Han pasado ya 5 años de aquel tumultuoso y combativo año 2014, donde dos grandes luchas convergieron para mostrar la cara más barbárica e hipócrita del Estado mexicano.
Dos instituciones educativas, fundadas bajo la premisa de la «educación socialista» del cardenismo, con el propósito de educar a los hijos de obreros y campesinos, salieron a las calles en defensa de la educación pública, en el caso del IPN, y en defensa de su propia existencia y la aparición de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en el caso de la Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
Los ataques hacia la educación pública fueron muy evidentes en los gobiernos del PAN y del PRI. Siendo presidente Felipe Calderón y Gobernador del Estado de Hidalgo Miguel Ángel Osorio Chong, y bajo una brutal represión, el 6 de julio de 2008, la Escuela Normal Rural “Luis Villarreal” El Mexe, fue cerrada, siendo una fuerte pérdida para el normalismo. De igual manera, durante este periodo, en el IPN, se fueron implementando poco a poco, modificaciones a los planes de estudios, los cuales se alinean completamente a las políticas de educación orientadas por la OCDE, las cuales merman por completo la calidad educativa y el carácter científico de las carreras impartidas en el IPN.
Fue así que, durante años, la educación pública fue golpeada paulatinamente, encontrándose con algunos puntos de resistencia entre los trabajadores, estudiantes y profesores organizados. Tal es el caso de la lucha contra la modificación a la ley del ISSSTE en 2007, contra el recorte presupuestal en 2012, contra la reforma educativa en 2013 y años sucesivos, por mencionar algunos casos recientes. Sin embargo, este cúmulo de contradicciones y ataques, tarde o temprano, tendría que llegar a un punto de quiebre, el cual se expresó en septiembre de 2014.
Las modificaciones a los planes de estudios, fueron aplicados en el IPN de una forma muy rápida, en las escuelas donde no se presentaba ninguna resistencia. Existen escuelas tradicionalmente combativas, donde no sería fácil implementarlos, un caso fue el de la ESIA Zacatenco, quien se declaró en huelga indefinida el día 17 de septiembre, aunado a la modificación de los planes de estudios, se pretendía implementar una reforma al reglamento interno del IPN, basado en las nuevas estructuras planteadas por la reforma educativa de Peña Nieto, el cual afectaba seriamente los derechos laborales de los profesores y trabajadores. A pesar de la huelga y oposición de gran parte de la comunidad politécnica, el Consejo General Consultivo del IPN, aprobó esta modificación al reglamento interno, teniendo como respuesta una marcha multitudinaria de estudiantes, que se dirigió a dirección general el 25 de septiembre, y el inicio de asambleas estudiantiles en todas las escuelas del IPN, iniciando un efecto dominó de huelgas.
Mientras las huelgas en el IPN se desarrollaban, durante la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27, se viviría uno de los episodios más lúgubres de la historia del país, la policía del estado de Guerrero atacó en Iguala a estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, dejando como saldo 9 muertos, 27 heridos y 43 estudiantes desaparecidos. Sus familiares iniciaron inmediatamente su búsqueda, sin encontrar respuestas de que sucedió con sus hijos hasta el día de hoy.
Mientras se realizaba la búsqueda de los 43 normalistas, el 30 de septiembre se realizó una mega marcha con más de 70 mil politécnicos en las calles, la marcha se dirigió hacia gobernación, donde Osorio Chong recibió a los estudiantes. Aquel hombre quién años antes se encargaría de desaparecer la Normal del Mexe en Hidalgo, aquel hombre quién ya conocía y era cómplice de la desaparición de 43 estudiantes normalistas, daba la cara a los estudiantes politécnicos, diciendo que en 24 horas podría resolver nuestras demandas, como si se tratase de una cuestión menor.
El Estado mexicano, veía venir las grandes movilizaciones, expresiones de rabia y solidaridad que se generarían por los acontecimientos de Iguala, además de que el IPN es una institución de mucho arraigo entre las masas trabajadoras, pues sus raíces provienen de la clase obrera, era necesario resolver lo más pronto posible el conflicto politécnico, para evitar una unión entre ambas coyunturas. Así fue como el estado inicia mesas de negociaciones con la AGP (la cuál era un órgano de representación estudiantil democrático, en ese momento) e intenta la división del movimiento, comparando las ordenadas, civilizadas y limpias marchas del IPN, con las violentas, caóticas y sucias marchas para exigir la aparición con vida de los 43. A su vez a lo interno del IPN, inicia con una serie de ataques a las organizaciones estudiantiles que intentaban combatir esa política de división del movimiento, aquellos que denunciaban las sucias mañas del estado, fueron víctimas de “periodicazos”, calumnias y amenazas.
