Desde que el gobierno de AMLO llegó a la presidencia dijo que una de las grandes batallas que daría en su gobierno sería el combate a la corrupción, un cáncer bastante arraigado entre los políticos mexicanos. Por lo que hemos visto, pareciera que ser político implicaba necesariamente participar en una banda mafiosa y tenías que aceptar llenarte de porquería, porque así era la política. Aunque todo mundo lo sabía no nos habíamos dado cuenta hasta que punto la lucha contra la corrupción significaría una la lucha contra una estructura clandestina donde están involucrados partidos políticos, gobernadores, políticos de todos los niveles, instituciones de gobierno, dirigentes sindicales, grupos criminales, periodistas, etc.
Podríamos decir que el Estado —sus instituciones, personajes y criminen organizado— funcionaba a partir de la corrupción. Su propósito no solo era el mantener a un capitalismo dependiente y raquítico, sino mantener a una banda de rateros en los puestos de dirección para que todo el andamiaje funcionara.
Todos los que aspiraban a hacer carrera política tenían que aceptar las “alianzas” entre todos estos mafiosos. Guardar un voto de silencio era parte de la jugada para mantenerte con vida, o por lo menos no fueras a dar a la cárcel. Un político cubría a otro, este a un partido, el partido tenía amarres con grupos criminales y utilizaban los cargos en el gobierno para cubrir los negocios de estos últimos. Cuando venían campañas políticas, el crimen organizado invertía para que quedaran sus incondicionales y así el negocio siguiera prosperando. Los recursos del Estado eran tomados como regalos para enriquecerse a costa de todas las necesidades de la población.
En este contexto podemos entender que la lucha contra el narcotráfico, en realidad era una lucha de una facción del Estado contra otra, las capturas de grandes narcos se transformaban en revanchas políticas. La llegada de AMLO al gobierno rompió esta dinámica perversa. Ahora está saliendo a la luz toda la porquería que estaba, por décadas, escondida bajo los faldones de los gobiernos del PRI y del PAN a nivel nacional y de los demás partidos a nivel local, porque ninguno se salva.
Una ruptura en el Estado
Ahora que AMLO está en el gobierno ha habido una ruptura en el Estado, aunque esta “herramienta de opresión de una clase sobre otra” no ha cambiado su esencia, puesto que sigue siendo una maquinaria con la que se administra el capitalismo, sin embargo, la figura de AMLO y sus políticas, han roto una parte de este aparato. Hay una división muy marcada del aparato de justicia y algunos gobernadores con respecto al ejecutivo. Y la disputa no es si capitalismo sí o no, sino el volver al Estado algo más democrático o mantenerlo como aparato criminal y mafioso.
Después de la captura de Lozoya y su extradición a México, las cosas se han movido rápidamente. Las declaraciones de quien fuera una pieza clave en la reforma energética y en el funcionamiento criminal del gobierno de Peña Nieto, ha embarrado a políticos de “primer nivel” de los partidos de la derecha, PRI y PAN, entre ellos a los ex presidentes Carlos Salinas, Felipe Calderón y Peña Nieto. Hay muchos más en esta historia: Osorio Chong, Videgaray, Ricardo Anaya, etc. Todos los que habían hecho hasta lo imposible porque AMLO no llegara al gobierno y los que ahora mantienen una política beligerante contra el gobierno. Ahora entendemos bien su bravuconería, que no era más que angustia.
Aunque estos personajes ya no están en el gobierno, hay gente que se mantiene dentro, una quinta columna, que trata de cubrirle las espaldas. No es casualidad que en medio de todo este escandalo se haya filtrado un video acusando al hermano de AMLO de recibir sobornos o que el Tribunal Electoral este tratando de aniquilar a Morena con su propuesta que sean por encuestas que se escoja a su dirección. Es el animal que se resiste a morir.
Estos corruptos que deberían estar en la cárcel, son los principales, junto con los empresarios, de organizar la campaña sucia contra AMLO y echarlo del gobierno. Tratan, como un pulpo, de aventar tinta —en este caso en vez de tinta son mentiras— para ocultar toda la porquería que ellos llevan a sus espaldas y por la cual consolidaron su poder.
Se tiene que actuar de forma contundente contra estos criminales
Hay muchas personas escépticas sobre si todo lo que se está dando a conocer va a llegar al punto de meter a todos estos criminales a la cárcel. Parece un cuestionamiento tonto porque si ahora existen acusaciones se les debería de investigar a fondo, no permitir que salgan del país y detenerlos, como se hace con todos los delincuentes. Pero no se ha detenido a nadie, el mismo Lozoya no ha pisado la cárcel. Las declaraciones que ha hecho no pueden mantenerlo a salvo de las acusaciones, debe estar en la cárcel. No podemos permitir los pactos secretos entre el gobierno y los delincuentes.
