En lo que va del año, Pemex se ha vuelto una de las compañías con más obreros muertos a nivel mundial durante la pandemia.
En el mes de abril dos mujeres se despedían de sus maridos, sin saber que sería la última vez que los verían con vida. De origen veracruzano, C. Fernández y S. Espinosa, dos obreros que trabajaban para la empresa Demar (contratada por Pemex) dejaron el estado para instalarse en un barco en el que se extraerían hidrocarburos. Debido a las precarias condiciones de seguridad en torno a la pandemia por el COVID, que para ese mes ya era un problema de extrema gravedad en México, muchos de los obreros contratados para el trabajo en cuestión no fueron sometidos a las pruebas correspondientes para detectar COVID, en consecuencia, para finales de mayo Espinosa empezó a mostrar síntomas. Según el testimonio de diversos obreros, estos pidieron ayuda al médico al mando de la embarcación, el cual sin realizarle ninguna prueba específica llegó a la conclusión de que sólo se trataba de un resfriado. Al no ingresarlo a cuarentena este siguió durmiendo en la misma cabina que su amigo.
No fue hasta que, avanzada la infección, empezó a toser sangre y presentar una baja oxigenación, que la empresa se “planteó” su traslado aéreo hacia un hospital del IMSS, el 7 de junio. Lamentablemente, después del martirio que vivió en el barco y escasos días internado en el hospital, Espinosa murió en la madrugada del 12 de junio. Cabe destacar que, todo lo que hoy sabemos es gracias a las llamadas y mensajes que enviaban los dos obreros a sus esposas, ni Pemex ni Demar establecieron contacto con ellas para comentarles acerca de la situación.
Después del lamentable fallecimiento del obrero, Fernández comenzó a presentar síntomas del virus, recordemos que dormía en la misma cabina que él, y conociendo la situación de Pemex, es casi seguro que las precauciones recomendadas por el Sector Salud no fueron impulsadas dentro de la embarcación. Así mismo, el doctor al mando seguía negándose a emprender medidas de seguridad. La esposa de Fernández estaba acostumbrada a recibir llamadas y mensajes constantes de él, pero con el paso de los días estos fueron cesando. Preocupada, la mujer se contactó con la empresa y con los médicos constantemente, recibiendo como respuesta que lo de su marido sólo era una neumonía. Fernández por fin fue trasladado a un hospital, con 39 grados de fiebre y una saturación del 84% del oxígeno.
Como si esto no fuera ya una lamentable situación, en lugar de trasladarlo por aire, (la opción más obvia debido a su condición) la empresa optó por un viaje de 6 horas en lancha hacia el hospital, resultando en el fallecimiento de Fernández un día después.
No siendo suficiente la negligente dirección que tomaron las empresas Pemex y Demar, a las viudas no se les dio una indemnización por el deceso de sus maridos, sólo se sabe que a la esposa de Espinosa recibió 5,000 pesos mensuales por parte del Seguro Social, una cantidad ridículamente baja comparado con el anterior sueldo de su difunto marido, además de verse en complicaciones para obtener el acta de defunción, un requisito para cobrar el seguro de vida.
Pemex ya lleva una cantidad alarmante de decesos, siendo la compañía con más obreros muertos en el mundo en lo que va de la pandemia. Se pueden contabilizar más de 800 fallecidos y esos son sólo los que han sido registrados.
Esta fue solo una historia de las muchas que se han vivido este año, historias en las que la barbarie capitalista, la cual sólo se preocupa por seguir acumulando riquezas, arrebata la vida de cientos de trabajadores, hundiendo en la miseria a sus familias. Así es como actúa la burguesía, tratando a los obreros como carne de cañón, sólo como un instrumento el cual explotarán con tal de seguir amasando fortunas. Es la naturaleza del capitalismo, una naturaleza atroz, la cual tiene esclavizados a millones de obreros que sólo buscan alimentar a sus familias.
Soló con la expropiación de las empresas bajo dirección obrera será posible que esta barbarie termine, sólo con la adopción del socialismo los trabajadores serán dueños de sus vidas. La eliminación del capitalismo y de sus burgueses es la meta para la liberación de los obreros.