Por: Ubaldo Oropeza
El día 27 de diciembre AMLO dijo que su gobierno no permitiría más el robo de gasolina, que se movilizaría a 4 mil efectivos del ejército para intervenir en 58 centros de estaciones estratégicas para evitar el robo. Desde esta fecha hasta hoy las cosas en lo referente se han movido bastante rápido. Cada día, incluso cada hora han salido diferentes noticias que hacen imaginar hasta que grados se ha desarrollado esta situación del huachicoleo.
Las cantidades que se manejan no se cuentan en garrafones ni en miles de pesos, sino en millones: “En cualquiera de los casos, la estimación de pérdidas asciende a 147 mil doscientos millones de pesos para el periodo 2016 a 2018. Además, el fenómeno va en aumento: el número de tomas clandestinas identificadas entre 2011 y octubre 2018 se ha elevado en 824.4%.” (Animal Político)
Estamos hablando que no son pequeños casos, de gente ordeñando ductos para salir a la esquina a vender 10 garrafones. Lo que está enfrentando el gobierno es similar al de los carteles de la droga que cuentan con equipo sofisticado, medios de transporte adecuados, relaciones con banqueros, políticos, gasolineras, policías corruptos, etc. Además, AMLO a dicho que la gran parte del robo se hace desde dentro de la empresa Pemex, están vinculados directivos y trabajadores sindicalizados (que son una verdadera mafia asesina y corrupta en manos de Romero Deschamps), a los servicios de seguridad de la empresa -que en muchos casos está vinculado a militares o exmilitares-. Incluso a dicho que el gran rodo de gasolina se orquesta en uno de los pisos de la Torre de Petróleos Mexicanos en la Ciudad de México.
Diferentes reportajes de medios independientes han dicho que el robo del combustible no solo es perpetrado por crimen organizado, también lo vinculan a partidos políticos, campañas electorales y demás.
De lo que estamos hablando es de una caja “chica” donde todos los grupos de poder, legal o ilegal, metían mano y se despachaban a sus anchas sin que nadie les dijera nada, al final todos se llevaban una rebanada del pastel. Todo a costa del erario del Estado y de los recursos naturales que se supone son de todos los mexicanos.
Al momento de escribir este artículo el sospechoso desabasto de gasolina ha alcanzado a la Ciudad de México, hay enormes filas en las gasolineras, algunas permanecen cerradas durante todo el día y aproximadamente han dejado de circular entre 20 y 30% de automóviles.
Los medios de comunicación y la derecha aprovechando el momento
La batalla que el gobierno de AMLO ha iniciado a traído como consecuencia que se cierre diferentes ductos donde se estaba ordeñando gasolina, esto implicó que el abasto en algunas regiones del país comenzara a escasear. En estados como Guanajuato, Jalisco, Estado de México y Querétaro la falta de gasolina está haciendo ruido. Ya hemos escuchado a las cámaras empresariales decir que si no se soluciona el desabasto las perdidas podría ser millonarias porque las mercancías, principalmente las perecederas puedes echarse a perder. Todo esto es cierto. Es una consecuencia que se debe de asumir para frenar este saqueo a Pemex.
Lo dicho anteriormente es una cosa, sin embargo, esto está siendo aprovechado por los medios de comunicación, los partidos de la derecha y la misma burguesía para hacer una campaña contra el gobierno. Los políticos burgueses son cínicos y mentiros por naturaleza, sin esto no podrían sobrevivir. Se sirven de la mentira, las necesidades y la corrupción para mantener sus privilegios. Pero la campaña que están lanzando actualmente rebasa los niveles de cinismo e hipocresía.
Lloriqueando salen en las conferencias de prensa (los del PRI, AN y PRD) diciendo que estamos como en Venezuela, que es un plan del gobierno para desestabilizar al país y preparar una dictadura, etc. Su imaginación no tiene límites. Lanzan a sus fanáticos en las redes sociales, en las televisoras a repetir sus mentiras. El objetivo es claro, generar un clima de incertidumbre que permita el sabotaje y esto se convierta rápidamente en una campaña política contra el gobierno de AMLO.