Tenemos que movilizarnos para presionar al gobierno y pedir que esto se lleve hasta el fondo, no solo pedimos la cárcel, sino que se les requise todos sus bienes, y a sus familias, para recuperar todo lo que se robaron y resarcir todo el daño que han causado. Por supuesto que se les debería de inhabilitar para ejercer cualquier cargo político y sus partidos deberían de ser investigados y si son culpables de actos de corrupción deberían ser prohibidos.
Las estructuras del aparato estatal que se opongan a esto, como el sector judicial, deberían de ser puestos bajo investigación y desaparecer, y si es el caso, crear nuevos órganos de justicia elegidos democráticamente por la población. No podemos permitir que todo esto se quede en una farsa, hay que ir por ellos hasta sus ultimas consecuencias.
¿Se puede terminar con la corrupción dentro del capitalismo?
El capitalismo es un sistema que se basa en la explotación de una minoría sobre la gran mayoría de la población. Los últimos datos al respecto nos dicen que son 300 empresas las que tienen más de la mitad de la riqueza del mundo. Éstas empresas son las que verdaderamente deciden las políticas económicas y sociales de los distintos países. Para implementar su poder utilizan a los diferentes aparatos estatales y organismos económicos internacionales. Lo que mueve a este puñado de millonarios es seguir acumulando riqueza, no les importa en absoluto empobrecer, hasta la miseria, a la inmensa mayoría de la población mundial.
Junto a esta pobreza generalizada hay otro fenómeno que el mismo capitalismo crea para dar salida a toda la producción que va creando en su loca carrera por reducir los precios de las mercancías. El capitalismo necesariamente tiene que generar un mercado para que las mercancías se puedan realizar —vender—. Mientras más grande sea este mercado tiene más posibilidades de que sus mercancías se vendan. El capitalismo utiliza todo tipo de mecanismos par “asegurar” estos mercados para las grandes empresas —la política imperialista de las grandes potencias a los países ex coloniales forman parte de estas estrategias, pero no son las únicas—.
A la par de que las diferentes sociedades van creciendo, la tecnología se va masificando, los inventos que en primera instancia son de uso exclusivo de unos pocos se va extendiendo, la aplicación de la tecnología en la producción convierte a estos artículos en uso común de la sociedad. Esto es positivo porque la sociedad puede usufructuar los resultados de la ciencia en la producción, también muestra el camino por el que se tiene que ir para evitar la super explotación de la mano de obra. Sin embargo, bajo el capitalismo, hay barreras que se imponen para que esto se lleve hasta sus últimas consecuencias.
La incorporación de las tecnologías más modernas a la sociedad ha traído un proceso de homogenización cultural hasta los últimos rincones del planeta. Además, se genera una dinámica en la que se fomenta el consumo masivo para que la circulación del capital sea más rápida. Este es el papel de los medios de comunicación masivos y las redes sociales, con estas herramientas se promueven estereotipos de personajes que lo tienen todo -como Marx decía, se genera de forma masiva las ideas de la clase dominante- y se muestran estilos de vida que están muy alejados de las necesidades de la gran mayoría de la población. Se genera un ansia colectiva por tener ese estilo de vida y en la práctica se les niega esa posibilidad por los salarios tan bajos.
En esta sociedad capitalista toma más relevancia social quien más riqueza puede acumular. Entonces se genera una dinámica donde los estereotipos de vida son los de las clases dominante, es decir, la de los millonarios. Al mismo tiempo hay una súper explotación de la clase obrera y esto se manifiesta en salarios miserables que no alcanzan para sobrevivir. A esto agreguémosle que si no tienes riqueza entonces no vales nada o muy poco.
Este es el caldo de cultivo para que todas las formas de enriquecerse sean licitas o ilícitas, sean aceptadas como normales y justificadas en la sociedad.
Por esto, nosotros decimos que la corrupción es un problema que solo puede terminarse con el sistema capitalista. Cuando todos tengan lo que necesitan, no habrá una necesidad de acumular riqueza, sino de pensar en aspectos más centrados en el desarrollo intelectual y humano de la sociedad. Los vicios como la corrupción no solo no tendrán cabida moralmente, sino que no tendrán razón de existir materialmente. Podrían decir que la base de la corrupción es la pobreza y, por otra parte, una sociedad enferma que te mide a partir de lo que tienes. Terminar con esas bases materiales te puede dar la posibilidad de erradicar el robo, la corrupción y demás lacras sociales.