En 2024 se cumplen 45 años de la primera movilización por los derechos democráticos de los homosexuales en nuestro país. Un acontecimiento sumamente importante que debemos reivindicar y estudiar para comprender el carácter revolucionario que en ese entonces mantenía en la lucha política al sector de la diversidad sexual.
El movimiento de liberación homosexual en México tiene una configuración importante, podría señalarse que es una de las olas expansivas de 1968 iniciadas con el movimiento estudiantil popular y, además, potenciado por los acontecimientos surgidos en Stonewall, Estados Unidos, una década antes.
En EEUU estaban prohibidas las relaciones entre personas del mismo sexo. Las personas homosexuales sufrían muchas restricciones en todos los ámbitos sociales. Laboralmente, por ejemplo, no podían trabajar para el gobierno federal o el ejército, se les negaba la licencia para ejercer distintas profesiones como derecho o medicina, hasta el colmo que las personas homosexuales podían perder su trabajo si se descubría su orientación sexual no era la normalizada.
La discriminación no acababa allí, la vida social de las personas homosexuales estaba llena de una dura marginación y les condenaba a vivir en silencio u ocultas, se les tachaba de enfermas mentales por la medicina, de depravados por la religión y de improductivos por el Estado. La prohibición de la homosexualidad permitía un ataque brutal de la policía y una política punitiva.
La movilización homosexual que se realizó en la Ciudad de México en 1979 fue precedida de una organización paulatina que fue impulsada por algunos grupos políticos con tendencias estalinistas o cuasi trotskistas que planteaba la organización de minorías discriminadas, como el PCM o el PRT. Algunos de sus miembros eran activistas y se hacían presentes desde el año anterior en movilizaciones como la del 2 de octubre y otras más
Stonewall 1969
En la década de los sesenta, hubo un “auge” de homosexuales en New York. Proliferaron bares gay clandestinos controlados por la mafia y calles donde se hacían reuniones sociales de homosexuales, trasvestis y drags. Se albergaban cientos de personas que prácticamente vivían en clandestinidad. Las calles neoyorkinas se volvieron en un punto de despliegue y acoso policíaco a estos bares y zonas para homosexuales, miles de personas eran arrestadas en esa ciudad por cometer “actos contra la naturaleza”.
Estás condiciones gestaron la chispa de importantes protestas de masas en New York que comenzó con una redada en el bar gay Stonewall Inn en 1969, cuando seis policías sacaron a golpes a lesbianas, gays, transexuales y drags. Esta confrontación fue lo que detonó el primer llamado a una movilización masiva al día siguiente que desataron distintos movimientos de liberación sexual en EEUU, conocidos como los disturbios de Stonewall. Aunque este no fue el primer proceso de lucha por los derechos de las personas homosexuales si fue el detonante para una lucha abierta y frontal contra una sociedad conservadora, prejuiciosa y opresora. Se formó el Frente de Liberación Gay tomando como referencia la lucha del Frente de Liberación Nacional en Vietnam que combatía a EE.UU.
Este proceso no fue un acontecimiento aislado, 1968 fue el año de la revolución internacional: el movimiento estudiantil popular en México, el mayo francés, la primavera de Praga, etc., gestaron grandes elementos revolucionarios que combatieron a los regímenes de la época en busca de libertades y una transformación radical de la sociedad.
Frente de Liberación Homosexual
En México la lucha frontal por la liberación homosexual se hace presente una década después de los acontecimientos de Stonewall, en 1979. En el país, el movimiento por los derechos de las personas de la diversidad sexual no se configuró únicamente en la cuestión de la liberación sexual, sino que se posicionaba contra un gobierno represor y antidemocrático. La década de los 70 en México con Luis Echeverría, como sucesor de Díaz Ordaz y heredero de la política de militarización y represión, fue la década de la guerra sucia, la desaparición y la tortura de los sectores que continuaron organizados después del 68.
El sector de la diversidad sexual no estaba exento de esta política de violencia, las famosas “razzias” eran detenciones ilegales en eventos, reuniones o contra individuos que, acusados de ser “anormales”, eran detenidos.
En 1971 en televisión nacional se habló del despido de una persona por ser homosexual. En ese programa con Jacobo Zabludovzky estaba Nancy Cárdenas, dramaturga y militante del Partido Comunista, quien se posicionó en defensa de la homosexualidad y declaró abiertamente su lesbianismo. Días después Nancy comentó: “nadie se me acercó para agredirme, todo lo que recibí fueron felicitaciones, pero nadie me dio trabajo. (…) Mi familia me dijo: que bien una participación nacional de esa envergadura, pero lástima que fuera para el tema de los jotos”.
Violencia, discriminación y despidos injustificados era la cotidianidad de las disidencias sexuales en nuestro país, nada distinto a lo que se vivía en EEUU o cualquier otro país, incluso nada distinto a lo que la juventud y la clase trabajadora se enfrentaba de manera cotidiana.
Nancy Cárdenas llamó a reuniones para discutir la acción política del sector homosexual en las que participó Carlos Monsiváis y Luis Gonzales de Alba, varios elementos ya militaban en alguna organización revolucionaria o participaban activamente en el movimiento popular. Las reuniones derivaron en la formación del Movimiento o Frente de Liberación Homosexual que organizó distintas actividades en pro de los derechos de los homosexuales. Su actividad fue de carácter clandestina, la duración del frente fue poca, pero trascendió en la época de lucha política contra el viejo y rancio priísmo.
En 1975 se escribió el manifiesto “Contra la práctica del ciudadano como botín policíaco”. El manifiesto expresa como habían aumentado las detenciones a personas por cuestiones de disidencias políticas o disidencias sexuales por “subversivos” o por “homosexuales”, las raizzas policíacas, violaciones domiciliarias, golpes y torturas. El manifiesto fue un posicionamiento político que igualó la violencia que el Estado mexicano tenia hacia la disidencia política y sexual, señalaba porcomo había incrementado la inseguridad y que esto había propiciado la paranoia anticomunista y la homofobia. Señalaba que no se puede acusar a alguien de ser homosexual como no se le puede acusar de ser alto, rubio, zurdo o guapo.
El manifiesto lo escribió Luis Gonzales de Alba quien participó en el movimiento estudiantil popular del 68 y fue publicado en la revista Siempre que dirigía Carlos Monsiváis. Esta declaración fue firmada por distintos elementos de la lucha política e intelectuales de la época, entre ellos José Revueltas, Elena Poniatowska y Juan Rulfo.
La movilización homosexual que se realizó en la Ciudad de México en 1979 fue precedida de una organización paulatina que fue impulsada por algunos grupos políticos con tendencias estalinistas o cuasi trotskistas que planteaba la organización de minorías discriminadas, como el PCM o el PRT. Algunos de sus miembros eran activistas y se hacían presentes desde el año anterior en movilizaciones como la del 2 de octubre y otras más.
Posteriormente se formarían organizaciones y grupos como “Lesbianas socialistas” (1978) y el “Frente Homosexual de Acción Revolucionaria”(1979). Esto muestra que había una militancia comunista como eje de participación política donde la disidencia sexual planteaba su liberación sexual como parte de la transformación radical de la sociedad capitalista.