Hace unos días sesionó el Consejo Estatal de Morena en Puebla, tanto de forma virtual como presencial, con la asistencia Consejeros de Morena afines al gobernador Miguel Barbosa Huerta y al diputado local Gabriel Biestro Medinilla, violando de esa forma el decreto del gobernador Miguel Barbosa, que prohíbe reunirse en espacios cerrados ante la contingencia frente al COVID-19. La causa fue que impusieron a Mario Bracamonte González como dirigente estatal del partido por otro periodo, si ya es grave una imposición, ésta se da apenas a una semana de su destitución como delegado.
El nombramiento de Bracamonte como dirigente de Morena en Puebla se dio por válido con sólo 68 votos. La sesión fue convocada por el propio Bracamonte, empero que el 18 de enero la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) ratificó la destitución de Bracamonte González. Él fue removido desde el 28 de febrero de 2020 del cargo de delegado en funciones con la encomienda de los consejeros barbosistas de que conduzca al partido durante el proceso electoral.
Cabe mencionar que el actual dirigente estatal es Edgar Garmendia de los Santos y el enlace nacional Carlos Evangelista Aniceto, quien además es integrante de la Comisión Nacional de Elecciones (CNE), personajes cercanos al senador Alejandro Armenta Mier y a la alcaldesa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco. Es por ello que la pugna de Barbosa se deba a su ambición de controlar al partido para imponer a su delfín Gabriel Biestro Medinilla a la candidatura de la alcaldía de la capital. Usan las maniobras burocráticas por no tener el apoyo de las bases del partido ni de la dirigencia legítima.
Edgar Garmendia desconoció estos acuerdos y la forma en que se llevaron a cabo, advirtiendo denuncias ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) para quienes resulten responsables. Mencionó en entrevista que el Consejo Estatal sólo puede sesionar por convocatoria del presidente, Saúl Papaqui Hernández, quién no estuvo en la sesión de este día, o a petición de dos tercios del consejo, lo cual tampoco ocurrió. Afirmó que algunos de los que participaron y votaron ya no son militantes, por lo cual ni la sesión ni los acuerdos son válidos, ya que “los cambios de dirigencia, representaciones del CEN en los estados, así como el relevo de consejeros, secretarios y diversas autoridades partidistas dentro de Morena, es un acto que sólo compete al Comité Ejecutivo Nacional (CEN)”. Esto lo señaló en un comunicado posterior a la sesión del domingo pasado.
Podemos observar la lucha de dos grupos por el control de Morena Puebla: por un lado, el grupo del gobernador, que está encabezado por Miguel Barbosa y Gabriel Biestro, que ha incorporado a su equipo de trabajo personajes de dudosa reputación y que no tienen un apoyo mayoritario en las bases de Morena; por el otro lado está el grupo de Claudia Rivera, que cuenta con el apoyo de un buen sector de las bases y militantes fundadores del partido, así como el de Alejandro Armenta, quien cuenta con la estructura priista que lo siguió al pasarse a Morena.
Muchas encuestas muestran que Claudia Rivera podría ser la candidata para poder reelegirse como alcaldesa de Puebla., Biestro no cuenta con simpatía por parte de la ciudadanía y mucho menos por las bases del partido.
En este tipo de luchas internas, es importante que las bases del partido tengan poder de decisión, puesto que una imposición por parte de las cúpulas sería fatal para que el proyecto de la 4T a nivel municipal pueda seguir adelante. Hay algunas medidas de la alcaldesa Claudia Rivera que han contado con simpatías, ha impulsado proyectos que han beneficiado a las juntas auxiliares, a la comunidad LGBT y se han dado apoyos a grupos afectados por la pandemia. Sin embargo, ha habido una política de desgaste contra ella. Estos pasos al frente, con todas las limitantes que este proyecto tiene, corre el riesgo de detenerse ante el empuje de la derecha panista que busca regresar por sus fueros con la alianza descarada del PRI, PAN y PRD que estaría dando la batalla para regresar al “Charlie Hall” y poder seguir con el saqueo de recursos públicos y obras de relumbrón que caracterizaron a sus administraciones anteriores. Esos métodos burocráticos vividos en Morena sólo benefician a la derecha.
Rechazamos las maniobras burocráticas que violan toda democracia interna y el intento de imponer a Gabriel Biestro como candidato a alcalde. Pugnamos por instancia de decisión democrática de la militancia. Abogamos por que salgan de Morena todos los oportunistas y carreristas. Necesitamos un partido que defienda los intereses de la población de a pie: de los obreros, de los campesinos y demás pobres y sectores oprimidos. Sabemos que el proyecto reformista de Morena tiene enormes limitaciones, pero saludamos la lucha contra la derecha a su interior. Es necesario que Morena sea tomado por sus bases, se vincule a las luchas del pueblo trabajador y radicalice su programa para no dar cabida a oportunistas ni a la conciliación con los representantes del gran capital, enemigos del pueblo. Necesitamos un programa de clase que aspire a un cambio radical en nuestra sociedad.