La última publicación del periódico Regeneración, periódico del partido Morena, que ahora aparece en versión digital, tiene como encabezado: Unidad Nacional. Esto sigue la línea que el presidente de la república ha marcado, es decir, ha hecho un llamado a una especie de tregua para unirnos toda la sociedad ante la emergencia sanitaria. Sin embargo, la realidad es muy diferente, hay un boicot abierto contra las medidas sanitarias por parte de la derecha más reaccionaria, esto se ha expresado en algunos de los medios de comunicación y redes sociales de forma clara. Los grandes empresarios, nacionales e imperialistas, han rechazado el plan económico de AMLO. Han surgido grupos de ultraderecha llamando abiertamente a derrocar al presidente. Estos señores quieren que con el nuevo coronavirus haya un verdadero desastre, quieren ver hospitales colapsados, con la población enferma y miles de muertos. Quieren el desprestigio para AMLO, porque buscan un gobierno títere que aplique un programa de ataques drásticos contra la población trabajadora y el actual presidente les estorba en ese camino, si los trabajadores morimos en medio de esta emergencia sanitaria, para ellos es un detalle sin importancia.
Si esos oligarcas reaccionarios y sus políticos regresaran al gobierno, tendríamos un verdadero desastre y toda la carga de la crisis sin precedentes a la que ya hemos entrado, nos la harían pagar a los trabajadores. Por eso debemos frenarles desde ahora.
Emergencia nacional y plan económico
López Obrador tenía la opción de declarar una contingencia sanitaria, que legalmente hubiera obligado a los empresarios a pagar un salario mínimo indispensable mientras ésta durara, sin embargo, lo que se declaró fue una emergencia nacional que debería obligar a los empresarios a pagar el salario íntegro de sus trabajadores. La clase capitalista pegó el grito en el cielo. Las cámaras empresariales presionaron fuertemente al presidente llamando a eliminar su fiscalización, a exentarles impuestos y a darles estímulos fiscales. Se generó una gran expectativa del plan económico presentado por el presidente, pero no cambió de rumbo y lo que declaró es la profundización de las medidas de apoyo social. Hay planes sociales para 22 millones de personas, anunció que dará 2.2 millones de créditos (que después incrementó a 3 millones) para pequeñas empresas que no hayan despedido a sus trabajadores, el objetivo es crear 2 millones de empleos.
Tras su informe, Francisco Hernández, presidente de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) dijo: “El Informe del Presidente López Obrador no es lo que los empleadores esperaban, lo que necesitan. Las consecuencias pueden ser graves”. Gustavo de Hoyos, dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), por su parte, ha dicho que el año puede terminar con una caída del 5% del PIB y que el de AMLO: “puede ser el sexenio perdido si no se toman medidas, el resultado del sexenio puede ser que sea decrecimiento… o estaríamos terminando el sexenio con crecimiento acumulado de 1% en todo el sexenio”.
El gran banco suizo, UBS, dijo que: “La respuesta de la política mexicana al coronavirus se encuentra entre las más débiles del mundo” vaticinando un colapso de la economía y las inversiones. The Financial Times trató duramente al gobierno mexicano, en su artículo “La tragedia presidencial que se desenvuelve en México”, compara a López Obrador con Trump y Bolsonaro y dice que se muestran las debilidades económicas de este gobierno. Éste periódico es una voz autorizada del gran capital y en sus páginas se puede notar que el problema va mucho más allá del propio gobierno mexicano, uno de sus históricos columnistas, Martin Wolf, ha reaparecido escribiendo en este diario, definiendo la situación internacional como: «Catástrofe», «deprimente», «enormes desafíos», «situación desesperada» y «muy aterradora». Dice que es «Una catástrofe de la que acaso no nos recuperemos realmente por décadas» y que «En todos los países, el mío y obviamente el suyo, millones de personas, miles de millones de personas, van a estar en la más desesperada situación social, económica y psicológica».
