Escrito por: Carlos Márquez
Al mirar las pasadas elecciones hay una sensación de que esta película ya la hemos visto antes, de que todo está igual, y sin embargo las cosas están cambiando. Las elecciones pasadas nos han mostrado, por un lado, que se mantiene la debacle del PRI y, por el otro, que es necesaria una batalla más tenaz para poderlos echar del gobierno, lo que implica la lucha fuera de sus instituciones. Estas elecciones nos muestran que la burguesía y su principal partido están dispuestos a hacer todo lo necesario para mantener el poder y con eso sus privilegios, en México no existe ni siquiera la limitada democracia burguesa del capitalismo avanzado y no se tolera que la izquierda, por muy moderada que sea, asuma el gobierno del país. No basta con votar para sacar a los partidos de la burguesía del gobierno, el movimiento de masas también necesita una dirección que no dude en tomar todas las acciones necesarias, justo como lo hace la burguesía, para alcanzar sus objetivos.
Antecediendo a estas elecciones, al inicio del año, protagonizamos la lucha en contra del gasolinazo que sacó a la acción a nuevas capas de los trabajadores y adquirió un carácter semi insurreccional en algunos Estados. La entrada del gobierno de Trump, con su discurso humillante en contra de los mexicanos y sus amenazas y políticas proteccionistas, lejos de mostrar una fortaleza de la presidencia, mostró a Peña Nieto y a su gabinete como débiles y entreguistas. En ese contexto el presidente llegó a sus niveles más bajos de popularidad alcanzando tan sólo un 11% de aceptación. Estas elecciones fueron un nuevo reflejo de descontento social de la población y sus aspiraciones de cambio.
Según el PREP de las 4 entidades donde hubo elecciones, el PRI obtuvo 2 millones 653 mil 386 de votos, mientras Morena tuvo 2 millones 504 mil 21, 1 millón 846 mil 379 votos para los candidatos del PAN y 1 millón 340 mil 131 ciudadanos votaran por el PRD (excelsior.com.mx/nacional/2017/06/06/1167998). Morena, pese a su corta vida, ya se visualiza como la fuerza que puede sacar el PRI de la presidencia en el 2018. En estas cuatro elecciones el PRI pierde claramente dos y en dónde dicen haber ganado su votación colapsó.
El gobierno de EPN sin soluciones para las masas
Bajo este gobierno la deuda pública ha alcanzado prácticamente el 50% del PIB (las deudas de los gobiernos estatales también son mayúsculas), la devaluación del peso se calcula en más del 65%; la inflación la han contenido artificialmente por el miedo a las protestas pero sigue aumentando, actualmente es de 6.17% según cifras oficiales del INEGI pero en productos básicos como la gasolina, el transporte público o alimentos como la tortilla, el huevo, la leche o el aguacate la inflación es mayor, resintiéndose fuertemente en el ingreso familiar. Este gobierno no soluciona nuestros problemas, sus reformas estructurales agravan los problemas cotidianos de las familias obreras y campesinas reduciéndose los niveles de vida y aumentando la inseguridad que adquiere dimensiones barbáricas. Las políticas proteccionistas del gobierno Trump pueden llevar, de un día a otro, a un agravamiento de los problemas económicos del país y los niveles de vida de las masas.
La corrupción obscena y no se puede ya ocultar. Cuando en 2012, Peña Nieto fue impuesto presidente, se tomó una foto con gobernadores. En abril pasado el periodista Ciro Gómez Leyva hizo un análisis de esa foto y concluyo que de esos 19 gobernantes priístas “3 están presos, uno bajo proceso, otro se ‘desvaneció’, uno está prófugo, dos parecen estar en la mira de la justicia, uno se tuvo que hacer a un lado y otro ‘estaría en capilla’” (www.excelsior.com.mx/nacional/2017/04/18/1158349). Después de ese reportaje Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, cayó preso en Guatemala y, el mismo día de la pasada elección, Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo, fue detenido en Panamá cuando intentaba huir rumbo a París. Borge ha sido acusado de desvío de 5 millones de pesos de las arcas estatales y, siguiendo el esquema de los gobernadores caídos en desgracia fue expulsado del PRI, aunque antes de esto se le protegió.
