La llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al gobierno ha significado un cambio brusco en la vida política del país. Los partidos de la derecha fueron utilizados por la burguesía nacional y el imperialismo para impulsar todas sus políticas durante los últimos 30 años, lo que los desgastó de manera profunda, y la derrota tan humillante frente a AMLO los ha desfondado. Como resultado directo de esto hoy vemos como algunos “personajes” del PRI renuncian a su partido entre escándalos de corrupción; el PAN también sufrió la misma dosis, pero en menor medida y el PRD definitivamente está a punto de desaparecer y, para hacerlo de manera honrosa, está haciendo un frente con todos los personajes más escandalosos, repugnantes y viscerales contra AMLO, formando Futuro 21. Los más “listos” de estos partidos -con un largo colmillo en los saltos intrépidos para buscar huesos- se han refugiado en Morena. Esa burguesía que por muchos años se apoyo en el PRI y el PAN para impulsar sus políticas también se ha sumado al partido en el gobierno. No es raro que quienes disputan hoy la dirección en este partido reflejen estas tres fuerzas: el empresarial que busca desplazar a las bases de morena y poner al frente a empresarios y defender un programa empresarial; el de “ex” de diferentes partidos, todos burócratas arribistas cochinos que buscan cargos y puestos a como den lugar, y la corriente o fuerza que es la mano de AMLO dentro del partido.
El pasado reciente
El año pasado Morena se convirtió en el partido más votado en la historia del país en las primeras elecciones presidenciales que se presentaba. Un ascenso meteórico llamó la atención de aquéllos que ven a los partidos como botines económicos, como trampolín político para afianzar sus fortunas personales o familiares, para asegurar algunos años de vivir del estado. Erróneamente se les recibió en el partido con los brazos abiertos “porque había que sumar para ganar la presidencia”, “porque en Morena caben todos” y aquéllos que habían demostrado ser unas fichitas “se podían purificar al entrar al partido”. Algunos dicen, para justificar esta política de incluir a indeseables ex priistas, ex panistas, ex perredistas, burgueses explotadores y corruptos, que gracias a ellos se ganaron las elecciones. Esto es falso, lo que hizo que la gente votara masivamente por AMLO fue el hartazgo acumulado por años de ataques, de la violencia y la pobreza. Muchos de estos “nuevos militantes” entraron a ocupar candidaturas o a coptar las estructuras de Morena. Por cierto, muchos de estos no sumaron votos, sino que restaron porque su trayectoria simplemente era inaceptable.
En aquellos momentos nosotros escribimos que esa política de puertas abiertas para toda esta bola de vividores solo estaba empeñando el futuro del partido, parecía que AMLO estaba dispuesto a perder al partido con tal de ganar las elecciones. Nuestra propuesta era hacer un frente único con las organizaciones sociales, políticas y sindicales de los trabajadores, de las mujeres y la juventud con la fuerza que habían emergido de todos los movimientos que surgieron durante y contra la política del gobierno de Peña Nieto. Se hizo lo contrario por parte de la dirección nacional, el partido tendió a conformarse como un aparato electorero cortando el vínculo con el movimiento social. Hoy algunos burócratas de Morena llaman movimiento social a los mítines que ellos mismos organizan y a los cuales llevan acarreados.
Las elecciones donde salió victorioso Andrés Manuel quebraron a los partidos de la derecha y sus aliados. Esto fue un duro golpe para el imperialismo americano y para la burguesía nacional más rancia y reaccionaria, los cuales se habían apoyado en esos partidos para impulsar una política brutal contra la clase obrera, las mujeres y la juventud, principalmente. La burguesía que no tiene más lealtad más que al dinero, no vende su alma a algún partido, ahora han entrado de forma clara al gobierno de AMLO y a Morena, están tratando de recuperar lo perdido en las elecciones, coptando puestos de dirección dentro de Morena, poniendo asesores cercanos al presidente y aguantando con los dientes apretados algunas cosas que no les gustan del nuevo gobierno. Sin embargo, lo que no están dispuestos a perder es su capacidad política y económica.
Las fuerzas
Ellos han encontrado en la actual presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, a una aliada natural, alguien de su clase, que les ha abierto las puertas de par en par. Les ha dado candidaturas a gubernaturas, como por ejemplo Jaime Bonilla en Baja California, así como candidaturas a diputaciones. La actitud burocrática y de derecha, saboteando el Instituto de Formación Política y desplazando a todo aquél que se le ponga enfrente se fortaleció después de que, en el congreso ordinario del año pasado, Morena decidiera dejar a Polevnsky un año más en el cargo y suspender las elecciones internas. Hoy, ya sin ningún tipo de freno, Yeidckol ha desconocido los acuerdos de las instancias de Morena que están por encima de sus facultades como presidenta, con albazos a impuesto a sus incondicionales en puestos clave para controlar el padrón electoral de Morena. El ejemplo más claro es la imposición de Leonel Godoy en la secretaría de organización del actual Comité Ejecutivo Nacional. Además, tiene el control de más de 20 comités ejecutivos estatales, pues ella los ha impuesto en esos cargos.
