Clara Zetkin fue organizadora del movimiento socialista alemán e internacional y es considerada la gran impulsora del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se conmemora cada 8 de marzo. Como dirigente comunista en Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, tuvo un papel fundamental en la fundación del nuevo Partido Comunista Alemán (KPD).
Clara Zetkin nació el 5 de julio de 1857, en Wiedenau (Sajonia), era la mayor de los tres hijos de Gottfried Eissner, su padre (maestro de escuela y organista de la iglesia), y Josephine Vitale Eissner, segunda esposa de Gottfried y antes viuda de un médico local.
Su madre tuvo gran influencia en Clara Zetkin, ya que era fiel defensora de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y de la emancipación del poder económico de la mujer.
Su trabajo hacia la mujer fue inspirado por varias organizaciones, incluidas la Asociación de Mujeres Alemanas y la Federación de Asociaciones de Mujeres Alemanas, dirigidas por activistas de los derechos de las mujeres como Auguste Schmidt y Louise Otto. Cuando Clara tenía 15 años se mudó a Leipzig, junto con su familia.
Ahí, sus principales actividades eran leer libros socialistas, leer periódicos y asistir a las reuniones de la Sociedad de Educación de Mujeres de Leipzig y la Asociación Nacional de Mujeres Alemanas. Estos temas de pensamiento socialista y de la lucha de la mujer, se convirtieron en los pilares de lo que sería su vida. En esa época estudió derecho y tenía el propósito de ser profesora.
A los 17 años se implicó con el movimiento obrero y comenzó a trabajar en el ámbito de la política social.
Su relación con los revolucionarios rusos propició su unión con un joven exiliado de esa nacionalidad: Ossip Zetkin. Cuando Bismarck prohibió el SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) en 1881, Clara Zetkin decidió exiliarse por imposición propia, y pasó la mayor parte de la década en Suiza y París. Ahí escribió y distribuyó literatura clandestina, y también conoció a numerosos líderes socialistas internacionales. Clara comenzó a asistir a las reuniones de la Sociedad de Educación de los Trabajadores de Leipzig y a rechazar su acomodada vida de estilo burgués, cosa que desencadenaría la división entre su familia.
Estas experiencias hicieron que Zetkin sintiera una gran simpatía por el proletariado y decidió dedicar su vida a la transformación marxista de la sociedad. Debido a una ley alemana que prohibía a las mujeres unirse a partidos políticos, no pudo convertirse en miembro oficial del SPD, sin embargo, esto no impidió que trabajara duramente apoyando su causa. Debido a una ley antisocialista en Alemania, Ossip Zetkin se vio obligado a abandonar el país y Clara decidió voluntariamente irse también con él. Primero viajó a Linz, Austria, donde Clara trabajó como tutora de trabajadores de fábricas. Después se unió a un grupo de miembros del SPD en Zurich, Suiza, en 1882, donde escribió varias obras en la clandestinidad. En noviembre de ese año se reunió con Ossip Zetkin en París. La pareja comenzó a vivir junta y tuvieron dos hijos, Maxim y Konstantine, pero nunca se casaron oficialmente, porque Clara no quería renunciar a su ciudadanía alemana. Ella, sin embargo, adoptó el apellido de su marido y permaneció como compañera de Ossip hasta el final de su vida.
En Paris, Zetkin comienza a concentrarse en combinar sus intereses con el socialismo y la cuestión de la mujer, en un intento de lograr la igualdad para las mujeres trabajadoras en el movimiento proletario. Su participación en la lucha por la emancipación de la mujer también la llevó a reestablecer lazos con su familia, que acudió en su ayuda después de que Zetkin contrajera tuberculosis debido a las condiciones empobrecidas en las que vivía en la capital francesa. Su familia la llevó a su casa en Leipzig mientras se recuperaba y fue ahí, precisamente, donde dio su primer discurso público sobre la liberación de las mujeres y de todos los trabajadores a través de una revolución de clase.
Ella creía que una vez se pudiera establecer la igualdad de clases en una sociedad socialista, la opresión económica y social de las mujeres llegaría a su fin. Después de su convalecencia, Clara regresó a París para cuidar a Ossip, quien padecía tuberculosis espinal. Desgraciadamente, nunca se recuperó y murió en enero de 1889.
Clara Zetkin pudo superar el dolor por la muerte de su pareja al sumergirse de lleno en su actividad política. Su preocupación por la causa socialista era tan grande que el cuidado de sus hijos fue la única consideración personales que tuvo durante muchos años.