Así se fueron desarrollando las negociaciones en el IPN, las marchas por la presentación con vida de los 43 se fueron replicando por todo el país.
Finalmente, el 5 de diciembre de 2014 se llevó a cabo la última mesa de negociación con la cual se pondría fin a la huelga del IPN, con la cancelación de la modificación al reglamento interno, la destitución de la directora Yoloxóchitl Bustamante y con más acuerdos que fueron incumplidos por el gobierno federal y que hasta ahora uno de ellos, quizá de los más importantes, se está impulsando, la Comisión Organizadora del Congreso Nacional Politécnico, cuya función es preparar y trazar las líneas que el Congreso Nacional Politécnico deberá seguir para la refundación del IPN y así dar cumplimiento a varias de las demandas pendientes del movimiento estudiantil de 2014.
En enero de 2015, el entonces titular de la Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam, dio a conocer “La Verdad Histórica”, donde indicaba que miembros de la policía municipal de Iguala, entregó a los estudiantes al grupo del crimen organizado Guerreros Unidos, quienes habían asesinado y después incinerado a los estudiantes en el basurero de Cocula.
Ambas luchas se enfrentaron a diferentes caretas del Estado, con el IPN conciliador y resolutivo, con el normalismo, opresor y asesino, sin embargo ambas luchas se gestaron por una misma razón, la precarización de las condiciones de la vida cotidiana de los trabajadores y sus familias, los ataques a la educación pública para favorecer los intereses de los sectores empresariales, la violencia a la que se enfrenta día a día la juventud, la falta de oportunidades y las pocas posibilidades de un futuro digno, todas las condiciones de miseria y barbarie que genera el sistema capitalista.
Ahora, después de las elecciones, tenemos un nuevo gobierno, elegido democráticamente por amplios sectores de las masas trabajadoras del país, quienes tienen mucha fe de que pronto las cosas van a cambiar. Con respecto al IPN, a principios de este año, se reinició el trabajo para la COCNP, la cual ha estado sesionando e intentando avanzar. Es necesario que esta comisión, plantee un frente único entre estudiantes, trabajadores y docentes para llevar adelante un programa de lucha a lo interno del CNP, que beneficie a los 3 sectores, que defienda su carácter público, gratuito y de calidad, y que, además, devuelva al IPN su carácter representativo y de vanguardia en la Educación Científica y Tecnológica.
Con respecto al caso de Ayotzinapa, antes de la toma de posesión de AMLO, tuvo una reunión con los padres de los 43, en la cual se comprometió a iniciar una nueva investigación con asistencia técnica de expertos internacionales, además de que el primer día de su gobierno, decretaría que todas las instancias gubernamentales deberán cooperar para la investigación, así se formó la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia para el caso Ayotzinapa, la cual trabaja en conjunto con dependencias de derechos humanos, la Secretaria de Defensa Nacional y los padres de los desaparecidos para llevar a delante los procedimientos necesarios que puedan aclarar lo sucedido en la noche de igual y proporcionar justicia.
Nos enfrentamos a una nueva etapa en la lucha, no estamos ante el mismo Estado priísta asesino y represor, sin embargo, el sistema sigue siendo el mismo, los intereses de la clase dominante siguen por encima de los intereses de la clase trabajadora, y en atención a los intereses de esta clase parasitaria, los ataques a la educación pública y a la juventud seguirán. Ahora más que nunca es necesario fortalecer la unión de nuestra clase, es necesario replantear la lucha y empujar este gobierno más a la izquierda, con la fuerza de los trabajadores y estudiantes organizados, podremos defender los derechos básicos que ya hemos conseguido, pero lo más importante tenemos la oportunidad de luchar y arrebatarle a la clase burguesa lo que nos corresponde, a esa clase que nos ha explotado, reprimido y asesinado sin remordimiento con tal de mantener sus privilegios dentro del estado capitalista. Las buenas intenciones del nuevo gobierno están sobre la mesa, pero no basta con los buenos deseos, en la lucha de clases vence el que se encuentra mejor organizado, es momento de reivindicar las luchas históricas de nuestro país, es momento de reivindicar a los compañeros quienes les arrebataron la vida mientras luchaban por un futuro digno, es momento de organizarnos y luchar para derrocar al sistema capitalista, es hora de avanzar hacia una sociedad que beneficie a la mayoría, una sociedad más justa, donde la barbarie capitalista quede en el olvido, donde todos los trabajadores del mundo podamos gozar del fruto colectivo de nuestro trabajo, donde la educación esté garantizada para todos los jóvenes y donde tragedias como la de Ayotzinapa no vuelvan a suceder jamás. Avancemos hacia el socialismo.