A partir de la designación de la candidatura de Félix Salgado Macedonio (FSM) a la gubernatura y las acusaciones de violación en su contra, se ha desatado un debate acerca de la candidatura y cuál sería la mejor manera de manejar esta crisis. Aprovecho para hacer una reflexión acerca de los procesos de elección de candidatos dentro de Morena donde la opacidad en los procesos es la norma.
¿Quién es FSM?
FMS tiene larga trayectoria en la escena política desde los años 80 cuando en la Cámara de Diputados vació tres costales de boletas quemadas como evidencia del fraude, así ganándose el apodo de “Diputado Costales” como le llamó despectivamente el entonces presidente Carlos Salinas. Ha sido diputado, senador en diferentes ocasiones, alcalde de Acapulco, además de candidato dos veces a la gubernatura del Estado de Guerrero siéndole arrebatada una de ellas en 1999 por fraude. Formó parte del Frente Democrático Nacional en el convulso año de 1988 y después participa en la fundación del PRD, del que formó parte hasta 2014. En el 2018 reapareció siendo electo como Senador por Morena.
En los años 90 tenía una reputación de luchador político, que se atrevía a mostrar lonas diciendo “Carlos Salinas Miente” bajo el estrado de la Cámara de Diputados justo cuando el mismo Salinas daba un discurso. Por otra parte, también se le conoce por que grabó algún disco de música tropical con éxitos como “Cangrejito Playero”, protagonizó una película llamada Guerrero, le gusta conducir ruidosas motocicletas y tiene afición a las fiestas y el alcohol.
Acusado
Hoy Félix Salgado vuelve a los titulares cuando es señalado como candidato de Morena para la gubernatura del estado de Guerrero y al ser acusado de violación a una menor de edad en Guerrero en hechos sucedidos en 1998 (desestimada por hacer la denuncia 22 años después de los hechos), otra en 2016 contra una trabajadora del periódico La Jornada de Guerrero cuando FSM fue director y otra más presentada este mismo año por una militante de Morena. Todas estas denuncias han sido presentadas a las autoridades judiciales y la última también ante la Comisión de Honor y Justicia de Morena.
Estas acusaciones han causado gran indignación entre todos y más en una época donde la lucha por la reivindicación de los derechos y el respeto a la vida de las Mujeres está a la orden del día. Lo mínimo que Morena podría hacer es investigar que pasó para, a partir de ahí, tomar una decisión de qué hacer con la candidatura y qué hacer con el militante FSM, pues ninguna organización puede permitir que un violador esté entre sus filas.
Las opciones que tiene Morena en el estado en el que se encuentra son limitadas, pues se ha conformado un núcleo en la dirección que decide todo sin tener ninguna relación con la militancia y ajena a cualquier método democrático. De la misma forma que AMLO debería apoyarse en el pueblo para llevar adelante las batallas que tiene enfrente, el partido debería apoyarse en la única fuente de fuerza y legitimidad: su militancia. Y entonces en un proceso abierto se investigará, se dieran a conocer los hechos y se tomara una decisión. Pero reitero ese camino está cerrado por la dirección actual de Morena. Quedando como única salida evadir las preguntas, hacer malabares al responder, guardar silencio. Lo cual pone en una posición muy difícil a todos los militantes sinceros que tienen que responder en la calle a estos cuestionamientos.
El proceso de elección de candidatos dentro de Morena
Como hemos señalado, Morena ha jugado un papel destacado en la reciente historia mexicana, principalmente por canalizar el descontento generalizado y ganando la presidencia no por ser apoyada por los banqueros, ni los dueños de Femsa, ni Televisa, ni ninguna empresa extranjera; sino por el apoyo popular.
Siendo de nueva formación, convocó a todos aquellos que quisieran luchar en contra del PRI y el PAN. Atrayendo a una gran capa de militantes del PRD de quien se escindió en 2012. Además de una gran cantidad de personalidades, de diferentes partes del espectro político, que iban desde Paco Ignacio Taibo II hasta Yeidcol Polevnsky, ex dirigente de la Canacintra y miembro dirigente del Consejo Coordinador Empresarial.
