Escrito por: Corriente Socialista Militante – Argentina
Las jornadas de diciembre pusieron blanco sobre negro la nueva etapa abierta en Argentina.
Los acontecimientos producidos por la implementación, por parte del gobierno de Cambiemos, de las reformas previsional, tributaria y laboral ha generado un cimbronazo sin precedentes en la sociedad transformando la situación política.
No es una situación normal la que vivimos. Los trabajadores y sectores populares comenzaron a tomar en sus manos la solución de sus problemas. La mediación “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución.”, comenzó a fisurarse.
Se está desarrollando una nueva situación, existe una efervescencia en las masas y nos encontramos ante un punto de inflexión en la conciencia. Es probable que, en la lucha de clases, veamos nuevos acontecimientos de enfrentamiento callejero radicalizados y así, se produzca un salto hacia adelante en la lucha contra el capitalismo y sus esbirros.
Antecedentes
El malestar social ganó la calle y esto tiene su precedente, como señalamos arriba, en las reformas previsional, tributaria y laboral, junto a la reforma en educación y salud. El gobierno de Cambiemos aprovechando los resultados de las últimas elecciones Legislativas redobló la ofensiva en toda la línea contra los trabajadores y sectores populares.
Un cúmulo de mentiras de los dirigentes de Cambiemos contrasta con la realidad que poco a poco se ha abierto paso. Como velo que cae lentamente, las condiciones que fueron preparando la actual situación subyacen y erosionan la credibilidad del gobierno, dilapidando el capital electoral que lo acompaña desde 2015.
El ataque desatado con la implementación de una serie de medidas que implican un retroceso en las condiciones de vida de los trabajadores, sus inacabables beneficios al gran capital sumando los casos de asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, más la sistematización de una política represiva como respuesta al incremento del malestar social, se traduce en un hartazgo y repudio cada vez más generalizado que gana a más sectores de trabajadores.
La Reforma Previsional transfiere desde los bolsillos de los trabajadores a las arcas capitalistas más de $118 mil millones que van al pago del servicio de la deuda externa. Pero, no se detiene en esto, la modificación de la fórmula jubilatoria impuesta por el FMI -Fondo Monetario Internacional- baja a un 41% del salario del trabajador activo a las futuras jubilaciones.
La hipocresía del gobierno de Cambiemos no encuentra precedentes, los fundamentos que esgrimen los capitalistas en el gobierno, junto a los plumíferos del blindaje mediático, señalan que la modificación de la fórmula de liquidación de los haberes jubilatorios más la movilidad en las jubilaciones actuales serán de una mejoría notable para los sectores pasivos. La mayoría de gobernadores peronistas acompañaron el proceso por el “supuesto” chantaje político y económico sobre las provincias, que pone a las cajas previsionales y economías regionales en sintonía con las pautas aceptadas por Cambiemos e impuestas por el FMI, “haces lo que digo y te beneficiaras dice el credo macrista”.
Todo es falsedad, no sólo para las nuevas generaciones que entran al sistema previsional y ven de esta manera confiscado su futuro, sino que la opción de jubilarse a los 70 años deja serlo ante los magros haberes jubilatorios.
A todo esto se suma la baja de los aportes patronales en 1,5%, por cierto, una conquista obrera de años que obliga a los patrones a tributar para nuestras jubilaciones y obras sociales.
Las movilizaciones de los últimos tiempos mostraron que los trabajadores y la clase obrera demostraron nuevamente la decisión de estar en las luchas cada vez que fueron convocados.
Desde los partidos de la izquierda y agrupamientos más radicalizados hasta la Mesa de Unidad Sindical mostraron una potencialidad enorme del conjunto de la clase para repudiar en la calle al conjunto de medidas que fueron implementadas por el Gobierno macrista.