Esto nos habla de cómo incluso llevando adelante los programas de ataque que quiere el gran capital no hay prosperidad en el futuro bajo el capitalismo. El actual sistema se convierte en un riesgo para la propia supervivencia y la vida de millones de personas. Nadie niega que en el caso de México se entrará a una crisis, López Obrador la ha definido como temporal, pero las perspectivas de la economía global y su impacto en México son menos halagadoras. En realidad, hemos entrado en una crisis sin precedentes de la que saldremos ya sea por una vía revolucionaria que ponga orden a la sociedad en beneficio de los trabajadores o bien con el sudor y la sangre de la clase obrera, quien cargará en la espalda la pesada carga de la crisis.
Golpismo en América Latina
El presidente mexicano no plantea una revolución económica radical, lejos está de ser un socialista, más bien AMLO es un nacionalista liberal democrático. Nunca ha planteado acabar con el capitalismo, pero sí se ha declarado como un enemigo del neoliberalismo y busca una mejor distribución de la riqueza. El capitalismo en la actualidad, es un sistema que no puede sobrevivir sin un programa agresivo de ataques contra los trabajadores y que no es capaz de dar reformas profundas ni duraderas. Así que el presidente que ha ganado con la mayor cantidad de votos en la historia de México, que no está censurando a los medios de comunicación, que plantea habilitar el plebiscito para que pueda ser destituido antes de que termine su mandato, que hace consultas para que la gente decida sobre algunos temas importes y que combate a la corrupción es tachado como un autoritario y recibe el boicot de la derecha encabezada por los empresarios. Y esto no es más que la expresión de que el capitalismo no es capaz de aceptar en la actualidad reformas y exige contrarreformas.
No nos cabe duda que el gran capital quiere derrocar a AMLO, aun cuando algunos de sus elementos hoy se presenten como sus amigos. En América Latina hemos visto golpes de Estado clásicos en los últimos años como en Venezuela contra Hugo Chávez (2002), en Haití contra Jean-Bertrand Aristide (2004), Manuel “Mel” Zelaya en Honduras (2009) y Evo Morales en Bolivia el año pasado. Además de estos golpes de Estado clásicos hemos visto destituciones de presidentes como Fernando Lugo en Paraguay (2012) y Dilma Russef en Brasil (2016). Ésta sólo es una cara de la moneda, puesto que estos ataques de la reacción por el giro a la izquierda, aunque no lineal, ha sido indudable que se ha dado con insurrecciones, huelgas generales, derrocamientos de presidentes con acción revolucionaria de las masas, etc. Hemos entrado a un periodo de revolución y contrarrevolución.
En cada derrocamiento reaccionario de presidentes vemos como constante la injerencia de la mano del imperialismo estadounidense y las oligarquías locales, que buscan un programa de ataques agresivos contra los trabajadores. Por desgracia para los capitalistas, hace falta más que desear algo para que esto ocurra. La correlación de fuerzas no les favorece, pero ellos se preparan y esperan pacientemente. El gobierno de AMLO tiene todo el potencial de avanzar en una transformación profunda que desarme a los oligarcas y dé el poder económico y político a los trabajadores, pero si se mantiene la política de conciliación las contradicciones no se eliminarán, sino que se profundizarán.
Grupos de ultraderecha
Lo que vemos es un plan claramente coordinado para desestabilizar al gobierno de AMLO. Han surgido grupos de ultraderecha que abiertamente piden su derrocamiento como el Frente Nacional anti AMLO que dirige Gilberto Lozano y llama a crear un Congreso Nacional Ciudadano. En WhatsApp ha aparecido el grupo “Todos por el mismo” que hace llamados a derrocar a este gobierno.
Esto sigue la lógica de lo que se conoció como la operación Berlín, que fue una campaña de desinformación y desprestigio a AMLO en el periodo previo a las elecciones de 2018. Ésta operación fue coordinada por el historiador de la derecha Enrique Krauze, quien tenía operadores pagados (como fue el caso de Ricardo Sevilla, quien al final evidenció en los medios de comunicación ésta operación) y fue soportada por empresarios mexicanos, en este caso Francisco Agustín Coppel, Yolanda Luken de Coppel y Alejandro Ramírez Magaña de Cinépolis.
