Escrito por: David Rodrigo García Colín Carrillo
Los cristianos ingleses de la Edad Media solían rezar una plegaria: “De la furia de los nórdicos, líbranos, Buen Señor”.1 Estos nórdicos eran los famosos vikingos, nombre que en su propia lengua significa “asaltantes”. Eran los guerreros más terribles y temidos de su tiempo y serán estos guerreros los europeos que llegarán a América y entrarán en contacto, por vez primera, con los pueblos amerindios. Los resultados de este contacto, tan radicalmente distintos a los que resultarán del viaje de Colón, son muy reveladores acerca de los factores económicos y sociales que los impulsaron.
La cultura guerrera de los temibles vikingos estaba influida por el hecho de que el territorio gélido de lo que hoy es Noruega, Suecia y Dinamarca (los países nórdicos) era competido por tribus pastoras en crecimiento. Cuando la tierra no fue suficiente para todos estos clanes, se arrojaron al mar y se convirtieron en pescadores y excelentes navegantes. Como suele suceder con las sociedades tribales, una vez que alcanzan cierto tamaño y la presión sobre el territorio –en este caso incluido el mar- ya no permite mantener a la población, pelean entre sí para que los derrotados sean expulsados, generando oleadas “bárbaras” periódicas. A esto debemos agregar que los marineros vikingos, ya de por sí culturalmente violentos, vivían en la periferia de reinos medievales occidentales más poderosos y ricos pero que inicialmente no tenían flota. La tentación de un botín fácil era demasiada como para poder resistirse, por esto se llamaban a sí mismos asaltantes y nadie podía negar que estuvieran entre los más terribles. Estos factores objetivos determinaron el talante guerrero de las tribus marinas escandinavas, no es que tuvieran un «alma» violenta o hubiera algo mal en ellos; de hecho, aunque fuertemente jerárquicos, llevaban una vida colectivista y hasta con tintes comunistas. Hay que deshacernos de la fea costumbre de creer que los valores de nuestra época han existido siempre.
Como marinos y pescadores, los vikingos construían los mejores barcos de la Europa occidental –y quizá del mundo- y sus incursiones de rapiña y masacres eran como el ataque de avispas que asolaban periódicamente las Islas británicas, Francia, España y hasta los bordes del Mediterráneo. Incluso llegaron a invadir Inglaterra y fundaron allí un reino –el reino danés- que duró varias décadas antes de fusionarse con los sajones. Luego, invadieron Francia y un débil rey francés “Carlos el simple” (el mote quiere decir que era un inepto) tuvo que comprar con tierras a un jefe vikingo llamado Rollón, como precio para que no devastaran su territorio. Se dice que Carlos sólo puso la condición de que el jefe vikingo reconociera su soberanía como rey. Rollón aceptó, se trataba de una formalidad, pero para no besar el apestoso pie del patético rey, mandó a uno de sus subordinados que lo hiciera en su representación, pero incluso para el sirviente vikingo el acto era humillante así que tomó el pie del rey y, para no inclinarse, lo alzó hasta sus labios provocando que el rey cayera de espaldas. El rey fue el que resultó humillado pero esto era mejor que una invasión vikinga.
En el 860 d. C. un caudillo danés llamado Haroldo el Rubio impuso su poder sobre los diversos clanes vikingos y expulsó a muchos jefes tribales. Rollón y su clan eran parte de esas oleadas migratorias, otras, se dirigirán hacia occidente y, en un avance progresivo, se tropezará con América, unos 500 años antes de Colón. Primero, por el 860, los vikingos llegan a Islandia (que significa “Tierra de hielo”) y, luego, en 982, Erik el Rojo, un vikingo exiliado acusado de asesinato -los vikingos eran guerreros por lo que la acusación en su contra quizá haya sido producto de la molestia del jefe tribal dominante- descubre Groenlandia (seguramente otros marineros ya habían divisado la enorme isla).
