El 23 de octubre del año en curso, un grupo de estudiantes organizados del Colegio de Bachilleres de la Ciudad de México, se hicieron presentes en las oficinas centrales de la citada institución académica para presentar una serie de demandas, a las que, durante años las autoridades no han prestado atención.
El pasado viernes, un grupo de estudiantes se plantó frente a la sede del Colbach, ubicada en Fray Servando Teresa de Mier #127, en pleno corazón de la capital mexicana, cuyas principales exigencias son, que se reforme el Reglamento General del Colegio; que se impartan las materias necesarias para el desarrollo científico, humanista, cultural y físico; que se desarrollen herramientas funcionales para el trabajo escolar en línea; que se dé mayor atención psicológica a los alumnos que así la requieran y, por último, que se atiendan las denuncias de acoso sexual emitidas por las estudiantes.
Los colectivos comenzaron a llegar al lugar alrededor de la 1:00 PM y tomaron el edificio alrededor de las 2:00 PM. El contingente estaba conformado por aproximadamente 30 personas, todas ellas estudiantes del Colbach.
Cabe afirmar que los participantes no eran porros, ni vándalos, ni mucho menos gente sin oficio ni beneficio, su presencia en el lugar, fue por el interés de mejorar la situación que impera en todos los planteles del Colegio de Bachilleres, y en los que los estudiantes se ven afectados desde hace décadas por problemáticas que ya se han mencionado anteriormente, pero que vale la pena reiterar:
• Acoso sexual hacia las estudiantes, de parte de profesores y compañeros, se han detectado casos de profesores que pedían tener relaciones sexuales a las alumnas a cambio de mejorar su calificación.
• Hostigamiento y discriminación de los profesores hacia determinados alumnos y alumnas.
• Inseguridad en las proximidades de los planteles: los estudiantes son propensos a sufrir asaltos al entrar o salir de las escuelas, e incluso ser víctimas de delitos más graves como violación o secuestro.
• Deficiencias en el programa académico: algunos temas que se incluyen en el programa de estudios no tienen ninguna utilidad para preparar al estudiante frente a situaciones que pueda enfrentar en su vida laboral o cotidiana.
• Profesores que en ocasiones no evalúan a los alumnos de acuerdo con sus conocimientos y habilidades, sino que lo hacen pidiéndoles a cabio alcohol o dinero, a cambio de una calificación aprobatoria o también se da el caso de docentes que asignan una calificación, según la relación que establezca con los alumnos.
También hay que agregar del notorio desvío de recursos que hay en el Colegio de Bachilleres. La institución impone el pago de cuotas obligatorias para efectuar el trámite de inscripción al semestre y, si bien al principio las cantidades que se piden pagar son accesibles, conforme el alumno va ascendiendo de semestre el precio por la inscripción va aumentando. En ocasiones se llega a cifras que el estudiante no puede pagar, porque él o su familia pueden tener necesidades alimentarias y/o sanitarias. Así mismo, trámites como la obtención de baja temporal o definitiva, la expedición de comprobantes de estudios o cualquier otro documento oficial, como la reposición de la credencial, rondan o incluso exceden los 100 pesos.
Se supone que el dinero que se obtiene a partir del cobro a estos trámites (cobros que son ilegales pues la educación que imparte el estado es gratuita) debería ser para realizar mejoras en la infraestructura de los planteles, sin embargo, no es así.
Muchos planteles, incluido el Colegio de Bachilleres 09, donde su muy humilde servidor estudió, tienen problemas de infraestructura: edificios cuarteados como secuela de varios temblores que ha vivido la capital; poco o nulo mantenimiento en pintura; problemas en el abasto de agua, que en ocasiones han propiciado el cierre de los baños, haciendo que los alumnos tengan que salir de sus planteles y pagar el servicio de baño en otro sitio; hay poco mantenimiento en los baños, que en muchas ocasiones se encuentran sumamente sucios y hay inodoros tapados; además hay problemas de luz en algunos salones, pues las lámparas de algunas aulas no funcionan. También hay deficiencias en el abastecimiento de medicamentos en las enfermerías de los planteles, dado que estos son insuficientes. En algunos planteles no hay suficiente material en los laboratorios para poder realizar algunas prácticas.
Eso nos demuestra que a los funcionarios del Colegio no les importa en lo absoluto la seguridad, el bienestar y el aprendizaje del alumno, sino sólo llenarse de dinero para satisfacer sus propios intereses. Aunado a todo esto, la crisis detonada por el impacto del COVID-19, ha dificultado aún más el acceso de los alumnos del Colbach a la educación. Puesto que las clases presenciales han sido suspendidas para evitar que el estudiantado pueda adquirir el virus, por lo que las clases se han impartido en línea, sin embargo, sabemos que tomar dichas clases implica gastos en internet o la compra de equipos para poder tomarlas, pero no todos tienen las mismas posibilidades de adquirir tales servicios o equipos.
En un momento tan crítico como este, en donde lo importante ahora es sobrevivir, algunos alumnos y sus familias no pueden pagar los servicios anteriormente mencionados, dado que tienen gastos en medicamentos, hospitalizaciones o en comida. Muchos padres y madres de familia han perdido sus empleos, debido a la falta de ingresos en algunas empresas o negocios, causada por la ausencia de movilidad en las calles (no hay comercio y si no hay comercio, no hay dinero), por lo que sus salarios no se les pudieron pagar y entonces los hijos que tienen que buscar un empleo para sacar al hogar adelante. Las jornadas de trabajo en ocasiones suelen ser largas y los pagos miserables, por lo que tampoco alcanza el dinero para costear todo aquello las clases en línea demandan, o ni el tiempo para tomar dichas clases.
