapalapa, Universidad Pedagógica Nacional y los planteles Azcapotzalco y Naucalpan del Colegio de Ciencias y Humanidades.
Esta asamblea ha sido precedida por una serie de paros, asambleas y hasta movilizaciones en diversas facultades. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo que ha llevado a tan amplia reunión? El lunes nos despertamos con la noticia de que el presupuesto para el Programa de Becas Elisa Acuña de educación superior había sido suspendido. La verdad es un poco más compleja y, a decir verdad, mucho más incómoda para las autoridades de la máxima casa de estudios.
¿Y la beca? Entre la desinformación, la corrupción y la privatización
El mes pasado (el día 17 para ser exactos) se realizó una solicitud de transparencia sobre el presupuesto asignado al programa Elisa Acuña, cuya respuesta apareció hace unos días. En esa correspondencia, se establece que el presupuesto federal para el programa es de exactamente, cero pesos.
Casi inmediatamente, las autoridades universitarias –auxiliadas por medios de comunicación como Diario Reforma– salieron a establecer que el gobierno no les había dado recursos para las becas (porque hasta hace no mucho, el financiamiento de las becas era una responsabilidad compartida entre el gobierno federal y las autoridades de cada universidad), pero que como comunidad estudiantil no nos preocupáramos porque de su propio bolsillo, y con la gentilísima contribución de Fundación UNAM, el monto de las becas para este semestre estaría completamente cubierto.
Pareciera ser que en Rectoría tenían dos objetivos principales, 1) quedar como los héroes que salvan la situación de las becas (convenientemente el mismo año que habrá elecciones dentro de la Junta de Gobierno para el puesto de Rector) y 2) impedir el desarrollo de movilizaciones estudiantiles amplias (tomando en cuenta que el día martes un contingente salió desde Ciencias Políticas y Sociales a protestar bloqueando Av. Insurgentes, al inspirador grito de ¡América Latina será toda socialista!). Sin embargo, el diablo, como dicen, está en los detalles.
Para este año, la UNAM recibió un aumento presupuestal de unos módicos 800 millones de pesos. Dentro de ese aumento presupuestal está lo destinado a las becas, pues en lugar de mantener la responsabilidad conjunta del financiamiento, el gobierno federal optó por entregarle a las universidades el monto completo para becar a sus estudiantes, así como la responsabilidad de administrar y distribuir esos recursos.
Entonces, tenemos que la mitad del presupuesto de las becas ya la tenía que poner la UNAM y la otra mitad estaba contemplada en el presupuesto de la institución. ¿Qué pasó entonces con esa otra mitad? ¿A dónde fueron a parar todos esos recursos? Sólo hasta ahora, que la organización estudiantil está llegando a realizar asambleas multitudinarias entre varias escuelas, la autoridad universitaria está insistiendo en que cuenta con recursos suficientes para cubrir en su totalidad las becas de los universitarios, ¿no que no?
Estos anuncios no han tenido el efecto esperado de contención de los estudiantes, pues no se nos ha escapado el detalle de que Fundación UNAM, la fuente de apoyo con la que las autoridades esperan contar para el financiamiento, es una organización PRIVADA, financiada por privados, y que tiene como uno de sus principales beneficiarios a nada más y nada menos que Carlos Slim.
Dicho en otras palabras, permitir que Fundación UNAM se inmiscuya en el financiamiento de las becas de la universidad es dar un paso hacia la privatización de estas, y permitir que la gran burguesía tenga –todavía más– influencia dentro de la educación superior. Hoy el gran capital quiere presentarse como el gran benefactor. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que quieran ver reflejada su bondad en cuotas de inscripción, o planes de estudio más a su gusto? Si nuestros amigos de la Fundación UNAM ya tienen los recursos para tratar de meterse a financiar nuestras becas, ¡entonces demos una lucha por su expropiación y uso para subsidiar nuestros comedores y nuestro transporte!
