El acoso sexual y la violencia de género se ha agudizado dentro de la UNAM, mujeres que sufrimos agresiones sexuales a diario por parte de profesores, compañeros y autoridades. Y esto solo es una pequeña porción de toda la manzana que se encuentra en putrefacción, en el último año lo hemos podido constatar: facultades, preparatorias, CCHS y otras escuelas que han votado paros, de 48, 72 horas o de forma indefinida; como es prepa 9 y la Facultad de filosofía y letras tomadas por compañeras organizadas dentro de colectivos feministas radicales. En algunas escuelas los paros, como lo fue en CCH Vallejo fueron antecedidos por una asamblea de alrededor de 900 estudiantes en la explanada central, donde se votó por un paro de 48 horas, creando un ambiente completamente distinto a las tomas repentinas que se generaron en otras escuelas de la UNAM.
Nosotros como estudiantes del CCH Vallejo y militantes de las Juventudes Marxistas participamos en el paro de Vallejo, teniendo lugar en las discusiones políticas, balances internos, mesas de diálogo y comisiones (seguridad, comida, carteles), lo que significó la creación de un lazo de retroalimentación y explicación hacia y con las y los estudiantes dentro del plantel.
La asamblea inicio contextualizando la problemática a nivel general dentro de la UNAM sobre casos de violencia y agresión sexual, una serie de compañeras comenzaron a exponer denuncias de acoso sexual, igualmente señalando las negligencias jurídicas y médicas que se sufren dentro de los planteles; situación que ocurre en todas las escuelas y que aqueja a todos los estudiantes de nivel medio y medio superior, no olvidemos el caso del compañero José, que falleció dentro de las instalaciones del CCH Azcapotzalco debido a negligencia médica, o a la compañera Aideé del CCH Oriente, que murió por el impacto de bala, también dentro de las instalaciones, o el feminicidio de Lesvy en Ciudad Universitaria, solo por mencionar algunos casos de violencia que no se olvidan y que se van expandiendo como una mancha de tinta dentro de la memoria colectiva.
Expusimos que es necesaria la organización estudiantil permanente, creando vías de lucha como lo fue la asamblea, el paro, círculos de discusión, trabajo de formación de los compañeros, actividades, etc. Dentro de los debates internos del paro fueron surgiendo participaciones sólidas de los y las compañeras en torno a la problemática que nos aqueja y no solo adentro de la UNAM, sino a nivel nacional. Nuestro deber como estudiantes organizados y que concebimos la violencia de la mujer como el resultado de las condiciones materiales en las que nos desarrollamos, es explicar pacientemente estos procesos de lucha dentro (y fuera) de la universidad.
Durante los dos días de paro participamos en las diferentes actividades que se organizaron con motivo de perspectiva de género, como lo fue el taller de nuevas masculinidades, la propaganda de carteles e introducción al feminismo, con una asistencia de alrededor de 30 estudiantes. Fue interesante la mesa de diálogo que se tuvo con 4 profesoras y unos 15 estudiantes, las profesoras reconocieron que este es un problema real dentro de la universidad y recalcaron que existen mecanismos como el protocolo de género y la instancia jurídica, para las denuncias legales, también señalaron que muchas veces las compañeras llegan a denunciar, pero no hacen una segunda denuncia jurídica llamada “ratificación” para abrir carpeta y dar seguimiento al caso.
La intención de las profesoras era explicarnos que, evidentemente si existen estos mecanismos de denuncias dentro del plantel, mismos mecanismos que criminalizan y revictimizan a las compañeras que se atreven a denunciar, pues utilizan métodos como la mediación, en donde se cambia a los profesores de grupo, creyendo que así se solucionara la problemática de acoso. Dentro de las escuelas ocurre esto de manera similar y es por eso que en los últimos años el movimiento de mujeres universitarias se está organizando, pues no solo se trata de combatir la violencia de género, sino de proponer otros mecanismos que salvaguarden la integridad de las mujeres trabajadoras y estudiantes de la universidad que se atreven a denunciar. Por esta misma situación los mecanismos que hemos encontrado las estudiantes que nos estamos organizando, son el llamado a las asambleas y paros de labores para ejercer presión y tener una discusión entre estudiantes, profesores y trabajadores para generar propuestas diferentes a las existentes, como fue el caso en CCH Vallejo, en donde se delinearon algunos puntos para la redacción de un pliego petitorio.
En el pliego petitorio que se redacto durante el paro, se proponía y exigía de manera general lo siguiente:
- Seguimiento y solución a los casos que ya han sido expuestos dentro de jurídico en el CCH Vallejo, así como en toda la universidad.
- Sanciones que vayan desde expulsiones semestrales hasta la expulsión definitiva de la universidad.
- Talleres intersemestrales con perspectiva de género para personal docente y no docente de manera obligatoria, así como al personal que integran el departamento de jurídico.
- Asesoría y acompañamiento integral de personal capacitado.
- Facilitar los procesos y horarios de atención de denuncias para la comunidad estudiantil.
Entendemos que esta problemática no se da únicamente en la universidad, sino que es un problema a nivel nacional, consecuencia de un sistema en crisis que pone a la juventud y a las mujeres en un callejón sin salida. Y que, por lo tanto, la organización estudiantil se hace necesaria hoy más que nunca.
Así pues, las y los estudiantes en Vallejo decidimos recuperar un cubículo que se encuentra en el edificio Q para utilizarlo como un espacio de organización y lucha, para poder continuar con las tareas políticas que surjan de la comunidad estudiantil. Y hacemos el llamado a la comunidad del CCH Vallejo a que estemos atentos a las actividades políticas y culturales que se desarrollen en este espacio.
¡Unidos y organizados venceremos!