La CGT
El triunvirato cegetista ha quedado extremadamente debilitado, esta dirección no ha logrado cohesionar al conjunto de Jefes Sindicales de las diferentes ramas. Gordos e independientes condicionaron el paro de 24 hs a que fuese aprobada la Reforma Previsional. El sindicalista de Obras Sanitarias José Luis Lingeri planteó abiertamente que estaba en contra de la huelga y se pronunció por la constitución de una «mesa de sustentabilidad y trabajo» con el Gobierno para analizar la cuestión de los jubilados. Así también, lo dejó de manifiesto un abanico de sindicatos como Comercio, Transporte, UOCRA, UPCN y demás Independientes y gordos. La UTA que no avaló el paro, cuestiona el liderazgo del triunviro Juan Carlos Schmid en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte. “No hay nadie que mande”, apuntaba ayer un histórico dirigente. “Falta conducción”, coincidían desde otro sector. “La CGT necesita un jefe que pueda garantizar que no haya ni halcones ni palomas, que unifique una postura, que impida que a la CGT la estén llevando de allá para acá como si fuera un barrilete”, agregaba un tercer referente. (Clarín 19/12/2017 )
Por otro lado, el Barba Gutiérrez de la UOM Quilmes presentó su renuncia como Secretario de Interior de la central obrera. Su cuestionamiento fue que ante la Reforma Previsional el triunvirato cegetista mantuvo una posición tibia y no favoreció la movilización del conjunto de la central obrera y, además, reclamaba un paro de 36 horas.
La CGT y su dirección han permitido que las reformas pasen sin más. No solo es eso sino que la actitud que ha tomado ha favorecido a la caza de brujas sostenida por las fuerzas de seguridad y el Estado nacional al mando de Macri y cía.
Hoy Lingeri y demás Jefes Sindicales, exigen un liderazgo que mantenga los pies puesto en el plato de Cambiemos. El manejo de las Obras Sociales y la caja que representa para estos dirigentes empresarios que se mantienen a la cabeza de las Centrales Obreras, es el nudo de sus intereses.
La oposición
Queremos comenzar este apartado señalando en primer lugar, la defensa irrestricta de todo el arco opositor, sus dirigentes, militantes y activistas políticos y gremiales que son víctimas de acusaciones y persecución política y policial. Estas acusaciones están en las antípodas del propio régimen judicial burgués que reza que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Macri, su Estado y gobierno, como también su justicia no tienen autoridad moral para que juzguen a los luchadores populares.
Si hay diferencias, somos nosotros las organizaciones políticas, gremiales y de masas las que saldaremos balances y cuentas entre los explotados. No le otorgamos derecho ni autoridad alguna a un gobierno que encarcela y persigue opositores sea de las facciones propias de la burguesía u obreras. Que en cada movilización pergeña junto a las fuerzas de seguridad la caza de brujas, pegando a jubilados, ciudadanos de a pie o activistas sociales o políticos.
La idea del macrismo, que lee la situación política con enorme temor y preocupación, es descabezar al movimiento de masas de su dirección ante una posible rebelión como fue el 2001.
Pero esta rebelión, sería diferente. No lo decimos por lo que expresó la gesta del Argentinazo y el que se vayan todos. No había ilusiones en el régimen, por el contrario las mismas habían caído estrepitosamente rechazando las relaciones carnales con el imperialismo, repudiando a la maldita policía, no había plafón en las masas para los políticos de turno -que fueron perseguidos y acorralados en las calles-.
En ese sentido, pareciera que aún estamos un tanto lejos. Decimos esto, porque se salía de una derrota en la lucha contra la privatización de las empresas estatales y con un alto grado de desocupación.
Pero los saltos en la conciencia no son lineales, tal vez como sucede con la dialéctica de la vida, la necesidad se expresa por el accidente, generando una modificación en la situación política, estableciendo un salto de cantidad en calidad. Debemos estar atentos. Hoy, un posible estallido encuentra a la clase obrera y los trabajadores organizados, de pié, intactos, con los músculos desplegados y tensos, mostrando una enorme capacidad de lucha.
El macrismo y el conjunto de la burguesía temen a la movilización popular; muchos burgueses muestran preocupación ante un posible desborde del gobierno que ocasione una aceleración del proceso de maduración de las masas.
Lo que decimos en definitiva es que la preocupación de Cambiemos radica en que sabe que vamos a una nueva rebelión popular y se trata entonces, de descabezar todo tipo de dirección de la clase obrera y sectores populares. Es por esto que estamos ante un ataque en toda la línea, estigmatizando a los opositores como violentos tanto en el parlamento como en las calles, acusando a la juventud, por su resistencia en la Plaza del Congreso, que lucha como puede contra la injusticia social y que no ve futuro alguno en esta sociedad.
