Escrito por: Ben Gliniecki
El pasado 2 de mayo hubo elecciones locales en Gran Bretaña, en las que se disputaron casi 9.000 concejalías en más de 250 ayuntamientos, y que revelaron un estado de rabia, apatía y desilusión. Los conservadores están claramente en crisis. La impía alianza de los medios de comunicación y los blairistas [el ala derecha del laborismo, partidarios del exprimer ministro laborista, Tony Blair] han aprovechado la oportunidad para promover su campaña para sabotear las posibilidades de que los laboristas lleguen al poder. Corbyn, el dirigente de izquierda del laborismo, ha tratado de alejar el asunto del Brexit en estas elecciones y dirigirse hacia los problemas de clase. Esta es la mejor manera de avanzar.
Estas elecciones locales no son comparables a las elecciones generales. No hubo elecciones en Escocia, Gales, Londres y otras áreas del país. Esto no fue un voto para elegir un gobierno nacional. Claramente, Corbyn no pudo establecer su programa completo de gobierno en torno al cual se podría impulsar un movimiento de masas. La imagen en una elección general sería dramáticamente diferente a la habida en estas elecciones locales.
La participación en estas elecciones fue menor que en años anteriores. Y la campaña electoral ha sido más hostil. Los activistas de todos los partidos que hacían campaña casa por casa han informado de que se les han cerrado muchas más puertas en sus caras de lo normal, acompañado de un lenguaje obsceno. Un candidato tory en Colchester recibió un puñetazo mientras hacía campaña, lo mismo que un concejal laborista en Great Yarmouth.
En enero se informó que el 83 por ciento de las personas sentía que todo el establishment político les había fallado en el asunto del Brexit. Claramente, las tensiones han sido altas en la atmósfera cargada de Brexit de estas elecciones.
Ganadores y perdedores
Los partidos más pequeños han ganado en estas elecciones, principalmente a expensas de los conservadores. Los Liberal Demócratas se felicitan por haber tenido una reaparición triunfante, particularmente en concejalías donde habían quedado segundos después de los conservadores. Pero esto debería compararse con las pérdidas de más de 400 concejales que tuvieron en las mismas elecciones hace cuatro años, y con una participación muy baja en esta ocasión.
La gran historia de estas elecciones es el baño de sangre que han sufrido los concejales conservadores, que ha superado incluso sus peores pesadillas. Los conservadores han sufrido hemorragia de votos, de concejales y de control de ayuntamientos. El Partido Conservador perdió en total más de 1.300 concejales en los ayuntamientos.
Sus problemas con el Brexit han hecho que los votantes tradicionales conservadores se quedaran en casa. Incluso los activistas tories han estado en huelga, según lo informado por 100 concejales que no pudieron conseguir activistas para hacer campaña por el partido.
Esto es un desastre para los conservadores. John Strafford, el presidente de la Campaña para la Democracia Conservadora, señaló: «La razón por la que los conservadores están nerviosos por perder concejalías es porque los concejales y sus familias constituyen ahora principalmente la base activista del partido».
Strafford explicó que los tories actualmente tienen entre 10.000 y 15.000 activistas en todo el país. Pero necesitan 50.000 para pelear las próximas elecciones generales. Cada concejal perdido por los conservadores es otro clavo en el ataúd de su gobierno en Westminster.
El laborismo también ha perdido concejales, aunque nada parecido a la carnicería a la que se han enfrentado los conservadores. Esto no ha impedido que los medios de comunicación intenten meter en el mismo saco al laborismo y a los conservadores al sugerir que esto fue una derrota por igual para ambos partidos. De hecho, las pérdidas laboristas representaron el 6 por ciento de las de los conservadores.
Las mentiras de los medios de comunicación sobre esta elección son parte de la campaña para socavar a Corbyn. Sus intentos deshonestos para desacreditar a Corbyn están siendo complementados alegremente por el ala derecha del Partido Laborista. Están tratando de culpar a Corbyn por esto y vincularlo con su postura sobre el Brexit y el llamamiento que hacen a favor de un segundo referéndum.
Corbyn y el Brexit son las dos mayores amenazas a que se enfrenta la clase dominante británica. Los corifeos del establishment en los medios de comunicación y el ala blairista del Partido esperan neutralizar ambas amenazas a la vez afirmando que Corbyn ha perdido estas elecciones porque no apoya la permanencia en la UE. Desafortunadamente para ellos, los hechos se interponen en el camino de esta historia en particular.
¿Qué tiene que ver el Brexit con esto?
El Brexit ha jugado un papel principal en estas elecciones. Cientos de papeletas arruinadas han aparecido con consignas relacionadas con el Brexit, tanto a favor de permanecer como de salir de la UE. Está claro que, para muchos votantes conservadores, la cuestión del Brexit ha sido decisiva.
Los blairistas están tratando de insistir en lo mismo sobre los votantes laboristas, para reforzar su afirmación de que Corbyn debería respaldar un segundo referéndum sobre la UE. Como de costumbre, sin embargo, las reclamaciones de los blairistas no tienen ninguna base en la realidad.