Se convirtió en una de las principales mujeres del movimiento socialista y en julio de 1889 fue una de las ocho mujeres delegadas que asistieron al Segundo Congreso Internacional, en París. Ella estuvo ahí como representante de las mujeres de la clase obrera de Berlín, la capital alemana, y en un discurso ante el Congreso, ella delineó claramente las ideas en apoyo de la igualdad de las mujeres que había estado desarrollando. En su discurso reiteró la creencia de que ella y sus camaradas no deberían centrarse solamente en ganar derechos puntuales para las mujeres, como la educación, la igualdad económica, etc., sino centrarse en acabar con el sistema capitalista que oprimía a todas las mujeres y a todos los trabajadores. Posteriormente, fue seleccionada para dirigir los esfuerzos de reclutamiento y educación para el SPD, en Berlín. Ella y otras seis mujeres regresaron a Alemania para fundar el Comité de Agitación de Berlín.
Más tarde se casaría con el pintor Georg Friedrich Zundel, un hombre 18 años menor que ella. El matrimonio, que comenzó en 1899, empezó a desintegrarse durante la Primera Guerra Mundial y terminó en divorcio en 1927, principalmente debido al compromiso abrumador de Zetkin con su trabajo.
Cuando regresó a Alemania, desde Stuttgart, editó el periódico de mujeres socialistas Die Gleichheit (Igualdad), que durante un cuarto de siglo fue vehículo de expresión de las mujeres socialistas de su época, sirviendo para denunciar el trato discriminatorio del que eran objeto.
Zetkin continuaba con su trabajo de concientización de las masas: ayudaba a vincular sindicatos en Alemania con organizaciones internacionales y organizaba fondos de huelga, además de continuar dando cientos de discursos. Su día a día con la gente trabajadora ayudó a agudizar algunos de sus puntos de vista. En una conferencia del SPD, en 1896, apoya medidas para proteger a las madres que trabajan y para defender el derecho de las mujeres a votar.
Algunos compañeros de Zetkin proponían trabajar dentro del sistema legal para llevar a cabo reformas que pudieran traer mejoras a los trabajadores. Los revisionistas vieron a Zetkin como demasiado teórica en su diario y se le ordenó modificar Die Gleichheit para llegar a un público más general, incluidas amas de casa y niños. Aunque cada vez tenía más críticas dentro del partido, ella estaba bien establecida en el mismo. En 1895, se convirtió en la primera mujer del cuerpo gobernante del SPD, y en 1906, fue nombrada miembro del Comité Central de Educación.
En el Congreso de 1896, Clara dice:
“Comprometido con la lucha de clases, el proletariado necesita tanto como la mujer de la pequeña y mediana burguesía y las intelectuales la igualdad jurídica […]. Pero a pesar de todos estos puntos de encuentro […] el proletariado no tiene nada en común en cuanto a sus intereses económicos esenciales con las mujeres de otras clases. La emancipación de la proletaria no será obra de las mujeres de todas las clases, sólo del esfuerzo de todo el proletariado, sin distinción de sexo.”
Posteriormente, en 1908, a las mujeres en Alemania por fin se les da derecho a unirse los partidos políticos. Zetkin sentía que atraer al SPD a las mujeres haría que tuvieran una voz. Con este fin, participó en las primeras conferencias internacionales de las mujeres, en 1907 y 1910, y se convirtió en secretaria de la Oficina Internacional de Mujeres, un grupo que adoptó el periódico como su prensa oficial.
Un punto que es muy importante de recalcar es la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, que se celebró en Copenhague, Dinamarca, en 1910. Junto a Käte Duncker, colocaron la propuesta de conmemorar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las 129 trabajadoras que habían fallecido el año anterior durante una huelga en una fábrica textil de Nueva York, reivindicando la mejora de sus condiciones laborales. Ahí, Clara Zetkin dejaba claro que era necesario un día a nivel internacional donde todas las mujeres obreras del mundo se unieran para reclamar los derechos políticos, civiles y económicos que les correspondían. Un año más tarde, el 19 de marzo de 1911, se celebró por primera vez en la historia el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en cuatro países: Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.