Un caso similar lo hemos visto con la guatemalteca Gloria Álvarez, que ha realizado activismo político en nuestro país atacando al populismo y buscando reclutar a jóvenes para su agrupación “Estudiantes por la libertad”. El más reciente documental del Canal 6 de julio: “En Nombre de la Libertad” (ver aquí: https://cutt.ly/bys58s8) demuestra cómo estas operaciones están claramente impulsadas y financiadas por organizaciones internacionales imperialistas.
Los medios económicos y de comunicación de la burguesía son poderosos, eso es verdad, pero también es cierto que nada de esto les sirvió para impedir la derrota humillante de los partidos de la burguesía en las pasadas elecciones.
Fake news y mentiras mediáticas
La creación de cuentas falsas en redes sociales y noticias falsas (fake news) es una contante que busca desestabilizar. En medio de esta pandemia un grupo de actores, blogueros y demás, vinculados a la derecha, circulan noticias falsas de hospitales sin equipo, de doctores y gente muerta (por ejemplo, han usado fotos de cadáveres en Ecuador haciéndolas pasar por México), etc. Un estudio de la UVM llamado “Radiografía sobre la difusión de fake news en México”, dice que nuestro país es el segundo donde más fake news se generan en el mundo, sólo por detrás de Turquía.
Por otro lado, algunos medios de comunicación daban noticias alarmantes, antes de iniciar las medidas de confinamiento exigían que éstas se aplicaran, ahora que existen llaman a desacatarlas.
El discurso del dueño de Grupo Azteca, Ricardo Salinas Pliego, en el cual llamó a no tener miedo e ir a trabajar pues el virus no era tan peligroso, se da en el momento en que el confinamiento masivo estaba surtiendo un efecto positivo. En el momento que las medidas de contención han tenido un resultado positivo, siguiendo el ejemplo (y seguramente el dictado) de su jefe, el conductor de noticias estelar de TV Azteca, Javier Alatorre, hizo un llamado a no creerle más al subsecretario de salud Hugo López-Gatell.
Lo interesante a analizar son los efectos políticos de estos hechos. Javier Alatorre recibió una lluvia de críticas. El artículo que publicamos en nuestra web, donde llamamos a expropiar la televisora, fue muy bien recibido y se ha leído por poco más de 25 mil personas. Un llamado de Change.org, donde se hace una petición para quitar la concesión a TV Azteca, sólo el primer día superó las 150 mil firmas. Esto es la muestra del rechazo masivo a los llamados de la televisora, que no tuvieron el efecto que en el pasado hubiera tenido y que hoy hubieran querido.
Conciliación con el enemigo
La actitud de López Obrador fue dar un mensaje diciendo que había que creer y acatar las disposiciones de la Secretaría de Salud, diciendo que su amigo Javier Alatorre se había equivocado, aunque señalando que la libertad de expresión se respetaría pidió no hacer caso a esos llamados ni desacatar las disposiciones. Dijo que como cualquier persona se puede equivocar. Al día siguiente, en la conferencia mañanera, agregó que el error de Javier Alatorre no fue grave.
Es importante señalar que estos llamados vienen de uno de los empresarios que se ha montado al carro del actual gobierno, se ha convertido en su asesor y se ha beneficiado con importantes contratos, aunque a la burguesía no la mueven las lealtades sino la defensa de sus beneficios.
Otra cosa importante a señalar es que AMLO, dispone de una amplia masa dispuesta a apoyarle y actuar contra sus enemigos, pero en lugar de apoyarse en ellos para organizar a los trabajadores y avanzar, usa dicha presión para contener y negociar con la clase empresarial. Frente al descontento de la burguesía AMLO puede decirles que es mejor que acaten las disposiciones, pues la gente puede actuar. En las elecciones, por ejemplo, les dijo a los burgueses que si ellos querían hacer un fraude él no sería quien le pondría el collar al tigre, refiriéndose a que él no contendría la inevitable protesta que el pueblo realizaría en esas condiciones.