La caza de brujas es contra la izquierda radical vinculada o en frente común con políticos kirchneristas y sindicatos del mismo palo, a los que acusan de sostener políticas “destituyentes”. Es en última instancia, un ataque preventivo a la movilización popular que seguramente se dará a futuro a condición de querer hacer pasar en marzo próximo la reforma laboral. El macrismo con esto se prepara ante los nuevos embates producto de su política reaccionaria e imperialista.
Por su lado, el kirchnerismo y sus aliados parlamentarios y sindicales hicieron todo el trabajo en la calle como también en el Parlamento garantizando la sustentabilidad y gobernabilidad del régimen de opresión. La finalidad última para este tipo de reformistas es el parlamentarismo, siendo la estación terminal del desarrollo de la humanidad.
Como parte de esta política, varios dirigentes sindicales daban por aprobada Ley Previsional por la mayoría de legisladores oficialistas. Pero estas declaraciones se daban en medio de la lucha. Es como si los generales de un ejército en medio de la movilización y pelea contra el enemigo de clase señalaran que la lucha estaba terminada en este período.
Ubicándose en la trinchera correcta de la lucha, dirigentes de este movimiento, como Yasky, Michelli o Palazzo, daban, en medio de la pelea contra la reforma previsional, como cerrado este capítulo. No señalamos esto como un reproche político, sí como diferencia política. En esto se demuestra la limitación de un programa que breva en las ideas reformistas, y en la política parlamentarista, pretendiendo conciliar lo irreconciliable, sin balance de los años donde el kirchnerismo gobernó con grasa en caja, intentando controlar lo que no es de uno y llevando todo a la preparación de las elecciones presidenciales de 2019.
Son estas direcciones que caen sujetas a su programa político, que no es más que el de la Constitución Nacional, sujeto a la defensa del Estado de Derecho. El mismo Estado de Derecho que a reglón seguido de su enunciación es negado por el delito de sedición. Señalamiento que les cabe a reformistas de la política y sindicalistas kirchneristas.
De no haberse aprobado la Ley de Reforma Previsional, el gobierno de Macri hubiera entrado en un proceso acelerado de defaut y en una crisis política Institucional. La necesidad de hacerse de los $ 118 mil millones con la Reforma Previsional, fue a parar a las arcas de los bancos. Bancos acreedores de una fabulosa deuda externa y con un vencimiento en títulos de Lebacs de $ 350 mil millones en intereses, un negocio financiero que paga tasas muy altas.
Desde 2016, el Gobierno nacional alienta una timba financiera a través del Banco Central. Mediante las Lebacs, los inversores pueden obtener tasas que no encuentran en ningún otro negocio. Hasta el momento, el Central confirmó que las tasas en ese rubro serán del 30%. Se calcula que dos de cada tres inversores que ingresa al país lo hace para invertir en esa bicicleta financiera.
Salvo algún ingenuo en política, en general era un hecho la aprobación en Diputados de las Reformas, entonces la política correcta era establecer una clara delimitación política con la dirección cegetista y al mismo tiempo, llamar a un Plan de Lucha comenzando con un paro de 24 horas previa a la sesión Parlamentaria, haciendo un llamamiento a organizar el movimiento de resistencia desde los cuerpos de delegados y juntas internas de fábricas y empresa.
La crisis del capitalismo es también la crisis del reformismo. En todas partes, los partidos tradicionales de derecha e izquierda están en crisis. Las organizaciones que parecían tener una base sólida e inmutable están entrando en crisis, declinando e incluso colapsando por completo. Los partidos reformistas que han colaborado en gobiernos que llevaron a cabo recortes profundos han sido rechazados por su electorado tradicional.
La izquierda, por su parte ha hecho lo suyo. Llevamos casi 44 años de democracia burguesa parlamentaria y el régimen ha inficionado a la casi totalidad de los grupos de izquierda. El parlamentarismo se ha transformado en más de una ocasión en un fin en sí mismo, perdiendo de vista que este régimen Parlamentario, es una de las caras de la dictadura del capital.
El trabajo en el parlamento, por parte de los revolucionarios es desnudar el carácter de clase del régimen político, acompañado en las calles y debates al conjunto del movimiento revolucionario.
La tarea hoy no es el enfrentamiento callejero con las fuerzas de seguridad, sino articular a través del frente único a la mayoría opositora encolumnada en un programa revolucionario. Estamos en presencia de la necesidad de debatir y entender que debemos prepararnos para las futuras acciones ante los cambios bruscos de la situación política.