El gobierno está tratando de resolver el reparto de combustible con pipas, este es un método artesanal frente a la alta tecnología que puede representar un ducto. De ahí la lentitud con que llega el producto a ciertas regiones, las consecuencias es que la gente tiene que hacer largas filas para obtener gasolina. Pero esta situación también deja ver otra cosa. Las gasolineras, por muchos años -se calcula que este negocio lleva más de 30 años- estaban comprando gasolina robada a los huachicoleros. Como no paga impuestos lo robado salía más barato, vendían caro y la ganancia era mayor. Ya ha habido casos en que Pemex ha sancionado quitando la licencia para vender a más de 130 gasolineras. Seguramente los casos con muchos más y se tendría, no solo quitar la licencia, sino expropias esas gasolineras y pasar a manos de Pemex.
En el caso del desabasto en la zona conurbada de la Ciudad de México son otros los motivos. AMLO informo el día miércoles que el ducto que va de Tuxpan a Azcapotzalco fue saboteado, los trabajadores rápidamente lo arreglaron y horas después nuevamente sufrió otro atentado. El desabasto en la capital es parte de una guerra abierta que da el crimen organizado, “los carteles negros”, como le dicen por ahí, contra el gobierno de AMLO.
Para terminar con el robo hay que ir hasta el final
Dice un dicho que en la guerra y el amor todo está permitido. AMLO días antes advirtió a los huachicoleros “no quieran jugar a las vencidas” (no quieran jugar a ver quien puede más o quien tiene más fuerza). Correctamente, el jueves 10 el gobierno ha decidido congelar cuentas bancarias de personajes vinculados con el robo de combustible -no se a dado nombres para seguir la investigación-. Esto es correcto pero hay que ir más allá, no solo hay que congelar las cuentas, hay que expropiar las fortunas mal ávidas que se han generado por el robo y saqueo de los recursos naturales.
También se ha anunciado que el ejército a tomado el control de más refinerías y plantas de Pemex para desplazar a ladrones internos. Se ha mandado a patrullar las zonas donde se detectan ductos ordeñados, etc.
El problema de esta estrategia es que está utilizando al ejército como medio para terminar con el robo, cuando en muchas ocasiones o zonas, es el mismo ejército el que está vinculado con el saqueo y robo. El caso más sonado es el del General Eduardo León Trauwitz, exjefe de la Subdirección de Salvaguarda Estratégica de Petróleos, el cual es acusado de robo de gasolina. Esto solo es la punta de una montaña de corrupción donde el ejército está metido.
Además, con el fin de acabar con la corrupción a lo interno de Pemex los militares van a imponer su disciplina y sus jerarquías de mando a lo interno de la empresa, lo que vamos a tener es un régimen militar o semi militar en el trabajo.
A cambio proponemos que el gobierno junto con los trabajadores, gente de morena, convoquen asambleas en las plantas de Pemex, se hable de la corrupción, se incentive la participación de todos para frenar el saqueo y el ejército, en todo caso, pueda jugar un papel de auxiliar cuando haya una resistencia armada o indicios de violencia. Que los militares estén subordinados a las actividades de los trabajadores democráticos y no al revés.
El gobierno de AMLO debería hacer un llamado para que la población realice asambleas y discuta estos problemas, que se inmiscuya en la lucha, que haya patrullas de la gente en territorio de huachicolero, auxiliado por el ejército. La gente sabe, porque viven ahí, donde están los depósitos, quien ayuda al huachicol, las redes. Está es la forma de terminar, no solo con el robo de combustible, también de terminar con el narcotráfico.
Como no hay ningún llamado desde la dirección de Morena, los simpatizantes del gobierno realizan actos individuales para tratar de apoya, como por ejemplo, no hacer compras de pánico en las gasolineras o utilizar el transporte publico en vez de coche, etc. Eso no ayuda y no sirve para mucho. El pueblo, por lo menos la vanguardia, el sector más activo de morena, de los jóvenes, los sindicatos democráticos, la clase obrera, la juventud, las mujeres, deberían de inmiscuirse en este conflicto, el primero de manera seria, para defender la gasolina, los recursos naturales y el derecho a no permitir más saqueo.