La pasada elección continúa la tendencia de las anteriores realizadas durante el actual sexenio con un régimen, y particularmente el priísmo, cada vez más desgastado y desprestigiado al que le cuesta cada vez más seguir gobernando como en el pasado. El colapso del voto al PRI en todos los Estados es el elemento distintivo en esta elección. Cada vez el Estado debe recurrir a más maniobras para mantener el control pues el malestar de la población va en aumento y se expresa también en las elecciones. Se abre una posibilidad inmejorable para realizar cambios profundos en la sociedad mexicana, pero si el movimiento de los trabajadores, por la debilidad de su dirección, no logra derrumbar al régimen este recurrirá de manera más tenas a la represión abierta para contrarrestar su pérdida de consenso y base social.
Nayarit
Nayarit es un Estado donde parece que nada cambia, la derecha gobierna y domina y la gente vive en paz. Sin embargo este gobierno deja una deuda asfixiante que equivale alrededor del 50% de su presupuesto anual además de adeudar recursos a los fondos de pensiones de trabajadores estatales y de la salud. Contrario a lo común, Nayarit ha estado recientemente en las noticias nacionales por el escándalo que ha significado la detención del ex fiscal Édgar Veytia, cercano al gobernador, bajo cargos de narcotráfico.
El ambiente anti PRI también está presente en la entidad ubicada al oeste del país. Pero lo que dominó la elección fue una lucha de aparatos basado en la compra de votos. Es tal la decepción a esta política que un personaje pintoresco conocido como el amigo Layin, Hilario Ramírez Villanueva, ex alcalde de San Blas, ha obtenido un apoyo de 12.34% de los votos, superando levemente a Morena. Este polémico personaje rompe el esquema del político tradicional, al verse envuelto en el pasado en escándalos de corrupción ha dicho que ha robado pero nada más poquito. Realizó una campaña populachera y folclórica pero donde se identificaba con los más pobres proponiendo combatir la corrupción y acabar con los privilegios, hacer programas sociales y convertir la lujosa casa de gobierno en un hospital.
Morena no cuenta con la suficiente fuerza en la entidad y no pudo capitalizar el descontento, que en parte se expresó con Layin. Esto se debe a que Morena no postuló a un candidato que se diferenciara de los políticos de siempre. Miguel Ángel Navarro, su candidato a gobernador, es un político que ha pasado por el PRI y el PRD. Había otros candidatos también provenían del PRI, lo cual no hacía que Morena se diferenciara claramente del resto de partidos, otros candidatos que venían de Morena no provenían de la lucha real y fueron incapaces de conectar con el pueblo. Pese a ello, las propuestas de Morena y la figura de AMLO hicieron que figuraran en la votación obteniendo 11.95% de las preferencias. La elección de Nayarit muestra la necesidad de que Morena adquiera una política independiente de la burguesía y sus partidos y mantenga una democracia interna que permita proyectar no a candidatos provenientes de aparatos burocráticos sino del trabajo de base y la lucha social.
En las elecciones de 2011 el PRI ganó la gubernatura en una coalición de derecha que obtuvo el 45% de los votos. En esta elección, donde postularon como candidato a gobernador a Manuel Cota, casi alcanzan el 27% de los mismos, significando una pérdida de alrededor de 100 mil votos. Esto fue aprovechado por el aparato burocrático en torno a la candidatura del empresario Antonio Echeverria, perteneciente a una de las familias más acaudaladas de la entidad.
Antonio Echeverria encabezó una alianza que parece mezclar el agua y el aceite que incluye al PAN, como principal fuerza, al PRD, al PT y al llamado Partido Revolucionario Socialista que dice luchar por la dictadura del proletariado, acabar con la explotación y planificar la economía pero el apoyar la candidatura de uno de los principales burgueses nayaritas muestra que tan alejados están en la práctica de estas ideas que en el papel dicen defender. Echeverria ganó con el 38.66% de los votos, este resultado electoral fortalecerá las tendencias de alianza entre el PAN y el PRD de cara al 2018 para intentar contrarrestar su debacle.
Fraudulentas elecciones en Coahuila
La elección en Coahuila ha derivado en una crisis, el PRI se ha declarado ganador en medio de enormes acusaciones de fraude, se ha establecido una alianza de los dirigentes locales de Morena con el PAN y un candidato independiente por la limpieza de la elección. El PREP dejó de funcionar cuando tenía contabilizado poco más de 70% de las actas, pues casi un 30 % de las mismas presentaban irregularidades. Eso ha aumentado la desconfianza en el proceso.