Aquí vemos una diferencia con Hugo Chávez, quién tuvo una interrelación dialéctica entre él y el pueblo, donde la presión desde abajo servía para que la revolución avanzará a un nivel superior. Así, si unos obreros se organizaban y hacían llegar su voz a Chávez se podía dar el caso que la empresa fuera nacionalizada a favor de los trabajadores.
El ambiente se calienta aún más con la filtración de una llamada telefónica del periodista Pedro Ferriz de Con, en que dice que no tenemos presidente y se notan acciones claramente golpistas, dice que debían pedir ayuda a los gringos. En un video posterior, Pedro Ferriz reconoció que la que se oye es su voz, aunque negó que estuviera organizando un golpe de estado, aunque reconoció que: “nada me gustaría más que eso, me hubiera encantado… digo que me encantaría porque este Estado, entendido como el gobierno que está al frente de México, es lo peor que he visto en mi vida”.
Detrás de los periodistas está la gran burguesía que quiere quitarse de en medio a AMLO, pero una cosa son los deseos y otra la realidad. Pedro Ferriz ha sido increpado por el pueblo cada que le ven en la calle, la gente común le reclama y le dice golpista. Si pasaran de las palabras a los hechos no está claro que podrían ganar la batalla por un golpe de estado real. Es por ello que buscan el desgaste, lo que sí pueden hacer es confundir y atraer al sector menos informado y despolitizado de la población buscando la división y el desgaste.
Hay sectores de la burguesía que de plano descartan que tienen la fuerza de derrocar de un golpe a AMLO, algunos de ellos ayudan en esta pandemia dando algunas camas de hospitales o poniendo alguna instalación para atender a gente enferma de Covid-19. No significa que en su mayoría confíen y coincidan con el actual gobierno, sino que simplemente reconocen que deben buscar moderarlo y combatirlo de otra forma. En Venezuela la oposición burguesa terminó dividiéndose en un sector ultraderechista, que quería un derrocamiento de un golpe de forma violenta y otro que apostaba a una vía más institucional y un desgaste más prolongado para avanzar en el mismo objetivo del derrocamiento del presidente. Divisiones similares pueden desarrollarse en el futuro entre la burguesía en México.
La presidencia de Madero, que se dio durante la revolución mexicana, terminó al ser derrocado y asesinado por un golpe de Estado. Los medios de comunicación le atacaron duramente. Madero era un demócrata burgués que creía en la libertad de expresión, el caricaturista Rafael Barajas, “El Fisgón”, ha dicho que la prensa en ese tiempo no estaba preparada para la libertad de expresión y actuó irresponsablemente. En realidad, defendían con firmeza los intereses de la clase a la que representaban. Es cierto que Madero entró en un proceso de fuerte desgaste, incluso antes de tomar la presidencia, a la que AMLO aun no llega, pero al final estamos en una guerra de clases donde no puedes quedarte en medio, debes tomar partido y actuar con firmeza contra los enemigos. Si algo se le puede criticar a AMLO es el actuar de forma blanda. Los marxistas estamos también a favor de la libertad de expresión, esos medios de comunicación representan el pasado, quieren regresar la rueda de la historia. Cuando estos medios y periodistas traspasan el límite de la libertad de expresión y llaman al boicot o al golpe de Estado, se debe actuar en consecuencia. Todo gobierno democrático tiene derecho a defenderse.
La teoría del golpe blando
Basándose en los puntos de vista de Gene Sharp, varios intelectuales obradoristas han señalado desde hace tiempo que en México se preparaba un golpe blando, que hay una campaña de desgaste para debilitar al gobierno, dividir su apoyo y derrocarlo. Esa teoría del golpe blando, señalan, es un cambio de estrategia de la derecha latinoamericana que tiene tradiciones golpistas. Éste tipo de golpe cuenta con distintas fases (que en algunos momentos pueden mezclarse en el tiempo unas con otras).