Donde el Partido Laborista ha perdido concejales, ha sido en áreas de votantes favorables a salir de la UE, donde casi no hay gente que reclama un segundo referéndum. Donde han ganado los Liberal Demócratas, ha habido poca correlación con las áreas de votantes favorables a permanecer en la UE, a pesar de su orientación monotemática al llamado «voto popular» por un segundo referéndum sobre el Brexit.
Mientras que los blairistas insisten nada más que un segundo referéndum, la mayoría de la gente simplemente está harta del Brexit. Las familias obreras no pueden pagar sus facturas, no pueden obtener una cita médica y no pueden encontrar un trabajo que pague un salario decente. Los trabajadores y los jóvenes quieren ver un Partido Laborista que luche por los problemas de clase, ante todo.
Las elecciones generales de 2017 demostraron esto en la práctica. Fue mediante el impulso de un movimiento de masas y de lucha por los problemas de la clase que Corbyn redujo a los conservadores a tener un gobierno en minoría. Los trabajadores están dispuestos a luchar por sus condiciones de vida y de trabajo.
¿Cuál es la relevancia de los ayuntamientos?
Es impresionante ver a los blairistas culpar al liderazgo de Corbyn por las pérdidas laboristas en estas elecciones locales. En la mayoría de las áreas controladas por el Partido Laborista, los ayuntamientos están administrados por concejales blairistas que han estado aplicando recortes impulsados por los tories durante años.
Esta es la razón por la que la gente está furiosa con la política, y es la razón por la cual los laboristas han perdido concejales. La gente está preguntando con razón qué ha hecho el Partido Laborista en el gobierno local por ellos. En lugar de verse a sí mismos como administradores de los recortes tories, ¿por qué los concejales laboristas no han estado organizando campañas contra ellos?
El mensaje de Corbyn ha sido consistentemente contra la austeridad. Y la historia del laborismo es rica en ejemplos de ayuntamientos laboristas que han liderado luchas contra los recortes. Pero Corbyn ha permanecido aislado en la dirección del Partido Laborista. Su programa anti-austeridad no ha sido empuñado por los concejales laboristas.
Si el Partido Laborista hubiera llevado a cabo su campaña electoral sobre la base de la construcción de un movimiento de masas a nivel local, liderado por los concejales, para combatir los recortes y negarse a aplicarlos, podría haber barrido en estas elecciones.
Es el afán de criticar y socavar a Corbyn por parte de los blairistas, que forman un partido aparte dentro del partido, lo que ha impedido esto. Han preferido calumniar a Corbyn y arrastrar al partido al pantano de un segundo referéndum, lo que hace que la gente abandone al Partido Laborista y la política en general.
¿Qué sigue ahora?
La presión ahora está sobre los tories para que detengan su hemorragia hacia la derecha. A diferencia de estas elecciones locales, el 23 de mayo en las elecciones europeas, se presentará el nuevo Partido del Brexit de Nigel Farage. Esto amenaza con reducir a los conservadores al cuarto lugar en esas elecciones.
Las filas del Partido Tory están clamando por un giro a la derecha, exigiendo un Brexit duro. Los parlamentarios conservadores y los miembros del partido están pidiendo a Theresa May que dimita como líder de inmediato. Los contendientes al trono ya están tramando su próximo movimiento. La posibilidad de que un Tory de derecha dura se convierta en el nuevo líder, por lo tanto, parece cada vez más probable.
Con los Tories en una crisis tan profunda, ahora es el momento de que el movimiento de Corbyn pase a la ofensiva. Los problemas de clase y un programa socialista pueden obtener un apoyo masivo entre los trabajadores y los jóvenes en estas condiciones.
Las elecciones locales, en las que la participación es muy baja, proporcionan sólo una visión parcial del estado de ánimo político. Deberíamos recordar, por ejemplo, que en 2017 el laborismo no tuvo un buen desempeño en las elecciones locales. Pero solo un mes después, Corbyn y los laboristas avanzaron en las elecciones generales, gracias al enfoque hacia los problemas de clase.
Los tories están en crisis. Una elección general está sobre la mesa en los próximos meses. Y el laborismo está actualmente por delante en las encuestas. Al entrar en una elección general, cuanto más fuerte y más unido esté el Partido Laborista en la necesidad de luchar por políticas socialistas, mejor funcionará. Son los blairistas quienes se interponen en el camino hacia esta unidad. Ellos sabotean activamente la lucha anti-austeridad liderada por Corbyn.
Hemos visto claramente cómo los concejales blairistas no son ganadores de votos. Necesitamos socialistas que lideren la lucha contra la austeridad, contra los conservadores y contra este sistema capitalista basado en el lucro, en hechos y no sólo en palabras. Políticas socialistas y candidatos luchadores dispuestos a llevarlas a cabo son la receta para una victoria laborista.