Groenlandia significa en lengua vikinga “Tierra verde” y fue bautizada así por Erik el Rojo con el fin convencer, tras su exilio de tres años, a otros vikingos islandeses para que lo siguieran a esas tierras poco atractivas. Fue “un discurso de propaganda que debe haber sido muy similar al de los especuladores en bienes raíces de hoy. […] lleva ese ridículo nombre hasta el día de hoy”.2 Sólo que hoy el premio de los especuladores es dinero contante y sonante, en tiempos de Erik el Rojo, en cambio, el premio consistía en convertirse en jefe de una nueva colonia. Es probable que el poblamiento de Islandia repitiera el proceso que ya se había dado en las tierras vikingas originales, el hecho es que Erik regresó a Groenlandia desde Islandia con 25 navíos y para el año mil habitaban esta isla unas 500 personas, serán más y continuarán viviendo allí por cerca de 400 años.3
En el año 1000 uno de los hijos de Erik el Rojo, Leif Erikson, se pierde en el mar unos 900 kilómetros al suroeste de Groenlandia, hasta una tierra que llamó Vinland (tierra del vino)- seguramente otro nombre de propaganda para promover una nueva colonia (aunque es cierto que en esa época el clima era más cálido y al sur del río San Lorenzo, en Canadá, crecían pequeñas uvas silvestres que probablemente el vikingo exageró en sus relatos)-. Erikson se había topado, sin enterarse nunca, con un nuevo continente: América, específicamente con la isla de Terranova. Pero en esta tierra vivieron sólo un decenio. En ese lugar, en 1960, los arqueólogos descubrieron un campamento, que parece la aldea de los hobbits, que podría haber albergado unas 80 personas y que se mantuvo activo por unos 10 años antes de ser abandonado definitivamente [véase imagen del emplazamiento].
Las historias de las sagas nórdicas, la “Saga de los groenlandeses” y la “Saga de Erik el Rojo” –que se creía eran puras leyendas- se habían confirmado. Es el testimonio escrito más antiguo de América del Norte hecho por europeos. Es evidente que no fue Colón el primer europeo que “descubrió” América. Sin embargo, el contacto vikingo no tendrá impacto histórico alguno. En la historia los contactos culturales están determinados, en última instancia, por el modo de producción y la estructura social de aquéllos que se encuentran. Es más justo decir que fueron los primeros pueblos cazadores que cruzaron Beringia desde Asia los que realmente descubrieron (sin comillas) América, no sólo porque fueron los primeros humanos en el continente, sino porque aquéllas migraciones, de hace unos 20 mil años tendrán-como correctamente sostiene Isaac Asimov-un impacto profundo en la historia del continente y la humanidad, son los verdaderos pueblos originarios que a la larga crearán las grandes civilizaciones antiguas del mal llamado “Nuevo Mundo”.
Pero regresando a la historia de los vikingos en América, si el campamento vikingo de Vinland sólo sobrevivió unos 10 años se debió, en primera instancia (en seguida señalaremos causas más profundas), a que las relaciones que los nórdicos establecieron con los nativos americanos no fueron las mejores. Los vikingos en una de sus exploraciones por las nuevas tierras, según las propias sagas nórdicas, se encontraron con un grupo de 9 nativos y mataron a 8. “Esto no parecía un comienzo prometedor para establecer una buena amistad”4, dice Jared Diamond. Los nativos americanos regresaron por su revancha y atacaron a los vikingos en canoas matando a otro de los hijos de Erik el Rojo, llamado Thorvald. Luego de eso, vikingos y amerindios intentaron establecer relaciones comerciales –signo de acercamientos amistosos en las sociedades de cazadores y tribus- pero lamentablemente un vikingo mató a un nativo acusándolo de que trataba de robarle un arma. Según la saga: “la expedición descubrió entonces que, a pesar de todo lo que aquella tierra podía ofrecerles, sufrirían la constante amenaza de los ataques de sus antiguos habitantes. Se dispusieron a partir para su tierra [es decir, Groenlandia]”.5 Además del campamento vikingo, la única huella de la visita nórdica a América, quizá como producto del intercambio comercial incipiente y frustrado, es una moneda de plata vikinga con un agujero para usarse como collar o amuleto encontrada en un yacimiento indio en la costa de Maine, sitio que era un paso comercial para los amerindios. [en la imagen, la moneda de Maine]
Sin embargo, las razones del nulo impacto de esta incursión europea en América y en la forma de vida de los amerindios –y en la de los propios vikingos- (a diferencia de la que sucederá quinientos años después con las Carabelas de Colón), son más profundas que lo puramente circunstancial o anecdótico. En realidad, la sociedad tribal vikinga, que no era muy diferente a las tribus de América del norte, podía establecer colonias en territorios más o menos cercanos a sus fuentes de abastecimiento pero era imposible que estableciera una relación de calado profundo, imperialista por ejemplo, en territorios tan lejanos a donde sólo podía enviar algunas decenas de exploradores y construir algunos campamentos. Si, en contraste, los vikingos pudieron imponer un breve reinado en Inglaterra es sólo porque las Islas británicas estaban cerca de las rutas comerciales vikingas y dentro de la esfera de influencia de sus campamentos base escandinavos; evidentemente este no era el caso de Vinland. Los vikingos no eran pueblos urbanos como lo eran las brillantes civilizaciones de Mesoamérica y Sudamérica, y en el especulativo caso de que los nórdicos se hubieran topado a la postre con algunas de estas civilizaciones –cosa que evidentemente nunca sucedió- su encuentro sería tan relevante como el de un mosquito y un elefante (si hubieran prosperado probablemente serían algo así como otra tribu chichimeca más). Colón, por el contrario, representaba la acumulación originaria de capital, y los europeos no iban a abandonar América.
