La noticia de la muerte del profesor Emilio Domínguez Salazar consternó a la comunidad de la UAM Iztapalapa. Ese jueves 3 de octubre se realizaron dos asambleas donde en tres ocasiones se votó a favor de realizar un paro de 24 horas. El objetivo del paro era que la comunidad estudiantil se sumara a exigirles a las autoridades del Estado y de la universidad el esclarecimiento pronto de qué fue lo que sucedió con el profesor y se comprometieran a brindar seguridad a la comunidad dentro de la UAM Iztapalapa y en sus alrededores. También se demandó que nos brindaran varias rutas de transporte seguro. La primera acción que tomó la asamblea fue ir a la Rectoría para entregar el comunicado de las decisiones tomadas en la asamblea. El diálogo se rompe a raíz de la negativa del rector a respaldar nuestras acciones y demandas. Dentro de la sala había hombres actuando como porros amenazando a los estudiantes de que no nos dejarían cerrar la escuela y nos tomarían uno a uno.
La asamblea decide abandonar Rectoría y empezar a tomar la escuela. Lo que nos encontramos fue que ya habían encadenado todas las entradas de tal forma que no podíamos cerrarlas. Nuestra experiencia al estar en las casetas fue el ver que para los vecinos la UAM es un lugar más seguro que los alrededores de esta, vimos gente que necesitaba cruzar por la universidad de caseta a caseta porque caminar rodeando es peligroso, obviamente esto no se los impedimos, en este sentido algunos estudiantes de la asamblea proponían tener un registro de las personas que necesitan ingresar a la UAM-I. Hay que mencionarlo porque las autoridades junto con el sindicato blanco, el SPAUAM, quieren credencializar todas las entradas impidiendo que “gente ajena” entre a la UAM-I. Si bien es cierto que ha habido casos de agresiones sexuales y asaltos dentro de la universidad, porque delincuentes entran, también es cierto que no podemos y no debemos impedir que los vecinos (que son el pueblo trabajador que con sus impuestos paga nuestra educación) crucen la universidad por su propia seguridad. Esto significaría aislarnos, creer que el convertir a la universidad en una especie de fortaleza solucionara nuestro problema de inseguridad es una falacia. Ejemplo de ello es el hecho de que alrededor de las 9:00 p.m. llegó a una de las entradas un compañero estudiante sangrando de la nariz, ya que acababa de ser asaltado y agredido a unos metros de la universidad.
Al no poder cerrar las entradas los estudiantes construimos barricadas en todas ellas, pero aun así no dejamos de sentir que nuestra propia seguridad peligraba. Cerca de las casetas 5 y 6 es un punto rojo de Iztapalapa y el pasar ahí la noche con los portones abiertos de par en par nos hacía sentir inseguros. En las casetas 2 y 3 pasaron varias veces un par de sujetos en moto que solo volteaban a vernos de forma intimidatoria. También hubo un par de sujetos en carro, quienes al ver abierto, se regresaron a observarnos. Pese a que nuestro profesor Emilio desapareció en días pasados en las inmediaciones de la universidad para aparecer días después muerto en Oaxaca, parece no importar al rector quien expone al peligro a la comunidad con sus acciones que puso en riesgo nuestra integridad.
Durante la noche se reanudó el diálogo con las autoridades, se les expresó la inquietud de mantener todas las entradas abiertas y les pedimos que, por la seguridad de todos, quitaran las cadenas y candados que nos impedían cerrarlas, su respuesta fue negativa en todo momento. Las condiciones del paro también se discutieron, las autoridades proponían declarar un paro activo, lo cual es una tontería, y además decían tener ya una cita el día 4 de octubre con la alcaldesa Clara Brugada, pero que no era aún un hecho certero porque hubo ocasiones en que ella cancelaba la cita hasta 15 minutos antes de esta. También proponían que una comisión de estudiantes asistiera junto con ellos a dicha cita, esto a cambio de aceptar el paro activo y reducir nuestras acciones a participar en una ceremonia conmemorativa que ellos llevarían a cabo a las 11:00 a.m., guardando un minuto de silencio y diciendo algunas palabras.
Nuestra postura se mostró flexible en comparación a la de las autoridades, les propusimos dar al paro algunas condiciones, por ejemplo, que las actividades administrativas continuaran con normalidad, así como permitir el paso de alumnos e investigadores a los laboratorios para no descontinuar sus investigaciones. A pesar de nuestras propuestas ellos, completamente cerrados e intransigentes, no accedieron a nada, además de no dejar de tratarnos como unos jóvenes tontos encaprichados que no entendían que “la mejor forma de lucha es estar en los salones tomando clases”. Hubo un receso para reunirnos a discutir la situación y decidimos dejar las casetas para pasar la noche todos juntos en el pasillo del B.
