Todo indica que México tendrá por primera vez una mujer presidenta en el 2024. Por un lado, la derecha rancia y reaccionaria bajo el mandato de la oligarquía, ha impuesto como su virtual candidata a Xóchitl Gálvez, diputada federal del Partido Acción Nacional. Los partidos que apoyan al actual presidente y a la llamada Cuarta transformación (4T), realizaron una consulta (ampliamente vigilada por los candidatos y sus equipos) en que por amplio margen triunfó Claudia Sheinbaum, ex jefa de gobierno de la Ciudad de México. El segundo lugar lo obtuvo Marcelo Ebrard, ex canciller, quien termina desacreditando el proceso y al borde de la escisión con la 4T.
El 2024 AMLO dejará la presidencia el 1° de octubre, con un porcentaje de aceptación muy amplio y la simpatía de la mayoría de los mexicanos; y con ese ambiente se llevarán a cabo las elecciones presidenciales el 2 de junio próximo. De tal forma que desde hace meses se abrió la contienda por quien lo sucedería y debido a la enorme popularidad que aún mantiene el actual gobierno y al desprestigio de la derecha, se ha visto a la elección interna de la 4T como la real contienda para suceder a AMLO en la presidencia.
El proceso de elección
Entre muchos simpatizantes de la 4T se ve a Claudia Sheinbaum como alguien que puede dar continuidad al proyecto de AMLO. El presidente dio guiños a favor de ella, lo cual volcó las simpatías y los aparatos en su apoyo.
El método de elección fue una consulta abierta con la población. Esto era una simulación de elección presidencial anticipada, por tal motivo la campaña fue excesiva, llenándose el país de pintas, mantas y anuncios espectaculares con los nombres y rostros de los presidenciables (a quien AMLO les bautizó como las corcholatas). Hubo una reunión con el presidente donde se establecieron las reglas básicas del proceso, desde ese momento Marcelo Ebrard manifestó su descontento. Por ejemplo, se prohibió a los candidatos dar entrevistas en los medios de comunicación de la oposición de derecha, que podían darle una enorme proyección a Ebrard.
Los distintos candidatos y sus equipos afinaron las reglas del proceso y estuvieron vigilantes. Se decidió que hubiera una consulta base (que es la que decidiría) y cuatro consultas espejo, que permitieran comparar que el resultado estuviera bien. Además, habría vigilantes de los distintos postulantes cuidando a los encuestadores. El encuestador completamente ajeno a los partidos; elegía dentro de una zona preestablecida, a que casa acudía para hacer la encuesta, descartando las que tuvieran propaganda política. El encuestado debía llenar un formulario electrónico, pero en la pregunta clave, que determinaba quién sería el candidato, además, llenaba una boleta física que se metía a una urna. Todo esto bajo vigilancia de los observadores. El material se metía a bolsas de seguridad para su resguardo y traslado. Hubo irregularidades, pequeño margen que podían prestarse a manipulación. Fuera de Marcelo Ebrard, el resto de candidatos señalaron que éstas incidencias no influyeron en el resultado final.
El rol de Marcelo Ebrard
El ex canciller usó su posición política para, durante años, proyectar su imagen personal. Es un reformista de derechas, , que refleja más fielmente las presiones y el programa de la burguesía sobre la 4T. Ebrard presentó, en este proceso, un plan de seguridad que incluye cámaras de reconocimiento facial, uso de drones en la persecución de delincuentes y base de datos con inteligencia artificial. Su dinámica ponía en entredicho los derechos individuales de las personas de a pie, dando herramientas que las fuerzas armadas (que terminan fortalecidas en este sexenio) pueden usar de manera indiscriminada contra la población. Los marxistas ya sufrimos una represión de Marcelo Ebrard cuando fue jefe de gobierno, reprimiendo con fuerzas policiacas una protesta por el derecho a la educación pública, encarcelando a 8 compañeros con cargos muy graves, sabemos de lo que es capaz de hacer contra el movimiento de los trabajadores y los jóvenes.
El actuar histórico de Marcelo Ebrard, es llevar medidas de modernidad pero donde el claro sector favorecido es la clase empresarial. Podríamos comentar que durante su jefatura de gobierno en la ciudad de México, se privatizó gran parte del centro a favor de empresarios individuales como Carlos Slim, dando un salto en el proceso de gentrificación. No tenemos dudas de que como presidente, primero y antes que nada estará el empresariado.
El triunfo de Marcelo Ebrard hubiera significado un giro de timón a la derecha en todo el proceso, similar a lo que ocurrió con un Lenin Moreno que al suceder a Rafael Correa en Ecuador, terminó aplicando un programa similar al que usó la vieja derecha oligárquica en el país.
El pragmatismo de Claudia Sheinbaum
Claudia Sheinbaum proviene políticamente de un ala moderada del movimiento estudiantil en la década de los 80. Es científica y muy lejos está de tener el carisma y la conexión con las masas con la que cuenta AMLO; muchos han dicho que por su origen, cuenta con el apoyo del capital judío. Ha acompañado al movimiento obradorista por muchos años y en coyunturas importantes de lucha en las calles. Fue delegada de la alcaldía Tlalpan y jefa de gobierno de la Ciudad de México, dónde llevó adelante un programa de planes sociales a favor de sectores vulnerables, en una línea similar a la de AMLO.
