La única salida es la revolución
En el contexto de un fuerte incremento del contagio del COVID-19 y de una crisis económica y social sin precedentes, los sectores más rancios de la gran burguesía argentina y sus representantes políticos juegan un partido fuerte contra el gobierno de Fernández & Fernández con un claro objetivo de lastimar y desgastar.
En la editorial anterior señalamos el oportunismo del macrismo y sus satélites que al comienzo de la pandemia “aceptaron” el frente en común “liderado” por Alberto Fernández por las medidas implementadas contra el COIVID-19.
Más luego fue el comienzo sin retorno de una serie de comportamientos políticos que muestran a toda luz la conducta cínica e hipócrita de la burguesía y del conjunto del empresariado. No solo fue la ruptura del confinamiento social con la voz de orden del empresariado argentino que impuso despidos y suspensiones, potenciando la debacle de la economía que se asemeja a un barco a la deriva a pesar de las medias implementadas por el gobierno nacional.
En uno de los comunicados nacionales, el presidente Fernández junto al Jefe de Gobierno de CABA Horacio Rodríguez Larreta y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof, daban cuenta de esta realidad cuando describieron el aumento de la circulación de miles de trabajadores empujados a salir por el plato de comida ante la presión de los grandes patrones.
Luces y sombras de un gobierno débil
Las intenciones del gobierno nacional se muestran impotentes para contener una situación de extrema complejidad social potenciada por el COVID-19 -sobre todo en zonas calientes como Chaco, Neuquén, Córdoba, Río Negro y AMBA-, entrelazada con la crisis mundial capitalista que azota la región y sobre todo a la Argentina, sumado al endeudamiento dejado por el gobierno de Mauricio Macri, que ha desbastado la economía y el mercado interno, pauperizando el salario y los convenios colectivos a la baja.
El Proyecto de Ley del impuesto (por única vez) a las grandes fortunas que grava entre el 2% y el 3,5% a las 12.000 fortunas más importantes del país, y que generaría una recaudación aprox. de u$s3.600 millones, tuvo reparos en el propio equipo económico del gobierno, en el espacio del Frente de
Todos –Sergio Massa- y en los partidos satélites como el de Roberto Lavagna, aunque a mediados de mayo esperaban lograr los 129 votos para que pase al Senado, a la fecha no se ha tratado.
Al mismo tiempo, Lavagna puja por el cierre de un acuerdo de la deuda con los acreedores privados ya que lo considera como un punto de inflexión para la “recuperación” de la economía ante el derrumbe en puertas del 75,6% de la construcción en abril y del resto de las industrias una caída del 33,5% según los datos del Indec; y para esto hay que generar un clima favorable para el crecimiento y el desarrollo. O la ambivalencia de Sergio Massa en un intento de quedar bien con el empresariado y el kirchnerismo, siempre y cuando el proyecto de ley del impuesto a las grandes fortunas se enmarque en un paquete de reformas impositivas mucho más grande, algo que solo podría digerirse (acordar) con un Macrismo que renunciase al Macrismo.
El Proyecto de expropiación de la planta agroexportadora Vicentín, es otro de los casos de ambigüedad, que se deriva del intento de reconciliar lo irreconciliable, del Frente de Todos. Los malos augurios de Roberto Lavagna nuevamente se hicieron escuchar, cuando señaló de manera clara que el “proyecto de Expropiación de Vicentín será un verdadero fracaso en el Congreso”. Por cierto, un proyecto que comenzó con la idea de Alberto Fernández de expropiación con el acuerdo y ante la diligencia del Gobernador de Santa Fe Omar Perotti, se congeló la iniciativa de enviar al Congreso un proyecto de ley para declarar a la cerealera de “utilidad pública” y pedir la expropiación. Entonces, se pidió «la intervención judicial de Vicentín S.A.I.C. y la conformación de un Órgano de “Intervención” al considerar que la compañía tiene un «entramado societario que requiere control» y «los actuales integrantes del directorio no resultan idóneos para conducir la compleja situación». (BAE Negocios 22/06/2020)
Estas son las “ambivalencias” y “contradicciones “del Frente de Todos. En épocas de auge económico es más fácil para las opciones policlasistas llevar adelante una política de garantizar las ganancias por arriba y atender las demandas por abajo, como vimos en el ciclo 2003/2014-15, pero en épocas de crisis esto se hace imposible tensionando por las contradicciones entre los intereses de los empresarios, banqueros y terratenientes y de los trabajadores ya que estos son antagónicos e irreconciliables. Las contradicciones del Frente de Todos son producto de intentar cuadrar el círculo y expresan un límite de clase.
Como en todo movimiento hay centro, izquierda y derecha. El surgimiento de Alberto Fernández es el corolario de diversos sectores para “poner fin” a los cuatro años de entrega del país de manos de “Juntos por el Cambio”.