Alan Woods en su célebre Bolchevismo: el camino a la revolución (pág. 451/2), nos dice:
“las leyes que rigen la actividad parlamentaria se pueden observar, en todas las épocas, en las fracciones parlamentarias de los partidos obreros reformistas. Las presiones de la clase dominante, su ideología e instituciones, en ninguna parte son tan intensas como en el invernadero parlamentario. La burguesía ha perfeccionado durante un largo período de tiempo los mecanismos necesarios para sobornar, presionar y corromper a los representantes parlamentarios del proletariado. A menos que estos últimos estén imbuidos con la conciencia de clases y la comprensión teórica necesarias para permitirles ver a través de los trucos y maniobras del enemigo, inevitablemente sucumbirán a la presión y serán absorbidos en el pantano parlamentario de los comités, la burocracia y las cuestiones de procedimiento. No es necesariamente una cuestión de corrupción personal directa, de arribismo, sobornos, etc., aunque todas estas armas son utilizadas activamente para comprar a los dirigentes obreros. En el caso de los reformistas de derecha muchos son abogados, médicos y economistas de clase media que tienen un estilo de vida y psicología más cercano a la burguesía que a los trabajadores que pretenden representar. Incluso los reformistas de izquierda más honestos, incluso los trabajadores de fábrica consagrados y forjados en años de lucha, pueden caer rápidamente en la atmosfera enrarecida de este mundo artificial, y pueden alejarse de la realidad de la lucha de clases.
Desde un punto de vista reformista, que en cualquier caso subordina todo a la elección de parlamentarios, la independencia de la fracción parlamentaria del partido, el sagrado derecho de cada diputado individual a “seguir su propia conciencia” es aceptado por algo normal. Esta solo es otra forma de expresar la independencia de los dirigentes reformistas de la clase obrera, su dependencia absoluta y total de la burguesía. Pero para un partido revolucionario, para el cual la lucha parlamentaria es solo un elemento más de la lucha general de la clase obrera para cambiar la sociedad, esto es impensable. El partido como expresión organizada de los elementos más consientes del proletariado puede y debe ejercer un control sobre sus representantes electos a todos los niveles, también sobre todos sus miembros en el parlamento. “es obvio que el parlamento no es una plataforma ideal para los obreros revolucionarios. La atmósfera enrarecida del parlamento había impresionado a los diputados bolcheviques, que al principio, sin convicción, siguieron la línea de menor resistencia. De esta forma, en la primera sesión, no votaron contra el candidato cadete y octubrista como presidente de la cámara. (…)
La fracción se negó a leer en voz alta una resolución preparada por el CC bolchevique porque ellos habían redactado la suya -que no contenía ningún llamamiento revolucionario a las masas fuera del parlamento-. Hubo más casos, por ejemplo, cuando votaron a favor del destino de fondos para la educación pública durante el debate parlamentario, no consiguieron poner al descubierto la parcialidad de clase de la política educativa del gobierno. Lenin inmediatamente se alarmó por la forma en que los seis diputados bolcheviques se dejaban de nuevo dominar. “Si nuestros seis parlamentarios son de las curias obreras no deben someterse en silencio a los siberianos (antiguos intelectuales exiliados). Si les intentan dominar, los seis deben abandonar con una protesta muy clara””.
Nuestra intensión es abrir un debate necesario no solo sobre la táctica del frente único, sino además del papel de los revolucionarios en un ámbito del enemigo de clase.
Se trata de que la prédica de los diputados de izquierda y obreros sean una caja de resonancia de los conflictos callejeros y de los trabajadores en sus fábricas y lugares de trabajo, pero también y fundamentalmente se trata de combatir las ilusiones en un régimen político que solo da desocupación y barbarie, como también sus instituciones que lo avalan.