La coalición que encabezó el PRI en 2011 ganó la gubernatura de Coahuila con 60.10% de los votos. Ahora se dice que ganó con 38.31%, si tomamos como correctas las cifras dadas por el INE este es el Estado dónde mejor resultado tuvo el PRI, reflejando en sí mismo su debacle general.
En escenas que parecen surreales, mientras Morena dice luchará por la vía institucional diciendo que no tomará las calles para defender su triunfo en el Edomex, el ultraderechista PAN no ha dudado en movilizarse para combatir el fraude. El PAN dice defenderá firmemente su triunfo.
En Veracruz también se desploma el PRI
La elección más violenta fue la de Veracruz, donde hubo golpeados, desaparecidos y levantados. Este es el Estado que mayores asesinatos de periodistas tiene en el reciente historial sangriento del país, se habla que hay aquí dos mil 400 personas desaparecidas. La violencia, corrupción e impunidad del gobierno veracruzano se volvió tan insostenible que su ex gobernador, Javier Duarte, huyó del país. Atrapado en Guatemala, ahora libra un proceso en su contra. Tras huir se encontraron algunos artículos de lujo como vajillas, puros o pinturas, y dinero en efectivo que suman 700 millones de pesos.
Ya el malestar de la sociedad se había expresado en los procesos electorales pasados, siendo más evidente el enorme voto hacia Cuitláhuac García, ex candidato a gobernador por Morera. El PRI también pierde esta elección. De 212 alcaldías en disputa la coalición entre el PAN y el PRD ganaron más de la mitad, 112, incluyendo el Puerto de Veracruz, el municipio más poblado; el PRI sólo gana 36 alcaldías (57 menos que en 2013) y no obtiene el triunfo en ninguna de las 10 más pobladas; mientras que Morena se lleva una cantidad menor de alcaldías, 17, pero el nivel de votación sólo está un poco por debajo que la del PRI, ganando Xalapa, la capital, y municipios proletarios como el histórico Rio Blanco o Coatzacoalcos.
El PAN y el PRD sumaron sus debilidades en medio de esta debacle priísta, y Morena no pudo capitalizar todo el malestar social. En medio de la elección salió un escándalo de corrupción de Eva Cadena, a quien quisieron poner como una recaudadora de dinero de AMLO en evidentes actos de corrupción. El caso Cadena, una vulgar burócrata oportunista que salta de partido en partido, tuvo un efecto en el resultado de Veracruz, sin bien, nuevamente no pudo la clase gobernante mostrar corrupción directa de AMLO, se refleja que elementos arribistas se infiltran en Morena, producto también de una política oportunista de puertas abiertas y elección burocrática de candidatos. Estos métodos merman el trabajo de la militancia consecuente y honesta de Morena y da argumentos para mostrar que todos los partidos son lo mismo. Morena, si aspira a convertirse en la alternativa real del pueblo de México, debe asumir una auténtica democracia interna con mecanismos de control de la base que impidan la infiltración de elementos burocráticos y oportunistas, se debe además defender un programa a favor de las clases explotadas y luchar consecuentemente por él.
Elecciones en el Edomex
La elección clave fue la del Estado de México, una entidad muy importante que cuenta con una población mayor a la de Bolivia, Uruguay, Paraguay o la de cualquier país centroaméricano o caribeño. De ahí era gobernador Peña Nieto antes de asumir la presidencia. Según el conteo oficial el PRI obtuvo 33.69% equivalente a 2,048,325 de los votos, mientras la candidata de Morena alcanzó 30.91% (1,879,426), el PRD se llevó 17.89% y el PAN 11.28%. En la elección de 2011 la coalición que encabezó el PRI se adjudicó la victoria con un 61.97% de los votos y el candidato de la izquierda, entonces encabezada por el PRD, tendría sólo el 20.96%.
El 43% de los votantes con escolaridad más baja votaron por el candidato del PRI mientras que el 41% de escolaridad universitaria lo hicieron por Delfina Gómez, la candidata de Morena, además de aventajar con 3 puntos porcentuales entre los votantes jóvenes de entre 18 y 36 años, mientras que Alfredo Del Mazo saca 8% más entre los votantes mayores a 37 años (regeneracion.mx/jovenes-y-universitarios-votaron-por-delfina-adultos-y-sin-estudios-por-del-mazo). Morena ganó en el cinturón obrero formado por los municipios que rodean a la Ciudad de México (arrebatando la 5 de los 4 distritos donde el PAN tenía históricamente mayoría) y el PRI ganó en los municipios rurales (donde además el fraude fue de mayor magnitud).