Podríamos suponer entonces, que los sectores de izquierda del Frente de Todos son los que plantean el impuesto a las grandes fortunas y el Proyecto de Ley de expropiación de Vicentín. Además, podríamos presumir que estos sectores son los más avanzados del movimiento y que por lo tanto debemos “esperar” una convocatoria de masas para imponer estas ideas al centro y derecha del Frente de Todos. En definitiva, tal conjetura es pedirle peras al olmo. No hay radicalización posible de la dirigencia “más audaz” del Kirchnerismo. No solo que se encargaron de cerrar un ciclo de lucha en el 2018 con arreglos a la baja, sino que en el 2019 apostaban solo a las elecciones “cerrando” la tendencia a la independencia de clase de los trabajadores impelidos por la crisis en ciernes económica y social. “No queremos un 2001 necesitamos un 2003” se escuchaba en los actos callejeros.
El Frente de Todos es lo que es. Un abanico, un matrimonio “forjado” tan solo en un principio: salvar la gobernabilidad del régimen capitalista preservando sus instituciones y mecanismos de funcionamiento.
Forjemos la Independencia política, la Independencia de clase
“Queremos la abolición de las clases. ¿Cuál es el medio para alcanzarla? La dominación política del proletariado. Y cuando en todas partes se han puesto de acuerdo sobre ello, ¡se nos pide que no nos mezclemos en la política! Todos los abstencionistas se llaman revolucionarios y hasta revolucionarios por excelencia. Pero la revolución es el acto supremo de la política; el que la quiere, debe querer el medio, la acción política que la prepara, que proporciona a los obreros la educación para la revolución y sin la cual los obreros, al día siguiente de la lucha, serán siempre engañados por los Favre y los Pyat. Pero la política a que tiene que dedicarse es la política obrera; el partido obrero no debe constituirse como un apéndice de cualquier partido burgués, sino como un partido independiente, que tiene su objetivo propio, su política propia.” (Sobre la acción política de la Clase Obrera – Federico Engels 21/9/1871)
Alberto Fernández intenta salvar el barco -que se encuentra a la deriva-, y colocar a los y las trabajadoras como furgón de cola a una salida política y económica de la burguesía, generando un relato hacia los trabajadores con los proyectos de prohibición de los despidos, el impuesto a las grandes fortunas y la expropiación de Vicentín. Por otra parte, en el caso de Vicentín si fuera expropiada, los trabajadores no tienen participación real en la conducción y control. Como sucede en otras empresas estatales, Aerolíneas Argentinas o YPF que tampoco los obreros están dirigiéndolas.
La clase obrera puede y debe defender sus conquistas sin embanderarse políticamente detrás de una corriente burguesa o burocrática estatista.
La política de la izquierda parlamentaria no ofrece ninguna salida de independencia de la clase.
¿Qué tiene esto de progresivo para la clase obrera? Nada, en la medida en que se combinan dos fenómenos.
Por un lado, se muestra como salida al Parlamento burgués, es decir, invierten la ecuación de la táctica revolucionaria de la intervención en el parlamento: los diputados deben estar subordinados y al servicio de las luchas y movilizaciones obreras ayudando a generar y desarrollar el poder obrero en las barriadas y fábricas. Por el contrario, la actividad del FIT – Unidad gira alrededor de los diputados de izquierda, sus proyectos, los discursos en la TV y sobre todo el trabajo político en un ambiente totalmente hostil a la clase: el Parlamento.
Por el otro, que se relaciona dialécticamente con el trabajo que sostienen en el Parlamento los Diputados del FIT -Unidad, es la sustitución de un verdadero desarrollo de la clase en tanto que el programa revolucionario pueda materializarse en fuerza real. Algo que supone una actitud diferente en cuanto a la táctica de Frente Único concebido por los viejos revolucionarios.
Ya Marx y Engels en el Manifiesto Comunista señalaban
“¿Qué relación guardan los comunistas con los proletarios en general? Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. No tienen intereses propios que se distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario.”
Podemos afirmar que el peronismo en sus diferentes fases históricas se reivindica como un movimiento policlasista y el lugar que le toca a la clase obrera es subsumida a la estrategia burguesa. Lo que queda en claro es que es un movimiento de masas obrero y popular con una dirección burguesa. Por ello, es imprescindible, preservar las banderas de independencia de clase en relación a los partidos burgueses y a su Estado, pero esto no supone independencia de los trabajadores; la táctica de Frente Único, la unidad de acción, son fundamentales para mantener una política revolucionaria hacia la base de estos movimientos incluso hacia sus cuadros medios de dirección en las fábricas, hasta que vayan definiéndose en líneas de clase.
La táctica del marxismo es “golpear en unidad de acción por demandas concretas, mantener banderas separadas”. Incluso desde un punto de vista “práctico”, la autonomía de clase potencia la capacidad de defensa de las libertades democráticas o reivindicaciones económicas de la clase obrera.
