La Revolución Traicionada, la mejor explicación de por qué cayó la URSS
Ángel Iniestra
El capitalismo se encuentra en una profunda crisis y la sociedad burguesa no quiere perder el poder que posee, así que utilizará todos los medios posibles para mantener su dominio ante las masas. No puede ocultar las consecuencias de las luchas del proletariado, pero sí puede aprovecharse de la degeneración que tuvo la Unión Soviética para intentar convencer a las masas, tratando de mostrar al sistema capitalista como superior. Demeritan ideas que se le oponen, como el comunismo, pregonando que su sistema es el mejor que existe y todo lo que lo desafíe está destinado a fracasar. En este sentido hay que tener claras las ideas de lo que defendemos y lo que no.
La Revolución rusa es el acontecimiento más importante de la historia para la clase obrera, ya que logró llegar al poder y dar inicio a la transformación socialista de la sociedad. Sin embargo, el régimen burocrático estalinista deformó esta revolución, traicionando los intereses y las necesidades de los trabajadores a cambio de ver únicamente por los suyos. La burocracia arrebató el poder político a la clase obrera a favor de sus intereses. El apoyar a esta dirección significó dejar de lado el esfuerzo del pueblo (los obreros y campesinos) y defender la represión hacia todos estos revolucionarios quienes no dudaron en entregar sus vidas a una causa justa, la defensa de los ideales de la Revolución de Octubre, y que fueron silenciados por esta nueva casta burocrática.
En su libro La Revolución Traicionada, León Trotsky tiene como objetivo explicar y denunciar los métodos de esta dictadura, que presume haber obtenido el triunfo completo del socialismo, cuando en Rusia no se alcanzó más que un régimen preparatorio para la etapa inferior del comunismo, y que esta fase preparatoria estuvo lejos de finalizar. Esto se aborda desde el análisis de las problemáticas en la economía o la productividad del trabajo. Recordemos que las condiciones del atraso del antiguo imperio zarista fueron heredadas a la Revolución rusa, sobre todo el atraso cultural y la falta de desarrollo de los medios de producción. Se consiguió un avance de las fuerzas productivas en la sociedad, sin embargo no fue suficiente, ya que no rebasó el desarrollo económico más alto logrado por el capitalismo para considerarse socialista.
Otro factor para el fracaso de los estalinistas fue su visión limitada de los alcances de la revolución, tratando de mantener el socialismo en un solo país, lo que hace imposible su desarrollo. Trotsky, por el contrario, defendía el internacionalismo como condición esencial para la consolidación del socialismo. Mientras el capitalismo se mantenía mundialmente unido, la revolución fue reducida a las fronteras de un solo Estado.
Tampoco se logró transformar de manera profunda las relaciones sociales para la liberación de los oprimidos, e incluso había represión contra formas de expresión culturales y artísticas. La burocracia se oponía a la innovación, solo por no alinearse con suvisión.
Si las masas trabajadoras no ejercen el poder de forma democrática, si no hay libertad política ni participación colectiva; lo que queda no es socialismo, sino autoritarismo. La eliminación del debate, de la crítica, de la organización independiente y del derecho a disentir, transforma a un régimen que había sido el más democrático de la historia en una dictadura burocrática, que recurrió a la más brutal represión para mantener su poder.
Aunque escrito en 1936, La Revolución Traicionada es la mejor explicación de las causas de la caída del mal llamado socialismo real, ya que logra hacer un análisis de la situación de la Unión Soviética, evidenciando al mundo sus contradicciones y llegando a conclusiones correctas como la necesidad de que surgiera una revolución contra esta burocracia, o, de lo contrario, existiría el peligro de una restauración del capitalismo en Rusia, hecho que ya quedó confirmado tras su caída en 1991.
Hoy, en pleno siglo XXI, existen gobiernos llamados progresistas que, enmascarados con banderas de izquierda, terminan traicionando a la población. Sabemos que muchos de estos movimientos no pueden cambiar la opresión que se experimenta al vivir en un sistema capitalista, porque aunque intenten mejorar la situación, ya que sus intentos de mejora, debido a su naturaleza reformista, resultan insuficientes. Sin embargo, también existe el riesgo de confiar ciegamente en regímenes que se autodenominan socialistas pero que, muchos de ellos, no han ni siquiera establecido una economía planificada y otros no hacen más que replicar una versión burocrática del poder, como lo hizo el estalinismo.
Es evidente que no se ha cumplido el máximo propósito que es la instauración del comunismo, y hay revoluciones que han fallado o se han degenerado. Sin embargo, esto no debe desanimarnos. Estas derrotas no deben verse como el final de nuestra lucha, al contrario, ahora más que nunca es cuando estas ideas deben estar más vigentes, habiendo comprendido claramente la teoría política a través de la lectura de textos como La Revolución Traicionada, porque es así como se pueden obtener las perspectivas correctas y saber cómo actuar ante la inevitable revolución internacional del proletariado.