Las declaraciones del General Carlos Gaytán Ochoa, durante un desayuno efectuado en las instalaciones de la Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA), reflejan profundas divergencias de un sector de la cúpula militar privilegiada con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Éste último ha respondido con algunas declaraciones y una publicación en sus redes sociales con argumentos históricos sobre la imposibilidad de un golpe de Estado.
Estas declaraciones debemos enmarcarlas en los intentos cotidianos de los sectores más reaccionarios de la sociedad por desestabilizar el gobierno de AMLO, ante lo cual las organizaciones sociales, obreras, populares y las agrupaciones políticas de izquierda revolucionaria debemos pronunciarnos.
La cúpula militar reaccionaria
De manera legal, el mando supremo de las fuerzas armadas corresponde al presidente en turno en nuestro país, sin embargo, sabemos que eso es una formalidad. El ejército, la marina y la fuerza áerea obedecen a una dinámica e intereses propios.
Aunque el ejército parece un ente totalmente monolítico debido a la disciplina que se establece en los cuarteles, en su composición también suele haber una diferenciación. Mientras un General de División percibe cerca de $176,000 mensuales, un soldado raso percibe cerca de $11,000. Incluso las percepciones de los altos mandos del ejército superan al sueldo del actual presidente, los sueldos brutos mensuales del Secretario de Defensa Nacional y el Subsecretario de Defensa Nacional son de $205,122.03 y $189,944.20, respectivamente. Las capas superiores del ejército están más identificadas con los intereses de la clase dominante y la oligarquía; las capas inferiores, como los soldados rasos provienen de sectores populares, de comunidades campesinas o las colonias populares. En realidad, no podemos hablar de una unidad de intereses del ejército en general.
A partir de esto podemos entender la declaración del General Carlos Gaytán Ochoa durante el desayuno realizado en las instalaciones de la SEDENA el pasado 22 de octubre, el cual manifestó profundas divergencias con el actual gobierno.
El General, ya retirado, ocupó diversos cargos, ha sido subsecretario y jefe del Estado Mayor de la SEDENA, jefe de las zonas militares de Nayarit y de los Altos de Chiapas; agregado militar y representante de México ante la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas y ante la Conferencia Especializada Interamericana sobre Terrorismo; integrante del grupo de coordinación del gabinete de seguridad nacional y fue candidato a suceder al general Guillermo Galván Galván como secretario en 2012. Algunos de esos cargos sucedieron durante el gobierno panista de Felipe Calderón.
En el inicio de su discurso expresó:
«Se me ha concedido la palabra para expresar ante ustedes, algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda, compartimos todos los aquí presentes.
Nos preocupa el México de hoy.
Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados».
Incluso dejó deslizar algunas divergencias con la ideología de izquierda, que según su punto de vista está vinculada al resentimiento social:
«Actualmente vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento».
Y reproduciendo el discurso que los sectores de derecha, de la clase dominante y de sus periodistas e ideólogos, sobre la ausencia de “contrapesos” políticos en el nuevo gobierno, mencionó:
«Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad».
Aunque dichas declaraciones pueden parecer un hecho aislado, los asistentes al desayuno, altos mandos del ejército y la fuerza aérea, las avalaron y aplaudieron, poniéndose de pie cuando el General Gaytán culminó su discurso, esto fue confirmado en una nota publicada por el periódico La Jornada el pasado 1 de Octubre.
Lo posición del general Gaytán no es personal, y cuenta por lo menos con la simpatía de un sector de la cúpula militar.
Las generalizaciones en el discurso sobre la “ofensa hacia los soldados” y la vinculación que hace de la ideología de izquierda hacia el resentimiento, podemos interpretarlo “para decirlo con suavidad” como que un sector de la cúpula militar es la que verdaderamente se siente ofendida y se sienten sumamente incómodos con el actual gobierno ya que una parte de los generales identifican sus intereses con los gobiernos emanados del PRI y el PAN, que a su vez eran el vehículo por el que la clase dominante, los grandes banqueros y empresarios y el propio imperialismo norteamericano imponía su agenda.