El tercer dialogo con las autoridades no cambió en nada su negativa a aceptar el paro con algunas condiciones. Decidimos entonces reforzar las barricadas. Casi daban las 5:00 a.m. cuando el rector junto con su séquito de burócratas y personal de confianza salieron a quitar nuestras barricadas, viendo así como a ellos la organización estudiantil no significa nada, y las decisiones que tomen los estudiantes no son tomadas en cuenta, por el contrario ellos imponen su voluntad autoritariamente con la ayuda de sus porros, con nombre de personal de confianza, por sobre cualquier persona ajena a su burocracia dorada.
Fue una noche difícil, en la que hay que agradecer primero la solidaridad de los estudiantes que no pudieron quedarse toda la noche, pero nos ayudaron mucho con comida, café, cobijas, pintando pancartas y con sus palabras de apoyo. Para muchos de nosotros esta fue nuestra primera experiencia de paro estudiantil y para muchos otros inclusive su primera experiencia organizativa.
Se cometieron errores, pero hay que aprender de ellos. El primero y más grave fue el creer que el rector y sus burócratas atenderían nuestras demandas. Es claro que la estructura piramidal de sus órganos no toman en cuenta ninguna otra decisión que no sea la suya, y que ellos se alzan el cuello diciendo que a la comunidad estudiantil no se le niega la participación democrática en dichos órganos, siendo que en la práctica el o la estudiante que llega a ser consejero(a) y tiene alguna diferencia con sus decisiones es callado(a) y no es tomado(a) en cuenta. En la práctica ni los estudiantes ni los trabajadores pueden elegir quien ocupará el cargo con mayor autoridad en el Colegio Académico, y también en la práctica los consejeros estudiantiles no se involucran con los estudiantes, la mayoría no los conoce, precisamente porque no se ocupan en ver qué demandas y necesidades tenemos. El consejo muestra su antirrepresentatividad y muy lejos está de ser un organismo democrático como sí lo es la asamblea. Pero no hay que generalizar, algunos consejeros en lo individual son la excepción y lo vimos en estas asambleas, hubo algunos que participaron y se quedaron a hacer guardia, aunque incluso ellos tuvieron algunas prácticas antidemocráticas, como por ejemplo, al salirse la asamblea del primer diálogo con las autoridades algunos de ellos se quedaron con las autoridades, sin ningún tipo de apoyo o acuerdo de la base, siendo que el diálogo ya se había roto con la asamblea. Después dijeron haber hablado a título personal y no de la asamblea, algo que en realidad pone en riesgo el propio movimiento porque mientras los estudiantes estamos en lucha hay sectores hablando a espaldas de la propia comunidad. Hay otra cosa que debemos señalar, los primeros en desertar fueron los consejeros estudiantiles cuando las autoridades avanzaban con sus acciones represivas, lo cual nos habla de que ningún puesto institucional por muy representativo que diga ser, posee la tradición revolucionaria que es necesaria en momentos como el que pasamos esa noche.
Al ser la primera experiencia de paro de la mayor parte de nosotros, no coordinamos de la mejor manera las acciones a tomar al día siguiente. Como por ejemplo citar a una asamblea y a una marcha con muchas horas de diferencia. Para las 9:00 a.m. no teníamos la fuerza de continuar y muchos se retiraron después de hacer el balance. Es común entre algunos activistas culpar a la comunidad de su inactividad y caer muy rápidamente en desmoralización. Los estudiantes no vamos a la universidad a hacer huelgas ni luchas, vamos a estudiar pero para hacerlo al final las circunstancias nos obligan a organizarnos y luchar. Muchos compañeros están metidos en la presión del estudio, pueden no tener toda la información o incluso tener versiones falsas de las autoridades o los medios de comunicación. Nuestro deber es explicar pacientemente y buscar los canales para que los compañeros puedan de alguna u otra forma manifestarse a favor de nuestras demandas. Debemos entender que esto es un proceso, pero hay que resaltar, que pese a los errores se dieron importantes pasos adelante como una asamblea muy nutrida, el involucramiento de muchos compañeros en la organización y, que pese a errores y obstáculos, hubimos compañeros que no tiramos vergonzosamente la toalla y mantuvimos la justa demanda del esclarecimiento de la muerte del Doctor Emilio y pugnando por nuestra seguridad.
La mañana transcurrió con relativa normalidad, pero decimos que fue relativa pues aunque no tuvimos la fuerza de mantener la escuela cerrada y varios compañeros entraron a las aulas, desde un día antes varios profesores estuvieron diciendo a sus alumnos que no darían clases (mostrando su simpatía por la demandas del movimiento). Esa aparente calma se rompió, a las 11:00 a.m. empezó a verse la iniciativa de los estudiantes que estaban llegando para la marcha, se notaba algo de incertidumbre al ver que los que pasaron la noche ya no estaban en la escuela, pero a pesar de eso había disposición de hacer la marcha.
