“El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse de productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurparse por medio de esta apropiación al trabajo ajeno”, Karl Marx.
Omar Fayad, gobernador del Estado de Hidalgo, se ha visto intrincado en el proselitismo para que la población se hunda en sus promesas de que, pasando la pandemia por el virus SARS-CoV-2, Hidalgo será uno de los estados que “revivirá” económicamente y no sólo eso, sino que progresará; teniendo ya en puerta tres proyectos costeados en 4 mil millones de pesos: la construcción del parque Tolteca, que consta de un complejo inmobiliario en Tula de Allende estimado en 3,500 millones de pesos; la construcción del Centro Laminero, en Tepeji del Río, estimado en 400 millones de pesos y la construcción de una planta a cargo de la empresa brasileña Pinturas WEG, que ejercerá 130 mdp, en el municipio de Atotonilco de Tula.
Pero, ¿por qué Fayad decide usar el proselitismo en forma vana y nociva?
Por qué se ha quedado sin ideas para “tranquilizar” y convencer al pueblo hidalguense de dos cosas; quedarse en casa y, que concluyendo esto, todo estará bien.
Al actual gobierno mexicano se describe como representativo, democrático y federal, siendo esto una verdad a medias que se cuenta entre voces sediciosas, el régimen mexicano no puede llegar a ser ninguno de sus adjetivos básicos por qué existe la vehemencia al burgués, dándole así ventaja en la toma de decisiones, creando una idea errónea de que gracias a todos ellos coexiste el capital, viendo así que la realidad está muy lejos de esa idea, los obreros son los verdaderos creadores del riqueza y de todo; creando por lógica, el hecho escueto de que les correspondería una ganancia superior al salario que ahora tienen.
Teniendo esto en cuenta, y regresando al Estado de Hidalgo, ¿cómo le pides a un pueblo sediento y hambriento que se quede en casa, si viven al día? Omar Fayad consigna una idea errónea de lo que significa ayudar a su pueblo, se fija en el futuro sin asegurarlo, dejando de prestar atención a un presente, vanagloriando un pasado ya inexistente, causando así que sea el pueblo solo el que transporte toda carga de sus errores y fracasos.
Fayad y todo su colectivo político que sigue su proselitismo han olvidado que los obreros son la base del desarrollo del capital, los está dejando morir solos, y en este caso ante el virus COVID-19, refugiándose en la necesidad del llamado federal de “Quédate en casa”, se lava las manos puesto que no ha promulgado nada que asegure la subsistencia de los trabajadores y pequeños comerciantes, para que puedan cumplir la cuarentena.
Incluso, se ha escudado y ha logrado convencer a la población de haber sido víctima de contagio del COVID-19, queriendo dar una gracia a su pueblo, con la imagen de que sí él se contagió, cualquiera puede contagiarse.
Dejando de lado si es verdad o no su contagio, el proselitismo otra vez embarca en sus dictámenes, logrando hacer un hincapié en la distinción de clases, siendo que él fue, según sus propias palabras, atendido al momento de saberse infectado por los mejores doctores para salvaguardar su vida, mientras que por otro lado tenemos a personas confirmadas con el virus sin recibir la ayuda médica necesaria, ya sea por la falta de personal o por la falta de recursos.
Los trabajadores del sector formal, en cambio, solo tenemos derecho al seguro social y no obtenemos el lujo de contratar a “los mejores doctores”, si nos llegamos a recuperar de la enfermedad es gracias a nuestro sistema inmunológico y la atención que nos dan los doctores, enfermeras y demás proletarios que trabajan en estas instituciones, siendo que ellos mismos están dedicando y sacrificando su vida; proyectando, sin saberlo, el mensaje de esperanza, poderío y el famoso “todo va a estar bien” al poblado.
Esto se pudo prever, sí, totalmente, pero el gobierno no estaba preparado y sus manos están atadas a los intereses de producción del capital por lo que no es posible tener una visión preventiva y planeada para disponer de la producción al servicio del pueblo trabajador y no solo para el de unos cuantos.
Por eso es que, si Omar Fayad solo se cruza de manos y dice palabras vanas y falsas a su pueblo para tranquilizar la situación, prometiendo cosas que no se asegura que se darán al 100%, entonces sólo le queda al mismo pueblo reaccionar y decretar a Fayad lo que por derecho les pertenece, bajándolo de su proselitismo y empezando a ser equitativos.
No hay peor lucha que la nunca se hace, si no existe la unión no se gana, mientras el pueblo esté unido la lucha se hará con más fuerza y así podremos lograr lo que por derecho se nos ha arrebatado.