El pasado 10 de diciembre se llevó a cabo una marcha organizada por estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNAM, donde exigen la apertura de más plazas de internado y mejores condiciones en las mismas. El punto de partida fue el Parque de la Bombilla para continuar a la Rectoría de Ciudad Universitaria y finalizar en la Facultad de Medicina. Durante el recorrido se vieron a las y los estudiantes portando batas blancas para distinguirse como médicos, además de carteles en donde solicitaban apertura de plazas para los 124 alumnos que no tuvieron la oportunidad de elegir una sede, pues la UNAM ofertó 989 plazas, siendo 1113 alumnos y alumnas quienes las requerían.
Nos faltan 124 plazas
Es bien sabido que la Facultad de Medicina alberga a alumnas y alumnos de excelencia y comprometidos con su vocación, pero pareciese que no lo suficiente para las autoridades académicas y de los hospitales, pues durante la pandemia los promedios para la demanda de plazas en los mejores hospitales para realizar el internado (ubicados todos en CDMX) aumentaron, así que las y los estudiantes de mejores promedios, catalogados como de excelencia, se quedaron en esas tan demandadas sedes; por otro lado el alumnado con promedios “regulares” encontraron plazas en hospitales ubicados en otros estados de la república. Aun así, hubo 124 alumnos y alumnas que no alcanzaron plaza para su internado.
Los promedios constituyen un factor decisivo en este proceso, como se mencionaba anteriormente. Esto ha funcionado como filtro cada vez más elitista. Promedios de 8.8, según la institución, no son suficientes para poder ser candidatos a los hospitales de Ciudad de México u otros accesibles a las condiciones de cada estudiante. Las únicas opciones para escoger, son hospitales ubicados en narcoestados como Ciudad Juárez en Chihuahua y Reynosa y Nuevo Laredo en Tamaulipas.
En los carteles de los estudiantes se puede leer “Todos los promedios merecen una sede segura”, pues se sabe que tendrán que vivir solos, en un lugar que no conocen y en donde pueden correr peligro.
Hay que ser conscientes que, dadas las condiciones materiales actuales, muchos de estos estudiantes no tienen los recursos suficientes para ir a otros estados de la república a realizar su internado. Aunque la universidad ofrece un apoyo económico, éste no es capaz para cubrir todos los servicios que se requieren durante la estancia de los estudiantes. Se exige también el destinar becas justas y adecuadas para todas y todos estos alumnos, para llevar a cabo su internado en mejores términos.
¡Internado digno…
El internado es en donde se consolida el aprendizaje clínico, aquí se practica y construye lo aprendido en los años anteriores de la licenciatura. Por lo tanto, debe ser un espacio que brinde seguridad a todas y todos los estudiantes que están por culminar la carrera, para que obtengan los conocimientos que esperan adquirir en ese año como médicos internos. No obstante, los tratos que reciben los jóvenes internos en estos espacios suelen ser abusivos o tormentosos, pues se denuncian jornadas de hasta 36 horas, tiempo donde los internos realizan labores y actividades clínicas sin oportunidad de descanso, afectando éstas a su salud física y mental. Además, denuncian desde abuso psicológico por médicos “superiores” hasta acoso o agresión sexual. De igual manera, este carácter de explotación se agravó con la contingencia sanitaria, donde muchos estudiantes perdieron la vida por la falta de responsabilidad de las autoridades ante las circunstancias que enfrentamos.
…y seguro!
Las relaciones sociales de producción han sido profundamente alteradas por la presencia actuante del narcotráfico y del crimen organizado en la vida económica, política y social del país, este aspecto nos concierne específicamente en los crímenes cometidos contra estudiantes de medicina, que se encuentran haciendo su internado en estados donde los índices de violencia, ligada a las actividades del narcotráfico, como a la trata de personas, el tráfico de armas, el secuestro y la extorsión son mucho más altos que en la CDMX. Anteriormente se mencionaba que muchas sedes estaban localizadas en otros estados de la república y aunque el sistema capitalista no distingue ubicación geográfica, existen ciertas regiones en el país donde se hacen más claras las contradicciones del capitalismo. De acuerdo con la revista Proceso, el municipio de Tijuana, Baja California, destaca por ser del más violento en el país con 749 homicidios y, en segundo lugar, se ubica Ciudad Juárez, Chihuahua, con 515 asesinatos.
Desafortunadamente las y los jóvenes que son asignados para estas plazas no pueden gozar de la seguridad que el Estado tendría que ofrecer y algunas veces son víctimas del sistema que nos mantiene vulnerables ante estos crímenes de Estado.
Toda esta movilización desembocó en un paro de labores académicas impulsada por alumnos y alumnas de 5° año de la licenciatura, que después fue apoyado por los demás compañeros y compañeras que cursan semestres anteriores de la misma licenciatura, como muestra de solidaridad y protesta. Ante esto, la Facultad de Medicina emitió un comunicado donde daba a conocer la apertura de nuevas plazas en el área metropolitana, además de la posibilidad de cambiar la sede si es que ya estaba asignada.
No podemos dejar de atender la base material sobre la que se alza la sociedad, además de movilizarnos para que se atiendan las necesidades que demanda el estudiantado y la lucha por la apertura de plazas suficientes y seguras para los jóvenes internos, es necesaria la organización para erradicar las condiciones que perpetúan la violencia en el país para que todos los médicos internos puedan desarrollar sus labores y disfrutar su vocación de manera digna y segura