Publicamos a continuación una colaboración enviada desde el Estado de Coahuila
“La burguesía no solo forja su propia destrucción, sino también a su propio sepulturero: el proletariado”.
-Marx
En todos lados desde que amanece y hasta que obscurece en los principales titulares de los medios de información convencionales del mundo el tema es: “la bolsa de valores del mundo se desplomó 20%”, “la organización mundial de la salud declaró pandemia al coronavirus COVID-19”, “la guerra de precios del crudo entre Arabia Saudita en contra de la Federación Rusa desploma el precio del petróleo a menos de 51 dólares por barril” “el peso mexicano llega a su máximo histórico con referencia al dólar”. En las redes sociales la tormenta es mayor ente los medios digitales y la avanzada de las “fake news” con encabezados sensacionalistas y tendenciosos, que lo único que logran es generar pánico entre la población.
Pero todo lo que hoy está ocurriendo es simple apariencia, aunque es real el virus COVID-19, sin embargo, es algo coyuntural, no es un problema severo como muestran fatalmente los medios de comunicación o la exageración de los actores políticos y organizaciones mundiales de la “pandemia”, porque existen planes de contingencia que están funcionando.
Lo que realmente sucede es que la economía mundial está endeble como un terrón de azúcar en un vaso de agua, agregándole la incertidumbre geopolítica, se vuelve algo muy impredecible que puede impactar tanto en el terreno económico como en lo político.
Vayamos más atrás, a finales de 2009 en pleno inicio de la crisis financiera mundial que posteriormente se convirtió en crisis general del sistema capitalista, Estados Unidos con la incertidumbre de rescatar a los accionistas de la bolsa de New York, en pleno proceso electoral presidencial, con una economía en bancarrota para el rescate, y todas las bolsas de valores más importantes del mundo (Europa y Tokio) en convulsión por la crisis.
China, la economía emergente de la época, decidió ser “el banquero” de Estados Unidos con la compra de bonos de deuda gubernamental, en ese entonces China tenía una reserva de 2.7 billones de lo cual tres cuartas partes de esa cifra están invertidos en activos denominados en dólares, y casi un billón de dólares (algo así como todo lo que produce México en un año).
China compró bonos de deuda gubernamentales a Estados Unidos para que pudiera salir de la crisis y las instituciones financieras pagarán los activos a sus inversionistas, y poder tener una recuperación económica considerable.
Por lo anterior, durante la década de 2009 a la fecha seguimos padeciendo la crisis, solo en ciertos momentos coyunturales se vivió alguna “recuperación” económica donde el mundo no crecía ni decrecía, sin embargo, siempre manteniendo una tendencia descendente.
Tanto así, que la apuesta del pueblo estadounidense para la elección presidencial del 2017 llevó al triunfo a la ultra derecha “fasistoide” nacionalista y proteccionista, es decir, a Donald Trump.
Lo ocurrido el pasado 9 de marzo conocido como “el lunes negro del 2020”, donde se desplomaron las principales bolsas de valores del mundo, el derrumbe de las cotizaciones de las acciones de las empresas petroleras en un 31%, por el anuncio de Arabia Saudita, en aumentar su producción de crudo a 12 millones de barriles diarios; esto ocasionó que bajara considerablemente el precio del petróleo. Por lo tanto, hubo un desajuste en el mercado mundial de petróleo para introducir una “guerra de precios” con la federación rusa en el control del precio del hidrocarburo.
Lo anterior tiene como antecedente, lo que se vivió el pasado 12 de marzo en la bolsa de valores de New York conocido como “el jueves negro del 2020” donde los principales índices de cotización como el de Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq se desplomaron por casi 10%; por la “guerra de precios” del crudo en el mercado mundial y denominar pandemia el Coronaviris COVID-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Todo lo anterior es el resultado de toda una política económica de desregulación, donde “el mercado se regula solo” sin restricciones de ningún tipo, donde la dominación de los cárteles, truts, bloques económicos y oligarquías de poder perduran en el manejo de la lógica económica. Sin embargo, en este nuevo capítulo estructural de desenvolvimiento económico mundial está sucediendo algo inédito que es la intervención del poder de los medios de comunicación a escala mundial generando incertidumbre que a su vez lleva a la psicosis colectiva, la cual se traduce en las compras de pánico que da como resultado el desajuste normal de la economía real. Como una crisis de complejidad de las mismas contradicciones de la globalización donde está apunto de dilapidar su propia existencia.
La intervención de los medios de comunicación en la exageración fatal en el tema de coronavirus puede tener una lógica interesante, sin sonar descabellado, pero tiene que ver con un sector industrial particular: la producción automotriz y tecnologías de comunicación (celulares y laptops).
Los productores asiáticos de automóviles en los últimos años empezaron a ganar terreno en el mercado mundial y principalmente en el occidental de automóviles desbancando a los pick up y automóvil “por excelencia” estadounidense por una serie de razones desde mayor durabilidad, potencia, estética, seguridad, fuerza, accesibilidad en adquisición y planes de financiamiento, calidad, etc. En 2019 el índice anual “American-Made Index” compilado por revista digital Cars.com evidenció que 9 de los 15 vehículos con mayor influencia en EE. UU son fabricados por Honda Motor Co. y Toyota Motor Corp.
Por otro lado, la fuerte envestida e incorporación del mercado mundial de celulares por parte de Huawei y Samsung, ganando bastante terreno con Smartphone con sistemas operativos de gama alta con bajo costo están desbancando al teléfono por excelencia estadounidense “IPhone” tanto así que el presidente Donald Trump tuvo que poner medidas restrictivas arancelarias a los teléfonos Huawei para quitarle mercado americano.
Otro avance del poderío asiático y principalmente del chino es las relaciones comerciales que tienen con los vecinos de Estados Unidos, es decir con los países de América Latina. China es el segundo socio comercial de Latinoamérica en cuestión de inversión extranjera directa y préstamos.
El comercio entre China y la región latinoamericana ha crecido de manera abrumadora de 12 millones de dólares en el año 2000 a 306 mil millones en 2018. En 2017 china representaba 9% de las exportaciones totales y representaba el 18.4% de las importaciones totales. Todo el suceso del Coronavirus COVID-19 va generar una desaceleración en la región y con impactos macroeconómicos considerables.
Todo lo anterior demuestra el rápido acaparamiento del mercado mundial por parte de Asia y principalmente China para que en poco controle y dicte los comportamientos lógicos del mercado mundial. Sin embargo, las envestidas de Estados Unidos para detener el avance de China no habían resultado. Por lo tanto, era necesario el pánico, la incertidumbre, la histeria colectiva – no se niega que la enfermedad exista- como lo que hoy está ocurriendo en el mundo con la psicosis generada por una enfermedad que solo ha afectado al 2% por ciento de la población mundial pero el miedo generado es 100 veces mayor que lo que realmente es en verdad; este miedo es generado por la comunicación que emiten la diversos medios de comunicación en el mundo, teniendo como principal culpable a China para que tenga contingencia de salud y no poder exportar ni importar nada, generando desaceleración en su economía y así deje de ser un enemigo latente para el occidente.