En su lucha por ganar la candidatura ha recurrido a las viejas prácticas de movilización corporativa, usando las estructuras de gobierno para la movilización a mítines políticos y realizando una serie de alianzas sin principios, a nivel local-nacional, por ejemplo, con la dirección charra del SNTE. Un caso extremo lo vemos con la llamada “Ola azul con Claudia”, un grupo de ex panistas que le brindó su apoyo. Estas alianzas buscan el objetivo de ganar el mayor apoyo posible, primero para ganar la candidatura y, en segundo término, en la búsqueda de la presidencia, donde se incrementarán esas alianzas sin principios. ¿Qué conllevan? Pactos, acuerdos y concesiones que aguardan el programa (de por sí limitado), llevándolo más a la derecha.
Dada la gravedad del panorama internacional y la profundización de problemas sociales, como la sobreexplotación y la violencia, no sólo se requiere una política de izquierda, se necesita una que sea revolucionaria y socialista, pues dentro de los márgenes de este sistema (aun cuando se apliquen reformas) no hay solución a los problemas centrales de la gente. Contrario a eso, veremos una fuerte presión de aliados incómodos que le presionarán a girar cada vez más a la derecha pero, a diferencia de Ebrard, Claudia estará sometida también a una presión más fuerte de la base, quien exigirá la profundización de los cambios y la solución de sus problemas.
Conociéndose que Claudia ha sido favorecida en la consulta, en su conferencia mañanera, AMLO ha señalado explícitamente: “como yo sostuve desde el principio, yo apoyo a Claudia Sheinbaum”. La población la verá como la continuación del proyecto de AMLO, tendrá enormes posibilidades de ser la presidenta, considerando también la debacle de la derecha.
La escisión de Marcelo Ebrard
Los seguidores de Marcelo han actuado de forma intimidatoria, hostil y hasta agresiva, contra el proceso o los seguidores de Claudia Sheinbaum; parecía más intimidación que vigilancia la forma en que actuaban en el proceso de la consulta. Hay casos donde actuaron abiertos golpeadores de Marcelo agrediendo a compañeros. En realidad ya hay un claro rompimiento y separación por la base, entre los ebrardistas y el resto.
Mientras que la gente de Claudia, no denunciaba el actuar hostil de sus principales oponentes, Ebrard ha sido un crítico del proceso, usando políticamente la denuncia. Al resto de candidatos les importaba no manchar el proceso, a Marcelo culpabilizar a ellos de su derrota como un elemento de negociación o de cohesión de su base rumbo a la ruptura. Todo parecían maniobras para vender cara su derrota, negociando una gran tajada de cargos y posiciones para él y su grupo. Antes del conteo sabía que había perdido y pidió que se repusiera el proceso.
Es posible que Ebrard ya haya decidido desde mucho antes separarse, teniendo como razón de fondo que tiene un proyecto político diferente (donde la 4T está muy a la izquierda para él) y por tanto no tiene cabida en el futuro dentro de la misma.
AMLO en su mañanera de este 7 de septiembre descartó reponer el proceso y caracterizó a Ebrard como “muy buena persona, un buen dirigente, un buen servidor público, es un amigo”.
Añadió que “Yo espero que él decida apoyar la transformación, que se continúe la transformación, poner por delante el interés superior, el interés general, pensar en el pueblo”. Recordó que todos los candidatos tendrán posiciones de liderazgo en el movimiento. AMLO mete presión para contrarrestar la escisión de los ebrardistas.
Por su parte Ebrard ha dicho que el lunes se tomará la decisión de sus próximos pasos, junto a su equipo. Están valorando dónde pueden sacar más raja política y económica, si saliéndose de Morena e integrándose a otro partido o mantenerse dentro y negociar lo máximo posible.
La derecha en crisis
La derecha tiene una posición de debilidad. Bajo la presión de la elección del candidato de Morena, se vieron obligados a hacer un propio proceso, que AMLO definió como una farsa, diciendo que ya habían designado a su candidato (elegido como imposición por el empresario Claudio X González y la oligarquía), días después dijo que sería Xóchitl Gálvez, diputada del Partido Acción Nacional.
Xóchitl Gálvez fue proyectada de un día a otro en todos los medios de la burguesía. Ella asumió un discurso demagógico aceptando el combate a la corrupción o los apoyos sociales, como parte de su programa, aunque dejando en claro sus principios panistas de defensa del empresariado. Que la oligarquía haya decidido sobre ella aún por encima de personajes más de derecha, es un reconocimiento que aunque la sociedad se polariza (y se crean grupos de ultraderecha) el péndulo general está inclinado a la izquierda y necesitaban arrebatar parte del apoyo al actual gobierno.
Cuando la alianza de la derecha puso sus reglas varios candidatos y candidatas declinaron pues no les favorecían. Tal fue el caso de la parlamentaria Lili Téllez. En días posteriores fueron declinando o fueron descartados como candidatos uno a uno. Hasta quedar solamente la priista Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez.
