Escrito por: Carlos Márquez
Una enorme multitud, posiblemente unas 200 mil personas, nos hicimos presentes el pasado 2 de octubre para recordar a los estudiantes asesinados por el Estado hace 50 años. Asistieron compañeros de diversas generaciones, había muchos compañeros entrados en años habidos de comentar sus experiencias vividas hace 50 años, así hayan sido destacadas o mínimas, así como jóvenes habidos de conocer más sobre lo que ocurrió en aquel emblemático año de 1968. La lucha de los estudiantes del Consejo Nacional de Huelga (CNH) quiso ser borrado por la bota y el rifle militar, así como con la mentira, la represión y la censura. De nada les ha servido y la asistencia masiva a esta marcha 50 años después es la mejor muestra de que no se ha olvidado. Entre los asistentes era claro que recordábamos acontecimientos más que relevantes de nuestra historia, sin los que no hubieran sido posibles una serie de importantes transformaciones en el país.
De mañana, el propio presidente electo Andrés Manuel López Obrador hizo un modesto homenaje al hacerse presente en la Plaza de las Tres Culturas y decir que su gobierno nunca recurrirá a la violencia contra el pueblo. Esta conmemoración de 1968 se hace después de que el PRI recibió una humillante derrota en las pasadas elecciones. El congreso, con mayoría de Morena, ha puesto con letras de oro: “Al movimiento estudiantil de 1968”. La Ciudad de México se está llenando de antimonumentos, este 2 de octubre se puso uno haciendo referencia al movimiento de 1968 que dice con claridad: “2 de octubre no se olvida. Fue el ejército. Fue el Estado”.
Ese ambiente de pérdida del control priísta habla de por qué, además de la UNAM, otros rectores y directores hicieron actos oficiales recordando 1968. Por supuesto que desde la oficialidad se dan visiones que tratan de disminuir su carácter combativo, por ejemplo, en el IPN los Comités de Lucha y demás organizaciones estudiantiles habían acordado poner una placa conmemorativa en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, recordando la defensa del Casco de Santo Tomás, el director general se apresuró para hacer su propio acto el mismo día en esa escuela para poner su placa por los caídos el 23 de septiembre de 1968. Para las instituciones y representantes estatales se puede recordar bien a 1968 pero en su mayoría niegan, empezando por directivos escolares, que hoy hay causas por qué luchar en las mismas escuelas y en la sociedad y también niegan las conclusiones revolucionarias que sacaron miles de estudiantes que terminaron planteando la lucha por el socialismo tratando de reducir todo a la lucha por la democracia y respeto a la autonomía. El director del IPN recuerda a los mártires de 1968 pero niega la existencia de organizaciones históricas, los Comités de Lucha, que vienen de ese emblemático movimiento.
Nunca como ahora se han hecho documentales, películas de ficción, publicaciones, programas radiales sobre 1968. Las televisoras de la UNAM y el IPN se han unido en algunas producciones, también radio UNAM y radio educación. Se ha restaurado la película Canoa de Cazals, así como el emblemático documental El Grito que contiene imágenes y audios de esa lucha y sacado series como Verano del 68 (basada en la película del mismo nombre) u Olimpia, que se basa en la toma de CU por el ejército y es un homenaje a los estudiantes de artes gráficas y cine de la UNAM, que pusieron su conocimiento para la lucha, aunque con una visión moderada de la lucha estudiantil, con serios errores históricos y que no hace siquiera, al igual que El Grito, mención a acontecimientos relevantes como la toma del Casco de Santo Tomás (algo que si hace Verano del 68) que fue por mucho más cruda y heroica que la toma de la UNAM.
El 2 de octubre pasado, antes de iniciar la marcha, había gente que se congregó en la Plaza de las Tres Culturas, hubo músicos como los Guaraguau de Venezuela. Arreglos de flores y veladoras se ponían en la Estela de Tlatelolco. Más tarde también se hizo un mitin de victimas de feminicidos o desapariciones, donde familiares daban sus crudos testimonios.
