Eran más de 150 niños los que dormían la siesta aquella calurosa tarde en Hermosillo. Una bonita lona de colores rojo, amarillo, verde y azul colgaba del techo, dando la sensación de estar en un circo. Era día de películas en la guardería por lo que muchos pequeños estaban gustosos de estar ahí, al menos Julio Cesar, “Yeyé”, lo estaba.
El 5 de junio del 2009 el capitalismo voraz mostró su verdadera cara en Hermosillo. Cerca de las 3 de la tarde un incendio terminó con la vida de 24 niños y 25 niñas. 49 vidas que no supieron nunca lo que es una subrogación, que no sabían de capitalismo, de neoliberalismo, de tasa de ganancia o de clases sociales. 49 familias destrozadas para poder saciar la avaricia de unos cuantos empresarios favorecidos por las políticas que de manera sistemática favorecen a los más ricos y trataban al obrero y su decendencia como simple mercancía.
Debemos ser claros, la Guardería ABC, así como todas las guarderías del IMSS (manejadas directamente por el instituto o subrogadas) son una concesión del estado derivado de las luchas obreras del pasado. Sin embargo, el sistema de subrogación transformó esta concesión a los obreros mexicanos en una forma de beneficiar económicamente a sectores de la burguesía, así como sus aliados políticos. Las guarderías terminaron siendo entregadas en su administración a familiares y amigos de políticos y empresarios recibiendo financiamiento. Esta es la forma como Gildardo Francisco Urquides Serrano, Sandra Lucía Téllez Nieves y Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella se hicieron dueños de la Guardería ABC.
La lona (esa misma lona que resultaba muy estética), en contacto con el calor, desprendió un humo altamente toxico. Protección Civil, IMSS y la propia administración fallaron en reconocer que las instalaciones de la guardería eran “una bomba de tiempo” (palabras de un instructor de primeros auxilios). Se encontraba a un lado de una llantera, una bodega del gobierno del Estado de Sonora y enfrente de una gasolinera. Una ubicación privilegiada para el desastre. Fue de esta bodega donde nace el incendio, donde se destruyeron miles de documentos del gobierno estatal a punto de ser relevado.
“Duermo como un bebe” fueron las palabras de Eduardo Bours Castelo cuando se le cuestionó sobre el papel del gobierno del estado en el crimen de la Guardería ABC. El empresario, ganadero y, en ese momento, Gobernador del Estado de Sonora, negó responsabilidad una y otra vez. Claudia Pablovich (actual gobernadora de Sonora) envió cartas al juez responsable del caso abogando por los dueños de la guardería. Abel Murrieta (en ese entonces Procurador de Justicia del Estado) fue señalado por los padres de las victimas como omiso, llegando incluso a denunciar manipulación del caso y obstaculización del proceso. Murrieta fue asesinado el 13 de mayo de este año sin haber enfrentado a la justicia.
ABC sacó a la luz la putrefacta corrupción, tráfico de influencias, las nefastas consecuencias de la privatización, la falta de seguridad de las guarderías concesionadas y el papel del Estado. Éste último actuó no en la defensa de los inocentes niños y sus familias sino de los corruptos políticos y empresarios culpables de este asesinato.
La tragedia provocó el repudio de la gente y está canalizó su inconformidad mediante el voto. Aquí es donde nos damos cuenta de que los estragos de un modelo que prioriza la acumulación de capital por encima del bienestar social no sólo pueden llegar a afectar a 49 familias sino a cambiar el futuro de todo un Estado en días. La administración que relevó al señor “que duerme como bebé” llegó al poder no por presentar un proyecto con iniciativas que convencieran al electorado, sino por la furia que provocó el suceso. Guillermo Padres Elias supo capitalizar el enojo de la población para dirigir una de las administraciones de mayor corrupción, represión y saqueo descarado sin precedentes en el Estado. Estos niveles monumentales de corrupción hicieron que por primera vez se llevara a prisión a un gobernador sonorense, sin embargo, las grandes fortunas que amasó en su mandato le dieron la oportunidad de llevar su proceso en libertad.
Se podría decir que la tragedia ayudó para llenar aún más los bolsillos de las élites responsables de la misma. El daño al erario repercutió en cada uno de los trabajadores que no vieron sus impuestos invertidos en mejorar su calidad de vida. Lo que queremos decir con esto es que cualquier consecuencia de la política de pillaje dirigida por la burguesía nos afecta a todos como clase trabajadora por más ajenos que nos sintamos a ello.
Es por esto que no podemos permanecer omisos ante estas vejaciones, hay que salir a marchar y exigir justicia por esta herida abierta que después de 12 años aún no ha cerrado y no claudicar hasta que los responsables “duerman como bebés” en la cárcel.
Podríamos escribir sobre cómo siempre somos la clase obrera la que sufrimos las peores infamias, sobre la auténtica demostración de fuerza y lucha que han mostrado los padres durante estos 12 años; podría mencionar anécdotas de los pequeños, de lo mucho que fueron amados y de lo mucho que fueron llorados. Pero hoy sólo quisiera decir que María Magdalena, Andrea Nicole, Emilia Fraijo, Valeria Muñoz, Sofía Martínez, Fátima Sofía, Dafne Yesenia, Ruth Nahomi, Denisse Alejandra, Lucía Guadalupe, Jazmín Pamela, Camila Fuentes, Ana Paula, Monserrat, Pauleth Daniela, Ariadna Aragón, María Fernanda, Yoselín Valentina, Marian Ximena, Nayeli Estefania, Ximena Yanes, Yeseli Nahomi, Ian Isaac, Santiago, Axel Abraham, Javier Ángel, Andrés Alonso, Carlos Alán, Martín Raymundo, Julio César, Jesús Julián, Santiago de Jesús, Daniel Alberto, Xiunelth Emmanuel, Aquiles Dreneth, Daniel Rafael, Juan Carlos, Germán Paúl, Bryan Alexander, Jesús Antonio, Luis Denzel, Daré Omar, Jonathan Jesús Reyes, Emily Guadalupe, Juan Israel, Jorge Sebastián, Ximena Álvarez, Daniela Guadalupe y Juan Carlos Rascón no debieron morir.