En un principio Morena tenía políticas organizativas sanas, como el no contratar a nadie para el funcionamiento de su aparato, si no usar el trabajo voluntario de sus propios militantes. Esto cambió al empezar a ganar y tener acceso al financiamiento del estado y al poder político. Sus políticas giraron y el ala que buscaba puestos e influencia fue la que dominó.
En 2018 buscó una política de alianzas pragmáticas, aliados con quien fuera y de donde viniera con tal de “sumar” a la campaña. Este fue un atajo al despeñadero, pues dejaron entrar a un montón de personajes provenientes del PRD, PRI, PAN, etc. Se argumenta diciendo que hay que “perdonar”, que todo el mundo tiene derecho a rectificar. Estamos de acuerdo, se necesitan de todos los esfuerzos para cambiar nuestra realidad, pero se necesitan militantes, personas que quieran trabajar. Pero una cosa es aceptar como militante a alguien que rompe con su anterior línea política y otra muy diferente cederle la dirección del partido, diputaciones y hasta gubernaturas a estos arrepentidos. Recordemos los resultados de Lili Téllez o de Jaime Bonilla Valdés gobernador de Baja California.
Estos arribistas, burócratas, y sin vergüenzas ven a Morena como objetivo ser una “maquinaria electoral”, como una agencia de colocación. Donde uno se acerca y mediante intrigas y favores uno puede ser llamado a obtener un puesto con grandes salarios y gran influencia para hacer aún más dinero. En cualquier puesto con algo de autoridad puede hacer dinero ilícito.
La dirección actual de Morena sigue actuando bajo esas mismas políticas, alianzas con el Verde, con el Partido de Elba Ester Gordillo, con cualquiera que le “ofrezca” votos. Se sientan en una mesa y dicen: yo controlo tantos votos, te los ofrezco a cambio de que me asignes tal y tal puesto. ¡Y la dirigencia de Morena propone tales alianzas que no dan beneficio alguno!
Otra política desastrosa es la que lleva en sus procesos internos, donde la democracia es una cosa ajena a las acciones que llevan adelante. Los estatutos de Morena, si bien imperfectos, llaman al reconocimiento de asambleas territoriales y su capacidad de elegir a sus candidatos. Desde el periodo de Polevnsky, hubo una parálisis en los procesos internos provocada por la lucha de diferentes facciones se querían tomar el control del partido. La lucha ideológica y política no tienen nada de raro en un partido en cierto grado es natural y saludable mientras esté ceñido a procesos democráticos, a la discusión y votación de ideas, de políticas de acción, de estrategias políticas.
¿Qué hacía diferente a Mario Delgado de Berta Lujan? ¿Cuál era su programa? ¿Qué ideas diferentes tenían? En realidad, no lo sabemos, sólo podemos especular. Hoy las mismas preguntas se pueden hacer a los precandidatos que participan en los procesos para la asignación de candidaturas.
El proceso para la candidatura en Guerrero
Se escogieron 18 personas y se aplicó una encuesta de donde se definieron 6 finalistas en otra encuesta se definiría al candidato. Delgado argumenta que es la fórmula correcta “preguntar al pueblo” y estamos de acuerdo, pero ¿cuándo se consultó al pueblo? Por una parte, nada se sabe por qué razones se escogieron a esos 18 precandidatos y por otra ¿por qué se usa una encuesta?
Se dice que se escogen a las personas que estén “mejor posicionados”, es decir, que sean más conocidos y que tengan “más posibilidades de ganar”.
Como si las elecciones fueran una suerte evento mediático y no el máximo instrumento para decidir las políticas que el gobierno llevará en el siguiente periodo. Hay que aclarar que esta idea es equivocada, aunque esté bastante extendida, donde el que sonríe más, o el que tiene la cara o la voz más “confiable” son los que ganan las elecciones. En algunas ocasiones así es, pero eso pasa en momentos de estabilidad económica, en situaciones donde los candidatos proponen lo mismo, podríamos aplicarlo a la alianza PRI, PAN y PRD ¿Cuál es la diferencia de sus propuestas? ninguna, solo los distingue el color de la corbata.
