Por: Carlos Márquez
El pasado 25 de enero, 48 empresas maquiladoras instaladas en Matamoros Tamaulipas estallaron la huelga. No es un movimiento menor, hablamos de alrededor de 45 mil trabajadores en huelga. En los pasados días las bases obreras se sublevaron contra sus líderes charros y sus patrones. Los obreros llegaron a paralizar parcialmente algunas fábricas. Bajo presión, entraron a trabajar varios, pero muchos otros se negaron a laborar. Se han realizado en la plaza pública asambleas masivas cotidianas. La base obligó a que el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de La Industria Maquiladora (SJOIIM), afiliada a la corporativa Confederación de Trabajadores de México (CTM), emplazara a huelga. Los dirigentes burocráticos, siempre más preocupados por defender los intereses de los patrones que los de la base, trataron de intimidar y actuaron buscando confundir y desorganizar. La base obrera se mantuvo firme y el 25 de enero, en medio de enormes tensiones, la huelga estalló.
El estallido de la huelga
Había un ambiente de tensión antes del estallido de la huelga. En una fábrica llamada Cepillos de Matamoros, la patronal comenzó a sacar maquinaria y amenazar con abandonar la ciudad. Los obreros han denunciado que fue la propia patronal quien provocó un incendio en sus bodegas para justificar su salida.
Algunos compañeros han sido agredidos físicamente, un ejemplo de ello es el caso de Juan José Rodríguez, conocido como el huelga man, quien después de una manifestación fue levantado en un auto y golpeado durante la noche. La abogada Susana Prieto, quien juega un rol dirigente en esta lucha, tiene amenazas de muerte. Eso es sumamente peligroso en una ciudad que ha estado sumida en la violencia. Unos 40 obreros se constituyeron en su comitiva de seguridad.
En algunas fábricas, horas antes del estallido, los empresarios comenzaban a ceder como en el caso de la fábrica CTS. En Polytech los obreros rechazaban el incremento de 15% y un bono de 18 mil. La demanda es incremento del 20% y un bono de 32 mil. En algunas empresas ofrecieron algunas concesiones a quien no se sumara a la huelga como el dar bonos. Hubo pocos trabajadores que titubearon pero al final la determinación de la mayoría rompió cualquier duda. Los obreros abandonaran las fábricas a la hora indicada. Los obreros que resistieron por dos semanas sin entrar al trabajo, siendo un elemento de moralización de la lucha, se alegraban al ver salir a sus compañeras y compañeros de las fábricas acatando el llamado a huelga. En algunos casos las empresas prácticamente secuestraron a los trabajadores impidiéndoles salir de las fábricas, pero adentro la producción estaba parada.
Un elemento importante que ha ayudado a elevar la moral es la campaña de solidaridad que ha incluido resoluciones de otros sindicatos y el envío de videos y fotos de estudiantes y trabajadores con mensajes de ánimo a la lucha. La Izquierda Socialista, la sección mexicana de la Corriente Marxista Internacional, hizo un llamado a la solidaridad nacional e internacional con este movimiento. Hemos recibido mensajes de muy diversos países como Canadá, EE. UU., El Salvador, Honduras, Costa Rica, Dinamarca, Suecia, Suiza, Gran Bretaña e Italia. Estos han circulado ampliamente en redes sociales e incluso, en algunos casos, han sido proyectados en pantallas frente a las puertas de las fábricas. En las horas y minutos previos al estallido, tanto la abogada Susana Prieto, como nuestro compañero Ubaldo Oropeza, recorrieron por su lado una serie de fábricas para dar discursos frente a las concentraciones de los trabajadores animando al estallido de la huelga.
En la Ciudad de México, el 22 de enero, La Izquierda Socialista realizó un mitin de solidaridad con los obreros de la maquila en Palacio Nacional. Entregamos un documento dirigido a AMLO y a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, exigiendo sean atendidas y cumplidas las demandas de los trabajadores de Matamoros. El 23 de enero, AMLO finalmente hizo una declaración en su conferencia matutina diciendo que estaba enterado de la huelga en Matamoros, que sabía que los obreros habían rebasado a sus líderes sindicales y que estaba a favor de la conciliación para llegar a un acuerdo. El día 25, el día del estallido de la huelga, hubo 2 mítines y una marcha en la Ciudad de México en apoyo a esta lucha.