De todas formas, de lo que se trata es de mantener una política de independencia de la clase en términos políticos y programáticos.
La ausencia casi absoluta de una respuesta de clase, independiente, revolucionaria a la crisis y al desquicio de la economía, respuesta que permitiría atraer a sectores medios, incluso a muchos estudiantes, que hoy están bajo la influencia de la derecha y no ven salida, como aliados de la clase obrera. Esta afirmación hace que se recicle una y otra vez el peronismo como movimiento que mantiene una tutela política e ideológica sobre los trabajadores.
Construir una alternativa revolucionaria
Construir el partido de trabajadores
Creemos que es importante mantener el debate fraternal con los compañeros del FIT – Unidad.
El desarrollo del punto anterior supone abordar de manera seria la necesidad de construir nuestro partido de trabajadores.
El FIT – Unidad apenas es una tendencia en el movimiento de masas, y podemos afirmar que no se visualiza como una alternativa seria para el conjunto de los trabajadores.
Hay otro tipo de obstáculos cuando los compañeros señalan que hay que construir la izquierda, esto se combina con algunas de las apreciaciones políticas que rezan que el partido revolucionario es el FIT -Unidad o algunos de sus integrantes.
La pregunta es cómo ayudamos a la ruptura definitiva con el policlasismo a los enormes sectores de masas que aún siguen viendo a Fernández y Fernández como una alternativa válida.
Consideramos que esto supone en primer lugar atraer a los sectores de base más descontentos con la política de Alberto Fernández de ceder a las presiones de los sectores más rancios de la burguesía.
Ese malestar en una parte del activismo obrero y de cuadros medios es un buen comienzo.
Ahora bien, la historia en política, pesa y en general, la dirección peronista se ha encargado de señalar a la izquierda como gorila.
Si tan solo vemos como en 2008 el MST marchaba juntos a los chacareros o dejaban sus banderas rojas en Recoleta, tenemos un problema entre manos.
O en las movilizaciones del 24 de marzo cuando se marcha por separado o se hacen actos por afuera de la inmensa marea de asistentes, se renuncia a la lucha política con prensa, volantes y en una actitud fraterna con la base obrera y popular de los movimientos y organizaciones que se referencian en el Kirchnerismo.
Lo que decimos no supone diluirse o no hacer una columna propia, pero sí obliga a los revolucionarios a mantener un trabajo sistemático en todos los planos, propaganda, agitación, teoría y organización hacia la vanguardia.
En definitiva, se trata de disputar la tutela de la clase al peronismo y esto supone en primer lugar levantar la construcción de un partido de trabajadores que debe ligarse a la construcción del Partido Revolucionario para la Argentina.
Preparemos el futuro
La crisis mundial capitalista no encuentra precedentes en la historia mundial. Los propios voceros del establishment definen con asombro que es peor que la crisis del’29.
La única salida que ofrecen ante la crisis del COVID -19 que se entrelaza con la crisis económica y social es la expansión cuantitativa, tan solo en Europa se espera una inyección de €500.000 millones.
Las predicciones de crecimiento no son alentadoras para nada. El FMI empeora las previsiones mundiales y augura un impacto catastrófico en el empleo, además prevé una recesión mundial más profunda de lo esperado en 2020 y una recuperación más lenta en 2021. La economía española se contraerá un 12,8 % este año por la pandemia del coronavirus.
“De las grandes economías, solo China se mantendrá en tasas positivas, con un crecimiento del 1 %, aun así, dos décimas menos de lo previsto en abril, mientras que Estados Unidos caerá un 8% este año, casi dos puntos más que el 6,1 % previsto hace tres meses; Japón sufrirá un retroceso del 5,8 %, frente a la contracción del 5,2 % pronosticada en abril y el Reino Unido se contraerá un 10,2 %, en comparación con el 6,5 % estimado hace tres meses.” 24/06/2020 eitv.eus
El sistema se ha agotado. Las fuerzas productivas -la industria, la técnica y la ciencia- han superado los límites de las relaciones de producción restrictivas de la propiedad privada de los medios de producción. El mercado es demasiado estrecho para la capacidad productiva que ha creado el capitalismo.
Sabemos que la situación política en Argentina no escapa de lo que sucede en el resto del mundo, pero contamos con la certeza del método científico del marxismo.
“Las proposiciones teóricas de los comunistas no descansan ni mucho menos en las ideas, en los principios forjados o descubiertos por ningún redentor de la humanidad. Son todas expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vívida, de un movimiento histórico que se está desarrollando a la vista de todos. La abolición del régimen vigente de la propiedad no es tampoco ninguna característica peculiar del comunismo.” (Manifiesto Comunista Marx y Engels)
Nos encontramos en una fase preparatoria. Sabemos que en algún momento se darán las explosiones sociales, debemos aprovechar el tiempo que nos queda para mejor prepararnos en la construcción de una alternativa política para darle un triunfo definitivo a la Revolución.
Manos en la obra.