La violencia
“Las importaciones están volando y las exportaciones estancadas. El tema del atraso cambiario es relevante, la suba de los últimos días lo corrige un poco, aunque hay que ver cómo impacta en los precios. En el caso del sector sojero, hay expectativa por la baja de retenciones y en la industria Brasil sigue complicado. Este año va a cerrar con un déficit del 4,5 por ciento en la cuenta corriente, es record, si se tiene en cuenta el escenario de precios internacionales. Argentina en general no ha logrado sostener este nivel de déficit externo. El mundo tiene todavía bajas tasas de interés y los países desarrollados están hiperendeudados, por lo cual una suba de la tasa de referencia les puede generar un problema. Pero la toma de deuda argentina va demasiado rápido y eso implica una escalada de intereses. Además, no es evidente que inversiones externas que ingresan generen dólares comerciales a mediano plazo. Australia funcionó 30 años con déficit de cuenta corriente porque recibe inversión de Asia y reinvierte sus utilidades. En Argentina la dinámica es distinta”. (“No es sostenible” Página12 27/12/2017)
“Las causas estructurales del enorme déficit comercial son la flexibilización comercial y el atraso del tipo de cambio. El dólar barato hace que crezcan las importaciones en todos los rubros, no sólo en el consumo. De hecho, los empresarios están adelantando compras de todo tipo de productos. Por otro lado, las exportaciones crecen al 1 por ciento producto del atraso. La cosecha del agro fue buena, de hecho hubo ventas importantes de trigo y maíz. Pero los grandes pooles de siembra especulan y retienen los granos. El desfalco de divisas se cubre con deuda y capitales financieros atraídos por una tasa de interés real del 15 por ciento en dólares, pero eso también es perjudicial para la macro porque retroalimenta la apreciación cambiaria y porque una leve modificación de las condiciones financieras pueden provocar una salida masiva. El Gobierno prioriza la consolidación de aspectos institucionales, pero atar toda la macroeconomía a generar condiciones para la inversión extranjera es un error. En este momento, por cada dólar de inversión extranjera directa que ingresa al país hay siete de dólares de inversión especulativa”. (“Especulación rural” Pagina12 27/12/2017)
“El Ministerio de Finanzas continúa emitiendo deuda externa. A través del Boletín Oficial la dependencia a cargo de Luis Caputo anunció la colocación de dos Letras del Tesoro por un monto total de 23 mil millones de pesos con vencimiento en marzo de 2018. El paquete de títulos de corto plazo más significativo asciende a 15 mil millones de pesos y fue adquirido en su totalidad por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. En otras palabras, el Gobierno recurrió a los fondos de la seguridad social para financiarse. El último relevamiento del Observatorio de la Deuda de la Fundación Germán Abdala indicó que en once meses de 2017 las emisiones de deuda superaron en 20 por ciento el total emitido durante 2016. Con esos registros, el Ministerio de Finanzas acumulaba a finales de noviembre colocaciones por 78.740 millones de dólares en lo que va del año. El incremento en los niveles de endeudamiento ofrece al gobierno divisas necesarias para financiar el creciente déficit comercial, la fuga de capitales, los gastos por viajes, la remisión de utilidades y el pago de los intereses de la misma deuda.”(Página 12 “La deuda no para” 27/12/20179
Esta serie de citas son tan solo una muestra de la crisis que se encuentra la economía del país. Fuerte endeudamiento y su correlato de un incremento sin precedentes en intereses, apertura de las importaciones, obturación de las exportaciones producto de la crisis internacional, en definitiva una confiscación de los ahorros, salarios y jubilaciones de los millones de trabajadores pasivos y activos del país.
Esta es la base de la violencia que padecemos millones de trabajadores bajo un sistema que todo contamina y depreda, crisis que no solo afecta nuestras pampas.
Es la violencia por arriba, la que genera la violencia por abajo. En este sentido es entendible que una gran cantidad de jóvenes recurran a la violencia callejera dando curso a una genuina bronca popular. Pero es necesario dejar bien en claro que fue la propia policía, como documenta el fotógrafo Lucas Martelli, la que provocó el inicio de la violencia. Este material fotográfico aporta pruebas definitivas que desenmascara al monopolio mediático que intentan señalar a las agrupaciones políticas y sindicales como responsables de lo sucedido para justificar la represión y demonizar compañeros como Sebastián Romero del PSTU al que se lo intenta juzgar por «rebelión» para ejemplificar a todos los que resisten políticamente al saqueo en marcha. Como ya es costumbre y a la vista de todos, otra vez la policía infiltró la marcha.
Pero a su vez consideramos perjudicial la participación de grupos políticos que esgrimen la política de enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, como ya lo señalamos no es la tarea que corresponde, dejando un flanco que debilita la causa de los trabajadores. Lo que necesitamos es organizarnos para desplegar la fuerza de la clase trabajadora que se expresa en una huelga general. De esta manera sí podremos parar la mano a los capitalistas.