Hay varios rostros que ya no están presentes como Leopoldo Ayala, quien falleció en junio pasado, así como otros profesores y exlíderes estudiantiles destacados. Pero posiblemente “el contingente” más numeroso o de los más numerosos fue el de los propios participantes del movimiento de 1968. Había compañeros que llevaban mantas de sus antiguas escuelas, como fue el caso de un contingente de la ESIME del IPN de la generación de 1968. Había compañeros, que siendo jóvenes hace 50 años, marcharon con mucha energía, otros que al estar en sillas de rueda no les impidió asistir. Recuerdo a una compañera que iba auxiliada por tres jóvenes que cargaban su manta y tenía dificultades para caminar pero lo hacía con toda firmeza, ganando la admiración y aplausos de quienes la veían. Su manta decía que fue de la escuela de enfermería y había sido brigadista.
En 1968 la gráfica fue un medio eficaz para difundir la lucha, los estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM realizaron grabados especiales para conmemorar los 50 años y que ponían a disposición de la gente que quisiera adquirirlos en la plaza de las tres culturas, su contingente era de los más vistosos con esas imágenes que aludían al 68 pero también a represiones más recientes como las de Aguas Blancas, Acteal o los 43 de Ayotzinapa. En la marcha era común leer: “Ni olvido ni perdón” pero también vínculos con la situación de violencia que vivimos hoy.
El contingente estudiantil más numeroso fue el de la UNAM, que viene de una masiva lucha. El IPN congregó a varios miles, algunos marcharon desde las instalaciones del Casco de Santo Tomás para sumarse a la marcha central. Dirigentes de 1968 del IPN que huyen de los reflectores prefirieron marchar con los estudiantes y encabezaron este contingente con una enorme manta que decía: “Consejo Nacional de Huelga de 1968”.
Es de resaltar la enorme participación de los estudiantes de la UAM, lamentablemente no consiguieron verse y unificarse todos los contingentes marchando aparte el sindicato o Cuajimalpa, pero fue una de las universidades de las que mayor estudiantes se movilizaron.
Había compañeros de muy diversas escuelas como la UACM o el privado ITAM. Había algunos muy jóvenes como un contingente del Colegio Madrid, quien fuera creado para dar clases a los hijos de los exiliados de la guerra Civil Española, que eran de los estudiantes más jóvenes presentes de educación básica. Hubo incluso un contingente de niños que cargando su manta rojinegra gritaban: “Queremos crecer sin desaparecer”. También había un nutrido contingente de trabajadores del metrobús así como de sindicatos universitarios y del Sindicato Mexicano de Electrisistas.
Los marxistas de La Izquierda Socialista, sección de la CMI en México, estuvimos presentes, fuimos parte de la organización de algunos contingentes, donde podemos destacar el caso del IPN donde participamos en el Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico, que llevaba su manta que recordaba los 50 años de esta emblemática organización estudiantil, que decía: “1968-2018. Somos los nietos de los que no pudiste matar. Somos los hijos de los que no pudiste callar. Somos los hermanos que no pudiste desaparecer. 50 años de lucha. CLEP”.
Vendimos algunos cientos de periódicos y decenas de revistas para analizar las lecciones de 1968. También se repartieron cientos de volantes invitando al campamento revolucionario organizado por las Juventudes Marxistas y el CLEP para el próximo 13 y 14 de octubre en Ecatepec, para analizar la historia de las luchas estudiantiles en México, la situación de opresión de la mujer y analizar la situación de la juventud frente al nuevo gobierno.
El movimiento de 1968 fue un parte aguas en la lucha de clases en el país, hay cambios reales que se consiguieron bajo su ejemplo en una serie de luchas posteriores, pero no hemos logrado acabar con el problema de raíz que es el sistema capitalista y su Estado. En 1968 el capitalismo aun jugaba un relativo papel progresista en el país pero hoy se encuentra en completa decadencia que hace que los pasos avanzados parezcan un retroceso. Hemos vivido la noche trágica del 26 de septiembre de 2014 y siguen desaparecidos 43 estudiantes de Ayotzinapa y un total de 32 mil desaparecidos en el país. Hay una montaña de homicidios, miles de estudiantes sin acceso a educación y trabajo. El pueblo de México derrotó al PRI en las elecciones y hay un gobierno que promete cambios, pero no olvidemos que el Estado asesino y el sistema explotador siguen ahí y un cambio profundo pasa por destruirlos y solo el pueblo organizado, la unión de los estudiantes y trabajadores puede conseguirlo. La lucha continúa.
¡Ni perdón ni olvido!
¡2 de octubre, también fue el Estado!
¡Unidos y organizados venceremos!