La conmemoración de este día fue adquiriendo relevancia entre las organizaciones obreras, que lo impulsaban y salían a las calles a luchar por los derechos de las mujeres y de la clase obrera. Quizá el 8 de marzo más importante para la historia de la lucha de clases fue el de 1917, en el que las mujeres de Rusia iniciaron la revolución que pondría fin al zarismo y se orientaría hacia la construcción del primer Estado obrero del mundo. Este ejemplo de lucha del Día de la Mujer Trabajadora definitivamente representaba un peligro para los intereses de las burguesías del resto del mundo, pero no podían simplemente abolirlo, puesto que ya se había enraizado en las tradiciones de la lucha obrera. Fue así como, en 1975, la ONU celebró el Año Internacional de la Mujer, invitando a todas las naciones a unirse a celebrar un día de la mujer, pero solo así, “Día de la Mujer”, quitando el carácter de clase y borrando de la conmemoración el factor que —organizado— pondría fin a la base de explotación capitalista, como sucedió en Rusia. Así, las instituciones burguesas transformaron el carácter combativo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en el Día de la Mujer, donde se celebra a “la creación más divina de Dios”.
Regresando con Clara, era amiga personal de Lenin y de la revolucionaria Rosa Luxemburgo, y todo este trabajo que estaba haciendo no eliminó las tensiones entre ella y los revisionistas. La Primera Guerra Mundial trajo el conflicto a primer plano. Zetkin organizó la primera Conferencia Internacional de Mujeres contra la Primera Guerra Mundial (1915).
Ella, junto con otras radicales en el partido, como Rosa Luxemburgo, quería que el SPD condenara la postura imperialista de Alemania y sus actividades militares. Sin embargo, cuando el partido votó a favor de los créditos de guerra, Zetkin se opuso a la medida en una serie de escritos en Die Gleichheit, lo que provocó su destitución como editora, en 1917. Zetkin abandonó el SPD para unirse a los socialistas antiguerra, en el Partido Socialdemócrata Independiente (USPD). Más tarde ella y otros tres socialistas formaron el primer núcleo del Gruppe Internationale, también conocido como la Liga Espartaquista, que se convirtió en el Partido Comunista Alemán, o KPD, en noviembre de 1918.
Aunque su filiación política había cambiado, los objetivos de Zetkin permanecieron iguales. En el Tercer Congreso Internacional de 1919, pronunció un discurso enfatizando la importancia de haber educado a las mujeres como una fuerza activa en la lucha comunista internacional. En 1920, fue elegida Secretaria Internacional de Mujeres Comunistas, un puesto en el que continuó argumentando que los problemas de las mujeres sólo podían abordarse mediante reformas para todos los trabajadores y mediante la lucha de clases. En este mismo año, entrevistó a Vladimir Lenin, y publicó su famoso artículo: “Lenin sobre la cuestión femenina”. En los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, su papel activo en la política comunista la llevó a la Unión Soviética con frecuencia. Ahí, ella era una importante aliada de Lenin. También ocupó un puesto en el Reichstag alemán como miembro del KPD. Como su miembro más antiguo, se le dio el honor de convocar el cuerpo legislativo en 1932.
Fue elegida para la presidencia de la Tercera Internacional en 1921, pero a partir de entonces pasó cada vez más tiempo en Moscú, especialmente a raíz del auge del fascismo en Alemania. Tras la muerte de Lenin, en 1924, empezó a perder gran parte de su anterior influencia. Años más tarde se publicaron en Berlín oriental tres volúmenes de sus obras selectas, con el título de “Escritos y discursos seleccionados”, entre 1957 y 1960.
Antes de eso, cuando los nazis tomaron el poder, el Partido Comunista fue ilegalizado y Zetkin se exilió de nuevo, esta vez en la Unión Soviética, donde murió el 20 de junio de 1933, a la edad de 76 años; Zetkin sufrió de mala salud en sus últimos años y falleció a las afueras de Moscú. Fue honrada con un elaborado funeral y enterrada en el muro del Kremlin. A los servicios funerarios asistieron los principales comunistas de toda Europa, como Nadezhda Krupskaya, la viuda de Lenin. La presencia de tales personas demostró la importancia de la vida y el trabajo de Zetkin para los partidarios del comunismo en todo el mundo.
“La igualdad de las mujeres solo podría lograrse a través de una revolución de clase que derroque al sistema capitalista”
“Lo que hizo el trabajo de la mujer especialmente atractivo para los capitalistas no solo era su precio más bajo, sino también la mayor sumisión de la mujer”
Estas dos frases recalcan y resumen el trabajo de Zetkin y su lucha.