Es verdad que los vikingos conocían la cría de vacas, ovejas y cabras; la navegación y el uso del hierro; pero esas ventajas se convirtieron en desventajas incluso en la colonia groenlandesa, a tal punto que fueron los inuit los que demostraron estar mucho mejor adaptados a su entorno. Será uno de esos cazos raros donde los cazadores se impondrán sobre los agricultores.
La colonia groenlandesa sobrevivió durante siglos, a diferencia de Vinland, sobre todo debido a que los vikingos pudieron comerciar con Europa en base al marfil de las morsas, en una época donde las rutas de comercio con el Oriente estaban bloqueadas y había cierta demanda para el marfil vikingo. Los vikingos se mantuvieron en Groenlandia mientras el clima y el entorno pudo sostener su ganado. Incluso lograron florecer, llegando a ser unos 5 mil colonos groenlandeses viviendo en unas 250 granjas y logrando construir unas catorce iglesias cristianas –para este entonces los vikingos ya habían sido evangelizados (para 1124 incluso hubo un obispo designado en la enorme isla)-. Los vestigios de estas construcciones pueden observarse hoy en día en Hvalsey, Groenlandia- [véase imagen de iglesia vikinga]
Pero para 1300 el clima cambió gradualmente haciéndose más frío y la presión de una economía pastora sobre el ambiente, donde había cada vez menos vegetación, se tornaba insostenible, ya era imposible cosechar heno para el ganado. Para agravar las cosas los glaciares obstaculizaron el camino del comercio entre Groenlandia y Europa. No sólo se acabó el comercio de marfil vikingo –un artículo de lujo que pasaba de moda y que era una muy precaria forma de comerciar-, sino que la colonia ya no pudo importar madera y hierro que, desde el Viejo Mundo, llegaba, una o dos veces al año, en navíos que debían viajar durante al menos una semana.
Aunque alrededor del mundo los pueblos que poseían hierro y ganado tendían a sustituir a pueblos que nos los tenían; aún cuando, por regla general, los pueblos ganaderos suelen desplazar a los pueblos cazadores; éste no fue el caso con los pastores vikingos y los cazadores inuit. En abstracto el hierro es una tecnología formidable superior a la tecnología de hueso y piel (el hueso se astilla, el hierro conserva su filo), pero ¿de qué sirve el hierro en un paraje gélido y sin árboles que cortar? ¿De qué sirve el ganado si no se puede alimentar? ¿De qué sirven los barcos más avanzados del mundo si no se puede navegar o comerciar y si lo que contienen ya no le importa a nadie? La tecnología que no encuentra aplicación en la producción y en la vida real es estéril, por esta misma razón los maravillosos inventos de la Alejandría helenística –por ejemplo, la máquina de vapor y la palanca- no revolucionaron la sociedad antigua, simplemente no pudieron encontrar una utilización productiva en una sociedad esclavista.
En contraste, la tecnología inuit estaba mucho mejor adaptada al entorno y era capaz de superar los cambios ambientales, a tal punto que los vikingos de Groenlandia desaparecieron y los inuit sobreviven aún hoy. Los inuit podían no conocer el hierro pero en compensación sabían la complicada técnica de cazar ballenas y beneficiarse con su carne y grasa. Utilizaban los famosos kayaks, que podían no ser tan imponentes y “épicos” como los barcos vikingos, pero eran perfectos para cazar ballenas con arpones y vejigas que agotaban a la ballena herida y permitían matarla.