1. Ablandamiento
2. Deslegitimación
3. Calentamiento de las calles
4. Combinación de todas las formas de lucha
5. Fractura institucional
En todo esto los medios de comunicación juegan un papel esencial. Si uno mira la realidad nacional podrá ver elementos de esta teoría en la práctica. Sin embargo, es común que las conclusiones que se saquen al basarse en la teoría de los golpes blandos no sean del todo correctas, pues se basan en un análisis de las teorías de la conspiración en contraposición de la lucha de clases. Desde su punto de vista el golpe viene desde arriba pero no se analizan las contradicciones de clase y del sistema que sigue vigente y por consiguiente de los límites del reformismo. La actitud que varios militantes de Morena tuvieron hacia la lucha de mujeres es muy ilustrativa.
Antes de la pandemia vimos un repunte de la lucha de las mujeres. El trato que se dio a algunas noticias por parte de algunos medios de comunicación (como el mostrar el cuerpo mutilado del feminicidio de Ingrid Escamilla) iban orientado a causar la mayor indignación de la población, sin embargo, la causa última de la indignación es el problema real de violencia hacia la mujer. Es como decir que una huelga es provocada por la causa de los comunistas y no por el problema real de explotación. Los comunistas pueden ser un catalizador, pueden orientar de mejor forma una huelga obrera, pero no son ellos los que generan las condiciones objetivas que llevan a los trabajadores a luchar.
Se podría dar el caso, que una causa que es legitima pueda ser capitalizada por la derecha, pero la realidad es que en México están sumamente desprestigiados y no cuentan con una amplia base social. Basta ver las ridículas marchas fifís con una pequeña cantidad de asistentes en contraposición con los llamados de AMLO, quien con la mano en la cintura puede llenar el Zócalo.
En la legítima causa de las mujeres, la derecha de repente se volvió feminista y quiso usar esa lucha para golpear al gobierno de AMLO, pero no lo consiguieron. El llamado al paro del 9 de marzo, por parte de organizaciones feministas, no se hizo basándose en métodos de clase sino sólo con el objetivo de invisibilizar a las mujeres, eso fue completamente aceptable para la derecha y hasta para la burguesía, no les importó convocar a ese paro en sus twitters, darles el día libre a sus trabajadoras domésticas o cerrar un día sus oficinas. En la marcha del 8 de marzo quedó más que demostrado que la derecha no jugó un roll dirigente en esta lucha sino marginal. La lucha tenía elementos contradictorios, vimos provocaciones, pero también a jóvenes que querían quemar todo, esos métodos se pueden entender frente a la rabia de que hasta ahora en la 4T no hay justicia para las víctimas de feminicidio o acoso, pero sin duda que no son los métodos correctos pues dividen y justifican a la derecha.
¿Cuál fue la actitud de la militancia de Morena? En realidad, la militancia se dividió, pero la teoría de los golpes blandos llevó a varios activistas a declarar que ésta lucha estaba siendo orquestada por la derecha para debilitar a AMLO y avanzar en el golpe blando generando una división en el movimiento de los oprimidos y explotados, cuando lo correcto era que el movimiento debía haber sido respaldado por la base obradorista.
La gente votó por AMLO porque aspira a un cambio profundo, los problemas como el de la violencia en general y la violencia hacia la mujer en particular no son más que síntomas del capitalismo. Cambiando el gobierno y hasta de régimen y modelo económico (acabando con el neoliberalismo) no evitamos que la lógica del sistema permanezca y sus consecuencias. El cambio debe ser de sistema.
Los límites del reformismo
En Latinoamérica hemos visto una gran desilusión respecto a los gobiernos reformistas. Mauricio Macri en Argentina venció al kirchnerismo por esta razón, aunque el retorno de la derecha resultó peor. La destitución de Dilma en Brasil, fue posible porque ella llevó adelante ataques contra los trabajadores (aunque no tan agresivos como los quería la burguesía). En El Salvador, el FMLN colapsó y perdió toda credibilidad y autoridad, pero la derecha no es una alternativa para los trabajadores, eso explica el surgimiento del fenómeno de Nayib Bukele en la búsqueda de una salida a la crisis capitalista.