En contraste un partido político debe usar las elecciones internas para debatir los diferentes caminos que debe seguir el gobierno, incluyendo a toda la militancia en este debate informando y educando a la militancia y exponiendo a través de los medios de comunicación sus ideas al resto de la población. El final estaría determinado por una votación libre entre militantes y todo el partido asumiría las ideas ganadoras como los lineamientos que llevaría a cabo en el futuro. Las personalidades son un factor secundario, pues una vez que se tuviera el programa correcto solo bastaría buscar a la gente más capaz o hábil para aplicar ese programa.
Los resultados
Al final de la misma forma en que se escogen al grupo de candidatos, de la misma manera se asigna quien llevará acabo dichas encuestas. Las encuestas son una herramienta estadística que, mediante el estudio de una pequeña porción del universo a conocer, se pueden conocer los resultados mediante fórmulas matemáticas. Nosotros cuestionamos la opacidad con las que se llevan a cabo y reiteramos no hay necesidad de fórmulas matemáticas si contamos con la herramienta del voto, que es infinitamente superior en precisión, confiabilidad y garantía de veracidad.
Así, usando este frágil fundamento de legitimidad, las encuestas definieron a los candidatos, entre ellos a FSM. El 31 de enero FSM fue designado como “precandidato” a la gubernatura de Guerrero. Mientras esto pasa, el aparato burocrático de Morena sigue mostrando síntomas de degeneración. La Sesión del Consejo Estatal que designaría al “precandidato” cambió de sede a última hora, esta es una maniobra de lo más burda para despistar a los opositores y lograr imponer una decisión. Se informa que se aprobó estando presentes 47 de 90 consejeros. Mientras tanto, en los medios se siguen haciendo cuestionamientos que, si bien sabemos de sus malas intenciones, están fundamentados en denuncias reales.
Se ha cuestionado la disposición de la dirección de Morena y del mismo gobierno de la 4T a luchar por las reivindicaciones de los derechos y la seguridad física de la Mujer, frente a la cual diversas personalidades se tienen que seguir evadiendo y deslindando. Estas mismas actitudes son las que el gobierno de Peña tomaba frente a los hechos de Ayotzinapa, poner una cara dura, desestimar la gravedad de las acusaciones y señalar a la “autoridad correspondiente” como la responsable.
Y reitero ¿con qué cara vamos los militantes de Morena a defender a FSM? ¿Cómo vamos a defender los procesos no democráticos de selección de candidatos? ¿Apoyaremos las candidaturas de militantes arribistas que llegan del PRI, PAN, PRD, etc.?
Si fuera el caso, después de llevar a cabo la investigación acerca de las violaciones que se le acusan y de que resultaran falsas, entonces Morena podría evaluar a FSM por su programa, por sus ideas y políticas propuestas y habilidades. En este escenario supuesto de democracia dentro de Morena, si es que existiera una percepción general de descrédito frente a la opinión pública, Morena no tendría ningún problema en cambiar al candidato, al final el programa, las ideas, la estrategia sería resultado de un proceso democrático y el candidato solo el ejecutor de dicho plan.
Pero no es el caso. No está habiendo una investigación seria desde la dirección, no hay discusión, no hay exposición, ni debate, ni dada. Ni siquiera esa herramienta anacrónica de la insaculación (tómbola) que explican los estatutos de Morena, art. 44 apartado E. Los procesos de selección siguen estando a discrecionalidad de la dirección de Morena donde lo único que nos queda es especular el por qué tal o cual decisión.
Si las cosas siguen como hasta hoy Morena tendrá que cargar con ese estigma de tener un candidato presuntamente violador. Una raya más al tigre.
El pueblo de México optó por Morena por la necesidad de tener un gobierno que cambiara su realidad, y votó por el por ser el único partido crítico, por ser el más cargado hacia la izquierda. ¿Cuánto tiempo más podrá Morena seguir en el sitio que ganó en 2018? ¿Cuánto tiempo más podrá Morena mantener la imagen de progresista? ¿A cuántos arribistas más del PRI, PAN, PRD, etc. podrá seguir cargando? ¿Cuánto más podrá la figura de AMLO lavarles la cara?