En todas partes hay una ardiente rabia contra los grotescos niveles de desigualdad, con una riqueza obscena de una pequeña minoría parasitaria que contrasta fuertemente con la creciente pobreza y desesperación en el otro extremo. Los burgueses serios están cada vez más preocupados por esta tendencia porque pone en peligro la estabilidad de todo el sistema. En todas partes hay un odio ardiente hacia los ricos. Muchos se preguntan: si a la economía va tan bien, ¿por qué no mejoran nuestros niveles de vida? ¿por qué siguen recortando el bienestar, la salud y la educación? ¿por qué los ricos no pagan impuestos? Y a estas preguntas no encuentran respuestas.
Los burgueses están cada vez más alarmados por las consecuencias políticas de la crisis. Lejos de sentir los beneficios de la llamada recuperación, la mayoría de la clase obrera está peor de lo que estaba antes del derrumbe. El McKinsey Global Institute descubrió que el 65-70% de los «segmentos de ingresos» de las economías avanzadas experimentaron un estancamiento o una caída en sus ingresos entre 2005 y 2014, aunque esta cifra cae al 20-25% al contar los ingresos disponibles. Países como Italia vieron afectados todos los segmentos de ingresos. (Más pobres que sus padres, McKinsey Global Institute)
La crisis tiene sus efectos más dolorosos y directos en los jóvenes. Por primera vez en muchas décadas, la nueva generación no tendrá los mismos niveles de vida que sus padres. Esto tiene graves consecuencias políticas. En todos los países, la intolerable presión sobre la juventud se expresa en un fuerte aumento de la radicalización política. En todas las cuestiones, la juventud está mucho más a la izquierda que el resto de la sociedad. Están mucho más abiertos a las ideas revolucionarias que otras capas.
Marx en La lucha de clases en Francia de 1848-1850 escribió: «Pero detrás del derecho al trabajo está el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de producción (por la dictadura del proletariado, Ed.), su sumisión a la clase obrera asociada, y por consiguiente la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas». Estos son los vientos que arrecian a nuestros países. Entramos en periodos de intensa turbulencia y se expresa más de las veces en enfrentamientos callejeros.
Crisis de dirección de la clase obrera
Trotsky señalaba que “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección de la clase obrera”. Esta sentencia tiene plena vigencia en donde uno quiera mirar, no solo en nuestra realidad sino en el mundo entero.
Debemos recordar que el kirchnerismo no solo fue un subproducto de la rebelión popular de 2001, el Argentinazo, sino que pudo transitar sus gobiernos luego de un profundo período de recesión, viviendo un boom de la economía argentina combinado con altos precios de los commodity en el mundo.
Los trabajadores vienen haciendo una formidable experiencia con las direcciones reformistas de izquierda o derecha, la prueban y desechan si no sirve.
Sostenemos que en un período de auge capitalista fue posible hacer concesiones a la clase obrera, especialmente en los países capitalistas avanzados de Norteamérica, Europa y Japón. Pero en un período de profunda crisis los burgueses dicen que ya no pueden permitirse reformas. Por el contrario, exigen la liquidación de las reformas que se ganaron desde 1945. Para las masas, el reformismo con reformas tiene sentido. Pero el reformismo sin reformas, o mejor dicho, el reformismo con contrarreformas, no tiene sentido en absoluto.
Como señalamos en diferentes materiales, la izquierda tiene nuevamente una oportunidad histórica en sus manos, en tanto y en cuanto rompa con viejos vicios sectarios hacia los movimientos que aún siguen ilusionados con la dirección kirchnerista.
Pero sabemos que la experiencia de las masas en situaciones de extrema turbulencia puede acelerar a conciencia de manera extraordinaria.
Debemos tener paciencia, ser firmes en los principios y métodos revolucionarios. Tenemos que tener confianza en la clase obrera y los trabajadores, ya que no solo es la clase moderna y creativa por excelencia, sino también la única clase potencialmente revolucionaria.La táctica de frente único, las tradiciones y métodos del marxismo revolucionario, como así la necesidad del debate y la acción deben ser las armas para los embates futuros contra el gran capital.
Socialismo o Barbarie