Hace unos días se hizo revuelo acerca de la visita programada de Jorge Maynez a la UAM, unidad Xochimilco. Entre la comunidad se podía notar un ambiente de agitación.
El día jueves 25 de abril, a la hora de cita, a las 17 horas, se hizo presente en el templete del Centro Cultural el candidato Maynez. A su llegada eran claros los recibimientos: «¡Maynez presidente!» y en el otro sector «¡Fuera Maynez! Algunos compañeros aparecieron con pancartas que levantaban con consignas: «Nuestros sueños no caben en sus urnas», «Ni PRI, ni PAN, ni Morena, ni Movimiento Ciudadano, educación pública al poder”, «No creemos en su falsa democracia». En medio de gritos y abucheos, el candidato tomó la palabra y presentó su discurso.
Enseguida se abrió el diálogo entre estudiantes y el candidato. La actitud de los estudiantes era bastante reñida en participación y en el cuestionamiento muy crítico de sus propuestas que pasaron desde señalar demandas a empresas por daño al medio ambiente hasta por supuestos videos de Maynez en estado de ebriedad.
En medio del debate se hacían escuchar las voces de estudiantes en desacuerdo con su visita llevando la campaña presidencial dentro de la universidad. A lo cual él respondió: ¡Aquí estoy, no me voy a ir!
A pesar de que el candidato de MC se manifestó a favor de las distintas posturas respecto a su visita, el diálogo se intensificó al punto de verse interrumpido por riñas al tomar la palabra y distintas expresiones de protesta que claramente no iban a desaparecer en los escasos 40 minutos destinados para el debate.
De manera colectiva los estudiantes organizados en diferentes espacios redactamos un posicionamiento que pudo leerse en las intervenciones.
Maynez dejó en claro que hay que hacer de la democracia nuestra cultura. Sabemos que inmersos dentro del capitalismo el sistema carga consigo altos precios para nuestra sociedad, como todas las formas de opresión y explotación que conocemos hasta ahora y que la bandera de la democracia burguesa, que tanto se ondea por los reformistas, se utiliza a favor de los capitalistas. Ni Maynez, ni Sheimbaum, ni Xóchitl piensan en tocar la fortuna de los empresarios como Carlos Slim, eso es algo que ni siquiera López Obrador ha hecho hasta el momento.
Acerca de la cuestión de la mujer, no se mencionaron propuestas que den soluciones reales ante la crisis de violencia que enfrentan las mujeres. Sabemos que los feminicidios ascienden a 11 por día, y que existe una brecha salarial entre hombres y mujeres.
Cabe decir que ante la presión de la comunidad, Maynez se vió obligado a radicalizar su discurso. Habló de la unidad latinoamericana, dijo que leyó a Gramsci y citó a Martí y a Violeta Parra. Tuvo que deslindarse de la antigua alcaldesa de derechas de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, que se presenta como candidata de su partido. Pero esos discursos fueron recibidos como palabrería vacía. Como bien dijo un compañero, el candidato de MC para jefe de gobierno de la CDMX, Salomón Chertorivski, se ha manifestado a favor del imperialismo Israelí que hoy masacra al pueblo palestino. Tampoco podemos cerrar los ojos ante el gobierno de Samuel García, quién quiere ocultar su política de derechas contra los trabajadores de su entidad con vacias campañas en redes sociales y mucho menos el gobierno reaccionario y represivo de Alfaro en Jalisco. De tal forma que las palabras “radicales” de Maynez son vistas como demagogia pura al ver la práctica oportunista y reaccionaria de Movimiento Ciudadano.
Ni la UAM ni los consejeros estudiantes, siquiera realizaron una encuesta de satisfacción con la comunidad sobre Maynez por motivo de su acto de campaña para que este acto se llevara a cabo.
Cada seis años se presentan promesas de campaña que no se cumplen genuinamente. Los problemas inmediatos como la violencia hacia la mujer, se siguen recrudeciendo. Las reformas y el sistema de justicia se han mostrado limitados para resolver las necesidades de nuestra clase.
La organización sí debe ser desde las bases como señaló el candidato, pero a partir de su adquisición de experiencia organizativa dada por las condiciones históricas de un período determinado. Es nuestra tarea explicar a las compañeras y compañeros que una real democracia debe de representar a nuestra clase y sólo podrá ser desarrollada por nosotros mismos. Confiar en darle esta capacidad al actual Estado, que históricamente no representa a nuestra clase, es dar pauta a una nueva decepción pintada ahora de color naranja.