Todos conocemos las relaciones políticas entre Cuba y los Estados Unidos.
En el año 1959, que marca el triunfo de la revolución Cubana, el Comandante Fidel Castro junto con sus guerrilleros toman el poder en el país, apoyados en parte por la clase obrera en Cuba. Dos años después, la mayoría de la economía capitalista es expropiada y nacionalizada por Fidel, el analfabetismo se erradica por completo junto con la desnutrición, y la expectativa de vida sube a 79 años, mas larga que en el resto del Caribe y comparable con expectativas en países desarrollados.
Así comienza la larga historia de los Estados Unidos tratando de socavar la revolución además de restaurar su poder anterior sobre la isla.
Pero yo no vine hablar sobre la conexión estadounidense, sino sobre la conexión canadiense con la isla de Cuba. Una conexión que corre más profunda que la conspiración de que el primer ministro Justin Trudeau es el hijo de Fidel.
Lo primero que deberíamos preguntar es: Canadá y Cuba, ¿amigos o enemigos?
En oposición a sus vecinos, los Estados Unidos, el papel de Canadá en relación a Cuba ha sido como la relación entre policía bueno y policía malo.
Mientras los Estados Unidos por los próximos 60 años socava la revolución cubana a través de invasiones, un embargo que a durado más de 60 años, operaciones de espionaje, e intentos de asesinato del comandante Fidel Castro – Canada toma la ruta de formar lo que se vería como relaciones “diplomáticas” que apoyan al pueblo cubano en lugar de ahorcarlos.
Estas relaciones comienzan igual después del triunfo de la revolución, y aunque por los primeros años el estado de Canadá se sumaba a los esfuerzos de Estados Unidos en contra de la revolución, el país nunca rompió relaciones diplomáticas, y en 1976, con la visita de Pierre Elliot Trudeau, estas relaciones se hicieron aún más amigables.
Así serían las próximas dos décadas con varios primer ministros manteniendo la relaciones con la Isla, incluyendo primer ministro del Partido Conservativo de Canadá, Bryan Mulroney, y líder del Partido Liberal Jean Chretien que visita la isla en los 90s, que también marca el año cuando cae la Unión Soviética.
Inmediatamente, Canadá, y sus capitalistas toman la iniciativa de establecer operaciones económicas en Cuba, y aquí se comienza a exponer los motivos verdaderos del imperialismo canadiense.
Actualmente Canadá exporta $210 millones de dólares Americanos en mercancía, un número que a bajado de $500 millones en 2017, además de la exportación de turistas canadiense que aportan al sector económico más importante en la isla que también ha bajado en frecuencia de 410 mil llegadas anuales en 2020 a 68.9 mil llegadas en el 2021.
A pesar del impacto económico global después de la pandemia, el objetivo de Canadá en Cuba no ha cambiado y las negociaciones económicas continúan.
Mientras los Estados Unidos continúan votando en favor del embargo, Canadá se opone pero por la misma razón que quiere entrada libre a Cuba para imponer su poder imperialista y nunca tuvo su capital expropiado por la revolución. Canadá solamente ha decidido jugar el juego más largo, por la vía supuestamente neutral. Pero, Canadá en realidad ha sido menos que neutral en la operación de derrocar la revolución Cubana. Documentos desclasificados cuentan que había negociaciones entre Canadá y los EEUU en que este último país asesoraba a Canadá a que no rompiera relaciones diplomáticas con Cuba para poder usar la embajada canadiense en la isla como base de inteligencia y espionaje.
Con jugar el juego mas largo, el imperialismo canadiense ha hecho más para restablecer el capitalismo en Cuba que sus compañeros en los EEUU. Canadá tiene influencia en la industria minera, además de la turística, y piensa en crecer su influencia en Cuba lo más posible.
Históricamente Canadá jamás ha sido un jugador neutral en el gran juego del imperialismo. Desde sacar las tropas de Afganistán en último lugar, después de los americanos, a aplaudir a un fascista Ucraniano en la asamblea nacional, a apoyar el estado de Israel con armas, y recursos – el estado de Canadá y sus capitalistas comparten todo los mismos intereses de los imperialistas en otras partes del mundo. Para ellos, tomar poder en Cuba les daría una posición muy estratégica en el caribe y América Latina.
La solución en Cuba no es el restablecimiento del capitalismo mediante las conexiones de otros imperialistas para salvar las conquistas de la Revolución, ¡al contrario!
La única forma de que Canadá y otros países puedan defender la revolución cubana es ¡con más socialismo! Más revolución, especialmente en Canadá, donde el objetivo debería ser exponer la hipocresía del Estado canadiense a la clase obrera, jóvenes, y revolucionarios que sí desean defender honestamente la revolución Cubana.
Para los revolucionarios, nosotros tenemos la tarea de la defensa incondicional y crítica de la revolución cubana (defender sus éxitos tanto como aprender de sus errores para fortalecer el socialismo aún más en la isla) y de organizar a los trabajadores y jóvenes revolucionarios para derrocar el imperialismo canadiense.
¡Por el establecimiento de una Cuba totalmente comunista, y el establecimiento de una Federación socialista de las Américas!
¡Hasta la victoria siempre!