Más allá de las becas: opacidad, inseguridad y represión
Las asambleas estudiantiles pueden tener sus señalamientos organizativos, es cierto. Pero cierto es también se puede observar ahí una de las grandes ventajas de la democracia participativa tipo soviética: nadie conoce y expresa mejor los problemas que afectan a la comunidad estudiantil que la propia comunidad estudiantil. Resulta ser que las becas, si bien son un asunto de urgencia incalculable, no son más que la punta de un iceberg muy profundo.
Conforme fueron tomando la palabra, los representantes de las diversas escuelas representadas denunciaron otros problemas, a saber: porrismo, casos de violaciones y acoso impunes al por mayor, falta de insumos, deficiencias académicas y de infraestructura, opacidad en los presupuestos de cada facultad, represión por parte de las autoridades de cada facultad (nos sumamos a la denuncia y condena realizada en la asamblea a las amenazas de muerte que diversas compañeras y compañeros han recibido por personal de su propia dirección), expulsión de la escuela por realizar comercio de subsistencia, entre otras situaciones.
Todos estos problemas pueden resumirse y localizarse en la profunda antidemocracia del régimen interno de la universidad, que al aferrarse por mantenerse a flote, continúa preservando los problemas sociales del capitalismo decadente. ¿Quién permitió que un neoliberal como Enrique Graue dirigiera los destinos de esta institución? Sin duda no fuimos los estudiantes, pero sin duda no tuvimos la posibilidad de votar en su contra. ¿Quién permitió que los presupuestos se disfrazaran de manera opaca bajo la etiqueta de ceniceros de 50,000 pesos? Sin duda, los estudiantes no tuvimos modo ni de revisar ni de influir en cómo se iban a distribuir los recursos.
Esas preguntas tienen una respuesta clara, quien puso a nuestra universidad en el camino de la privatización fue la burocracia dorada de la institución, esos que ganan más de 100 mil pesos al mes, esos que están vinculados muy de cerca con el gran capital y con los representantes políticos de este (no se nos olviden los nexos con el PRI del Grupo Medicina).
Y el cómo se combate eso también tiene una respuesta muy clara. Obsérvese a Ciencias Políticas el semestre pasado: Dirección no quería abrir biblioteca, ni coordinación de deportes, y estaba contenta de dejar morir las prácticas de campo de Antropología; fue la lucha estudiantil por la democratización del presupuesto lo que le arrancó todo eso a dirección.
Apoyamos la convocatoria para la marcha hacia Cámara de Diputados este 20 de abril para presionar a que se realice una auditoría a la universidad y exhortamos a la comunidad estudiantil a que asista, exhortamos a la asistencia a la marcha hacia Dirección General de Orientación y Atención de la UNAM el día 24 (https://www.facebook.com/groups/117284478295946/permalink/6564225756935087/?mibextid=W9rl1R).
Nuestro enemigo está en casa, se llama burocracia. Ellos han puesto a nuestras universidades –y con ellas a nuestra educación– en el camino de la privatización, ellos han deshecho nuestra seguridad, ellos nos han dejado a nuestra suerte y nos han reprimido por intentar sobrevivir. Y lo han hecho porque son agentes de aquellos que quieren hacer de las universidades un botín político, son agentes de los dueños del gran capital, aquellos que por hacer negocios están dispuestos a mercantilizar y a despojarnos de nuestras escuelas, de nuestro derecho a la educación, de nuestra seguridad; obligándonos a vivir endeudados, desorganizados y temerosos de nuestro porvenir todo el tiempo.
¡Nos toca a nosotros organizarnos y luchar para defender nuestro derecho a la educación! Sólo luchando podremos decirle al burgués, al diputado, al Rector, que las universidades no nos las van a quitar. Nadie nos va a regalar una casa de estudiantes, un comedor comunitario, una reforma a la Ley Orgánica de la UNAM –y de TODAS las demás universidades– para democratizar nuestro régimen interno, ¡eso lo vamos a luchar y lo vamos a conquistar nosotros!
Por las becas y por la educación
¡NO A LA PRIVATIZACIÓN!