Podemos decir que cuenta con la mayoría de la estructura del partido a nivel nacional. Es un pequeño ejército de burócratas y burgueses de media y alta clase que pululan dentro del partido. Gente que se ampara en sus cargos y en el dinero para ganar la siguiente elección interna, su candidata, por supuesto no puede ser otra más que la misma Yeidckol. Aunque no hay ningún documento que los diferencie de la política de Morena, estos representan una de las alas más de derecha y oportunistas dentro del partido. Para este sector, lo ideal es poner gente con buena sonrisa en las candidaturas, que tengan un buen nivel económico y sean suculentos en su cultura, se les podría denominar como unos fifís de izquierda.
Por otro lado, la política de AMLO con respecto a las alianzas implicó que gente que pululaba entre la “izquierda” oportunista y la derecha “reformadora” se pudieran juntar e integrar a Morena. Hablamos de gente como el Senador Ricardo Monreal y todo su séquito de compinches, el Diputado Mario Delgado, etc. Esta gente nunca debió entrar a Morena si se hubiera actuado siguiendo los estatutos. Ellos y muchos más que son parte de sus equipos o que son pájaros de menor vuelo, se formaron en la nefasta tradición de acarreo de gente para llenar mítines, para ganar asambleas, utilizar los cargos de representación popular para hacer negocios personales o familiares -tráfico de influencias- y para impulsar políticas de derecha que van en contra de nuestro pueblo -como la reforma educativa-. Aunque no se puede decir que es una fuerza homogénea, porque cada uno de estos personajes tiene agenda propia para cumplir sus intereses personales, si los podemos agrupar en un solo bando, los que actualmente están apoyando a Mario Delgado.
Hay muchos de ellos que ya tienen un terruño y que lo van a resguardar para mantener un feudo seguro para sus intereses, estamos hablando de Barbosa en Puebla, Aníbal Ostoa en Campeche, los Monreal en Zacatecas, Los GAP (Higinios) en el Estado de México, etc. Todos ellos tienen el mismo corte, son políticos ambiciosos que utilizan medios del PRI y del PRD para ganar elecciones y ocupan el cargo o la dirección de Morena para enriquecerse y colocar a su gente para buscar beneficios para su grupo. No necesariamente todos estos grupos van a colocarse detrás de Delgado, incluso podemos ver que algunos van a apoyar a Bertha Luján, pero no van a dejan de ser lo que son por apoyar a uno u otro candidato a la presidencia del partido. Todos estos grupos internos tienen fuerzas locales fruto de los programas de gobierno, de dar empleo a la gente, tiene incondicionales sometidos, si pierden puestos o encargos entonces se debilitan inmediatamente porque no pueden seguir comprando a sus seguidores. El actuar de estos grupos lo podemos ver en el actual conflicto entre Batres y Monreal. Este último, con una jugarreta tramposa, le quito la mesa directiva del Senado a Martí, para imponer a alguien de su grupo. Este tipo de métodos burocráticos, tramposos y gansteriles son los que corren por las venas de estos grupos. Para ellos, eso es hacer política.
La otra fuerza, que, por razones obvias, se ubica a la izquierda de estos dos candidatos y fuerzas, es Bertha Luján, que está siendo impulsada por una buena parte de los comités de base o gente militante de Morena y, sin duda alguna por el mismo AMLO. Ella es la más cercana y leal al presidente, pero también y tenemos que decirlo, acrítica frente a cualquier iniciativa que se impulse desde el gobierno. En estas dos consideraciones se encierra su fortaleza y debilidad. Por ser la persona más cercana a AMLO goza de una simpatía fuerte entre las bases del partido, comités o coordinaciones que están naciendo para defender a Morena y quienes están apoyando su candidatura. Hay una diferencia sustancial en este apoyo al de los demás. Los que apoyan a Luján son camaradas que han estado trabajando desde la base desde hace muchos años y que sistemáticamente se les ha excluido por no pertenecer al grupo de alguna personalidad, tener cabeza propia y utilizarla para criticar lo que les parece incorrecto. No son carga portafolios de ningún oficinista, es la izquierda de Morena, es la parte más viva del partido.