El PRI es un partido en disolución que solo gobierna dos Estados, ha perdido sus grandes bastiones (como el Estado de México), este aparato burocrático bajo la dirección de Alito Moreno, ha sufrido infinidad de escisiones locales y nacionales. El ex secretario de gobernación y senador Osorio Chong dijo: “El PRI ha sido pulverizado, destruido”, él y otros dirigentes se han escindido y creado una nueva organización política. Pero la precandidata de este partido, Beatriz Paredes, estaba poniendo en riesgo el triunfo de la elegida por la oligarquía, Xóchitl Gálvez. Los últimos días del proceso, el PRI se reunió, ¡retiró su apoyo a Paredes y se lo otorgó a Gálvez! Una muestra clara de la debilidad de la candidata de la derecha, que se erige sobre un castillo de arena y con los primeros vientos se desmoronará.
¿Hacia dónde va Ebrard? Puede decidir vender cara su permanencia dentro de la 4T. Eso no es nada positivo, pues se darían enormes concesiones a la derecha dentro del movimiento, dándole cargos que no merecen. También puede buscar otros horizontes como su afiliación a una tercera fuerza, por ejemplo Movimiento Ciudadano, que si lo candidatean, tendrían un personaje mucho más atractivo para los votantes de la derecha que el de la alianza “Va por México”. Por está razón, MC está esperando que Marcelo se decida por ellos, lo cual será importante para MC, aunque intrascendente para el resultado de la elección del 24. Eso podría reconfigurar a la derecha. Pero escindirse de Morena pondría a Ebrard como un traidor y la mayoría que apoya a este gobierno no se inclinaría hacia él, lo cual no cambiaría la perspectiva del triunfo de Claudia Sheinbaum.
Los resultados y las perspectivas
Como explicamos, hubo una encuesta base y cuatro encuestas espejo para cotejar el resultado. Claudia Sheinbaum obtuvo en la consulta base 39.4% de las preferencias y Marcelo Ebrard 25.6%. Es significativo que en esta consulta apareciera en el tercer lugar Gerardo Fernández Noroña, diputado federal del PT, quien sin contar con gran aparato hizo un recorrido a pie de tierra y es identificado como un político más radical y a la izquierda. En la encuesta base obtuvo 12.2%, pero en el promedio simple de todas las consultas baja al 10.6%. Adán Augusto, el tabasqueño ex secretario de gobernación, obtuvo el cuarto lugar en la encuesta base con 10.0% pero en el promedio simple sube al tercer lugar con 11.2%. El cuarto lugar es Ricardo Monreal, que fue coordinador del grupo parlamentario de Morena en el senado y ha tenido una tradición de pactos con los partidos de la derecha, obteniendo en la encuesta base 6.5 y bajando aún más en el promedio simple a 5.9%. Finalmente quedó Manuel Velasco, del oportunista Partido Verde Ecologista de México, que simplemente participó para mantener alguna posición en el futuro. Obtuvo 6.3% en la encuesta base y 7.1 en el promedio simple.
Es significativo que el parlamentario más identificado a la izquierda, Noroña, obtiene el doble de votos que el senador más conciliador, Monreal.
Falta mucho para las elecciones del 2 de junio de 2024 y después de todo este proceso, Claudia Sheinbaum se perfila como la clara favorita a convertirse en la próxima y primera presidenta del país. Es pronto para hablar de cómo quedarán las fuerzas parlamentarias, pero ya hoy los votos no le dan a AMLO la posibilidad de llevar adelante reformas constitucionales. Además de esas limitantes, el país quedará mucho más ligado al mercado mundial y sobre todo, a la economía estadounidense. Cuando estas entren en crisis, las consecuencias aquí serán catastróficas. El mundo sigue estando marcado por la crisis orgánica del sistema capitalista, las guerras y las revoluciones. Una serie de problemas no lograrán ser resueltos por este gobierno, como el tema de la violencia; muchas demandas laborales y sociales se quedan sin resolver. La autoridad política de AMLO y la esperanza de que mañana las cosas irán mejor, en un proceso de ascenso gradual, han contenido el choque de clases. Claudia no tiene la autoridad moral de Obrador, mientras que los límites de las reformas serán más evidentes y los problemas sociales exijan una solución. La lucha de clases se reactivará, este proceso en el futuro puede ser explosivo.
Hoy la derecha está en crisis, fraccionándose. Emerge un ala de ultraderecha que hoy no encuentra un cauce de unificación y sigue siendo un movimiento marginal. Los límites del reformismo pueden hacer que este fenómeno se vaya desarrollando. Lo que nos queda como trabajadores, jóvenes y mujeres revolucionarios, es construir un organización marxista ligada a estas luchas, pugnando por el fortalecimiento de un movimiento de los trabajadores independiente que se oponga radicalmente a la derecha, pero que pugne por un cambio que vaya a la solución real de nuestros problemas, que es acabar con el sistema capitalista corrupto, explotador y violento.