No es casual la posición ideológica del general Gaytán, quién fue entrenado en las Escuelas de las Américas, de donde han egresado diversos militares que han implementado golpes de Estado y se han puesto al servicio de los intereses económicos y políticos de sus respectivas oligarquías y el imperialismo estadounidense en América Latina.
Las reacciones ante el pronunciamiento
La oposición de derecha no tardó en pronunciarse a favor de la posición del General. El senador panista Gustavo A Madero expresó que: «En el Ejército hay inconformidad, hay molestia. El presidente debe acusar recibo, más que cuestionar al mensajero», la senadora panista Josefina Vázquez Mota también manifesto que: «Ni con ataques físicos, pero tampoco con ataques verbales. Todo aquello que socave su fortaleza institucional, que ponga en riesgo innecesario sus vidas y las de sus familias, así como el rechazo a escuchar sus voces, resultan una amenaza para la democracia y la seguridad del país”.
También toda la prensa reaccionaria y mercenaria hizo eco de las declaraciones del general y le dieron un apoyo franco y abierto. Prácticamente toda la reacción hizo eco de las declaraciones de Gaytán.
Debemos reiterar cuál es el concepto de democracia que entienden los panistas: el avalar fraudes electorales e imponer gobiernos que vayan en contra de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo en general y que favorezcan los intereses de los grandes empresarios y banqueros.
Evidentemente existe una inconformidad entre la cúpula militar que pudo profundizarse partir del fallido operativo en Culiacán, en el cual fue detenido y posteriormente liberado Ovidio Guzmán y donde Cártel de Sinaloa mostró todo su poderío amenazando a familiares de militares y la población civil, por lo que el gobierno optó por dejar en libertad al narcotraficante para evitar una masacre. Pero la declaración del general Gaytán va más allá de algún hecho concreto, manifiesta una posición política e ideológica en contra del actual gobierno y en contra de la izquierda.
Andrés Manuel López Obrador ha respondido de manera indirecta al discurso de Gaytán, incluso hizo referencia a la posibilidad de un golpe de Estado, el 2 de noviembre publicó en sus redes sociales:
«¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara.
Ahora es distinto. Aunque son otras realidades y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones, la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país».
Veremos hasta donde llega esta guerra de declaraciones, pero es evidente que existe una estrategia de los sectores más reaccionarios del país para desestabilizar al gobierno de AMLO, potenciado desde los grandes medios de comunicación, promovido por la derecha política y ahora sale a relucir el apoyo de un sector de la cúpula militar. Ante esa situación las organizaciones de la clase trabajadora, el movimiento popular, los jóvenes y estudiantes conscientes no debemos ser indiferentes, debemos manifestarnos contra cualquier intento reaccionario de desestabilización del actual gobierno y exigir medidas contundentes y serias que lo combata.
Contra la reacción y sus intentos de desestabilización
Evidentemente un sector de la clase dominante, los grandes empresarios y banqueros de nuestro país no se resignan al hecho de haber perdido el control directo del gobierno. Al decir esto no afirmamos que en el gobierno de AMLO no existen sectores de la burguesía que estén promoviendo una agenda económica y política que atienda sus intereses, sino que existe un sector de la misma vinculado particularmente a las grandes cámaras empresariales como el Consejo Coordinador Empresarial que han optado por la vía de la oposición abierta e incluso han promovido las campañas de desestabilización en contra del gobierno.
En los últimos años los gobiernos del PRI y el PAN le garantizaron a la clase dominante mexicana la dominación política directa y medidas para favorecer la acumulación de capital. Algunos sectores de la burguesía mexicana se sienten incómodos con el gobierno de AMLO, lo ven como una especie de intruso y han desatado desde el primer día su campaña desestabilizadora.
