La tragedia acontecida el pasado lunes 3 de mayo en la Ciudad de México, en la que un soporte de la línea 12 del Metro colapsó mientras una unidad pasaba, ha dejado hasta el momento en el que se escribe este artículo: 25 muertos y 79 heridos. Tal acontecimiento fue sin duda algo que conmocionó al país, pero además de eso, fue un acontecimiento que empujó a muchas personas a preguntarse: ¿Quién fue el culpable? ¿Por qué no se realizó el mantenimiento debido? ¿Quiénes son los que salen afectados después de este incidente?
Este tipo de reflexiones y preguntas pueden significar el inicio de una serie de planteamientos que hagan notar al verdadero culpable de esta tragedia: La burguesía y el estado corrompido por ésta.
Este acontecimiento le causó dolor y sufrimiento, una vez más, a la clase trabajadora. Nuevamente de ella salieron los fallecidos, la que otra vez salió herida por culpa de la negligencia y ambición de la clase capitalista. Imaginen ustedes, amigos lectores, que después de un arduo día de trabajo, en lo único que se piensa es en llegar a casa, abrazar a su familia, cenar con ella y que te cuenten como les fue en su día, para después ir a descansar, porque a la mañana siguiente hay que volver a salir al trabajo para poder llevar pan a la mesa. Pero ese deseo les fue arrebatado de la nada en el vagón en el que viajaban, en un abrir y cerrar de ojos ocurrió el terrible accidente que se pudo haber evitado. Esto se hubiera evitado si se tuviera la infraestructura adecuada y no existieran grupos de poder interesados en sacar el mayor beneficio económico de dichas obras, sin importar la integridad y dignidad de la clase trabajadora.
La línea 12 del metro, mejor conocida como “Línea Dorada”, fue la obra principal para los festejos del centenario y bicentenario de la Independencia y Revolución en la capital. Fue anunciada, se empezó su construcción y se inaugura durante la época de Marcelo Ebrard Casaubon como jefe de gobierno de la CDMX. Sin embargo, desde su inauguración en 2012, se le auguraba un mal futuro, esto debido a que se detectaron muchísimas fallas y anomalías.
Sumado a las fallas detectadas durante su construcción, durante el sismo del 19 de septiembre del 2019 la línea 12 sufrió afectaciones considerables, uno de estos daños se observó en una columna del tramo Nopalera-Olivos. Se presentó un desprendimiento del recubrimiento y un agrietamiento significativo en su parte inferior, lo que podría haber debilitado su funcionamiento integral en el soporte de peso y elasticidad.
Trágicamente, el lunes 3 de mayo del presente año, ocurrió lo que se debió evitar desde hace años, dejando dolor y conmocionando al país entero.
Después de esto, se desataron en redes sociales las publicaciones y los pronunciamientos en las cuentas del PRI en las que pedían que se investigaran los hechos y se aplicaran sanciones. Esto, como era de esperarse, desató una gran ola de críticas y desaprobación por parte de los internautas, tachando estas publicaciones de hipócritas. Además de esto, criticaron el pronunciamiento al considerar que el PRI se quería aprovechar de tan lamentable situación.
Sin embargo, no solo fue el PRI, sino que otros partidos como Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y el PRD también se pronunciaron en redes e igualmente les llovieron críticas.
En cuanto a Morena, en sus cuentas de redes oficiales se han dado a la tarea de dar retweet a los mensajes de funcionarios federales y de su propio presidente, Mario Delgado, a quien también varios usuarios le mandaron mensajes recordándole que la construcción de la L12 se realizó en la administración de Marcelo Ebrard y en la que él también formó parte.
Además de eso, el presidente del PAN en la CDMX, Andrés Atayde Rubiolo, junto con otros diputados locales, realizó una conferencia a un costado del derrumbe, exigiendo la inmediata separación del cargo de la jefa de Gobierno: “porque no puede ser juez y parte, dado que hay responsabilidad de su parte en esta tragedia”.
Todas estas acciones, hipócritas desde luego, son un ejemplo más de cómo funciona la política burguesa en el país, donde entre todos se echan la culpa y buscan lavarse las manos, asimismo fingen estar indignados y preocupados. La realidad es que todos estos participaron directa o indirectamente en esta tragedia y los que no, no son distintos porque de alguna forma han atentado contra la clase trabajadora o la han traicionado.
Es lamentable e indignante el ver como la derecha ha utilizado este suceso para tratar de redimirse y limpiarse las manos. Es una muestra de la desesperación, miseria ética y moral que tienen, se lamentan y condenan los hechos cuando ellos han lastimado y humillado a la clase trabajadora mediante reformas económicas, mediante el uso de violencia, mediante un sistema de justicia inútil, y mediante muchísimas cosas más.
Luego de lo acontecido, hay que exigir justicia para que se castigue a los funcionarios y empresarios directamente culpables; pero también necesario que esta situación nos empuje a luchar contra el más grande culpable: el sistema capitalista, pues es éste quien hace que las palabras de Trotsky acerca de lo bonito de la vida no tengan sentido; es el capitalismo el encargado de hacer que la clase obrera viva una vida de dolor, incertidumbre y explotación. Son los sectores políticos de derecha los que lo representan a la burguesía, son ellos quienes no tienen los mismos intereses que nosotros los obreros, por ello es necesario hacer un verdadero cambio, un cambio auténticamente a la Izquierda. Para ello es necesario que los obreros tomen el control, auditen y con democracia obrera eliminen la corrupción, que todas las tecnologías e innovaciones de la ingeniería se pongan al servicio de éstos con el fin de tener infraestructura segura, de calidad y útil.
Bajo una revolución auténticamente socialista, la integridad y seguridad de la clase obrera es fundamental, ya que esta es el motor de la humanidad, es por ello que las condiciones del transporte colectivo deben ser de calidad y a bajo precio o gratuitas. Esto será posible debido a que no existirá ese sector parasitario que solo piense en llevarse su tajada del presupuesto de transporte.
Si de verdad queremos subirnos al trasporte público con la seguridad de poder llegar seguros a nuestros trabajos, escuelas y casas, es necesario luchar por un cambio de raíz, auténticamente revolucionario.