La derecha ha actuado y ha hecho su parte, pero los programas de estos gobiernos también lo hicieron. No dudamos que en algunos casos los reformistas tengan buenas intenciones, pero el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Si tu objetivo no es acabar con el sistema sino reformarlo, al final terminarás aceptando al sistema y con éste sus contradicciones. El reformismo tiende a la traición porque no termina de oponerse a las contradicciones y consecuencias de un sistema al que no aspira a derrocar.
Por un lado, las viejas oligarquías y los sectores principales de las burguesías no aceptan a estos gobiernos reformistas y por otro, los programas reformistas no logran eliminar las contradicciones del sistema ni resuelven de fondo los problemas de las masas.
El proceso de desgaste puede prolongarse por un tiempo. A Evo Morales lo derrocaron después de 13 años en el gobierno (y aun así contaba con importantes bases de apoyo), en El Salvador, el FMLN tardó dos mandatos (10 años) para desacreditarse. En Venezuela, Chávez contó hasta el final de su vida con gran autoridad frente a su pueblo, aunque ya había síntomas de cansancio. Cuando Rafael Correa dejó la presidencia de Ecuador la gente votó por dar continuidad. Lenin Moreno fue uno de esos aliados de Correa que al final terminó traicionando como lo harán muchos de los aliados de AMLO.
No podemos medir el tiempo simplemente, el desgaste de un gobierno reformista puede variar, es una realidad que América Latina se benefició durante un periodo por los altos precios de las de materias primas que vendían y de un boom económico sudamericano que terminó en 2014. Durante el boom fue posible hacer reformas y beneficiar en cierta medida a las masas, pero tras la recesión esas reformas se fueron revirtiendo, es cuando vino lo que algunos suelen llamar “el giro conservador”.
¿A qué se enfrenta el gobierno de AMLO? Él no tiene el margen de crecimiento económico que tuvieron otros gobiernos de izquierda en América Latina y por el contrario se enfrenta a la profunda crisis mundial. Chávez, llegó a la conclusión de que el capitalismo era irreformable y se debía trascender con el socialismo, en la actual crisis a la que entramos, que tiene un carácter mucho más general y profundo que la de 2008, será mucho más evidente ésta verdad.
La derecha y la gran burguesía, actuarán contra el gobierno de AMLO si éste no sucumbe humillantemente a sus presiones. No dudemos que se intensificará el boicot político, económico y la campaña mediática. Por un lado, los capitalistas y sus títeres aparecerán con la mano extendida, pero en la otra tendrán un cuchillo. De nada sirve quejarnos de esto, hay que actuar y desarmar a la reacción. Los ataques y la fuerza de la derecha mexicana parecen un juego de niños comparado con lo que hizo la burguesía contra la revolución de obreros y campesinos en Rusia después del triunfo en 1917, 21 ejércitos invadieron al joven estado obrero y le impusieron una sangrienta guerra civil, pero no les pudieron derrotar. La mejor defensa es un programa socialista en defensa de los trabajadores del campo y la ciudad.
La conciliación de clases
Un cáncer que debemos combatir es la política de conciliación de clases que impera en la 4T y Morena. Previo a las elecciones, incluso los intelectuales de izquierda de Morena, justificaron la política de conciliación de clases que representó la entrada de expriístas, expanistas, experredistas y empresarios a la campaña de AMLO. El historiador Pedro Salmerón quiso demostrar que los bolcheviques en Rusia habían realizado éste tipo de alianzas, cuando esa fue la diferencia política central que tuvieron con los mencheviques, pues los seguidores de Lenin defendían la independencia de clase. Ya en el gobierno, el propio Pedro Salmerón tuvo que abandonar la dirección del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) por la presión de la burguesía.
La burguesía “aliada”, al final traicionará en beneficio de sus intereses y su subordinación y dependencia al capital imperialista. El caso de Salinas Pliego es más que ilustrativo, como arriba ya lo comentamos. Los trabajadores sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas. Para combatir a la derecha la unidad que necesitamos es la de los trabajadores del campo y la ciudad, la de sus hijos en las escuelas, con los desempleados, atraer a la pequeña burguesía, todos los explotados y oprimidos debemos golpear al gran capital que está llevando a la sociedad a la barbarie.