Como ya lo dije, hay algunos otros que también van a apoyar esta candidatura y que tienen otros intereses, ellos negociarán y en las cuentas no pueden salir perdiendo. Se suman porque como decía el viejo Fidel Velázquez, priista y charro sindical de alcurnia: “el que se mueve no sale en la foto”. Hay algunos que quieren salir en todas las fotos.
La debilidad de la candidatura de Bertha es su falta de crítica y el aceptar todo lo que le ha hecho daño a Morena, por ejemplo, ella justifica las alianzas con los sectores de derecha. El argumento es que sin ellos no se hubiera conseguido la victoria. Como ya lo comentamos esto es incorrecto, se ganó por el trabajo de Morena, por el apoyo tan masivo que tiene AMLO entre la gente y principalmente por el hartazgo que hay entre la población hacia todo lo que venía del PRI y del PAN. Lo que ha dicho Bertha es que se compromete a mantener los principios de Morena y eso está siendo el punto aglutinador de su campaña. No tiene la intensión de ser critica a las posturas del gobierno y mucho menos quiere tirar más a la izquierda al partido, esto es criticable porque el gobierno está recibiendo presiones de fuerzas de derecha, el partido tendría que ser una fuerza que tire a la izquierda de manera independiente.
AMLO está viendo con preocupación todo lo que se avecina. Aunque ha dicho que no se va a meter, ya ha lanzado varios mensajes muy claros. En el último de ellos explícitamente dijo que si Morena “se hecha a perder, no solo renunciaría a él, sino que me gustaría que cambiaran de nombre, que ya no lo usaran, porque ese (nombre) nos dio la oportunidad de realizar la Cuarta Transformación”. También se reunirá con Diputados y Senadores donde les entregará una carta dando su postura sobre la vida interna de Morena. Seguramente esto será un llamado para la militancia de base para impedir por todos los medios posibles la llegada de los oportunistas a la dirección del partido.
El gran ausente
La gran ausencia es estas elecciones internas de Morena es un polo que pueda aglutinar a los sectores más críticos de la izquierda, que levante un programa de clase y que tenga una actitud de crítica propositiva a lo que sucede a lo interno del partido y en el gobierno de AMLO. Hay una idea que circula en algunos comités y entre personas honestas que dice que al gobierno no se le puede criticar porque hay en marcha un golpe blando y que le tenemos que apoyar, algunos dicen “cerrar filas” para que no golpeteen al presidente. Tenemos que decir que hay dos tipos de crítica, la que destruye y la que construye, propositiva. Nosotros rechazamos todo tipo de crítica destructiva cuyo único fin es desgastar al gobierno y señalarlo como incompetente, este tipo de críticas solo puede venir de la derecha rancia y reaccionaria que quiere que regresen los buenos viejos tiempos del PRI y del PAN. Pero es absurdo pensar que todo tipo de crítica es para hacer daño, si esa posición la asumiéramos personalmente seriamos personas que no escucharíamos a nadie y que todo comentario sobre nosotros seria percibido como un ataque a nuestra persona.
Por otro lado, dice el dicho que un buen amigo siempre te va a decir las cosas, por amargas que fueren, porque solo así uno es capaz de reflexionar. Esa es la actitud que debemos de tener frente al gobierno y frente a cualquier candidato y dirigente de morena. No podemos ser simples acólitos pasivos que firmemos cheques en blanco por afinidad o lealtad. Tenemos que ser militantes críticos, que tengamos un criterio propio y que si alguien en el gobierno o en Morena se equivoca decirlo y luchar por que se corrija, solo así estaremos sentando las bases para rescatar a Morena.
Nosotros como socialistas sabemos que no puede haber un cambio profundo en la sociedad si no se rompe con el capitalismo, aquí tenemos una profunda diferencia con AMLO y con una buena parte de compañeros de Morena, sin embargo, no somos sectarios, participamos en algunas reuniones, decimos lo que pensamos y tratamos de explicar el porqué de nuestra política. Apoyamos las medidas progresistas del gobierno y nos posicionamos firmemente contra cualquier ataque del imperialismo, así como de la burguesía nacional al gobierno. No estamos de acuerdo con la Guardia Nacional y más medidas que pongan aún más a México bajo el control del imperialismo americano, pensamos que la única forma de conseguir una independencia nacional es luchando por el socialismo, expropiando al gran capital y desarticulando los órganos de represión y del Estado para formar un poder de los trabajadores. Esta es nuestra propuesta. En estas elecciones damos un apoyo crítico a Bertha Luján y al mismo tiempo luchamos por construir una alternativa socialista entre los jóvenes, mujeres y trabajadores que militan o no dentro de Morena.