Comenzamos a aglutinarnos en la explanada de Rectoría preparando pancartas con consignas, denuncias y demandas. En el pasado las acciones de lucha habían sido secundadas en su mayoría por compañeros CSH, pero ahora éramos de las tres divisiones, destacando la presencia de los compañeros de las divisiones CBI y CBS y la forma en que nos organizamos fue correcta. Se decidió comenzar con un saloneo por todos los edificios convocando a la marcha y explicando lo que sucedió durante la noche y cómo es que las autoridades autoritariamente rompieron el paro.
Para la 1:00 p.m. nos juntamos alrededor de 70 estudiantes, entre ellos un grupo de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, que en solidaridad fueron a marchar con nosotros. Se decidió marchar hacia el metro UAM-I con el objetivo de que los vecinos se enteraran de la situación de inseguridad que vivimos todos y generar vínculos con la comunidad. Al llegar al metro se bloqueó intermitentemente un sentido de la avenida Ermita, con nuestras pancartas y consignas se denunció la negligencia del rector y su autoritarismo. Marchamos nuevamente hacia la UAM-I y al llegar pegamos todas las pancartas en Rectoría. Dimos por terminadas las actividades de ese día y se acordó una asamblea para reorganizar el movimiento el día lunes 7 de octubre a las 2:00 p.m. en los pastos del C (lugar que se ha convertido en el espacio de organización estudiantil). En esta asamblea tiene cabida todo estudiante que quiera externar sus inquietudes y posiciones, la asamblea de estudiantes es verdaderamente democrática, las decisiones son votadas por todos los estudiantes que están presentes. A diferencia de las instancias burocráticas de la UAM que dicen serlo, pero en la práctica no lo son.
Las universidades son la caja de resonancia de la sociedad, las condiciones materiales se ven perfectamente reflejadas en estas. El autoritarismo, los cuerpos de represión, la falta de democracia, la inseguridad, la violencia machista hacia las mujeres y la desigualdad son todas características del estado capitalista. Históricamente el capitalismo no ha regalado nada a nuestra clase, todo se ha ganado a partir de la lucha y organización en las calles, no quedándonos a trabajar más y más para que los patrones reconozcan nuestro esfuerzo y nos den derechos laborales. Lo mismo sucede en la universidad, si queremos democratizar la UAM es necesario organizarnos, tomar acciones directamente como comunidad y salir de los salones de clases para darles a conocer nuestras demandas y exigir solución.
Sólo no comete errores aquel que no hace nada, una lucha sirve en el sentido que nos ayuda a tomar conciencia y a elevar nuestro nivel de organización y unidad. Hubo claros elementos de debilidad en nuestra organización. Sólo arrebataremos conquistas bien organizados y con la lucha, es claro que las autoridades actúan como un enemigo en contra de la organización de la comunidad (lo vimos en la huelga del SITUAM y lo vemos ahora en la lucha de la UAM-I). La conclusión, a pesar de que no pudimos sacar el paro, no es dejar de luchar, no es abandonar nuestras demandas sino sacar las lecciones y corregir los errores para las batallas futuras. Esto se da analizando la práctica de nuestro movimiento concreto pero también con la teoría, no vista desde el punto de vista académico como en nuestras clases, sino como una guía para la acción dentro de la lucha por una sociedad igualitaria, sin violencia ni explotación. Es por ello que en las Juventudes Marxistas hacemos un esfuerzo para estudiar a profundidad el marxismo y las lecciones de las luchas actuales y del pasado, si esto te interesa acércate a nosotros.
Hay que entender que lo que sucedió al Dr. Emilio no es un caso aislado. Lamentablemente nos ha tocado perder a un miembro de la comunidad, aunque no es el único que ha sido víctima de la podredumbre capitalista. Todos conocemos a algún compañero de clase que ha sido asaltado, a una compañera que ha sido acosada o violentada sexualmente, todos tenemos algún conocido que ha perdido a algún familiar por desaparición forzada, homicidio o feminicidio (y si no es así, sal de tu burbuja egocéntrica y ten empatía con los que te rodean, deja de perder el tiempo en banalidades y ocupa un poco de tu tiempo en conocer a tus vecinos, en conocer a tu sociedad). Tu mismo puedes ser el siguiente asaltado, violentado, reprimido o asesinado. La sociedad capitalista nos está llevando a un callejón sin salida, hay que tener claro que es necesario transformar la sociedad. Para empezar puedes sumarte a la lucha por soluciones inmediatas, como por ejemplo la seguridad, que es por lo que estamos organizándonos la asamblea estudiantil. Y a los compañeros que ya están sumándose tengo que decirles que debemos aprender de nuestros tropiezos, debemos reunirnos a rediscutir nuestra estrategia y dirección, continuar y no perder la certeza de que solo bien organizados lograremos mejoras.
¡Esclarecimiento de la muerte del Dr. Emilio Domínguez Salazar!
¡Rutas de transporte seguro y gratuito para la comunidad de la UAM-I!
¡Alto a la represión del rector Rodrigo Díaz Cruz!
¡Fortalezcamos la organización de la comunidad de la UAM-I!
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