Cotidianamente observamos en los grandes medios de comunicación campañas desinformativas, un sector de la cúpula empresarial se ha manifestado en contra de algunas medidas del gobierno, y aunque el PRI y el PAN están hundidos políticamente, en sus espacios reproducen el mismo discurso.
Ahora, la declaración del general Gaytán viene a abonar a esa campaña, la cual al parecer cuenta con la simpatía de un sector de la cúpula militar.
La clase trabajadora y los jóvenes conscientes no podemos ser neutrales en esta situación, si bien el gobierno de López Obrador, en algunos aspectos no representa un viraje fundamental en el terreno social y económica, nuestra posición no tiene que ser la indiferencia ante los ataques reaccionarios, debemos repudiarlos y prepararnos para combatir cualquier ataque serio que se pretenda dar.
Si tomamos como referencia histórica lo escrito por el propio AMLO, evidentemente el gobierno de Francisco I. Madero no utilizó su base social para impedir el golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta, que fue apoyado por un sector de la cúpula militar, por empresarios y la embajada estadounidense, sencillamente porque Madero desconfiaba de la iniciativa independiente de campesinos pobres y de los obreros, quienes comenzaron a participar activamente a partir del llamado a derrocar al dictador Díaz y con el gobierno de Madero se sintieron confiados para expresar sus demandas y movilizarse por ellas una y otra vez se les frenó su iniciativa prometiéndoles que sus demandas históricas se resolverían una vez que se redactara una nueva constitución, las promesas de tierra se vieron incumplidas y las demandas de mejoras económicas para los obreros fueron postergadas. El gobierno de Madero se encontró presionado entre dos fuerzas, por un lado, miles de obreros y campesinos que exigían tierra y mejoras laborales y económicas y por otro las fuerzas reaccionarias que deseaban aplastar por la vía violenta la incipiente revolución. Esa situación se resolvió por la vía reaccionaria mediante el golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta.
La campaña de la reacción no se combate en los límites de la legalidad burguesa, muchos golpes de estado, campañas de odios de la derecha se han dado bajo el discurso de la democracia y la legalidad.
Para luchar contra la campaña reaccionaria debemos organizar desde abajo en comités de base y de lucha en los centros de trabajo, centros de estudio, en las colonias, comunidades, coordinados a nivel municipal y estatal. Con la finalidad de profundizar la organizar y preparar la movilización masiva para derrotar cualquier intentona reaccionaria.
A su vez estos comités deben presentar reivindicaciones inmediatas, económicas y sociales al nuevo gobierno para atender las verdaderas necesidades de la clase trabajadora, el pueblo y la juventud, con la finalidad de profundizar el proceso de lo que se denomina la Cuarta Transformación.
Dichos organismos pueden ser promovidos por militantes de izquierda, militantes de base de Morena, por activistas sindicales, estudiantiles, militantes de organizaciones sociales y populares y por personas que deseen luchar por sus demandas inmediatas y por transformaciones profundas en la sociedad.
Cualquier intentona reaccionaria puede ser derrotada con la movilización masiva y consciente de cientos de miles de personas en las calles, cualquier iniciativa de desestabilización se esfumaría en cuestión de minutos si nos presentamos al campo de batalla de manera organizada y movilizados de forma masiva. La correlación de fuerzas es favorable a la clase trabajadora y a los sectores populares.
A su vez, en ese proceso unitario se debe profundizar el debate sobre el rumbo del nuevo gobierno y que tipo de izquierda necesitamos. Debemos reconocer que, aunque son minoría, el poder de la clase dominante y los reaccionarios radica en el control de los grandes medios de comunicación, la banca y las grandes empresas. Para lograr la anhelada transformación social por lo que millones de personas votaron el 1 de julio de 2018, debemos pasar de las reformas sociales a la nacionalización de la banca y de las grandes empresas y ponerlas bajo el control, democrático de los trabajadores y la población como un primer paso para transformar la sociedad.