Escrito por: Ubaldo Oropeza
Las últimas dos semanas, uno de los temas más tocados en los medios de comunicación de la burguesía ha sido la fractura que ha causado la “elección” del futuro candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, en Morena. No solo se está jugando la candidatura y el ganador de la elección en la ciudad, también estamos hablando de las presidenciales del 2018 y el futuro de la dirección política de Morena.
La coyuntura rumbo a la elección
El periodo en que está viviendo el país es uno de los más convulsos de la historia reciente. Todas las contradicciones de un capitalismo dependiente y sometido al imperialismo, con una burguesía cobarde y un gobierno entreguista, han llegado a su límite. Toda la política que han aplicado los gobiernos tanto del PRI como lo del PAN han saqueado los recursos naturales del país, desaparecido todas las conquistas de la clase obrera y la juventud, conquistadas en periodos pasados, etc.
El implemento de estas políticas a significado un proceso de podredumbre, de pauperización, miseria y dolor. Es esto lo que ha causado los procesos de violencia, corrupción y desintegración social que está hundiendo a la clase obrera y en general los más pobres, en una espiral de barbarie.
Los cientos de movimientos sociales, pequeños levantamientos insurreccionales, huelgas en fábricas, un gran malestar de miles, millones, es el preámbulo de las elecciones del 2018. Hasta ahora todas las encuestas dan una mayoría a AMLO y Morena en las presidenciales. Los sectores fundamentales de la burguesía no tienen confianza en AMLO, a pesar de que él ha tratado de darles muestras que mantendrá el control del país y no romperá el sistema de explotación capitalista.
La burguesía aún no tiene un candidato fuerte, ni siquiera un partido sólido con el cual dar la pelea, el camino a las elecciones del 18 será de una polarización cada vez mayor. Por el otro lado, la dirección de Morena, es posible que trate de endulzar el programa de lucha, para no parecer tan agresivo, y lanzar una campaña de reconciliación, pero en la base de Morena la tendencia va a ser más de encono y disposición a la lucha.
Morena y la democracia interna
Morena, desde su nacimiento, se ha venido perfilando como partido meramente electoral. Es cierto que en sus principios y estatutos se define como un partido-movimiento, pero todo su actuar se ha desarrollado sobre la idea de sólo ganar las elecciones, sobre esta lógica está encaminado todo su actuar y estructura a lo interno.
AMLO ha dicho que la única forma de transformar al país es por medio de la vía electoral, por eso es que su actuar a lo interno ha sido perfeccionar una maquina electoral, no priorizando los comités temáticos y sectoriales y potenciando la estructura a partir de las secciones y distritos electorales. Morena solo es un instrumento, que mientas a él le funcione para ganar las elecciones, no importa mucho el régimen interno, ni sumar a gente de un pasado deleznable (priistas, panistas, perredistas, empresarios que apoyaron el fraude en el 2006, etc.).
Desde las primeras elecciones en las que Morena participó, la asignación de los candidatos ha sido poco democráticas. La medida de encuestas, las tómbolas, negociaciones de los consejeros con dirigentes de corrientes, imposición de candidatos. Las llamadas ternas, podrían ser una buena forma de dar un paso en vías de la democratización, sin embargo no se plantea la participación activa de las bases en asambleas, discutiendo los perfiles, las ideas y los métodos de los candidatos.
El conflicto Monreal
La crisis que se ha abierto en las estructuras de Morena en la Ciudad de México, es una réplica a gran escala de lo que ha pasado en los diferentes estados de la república donde AMLO, gente cercana a él o una corriente fuerte ha querido imponer candidatos. La magnitud es lo que difiere, Monreal no es un líder pequeño dentro de Morena, se puede decir que es uno de los dirigentes que no se ha formado a la sombra de AMLO y tiene una carrera propia, además la proyección que tiene en la ciudad de México no es menor. Por eso se siente con la confianza de desafiar a AMLO.
Es cierto que Monreal tiene todos los peores vicios del priismo, sus “amistades”, negociaciones y formas de hacer política varían muy poco de los métodos del PRD o del PRI. Su planteamiento, igual que los de AMLO, no es acabar con el capitalismo, ni mucho menos, apenas regresar a los años en donde el Estado jugaba un papel en la regularización de la economía e invertía en crear empleo.
No podemos decir que la lucha interna sea por un programa más a la izquierda que el otro, lo que está en juego es quien controla el escalón más importante del aspirante presidencial del 2024, quien controla y dirige uno de los bastiones más importantes de Morena en el país. Tampoco podemos comparar a AMLO y Monreal en su forma de actuar, sin embargo sus proyectos políticos son similares.
La encuesta que ha arrojado a Claudia Shembaum como vencedora de la terna, es la forma en que AMLO pretende tener todas las cartas en la mano de cara a lo que pueda suceder en el 2018, dentro de Morena y en la Ciudad de México.
Si bien es cierto que por su programa no existen diferencias de fondo entre los candidatos, hay que reconocer que Monreal es un político que se apoya en mayor medida en los sectores más burocráticos y derechistas de Morena, quienes están más vinculados a los favores de Monreal que a Morena, así como también a grupos de presión externos provenientes del PRI que veían a Monreal como un político afín a sus intereses. No es casual que el periódico la razón haya impulsado la figura de Monreal. Se trata, sin duda, de una figura política similar a Mancera que no tuvo reparos en romper abiertamente con AMLO para impulsar una agenda propia y personal. Es mucho más probable que un gobierno de Monreal fuera la continuidad de la línea tirada a la derecha que ha caracterizado al gobierno de Mancera. El berrinche de Monreal por el resultado de una encuesta burocrática -misma que no hubiera cuestionado de salir favorecido- demuestra lo anterior. Hay muchos otros «Monreales» esperando su oportunidad en Morena. Todo esto es producto de una política que privilegia la ruta electoral sobre cualquier otra consideración -en realidad Monreal es la expresión extrema de esta misma política-.
Monreal sabe que fuera de Morena no tiene oportunidad, a pesar de las ofertas que se le están abriendo por otros partidos políticos -estás son como jugosas manzanas envenenadas- él tendrá que aceptar algunos cargos que se le pueden ofrecer, a él y a círculo cercano, sus desplantes y planteamientos no proyectan la democratización de Morena, su objetivo es continuar en los puestos públicos, ante lo cual los dirigentes nacionales del partido ya le han hecho planteamientos. Sin embargo, no podemos descartar del todo que Monreal-si no logra un acomodo en Morena que le asegure sus privilegios- sea impulsado por otros partidos o se postule como candidato independiente, no porque pueda ganar realmente, sino porque habrá grandes patrocinios y recursos que le aseguran grandes dividendos.
Mientras no existan vías de expresión de la base del partido y las decisiones fundamentales se sigan tomando en las cúpulas del mismo, si se sigue potenciando las alianzas con sectores del régimen, con ex priistas, ex panistas, ex perredistas, situaciones como las de Monreal se seguirán presentando.