Boicot Estatal
En su lucha contra el gobierno los gobernadores panistas, sumados al de Jalisco, Enrique Alfaro, y al de Michoacán, Silvano Aureoles, están en una campaña permanente para desacreditar las medidas de la secretaria de salud, señalando que el equipo de protección enviado es insuficiente, haciendo llamados a desacatar las medidas de la secretaria de salud y a no creer en los datos que se dan. El gobernador de Baja California ha dicho que los médicos están cayendo como moscas por falta de equipo de protección. En cada caso la secretaría de salud ha respondido y desmentido las versiones de estos gobernadores. Es claro que quieren sacar raja política buscando el debilitamiento del gobierno federal pero el resultado está siendo el contrario.
Además, debemos sumar a otras fuerzas estatales que ponen piedras en el camino, como es el caso del Poder Judicial que desechó el manual bioético elaborado por especialistas, que, si bien es sumamente polémico, desarma a los médicos de una guía a seguir en situaciones críticas como el que haya más pacientes que necesiten ingresar a terapia intensiva que respiradores disponibles.
La burocracia que actúa como un elemento de boicot es una de las principales culpables del desabasto de material de equipo de protección en los hospitales. Marx llegó a referirse al Estado como un ejército de hombres armados más un ejército de burócratas. Medidas como la austeridad estatal (que implica la disminución de privilegios de la alta burocracia), la fiscalización o el combate a la corrupción encuentran fuerte resistencia.
El Estado mexicano tiene un carácter burgués y está prácticamente intacto y actúa contra las medidas extrañas a su naturaleza. Se deben implementar elementos de control obrero avanzando en la sustitución de los organismos burocráticos por otros basados en la democracia obrera, de igual forma se deben formar milicias populares que sustituyan a las fuerzas armadas profesionales y permanentes.
El Estado mexicano, de estar completamente desacreditado, con AMLO ha adquirido nuevamente legitimidad frente a las masas, pero la oligarquía ha perdido el control directo del mismo. La debilidad de la burguesía, y la incapacidad de los trabajadores de ir más lejos lleva a un equilibrio inestable en donde AMLO se pone a la cabeza con tendencias bonapartistas.
Boicot en la economía
El poder económico sigue claramente en manos de la burguesía. Capitalistas de sectores no prioritarios se niegan a cerrar la producción, resguardan equipo médico indispensable, etc. El gobierno hace llamados morales a no lucrar y busca jugar un papel de contrapeso contra los excesos, por ejemplo, implementando multas contra la especulación o exhibiendo a las compañías que realizan malas prácticas. Pero la burguesía también actúa, ya mantenía una huelga de inversiones y durante el pasado marzo inversionistas extranjeros sacaron del país 166 mil 540 millones de pesos. A esto hay que sumar que, desde tiempo antes de las elecciones, hubo una enorme presión para que AMLO no tuviera injerencia en el Banco de México, manteniendo su autonomía, éste actúa en contra de las medidas del gobierno y destina una cantidad enorme de dinero para rescatar a empresas que seguramente buscan llegar a manos del gran capital.
No se puede dirigir lo que no se posee, la moral de la propiedad privada es la búsqueda de la mayor ganancia no el bienestar del obrero ni el cuidado de sus vidas. Los capitalistas actuarán contra cualquier medida regulatoria y boicotearán. La única forma efectiva de revertir esto es colectivizando la gran propiedad privada de la banca, la industria y el sector agropecuario, poniendo la economía en manos y al servicio de la clase trabajadora y demás pobres.
Hay que ir a la ofensiva contra la derecha
El partido de ultra derecha, creado por el ex presidente Felipe Calderón, México Libre, hizo una encuesta en su página de Facebook preguntando: “En el 2021 habrá elecciones para renovar la Cámara de Diputados, congresos estatales y algunas gubernaturas estatales, ¿después del fracaso nacional de MORENA en todos los ámbitos principalmente en seguridad y salud, volverías a votar por MORENA?”. El resultado, cuando iban 165 participantes, fue un 77% diciendo que volvería a votar por Morena.