El Colegio de Bachilleres prohibió a los profesores pedir libros para las materias, sin embargo, a algunos docentes no les importó y no sólo no exigieron la compra del libro, sino que, en ocasiones, establecieron que el libro vale el 50% o más de la calificación.
Algunos profesores no están completamente capacitados para hacer una clase por video llamada, ya que no saben usar algunas herramientas como Teams o Zoom, así mismo, algunos docentes no toman en cuenta que hay alumnos que tienen problemas para conectarse y les ponen falta o clase incompleta. Se han enviado cantidades excesivas de trabajo que deben entregarse en muy poco tiempo, por lo que los alumnos se preocupan más en acabar rápido y entregar la tarea lo más pronto posible, que por aprender.
Existen profesores que avisan que darán su clase 5 o hasta un minuto antes de que esta comience. Lo anteriormente mencionado ha causado un nivel de estrés en los alumnos que los han llevado a tomar medicamentos o terapia psicológica. Cuando los alumnos intentan explicar el por qué no han podido acceder a algunas clases, ya sea por fallas de conexión, problemas en sus dispositivos electrónicos o falta de tiempo por trabajar, algunos profesores se muestran inflexibles, incomprensivos y prepotentes. Esto ha aumentado la brecha social entre los estudiantes, que propicia que aquellos alumnos que no tienen la posibilidad de costear los gastos derivados de las clases en línea y que tienen muchas carencias en casa, tengan que abandonar los estudios para dedicarse por tiempo completo al trabajo y así mantenerse a ellos y a sus familias.
A las autoridades educativas y gubernamentales, alineadas con el monstruoso régimen capitalista internacional y con perversos organismos aplicadores de políticas neoliberales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, no les importa esto, pues no quieren que la juventud esté lo suficientemente educada como para ser crítica por el estado de las cosas y defender sus derechos ante los atropellos del burgués, quieren hacer de los obreros y los estudiantes masas que no analicen, que no cuestionen, que no tengan conciencia de clase, ni de todo aquello que ocurre a su alrededor, para que así sean fáciles de manipular y de explotar.
En conclusión, un joven menos en las escuelas es un obrero fácilmente explotable más para el burgués, con todo esto, los de arriba ganan, pero todo México, en el entendido de que México somos su pueblo, pierde.
Los estudiantes que tomaron el edificio del Colegio Bachilleres fueron amedrentados por las fuerzas represivas del estado, enviadas por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, que se dice de izquierda, pero en realidad su política no es de rompimiento con el capitalismo, sino de conciliación de clase.
Los estudiantes y el personal de la institución negociaron para dar una solución a estos problemas, pero la burocracia de sólo le dio vueltas al asunto y no hizo nada por arreglar las cosas, el movimiento que ya tiene aproximadamente 2 años exigiendo mejoras en las condiciones académicas y materiales en el Colbach, fue pacífico en todo momento, sin embargo, todo tiene un límite y las autoridades con su indiferencia, hicieron que todo este hartazgo y sentimiento de impotencia acumulado por años, desembocara en una furia generalizada entre los estudiantes, que los llevó a tomar el edificio y destruir ventanas y equipos electrónicos.
Inicialmente se había establecido que no habría ningún tipo de represalia contra los estudiantes organizados y en el caso supuesto de que algún activista llegara a sufrir algún atentado contra su integridad por parte de la autoridad, se responsabilizaría al presidente Andrés Manuel López Obrador, a Claudia Shienbaum, a Remigio Jarillo González, Director General del Colegio de Bachilleres, y a Estaban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación Pública.
Las demandas de las que hace un momento mencione están enmarcadas en un pliego petitorio de 10 puntos, que fue entregado cerca de las 7:00 PM, sin embargo, los medios de comunicación tradicionales, alineados con el sistema, se dedicaron a decir que el pliego nunca se entregó y que los estudiantes organizados sólo fueron a banalizar el edificio, por supuesto no explicaron, como nosotros si lo hacemos, los motivos que llevaron a estos jóvenes a tomar las instalaciones, haciéndolos quedar ante la opinión pública como vándalos sin ocupación y desacreditando al movimiento, que desde luego enarbola una causa totalmente legitima.
Desde las Juventudes Marxistas de La Izquierda Socialista, entendemos la situación por la que están atravesando los alumnos del Colegio de Bachilleres y nos solidarizamos con ustedes, ofreciéndoles nuestra mano franca para apoyarles en lo que necesites. Sí, sí tú lobo gris quieres cambiar las condiciones existentes en tu plantel, porque sabes que algo no está bien y porque te importa tu futuro, únete a nosotros para luchar contra la indiferencia de las autoridades académicas y contra los abusos del patrón, si eres trabajador.
De acuerdo a todo lo que ya se explicó en este artículo, exigimos que las autoridades respondan a las demandas de sus alumnos, que se aumente el presupuesto del Colegio de Bachilleres, que disminuya el costo de las cuotas de inscripción, que se eliminen los costos para los trámites escolares y que haya transparencia en los ingresos y gastos del Colbach y que estos puedan ser verificados por la comunidad estudiantil y que se amplíen, restauren y mejoren los edificios de los 20 planteles.
Respecto a las clases en línea, exigimos la cancelación y recalendarización del semestre, no sólo en el Colegio de Bachilleres, sino en todas las instituciones que imparten educación superior y media superior en la capital del país. El artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece la gratuidad de la educación, nos corresponde a nosotros como estudiantes defender este derecho de todo aquel que quiera negárnoslo, pues la educación es la base del progreso de las sociedades. La educación libera al individuo de la ignorancia, de la miseria, pero sobre todo de la explotación y la servidumbre.
¡Porque la educación sea un derecho para tod@s y no un privilegio para unos cuantos, seguimos en pie de lucha!