Es importante hacer un análisis correcto del proceso de renovación de la dirigencia en nuestro partido, de lo correcto de este análisis podremos emprender las acciones necesarias para rescatar a Morena y darle la importancia de un partido de la clase trabajadora, esto cada vez es más necesario dado que las contradicciones del sistema se agudizan. La clase obrera cada vez está siendo más golpeada por la crisis y la lucha organizada se hace necesaria.
Nuestro análisis debe ir más allá. Lejos de la mediatización y el análisis simplista que reduce este proceso a una lucha entre la cúpula del partido, nosotros debemos aprender a leer los intereses de clase que se ocultan detrás de este proceso. Ya que, no únicamente se están peleando los cargos, sino que se está jugando la existencia del partido como una herramienta de lucha del pueblo trabajador por defender sus intereses de clase en contra de los ataques de la burguesía.
De lo correcto del análisis podremos plantearnos qué papel jugamos los militantes conscientes, el papel que juegan las cúpulas del partido y a qué intereses sirven, y las tareas que debemos llevar adelante para rescatar a Morena como partido de la clase trabajadora.
Quienes formamos Morena, lo hicimos con la convicción de generar un partido diferente a los partidos tradicionales del viejo régimen y antes que abandonar, estamos dispuestos a luchar y defenderlo. Es por eso que, cuando hacemos un llamado a las bases a defender Morena de las garras del oportunismo y de la derecha lo decimos porque tenemos un programa que defender y es el de la clase trabajadora.
La intromisión de los órganos electorales en la vida de nuestro partido, provocó diferentes reacciones, por considerarla antidemocrática e ilegal pero dentro de estas reacciones, hubo quienes se acomodaron al proceso por el hecho de considerarla ventajosa para sus fines. En medio de esto, es importante analizar la actitud de la mayoría de las bases quienes rápidamente hicieron suyo el proceso y abanderaron candidatos de acuerdo a sus interese, al grado que hubo candidatos de los diferentes sectores, aunque cada uno con sus peculiaridades.
De entre los candidatos punteros, nos pudimos dar cuenta del abismo que existía entre las bases y el programa que ellos defendían. Gibrán y Attolini, por ejemplo, fueron candidatos mediatizados y sin un programa destinado a democratizar el partido a lo interno, además que mostraron su incongruencia pues ambos declinaron por Mario Delgado, dejando ver su actitud oportunista.
Por su parte, Mario Delgado tuvo un rechazo generalizado de un gran sector de los militantes, en parte por la campaña desmedida de derroche de recursos en medios masivos, por otro, por recibir un apoyo oportunista de los sectores más reaccionarios del partido, por último, por su trayectoria oportunista que incluye su apoyo al pacto por México de Peña Nieto, lo que nos deja claro que él es el candidato de la derecha
Durante este proceso de renovación, también pudimos percibir el apoyo sincero y organizado de las bases en torno a Citlalli Hernández y fueron las bases quienes la impulsaron y apoyaron con una campaña austera, participando en foros, comités y debates virtuales, en grupos de difusión mediante redes sociales, es decir, fue una candidata impulsada y respaldada por las bases, donde no hubo más que esperar a que se le ratificara el triunfo en la encuesta, por esa razón, el apoyo a Citlalli no puede ser otro que un apoyo crítico, y se le debe exigir no ceder ante las presiones de la derecha y asuma una posición consecuente con las demandas de los trabajadores del país.
Por otro lado, Porfirio Muñoz, que no es más que un viejo político acomodado al régimen, que a lo largo de su historia ha hecho concesiones al mejor postor y ahora supo pactar en el momento indicado para colarse del hervor popular en favor de Citlalli y que en su momento, muchos no vieron más opción que arrastrarlo junto con el apoyo a Citlalli y se le consideró una oposición a Mario, pero en el fondo representan básicamente lo mismo.
Los ganadores de este proceso ya están dictados, Mario Delgado en la presidencia del partido (una imposición conveniente y a modo de la burguesía del país) y Citlalli Hernández en la Secretaría General del partido, con un apoyo y confianza de las bases en su persona. Esta dupla al frente del partido, representa en sí, la situación del partido en general: una pugna constante entre las bases que luchan y se organizan contra la cúpula que persigue sus intereses mezquinos y de grupo y no duda en hacer acuerdos y concesiones a la burguesía.