Una consulta realizada por Buendía & Laredo señala que 8 de cada 10 mexicanos hacen una evaluación positiva de las medidas sanitarias del gobierno de AMLO y 62% apoya las medidas de AMLO para reactivar la economía (https://cutt.ly/Rydq10H)
El gobierno de AMLO sigue contando con enorme apoyo, si los golpistas quisieran avanzar se enfrentarían a una movilización enorme de las masas. Ellos quieren desgastar. Un sector de la población, el menos politizado, puede ser presa de sus mentiras. Si bien un golpe de estado en éste momento sería prematuro no podemos confiarnos, pues un hombre al borde del abismo no razona. Una fuerza más débil, pero con una dirección más determinada puede imponer y someter a su enemigo, eso lo hemos visto muchas veces en la historia.
Las medidas económicas de AMLO son de mitigación no de eliminación de la crisis y esas limitantes las va a pagar el pueblo trabajador. Las masas van a resentir los efectos de la crisis y será determinante el actuar del gobierno. La perspectiva es de incremento de la polarización social.
Cuando Chávez recibió el golpe de Estado fue rescatado por la movilización revolucionaria de las masas. El ex presidente venezolano les extendió la mano a los oligarcas y ellos le respondieron con nuevos intentos de derrocarle. Esos errores se pagan muy caro, hoy en Venezuela hay un fuerte desgaste de las masas y una economía dislocada por el boicot capitalista, sumado a la política de conciliación de clases de Nicolás Maduro. Quien paga los platos rotos es el pueblo.
No se puede hacer media revolución como tampoco podemos esperar que la burguesía cambie de naturaleza. No podemos pedir a un tigre que se vuelva vegetariano y si lo intentamos nosotros podríamos terminar siendo su desayuno. Lo que está en juego es el futuro de la sociedad, la vida de millones de trabajadores. No podemos permitir que la derecha se fortalezca, debemos derrotarles desde ahora.
El encuentro por la Unidad de las Izquierdas ha hecho un llamado a formar comités en defensa de la 4T. Nos parece que la formación de esos comités marca el buen camino, debemos formar comités contra los golpistas y la derecha burguesa. Se puede apoyar o no a AMLO, pero es claro que si regresan los viejos oligarcas y sus políticos actuaran con el látigo contra los trabajadores. Debemos pugnar por la firme organización de los trabajadores.
El confinamiento no debe impedirnos organizarnos, debemos buscar mantener las medidas sanitarias, pero también aprovecharnos de la tecnología que nos da la posibilidad de reunirnos a distancia y mantenernos articulados y alerta.
Pensamos que los comités contra el golpismo y la derecha deben analizar cotidianamente la situación nacional e internacional, así como las experiencias de procesos históricos que ayuden a comprender nuestra realidad. Se requiere una amplia campaña de información en las redes para contrarrestar la desinformación de la derecha. Hay que hacer artículos, videos, fluyes, podcasts y todo lo que nos sea útil.
En los centros de trabajo que se mantengan activos se requiere empujar a los sindicatos en nuestra defensa, pero también la creación de comités de trabajadores que puedan rebasar a la burocracia sindical que se oponga a nuestros fines. Se requiere democracia obrera pero también control, combatiendo el boicot, la corrupción y la inepta burocracia, llevando la economía al servicio del conjunto de la población.
Sólo el pueblo salva al pueblo. Entraremos a un periodo de cada vez mayor de polarización social, de crisis capitalista mundial y de ataques contra los trabajadores. No estamos de vacaciones, tampoco en la lucha de clases. El confinamiento no debe ser impedimento para organizarnos sino todo lo contrario, es una oportunidad para formarnos, prepáranos y estar alerta. Vienen periodos convulsivos, si desperdiciamos el tiempo y dejamos a la derecha fortalecerse, las consecuencias pueden ser desastrosas. Por eso te llamamos a organizarte no sólo contra la derecha sino por un cambio de raíz en la sociedad en líneas socialistas.