Los dirigentes sindicales no dejaron de maniobrar contra la huelga, no movieron un dedo para que los trabajadores abandonaran las fábricas y por el contrario no se presentaban en las mismas a la hora indicada, pero nada les sirvió. Un obrero aislado poco puede hacer, pero cuando la clase obrera se une se convierte en un puño sólido. Hubo fábricas donde la organización era más débil pero el ambiente general ayudó para que al final las 48 empresas que tenían emplazamiento a huelga cerraran. Los obreros de Matamoros además de dar un ejemplo a los trabajadores del país, toman consciencia de su propia fuerza.
Los capitalistas, desesperados, empezaron a esparcir rumores, incluso hicieron un documento falso en nombre de la Secretaría del Trabajo estatal que declaraba ilegal la huelga. Otra acción ha sido el hostigamiento. Durante la noche había una cantidad muy grande de policías armados arriba de camionetas recorriendo las zonas industriales, al tiempo que algunos encapuchados sospechosos se presentaban a las guardias para mostrar “su apoyo a la lucha”. Los obreros han perdido todo, incluso el miedo y por ello ninguna de esas tácticas ha roto la unidad.
Hay que mantener la unidad
Los policías, también abogados e incluso el mismo dirigente del SJOIIM, Juan Villafuerte, se han parado frente a las fábricas, en los piquetes de huelga, a tratar de levantarla con el argumento de que es ilegal. Algo completamente falso. Hay mucha inexperiencia en la clase obrera, estas son las primeras experiencias de lucha para la mayoría, pero hay mucha firmeza e instinto de clase. La abogada Susana Prieto y los propios obreros han encarado a esas fuerzas de la reacción y evitado que rompan la huelga.
El 26 de enero Matamoros amaneció frio y lluvioso pero también con la producción parada en 48 empresas. Los obreros habían dado solo una pequeña muestra de lo que pueden hacer con la unidad y determinación de su lucha. Al momento de escribir estas líneas, en 14 fábricas los patrones han cedido a las exigencias de los trabajadores. Otras más están negociando. En las fábricas más pequeñas la situación es más complicada, los obreros tienen condiciones laborales más precarias (muchos con salarios menores al aumento decretado por el propio presidente) y los patrones, que quieren mantener grandes privilegios basados en la sobreexplotación, se resisten a ceder. La fuerza de esta lucha es la unidad, el peligro es que varias fábricas resuelvan pero en otras la solución se vaya rezagando. Con la táctica de negociar por separado la situación en cada fábrica, los patrones buscarán que se aíslen y desgasten los obreros en algunas empresas para que ahí no se cumplan al 100% las exigencias. La clase obrera debe responder manteniendo la unidad hasta que sean resueltas las demandas en todas las empresas.
El papel del nuevo gobierno
El gobierno de Peña Nieto presumía la poca cantidad de huelgas en su sexenio, de manera oficial sólo se reconocieron 22. Eso no se debía a que hicieran falta razones para la lucha, sino porque todo el aparato represivo estatal, las reformas contra la lucha obrera, el corporativismo charro y la existencia del sindicalismo blanco (que solo existe en papel pero que legalmente impide la creación de sindicatos reales), jugaron un rol de contención. Hoy la fuerza contenida sale a la superficie. Acabar con el viejo régimen significa acabar también con el sindicalismo charro y blanco. En el caso de Matamoros se ha dado un importante paso en romper estas estructuras, el siguiente paso será la lucha por la democratización de los sindicatos.
En 40 años el salario de la clase obrera ha caído en más del 80% en su poder de compra. Cada aumento salarial ha sido en realidad una reducción pues ha estado debajo de la inflación. AMLO, después de décadas, decreta un aumento que se estima arriba de la inflación y el doblar el salario mínimo en el norte del país. Esto es muy limitado si consideramos las necesidades básicas de una familia obrera y el retroceso histórico del salario, pero no deja de ser un pequeño paso adelante. Fue ese decreto de aumento salarial lo que animó a estos obreros, que en su mayoría se identifican con el nuevo gobierno, a salir a la lucha.
Luisa María Alcalde, la secretaria del Trabajo, declaró en Twitter: “Respecto al conflicto laboral en Matamoros, a pesar de tratarse de un asunto estatal la @STPS_mx está coadyuvando para que se llegue a un acuerdo. Hemos llamado a las partes a continuar con el diálogo para bien de los trabajadores y las fuentes de empleo”.