El resultado oficial ya sería positivo pero es claro que la reciente elección fue robada y no basta con consolarnos y decir que si hubiera sido limpia Morena hubiera ganado. Hacer eso significaría condenarnos permanentemente a ser derrotados. Debemos analizar con claridad el actuar de la derecha y la clase gobernante y qué errores hay en la izquierda que no permiten materializar los triunfos.
Julio Hernández comenta:
“Como nunca antes en la muy accidentada historia electoral de las décadas recientes, se promovió y permitió una estrategia de abierto hostigamiento contra los principales opositores, en una escalada de provocaciones y agresiones que coloca a los poderes dominantes (el peñismo, con sus expresiones nacional y mexiquense) bajo la etiqueta de cártel político, radicalizada la obsesión tricolor que busca el desmantelamiento (casi la proscripción) de Morena. (jornada.unam.mx/2017/06/05/opinion/016o1pol)”.
Esa política puede incrementarse de cara al 2018, para asegurar el mantenimiento del poder de la derecha. Además del enorme dinero para comprar votos, hubo denuncias de que esta fue una elección de Estado, en donde los ministros del gobierno de Peña Nieto se dividieron el Edomex para operar directamente a favor del PRI. Además el conteo de los votos ha tenido enormes irregularidades.
Morena dice que defenderá su triunfo en el Edomex dentro de las instituciones, que sabemos sirven al régimen y su sistema capitalista. La lucha de clases puede tener similitudes con la guerra regular, un ejército con una correlación de fuerzas más favorable puede ser derrotado por un ejército más débil pero con una dirección más capaz. Algo similar es lo que nos está pasando.
Morena denuncia, con toda la razón, que la elección es fraudulenta. Dice defenderá el voto pero deja en claro que no tomará las calles y lo hará de forma institucional apelando a los tribunales, que sabemos forman parte del aparato Estatal del régimen y actuará a su favor. Pide la anulación de las elecciones en 5 distritos correspondientes a Valle de Bravo, Ixtlahuaca, Atlacomulco, Tejupilco y Jilotepec donde la votación superó el 60% mientras a nivel estatal fue de 52%. Con esto se piensa, Delfina Gómez, la candidata de Morena, obtendría el triunfo. Para hacer presión Morena hará una gira llamada de la esperanza para defender el voto.
El descontento es grande, se han realizado algunas protestas, aunque no muy numerosas en contra del fraude, pero la actitud de la dirección inhibe la participación de lucha de las masas. Dada esta actitud el ambiente de resignación se generaliza abriendo el camino para la imposición del PRI.
La debacle del PRD
La dirección del PRD se consuela con que no ha desaparecido del mapa. Este partido, en donde la mayoría de su dirección ha jugado un papel de alianza con la derecha, es cada vez mayormente visto como un partido más del régimen y su antigua base social se traslada hacia Morena. En estas elecciones hicieron alianzas sin principios con el PAN y en el Edomex de haber hecho un frente único con Morena hubiera sido imposible para el PRI mantenerse en el gobierno. Pero la dirección del PRD jugó un abierto papel de esquirolaje. Alfredo Del Mazo ha señalado que hablará con el candidato del PRD, Juan Zepeda, para integrarlo a su equipo.
Después de estas elecciones la posibilidad de una alianza en el 2018 entre Morena-PRD prácticamente se cancela y el PRD, en su lucha por supervivencia como partido y aparato burocratico se orientará al mejor postor y fundamentalmente se fortalecerá la tendencia de alianza con el PAN. Un sector del PRD, seguramente minoritario, se desprenderá hacia la izquierda (ya sea de forma honesta u oportunista) apoyando a Morena, como ocurrió de echo en la elección del Edomex. El PRD como fuerza independiente se ha esfumado, no existe razón de ser para un partido que no se posiciona como alternativa de izquierda (lugar que está siendo asumido por Morena) y se desdibuja con alianzas sin principios con la peor derecha. Lo que mantiene a este partido en gran medida es la lucha por sostener su aparato y a su burocracia.