Las lecciones que nos deja este proceso, es precisamente la acción de la militancia en este proceso, ya que, fueron capaces de prever la imposición que se perpetraba y eso es síntoma del crecimiento que hemos tenido en este periodo, saber leer los intereses que hay detrás de esta intromisión del INE y el Tribunal por un lado y la imposición de Mario Delgado por otro, demuestra la claridad que tenemos como militantes de seguir luchando por Morena.
Este proceso nos demostró la necesidad de los políticos defensores de los interese de la burguesía por convertir al partido en una agencia de colocación. Eso representa Morena hoy en día, la ambición que tienen por la dirigencia es en realidad, su ambición por la posibilidad de que la burguesía gobierne el país, pero con las siglas del partido. Es por eso que la oposición a Mario, significa la oposición a los intereses de la burguesía, la oposición a Mario significa la necesidad del pueblo de avanzar hacia reformas más contundentes en contra del capital.
Para hacer un análisis real, debemos tener en cuenta el contexto general del país en el que las contradicciones se han acelerado, y que, a pesar de tener un gobierno popular, no ha logrado dar respuesta a los cientos de miles de víctimas de la violencia, a la falta de insumos médicos, a la falta de impartición de justicia, etc. Este gobierno no ha avanzado hacia una transformación profunda del régimen y la existencia de injusticias, pone en entredicho si con la política de dar apoyos en especie a sectores vulnerables, va a ser suficiente para mitigar las contradicciones del sistema y mantener al pueblo desmovilizado mientras se sigue llevando adelante el programa de un sector de la burguesía.
Las bases de Morena luchamos por un programa mucho más profundo que culminara en una Cuarta República en la que por fin triunfará el programa de la clase trabajadora, hoy por hoy la 4T se ha convertido en un membrete, en una marca y se han encargado de desmantelar la esencia de la cuarta república. Pero además la herramienta de lucha del pueblo trabajador, que debería ser Morena, se han encargado de ofertarla incluso entre elementos de la burguesía. En la situación actual, de crisis orgánica del capitalismo, una cuarta transformación en el país no puede ser otra que una república socialista, que es por lo que debemos luchar.
Si somos militantes críticos y conscientes de la realidad en que vivimos, debemos asumir el papel de la clase a la que pertenecemos y reconocer que nuestras tareas son las de la clase trabajadora. Por lo que, debemos reforzar la formación política, para formar cuadros políticos que sean capaces de defender los intereses de la clase. Y esa formación política que se necesita, debe ser el marxismo.
Al formarnos políticamente, podremos entender nuestra realidad y luchar y organizarnos para transformarla.
De esta tarea básica de formación se desprenden tareas importantes:
- Aprender de los procesos y defender Morena como una herramienta de lucha del pueblo trabajador.
- Exigir la elección de nuestros órganos de dirección en todos los niveles de manera democrática, ¡rechazo total al método de elección vía encuestas!
- Exigir la democratización del partido y las asambleas distritales y municipales como método único y democrático para discusión y aprobación de los planes de trabajo y elección de nuestros dirigentes y representantes.
- Reactivar los comités de base con herramientas de discusión política y acción.
- Frente amplio con las organizaciones sociales que dan la lucha por las demandas más sentidas como inseguridad, feminicidios, luchas obreras etcétera. Aspirar a dirigir la lucha organizada de las masas. Por una independencia de clase, ¡rechazo a cualquier alianza con sectores de la burguesía!
- Por la radicalización y profundización del proceso de cambio en el país:
Recuperación de las empresas privatizadas, expropiación de las empresas que evadan impuestos y boicoteen los cambios a favor del pueblo. Una vez en manos del estado, deben funcionar bajo control obrero. - Transformación radical del Estado construyendo nuevas instituciones basadas en la organización del pueblo.
- Organización y lucha de los trabajadores del campo y la ciudad como única vía para conseguir las transformaciones profundas que la sociedad necesita.