Este 12 de mayo, el mismo día que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación de abril fue del 6%, llevando el registro interanual al mayor valor en 30 años con un 58%, llegados de todo el país, cientos de miles de compañeras y compañeros protagonizaron la Marcha Federal de la Unidad Piquetera que desbordó la Ciudad de Buenos Aires y copó la Plaza de Mayo, para denunciar el hambre y la pobreza, así como para reclamar por trabajo y salarios.
Desde el 10 de mayo se fueron dando actos y caravanas de norte a sur que se hicieron sentir en las principales ciudades y provincias del país como Córdoba, Rosario, Jujuy, Bahía Blanca, Salta y Mar del Plata para confluir en el Centro Porteño y realizar un acto de cierre frente a la Casa Rosada con más de 100.000 personas.
La masividad de las convocatorias de los movimientos sociales está directamente relacionada con la concentración de la riqueza en un polo, el de los empresarios, banqueros y terratenientes y la acumulación de la miseria en el polo opuesto, el de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre. Mientras la pobreza alcanza a 17,1 millones de personas de las cuales 3,8 millones son indigentes, siete empresarios argentinos (Marcos Galperin, Paolo Rocca, Gregorio Pérez Companc, Alberto Roemmers, Alejando Bulgheroni, Eduardo Costantini y Eduardo Eurnekian) están entre los más ricos del mundo.
En el medio de la crisis capitalista más profunda en décadas los grandes ricos del país aumentan sus ganancias a costa del empobrecimiento de la mayoría de la clase trabajadora, dejando en evidencia que los intereses de los empresarios y los de la clase trabajadora son antagónicos e irreconciliables. Los ricos florecen sobre nuestra miseria.
La imposibilidad de acceder al trabajo, la comida y la vivienda ha colocado a los movimientos de trabajadoras y trabajadores desocupados en el centro de la escena política, pero la inflación que devora los salarios empuja también al movimiento de trabajadores ocupados hacia la lucha económica presionando para mejorar sus ingresos ante la resistencia de la burocracia sindical que busca maniobrar con aumentos que siempre quedan por debajo de la inflación. El ajuste en marcha hizo que la pobreza deje de ser una condición que golpea solo a las personas desempleadas, sino que también golpea a quienes cuentan con un empleo formal ya que tres de cada diez trabajadores en la Argentina son pobres.
La gran Marcha Federal representa un paso adelante para el movimiento piquetero. Pero la tarea de primer orden es impulsar la unidad y la coordinación entre el movimiento piquetero y el movimiento obrero. Si el movimiento piquetero lograra enlazar su lucha a los comités de fábrica, las juntas internas y a los delegados de base, la fuerza del movimiento adquiriría una escala cualitativamente superior. Es necesario lanzar una convocatoria desde Unidad Piquetera a conformar comités de base que unan a ocupados y desocupados, llamando a los trabajadores y trabajadoras a saltar por encima de sus direcciones burocráticas y traidoras, y conformar un espacio de discusión común que se conforme como un comité por una Huelga General Política acompañada de una enorme movilización. Esto sin duda tendría un impacto enorme para la clase trabajadora, ocupada y desocupada, en nuestro país que necesita una referencia clara para luchar ante la pasividad de las centrales obreras.
La conflictividad social en el país no para de aumentar ante la magnitud de la crisis. En lo que va del año se han registrado 2.592 cortes o piquetes. Una suba del 73% en relación al mismo cuatrimestre del año pasado. Es el momento de dar un paso al frente en pos de unificar todas las luchas y golpear como un solo puño. Estamos ante una gran oportunidad para unir a los trabajadores ocupados, desocupados y precarizados, convocando también a los centros de estudiantes de las escuelas y universidades a sumarse a la lucha común, ya que en última instancia todas y todos los de abajo estamos padeciendo los golpes de un ajuste cada vez más fuerte.
Ni los empresarios, ni los banqueros o los pools de siembra son capaces de sacar al país de la debacle en que se encuentra y menos sus representantes políticos. El Frente de Todos solo puede ofrecer lo que vemos, ajuste, caída del salario y pobreza y la oposición de derecha, en cualquiera de sus variantes, busca incluso profundizar la velocidad del ajuste con una política de shock que arrase con todo. El nudo gordiano de la clase dominante esta justamente en que no puede restablecer el equilibrio económico sin poner en riesgo el equilibrio social y político. La dirigencia patronal ve con preocupación como la crisis capitalista mundial acrecienta «la insatisfacción democrática».
Ante este escenario los trabajadoras y trabajadores, ocupados y desocupados, debemos dar un nuevo paso al frente. La exitosa Marcha Federal debe ser el preludio para impulsar la autoorganización en las fábricas, los barrios y los lugares de trabajo en la perspectiva de construir desde abajo una huelga general que ponga sobre la mesa la cuestión de quién manda si la inmensa mayoría de la población, como lo somos los trabajadores y trabajadoras, o una ínfima minoría de ricachones y sus representantes políticos. Esto pondría en discusión la necesidad de un gobierno propio que represente nuestros intereses de clase.
La crisis de nuestro país no es una crisis aislada, sino que forma parte de la crisis orgánica del capitalismo a nivel mundial que viene siendo descargada sobre los hombros de la clase obrera en todo el mundo en un marco de guerra y pandemia que poco a poco arrastra a la economía global hacia una nueva recesión dejando en evidencia la inviabilidad del capitalismo para la clase obrera.
Basta ya de Gobiernos que hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. La clase trabajadora tiene que tomar el poder y gobernar en la perspectiva de liquidar al sistema capitalista que nos ha arrastrado a la actual penosa situación. El Socialismo es la única salida viable ante décadas de ajuste y explotación. Los trabajadores y nuestras familias merecemos una vida distinta. ¡La palabra la tenemos los de abajo!
¡Por la unidad de trabajadoras y trabajadores ocupados y desocupados junto al movimiento estudiantil!
¡Hacia una Huelga General Política!
¡Por un Gobierno de Trabajadores!