Hipotéticamente, como dice Jared Diamond, los vikingos podían haber sobrevivido si durante los 400 años que permanecieron en Groenlandia hubieran aprendido de la especializada técnica de caza inuit, es decir, si hubieran observado y absorbido su forma de vida. Pero los vikingos no pudieron superar la prueba, probablemente el declive ecológico fue demasiado rápido como para que superaran el peso de su intolerancia cristiana frente a todo lo que consideraban pagano. ¿Cómo podían aprender de los inuit si les llamaban “skraelings” que en lengua nórdica significa “desgraciados”? Lo primero que hicieron los vikingos cuando se encontraron por primera vez con los inuit fue matarlos. En una historia noruega que data del siglo XV –y que contiene relatos de la época groenlandesa- se dice: “Mucho más al norte de los asentamientos noruegos, los cazadores han encontrado un pueblo pequeño a los que llaman skraelings. Cuando se les da una cuchillada superficial, la herida adquiere un color blanco y no sangran; pero cuando están heridos de muerta la sangre mana sin cesar. No disponen de hierro, pero utilizan colmillos de morsa como proyectiles y piedras afiladas como herramientas”.6
Para ser justos con los vikingos hay que decir que los pueblos tribales pueden llegar a ser muy celosos de sus tierras y no es extraño que suelan recibir a los desconocidos con desconfianza u hostilidad, y los vikingos eran más hostiles de lo normal pues durante generaciones habían aprendido de una cultura guerrera y pirata; para ellos las actitudes violentas no eran un vicio, sino una virtud. Pero lo cierto es que, debido al nulo intercambio cultural, la influencia inuit en los vikingos se puede reducir a “un peine inuit hecho de cornamenta, dos dardos para aves, el asidero de una sirga [cuerda para tirar de una red] y un fragmento de meteorito”,7 que fueron encontrados en uno de los emplazamientos.
Por esta incapacidad para adaptarse al cambio, lo más probable es que los colonos vikingos de Groenlandia murieran literalmente de hambre. Los restos de una granja vikinga en Vatnahverfi revelaron el cráneo de un hombre que murió en torno al año 1275, y que probablemente no fue sepultado –simplemente murió en el suelo- quizá porque ya no había nadie que lo sepultara. Las últimas evidencias de presencia humana en otras granjas pueden datarse en torno al 1300 y 1350. Cuando un explorador inglés visitó Groenlandia en 1578 ya no había ningún vikingo y las sagas vikingas en América fueron prácticamente olvidadas en el “Viejo mundo”.
En fin, lo que nos queda de la incursión vikinga en América aparte de las sagas nórdicas, es la lección de que lo que cuenta en la historia no son los anecdóticos encuentros sino los modos de producción que marcan los causes de la historia. Se habla, por ejemplo, de hipotéticos viajes de cartagineses y chinos a América, así como de la más probable visita de los incas a islas polinesias (normalmente se habla de los viajes de descubrimiento en una sola dirección, pero los incas habían inventado los barcos de vela, con total independencia de los egipcios, y son dignos candidatos a considerar en los míticos viajes de descubrimiento del mundo antiguo). Lo decisivo, en última instancia, es el modo de producción que impulsa esos encuentros y que determina si éstos tendrán o no impacto en el curso de la historia. La estructura social de los vikingos y los inuit impidió que su encuentro trascendiera. También nos queda el hecho de que los inuit lograron sobrevivir porque su modo de subsistencia estaba mucho mejor adaptado a su entorno que la tecnología vikinga que, en abstracto, parecía superior. Es uno de esos casos raros donde una sociedad de cazadores con tecnología de hueso pudo superar a otra que conocía el ganado, el hierro y los barcos transoceánicos pero que se negó a cazar ballenas y aprender de aquéllos a los que consideraba “inferiores”.
1 Asimov, Isaac; La formación de Inglaterra, Madrid, Alianza editorial, 1989, p.76.
2 Ibid. p. 96.
3 Diamond, Jared; Colapso, España, De bolsillo, 2007, p. 280.
4 Ibid. p. 278.
5 Citado en ibídem.
6 Ibid. p. 346.
7 Ibid. p. 348.