Lucha interna en el PAN
El triunfo en Nayarit del PAN sirve para debilitar a su presidente Ricardo Anaya, impulsor de la candidatura de Josefina Vázquez Mota en el Edomex, pues el ganador es el ex gobernador de Puebla, Rafael Morena Valle, quien operó con su equipo a favor de Echeverria. Moreno Valle se visualiza como futuro candidato presidencial. Él ha llamado a hacer un frente amplio opositor en contra del PRI.
Estas elecciones han acentuado la lucha interna en el PAN. Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, sacó un video donde se propone como futura candidata a presidenta, critica amargamente a Ricardo Anaya y reconoce algo evidente, que: “el PAN se está debilitando como la opción real de cambio para el 2018, mientras tanto nuestros adversarios se fortalecen”. Adjudica la derrota en el Edomex al presidente blanquiazul. Con este video se busca presionar, aprovechando el debilitamiento de la actual dirección panista, para elegir desde ahora a su candidato presidencial. Felipe Calderón, el sangriento expresidente, se visualiza regresando a gobernar tras bambalinas el país a través de la figura de su esposa. El recuerdo de su fraudulento y sangriento gobierno está muy fresco en la memoria de la gente y no parece ser el PAN una herramienta útil para que la burguesía gobierne con estabilidad el país después del 2018.
Polarización social
No hay nada asegurado de cara al 2018, primeramente porque muchos trabajadores del campo y la ciudad no quieren esperar a mañana para defender su presente. El desarrollo de conflictos y estallidos sociales está presente permanentemente en la ecuación y este influirá en el desarrollo del país. La inestabilidad económica será un catalizador en este proceso.
El EZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI), sacará una candidatura indígena independiente con la figura de María de Jesús Patricio que ha sido nombrada vocera del Consejo de Gobierno Indígena. Esta candidatura no aspira a ganar las elecciones sino a organizarse, atraerá a un sector de activistas y movimientos sociales pero difícilmente se convertirán en un polo de atracción de masas. De tal forma, la batalla electoral concreta y real será vista por millones como el campo de lucha y tenderá a agruparse en torno a Morena.
Morena tiene todas las posibilidades de capitalizar el descontento social y echar al PRI del gobierno, en su base seguimos viendo a trabajadores y jóvenes conscientes que luchan sinceramente por un cambio social profundo. Buenas intenciones, orientarnos al voto y a su legalidad no bastan, debemos generar la organización suficiente capaz de movilizarse y realizar acciones contundentes, preparándonos para tomar medidas como huelgas nacionales, para que no quepa posibilidad alguna de que los partidos de la burguesía se mantengan en el poder. Si la dirección de Morena no está dispuesta a defender de manera firme, ya no digamos una lucha contra el sistema capitalista, sino su propio programa de reformas y sus propios triunfos, puede echar abajo el esfuerzo de millones por sacar al PRIAN del gobierno e iniciar un cambio profundo en la sociedad.
Los partidos de la burguesía están desprestigiados y tendrán que recurrir a mayores medias represivas (limitadas por el miedo a acelerar estallidos sociales), maniobras y demás para mantener el poder, pero de conseguirlo no está claro que logren generar un gobierno sólido y estabilidad social.
En última instancia lo que vemos es un sistema capitalista decadente que golpea permanentemente a la población y una masa trabajadora que en todos estos años va adquiriendo consciencia y sacando la conclusión de generar un cambio profundo. La tendencia es un aumento de la polarización social y desarrollo de la lucha de clases (que se expresará en elecciones y fuera de ellas). Las elecciones Estatales de 2017 muestran las limitaciones de la dirección reformista de Morena y de los métodos dentro de la legalidad del sistema capitalista. Los trabajadores y los jóvenes han votado por un cambio, mañana expresarán ese deseo en las calles.
Bajo este sistema capitalista decadente la perspectiva de mejoras sustanciales para las masas trabajadoras está descartada. El pueblo de México ha luchado y luchará pero no basta con ello, no podemos ser espectadores de este proceso, debemos construir las herramientas para ganar. Creemos necesario intervenir en cada etapa de la lucha de clases, pero a su vez construir una organización revolucionaria de cuadros profesionales vinculada al movimiento y organizaciones de masas de los trabajadores y la juventud. Lo que necesitamos es construir una dirección dispuesta a luchar y vencer, dispuesta a cambiar desde sus cimientos esta sociedad, porque sin duda los trabajadores de México lucharan en el próximo periodo para conseguir esto.