Al llegar a Matamoros, poco antes de la huelga, la joven Secretaria intentó frenar su estallido proponiendo que se aplazara su emplazamiento 10 días. Eso significaba conciliar con una correlación de fuerzas más favorable a los patrones, pues la huelga es el medio de presión que tiene la clase obrera para exigir sus derechos.
Este gobierno se ha planteado por objetivo hacer la 4ª transformación del país siguiendo el ejemplo de las tres revoluciones que ha habido en México. Este año incluso lo ha dedicado a conmemorar a Emiliano Zapata, el más grande dirigente, junto con Pancho Villa, de la revolución. El zapatismo debería ser verdadero ejemplo para Luisa Alcalde, la secretaria de Trabajo. Cuando Manuel Palafox, miembro del zapatismo, fue ministro de Agricultura, no lo hizo con una política de conciliación. Él, apoyándose en la organización de los trabajadores, eliminaba los privilegios de los terratenientes para favorecer a los campesinos.
Esperamos que la secretaria del Trabajo corrija su actuar y de manera firme defienda a los más desfavorecidos: a los trabajadores. Si hay empresas que dicen que no pueden pagar los salarios (en realidad que no quieren reducir la ganancia de los patrones) y se van de Matamoros, el nuevo gobierno debería adquirirlas para que, bajo propiedad estatal, se echen a funcionar bajo control democrático de los trabajadores. De esta forma se puede combatir efectivamente la corrupción en su funcionamiento.
Pese a las limitantes, es positivo el actuar del nuevo gobierno abriendo mesas para la solución en vez de la clásica actitud de represión frontal vivida con el PRI y el PAN.
Desde nuestra opinión, AMLO ha cometido algunos errores como el incluir a todo tipo de gente en su movimiento. Algunos funcionarios de Morena actúan como los viejos elementos de la derecha, guardianes de los privilegios de los capitalistas. El senador por Morena, Ricardo Monreal, llamó por teléfono a la abogada Susana Prieto Terrazas y de manera prepotente la presionó para que se levantara la huelga, sumándose al coro de los esquiroles. Esta abogada le preguntó si estaba hablando a su nombre o al de AMLO, a lo que Monreal nada dijo. Un obrero indignado nos envió una carta dirigida a AMLO, donde dice:
“El señor senador Ricardo Monreal hace unas horas realizó una llamada a la licenciada Susana Prieto Terrazas, para que se retiraran las banderas de huelga de 2 empresas de Matamoros y mencionó que usted Sr. Presidente, fue quien dio la orden de hacerlo… Quiero saber si usted fue quien dio esa orden. Ya que todos los trabajadores confiamos en usted. Y no es justo que esté sucediendo esto”
El gobierno de AMLO debería aclarar si Monreal actúa bajo sus órdenes al boicotear la huelga de los obreros o no.
El triunfo está en la unidad y en construir la organización
La clave está en mantener la unidad hasta conseguir una solución general. Los obreros de otras fábricas están viendo el desarrollo de esta lucha, se debe seguir su ejemplo. En la ciudad de México varios sindicatos están convocando a una movilización general para el 31 de enero. Los obreros de Matamoros deben llamar a la unidad y a que se exija en dicha movilización la solución de sus demandas. Un triunfo general de los obreros de Matamoros, sin duda que animará la lucha local y generalmente.
Esta es una primera batalla por la recuperación de nuestros salarios. Pero a futuro se requiere mantener una organización permanente y ganar la batalla por la democracia sindical. Los obreros más consientes deben aprender de las lecciones de la lucha de clases para sacar las mejores conclusiones de la lucha actual.
Vientos de cambio soplan en el país. La emancipación de los trabajadores solo puede ser obra de los trabajadores mismos. Estas primeras victorias, que debemos obtener, solo deben ser el incentivo para continuar la lucha por una sociedad sin explotación ni represión ni violencia. Esta lucha debe iniciar la batalla por la construcción de una nueva sociedad.
La Izquierda Socialista hace un llamado a los obreros dispuestos a formase políticamente en la historia de la lucha de clases y a organizarse permanentemente en la defensa de nuestros intereses inmediatos y generales, a integrarse a nuestra organización y luchar juntos por una sociedad de justicia y sin explotación para la clase obrera.