Escrito por: Carlos Márquez
“Lo que veo del Peje (porque no es Andrés Manuel López Obrador; para mí es el Peje) es que es un hombre profundamente atado al pasado; vive en lo peor del siglo XX, no es capaz de ver el siglo XXI y todos sus retos” (https://goo.gl/t9dZLq).
Eso dijo al director de Forbes Claudio X. González, el veterano dirigente empresarial y fundador del hoy Consejo Mexicano de Negocios (CMN). Ésta cámara empresarial, principal organización de la oligarquía mexicana, también ha tenido escaramuzas con el candidato de Morena a la presidencia e incluso sacado comunicados donde abiertamente le critican. Alejandro Ramírez, de la alta cúpula del CMN, hace franca campaña antiobradorista, dice que las declaraciones de AMLO no generan confianza a los inversionistas. AMLO, por su parte, ha señalado que los empresarios son parte importante de su proyecto, aunque no deja de criticar a lo que llama la mafia del poder donde se encuentra a un puñado de empresarios privilegiados que se han beneficiado del actual régimen. Es un hecho que la mayoría de los sectores clave de la burguesía mexicana no simpatiza con AMLO y su programa, aunque este no atente fundamentalmente contra el sistema capitalista. No lo dudemos ni un momento, la burguesía intentará impedir el triunfo de AMLO y de no lograrlo impedir por cualquier medio que haya cambios sustanciales.
Los imperialistas miran de igual forma con desconfianza a AMLO, ellos quieren un programa agresivo a su favor mientras el candidato de izquierda insinúa que revertirá los efectos de la reforma energética donde se avanza en la privatización de la industria petrolera. “México es un socio energético clave para Estados Unidos, por lo que un alejamiento de las políticas actuales sería una tragedia para ambos países” (https://goo.gl/9F9KE8), dijo al New York Times Scott Sheffield, director de Pioneer Natural Resources.
La campaña de miedo
La figura de AMLO ha sido utilizada por las masas para luchar, por ejemplo, en la toma de pozos petroleros en Tabasco, en la marcha nacional contra el fraude del mismo Estado, en el desafuero o contra el fraude electoral, en la lucha contra las reformas estructurales, etc. eso no lo olvida ni perdona la oligarquía, la gente que sigue a AMLO, en su mayoría trabajadores del campo y la ciudad, es la que realmente genera temor en la clase gobernante. La oligarquía mexicana mira impotente el avance de AMLO y busca la forma de ponerle un freno, no se quedarán con los brazos cruzados simplemente esperando hasta que tome posesión de la banda presidencial.
Hay un interesante artículo en la web del diario El País, en donde entrevistan anónimamente a empresarios y coordinadores de campaña, donde podemos leer:
“Los grandes directivos consideran que la llegada al poder del líder de Morena supondrá una ruptura con el statu quo actual y será dañino para la economía mexicana y, por ende, para sus intereses. El objetivo es aumentar en mayo la sensación de miedo ante la posible victoria de López Obrador y cerrar filas con el conservador Ricardo Anaya, garante de la continuidad”.
La campaña de miedo es compartida tanto por el PAN como por el PRI, estos últimos han contratado para sus servicios al ultraderechista venezolano J.J. Rendón. A AMLO se le ha dicho un anciano incapaz de dirigir a un país y se le han inventado enfermedades. Un tema recurrente es (apoyándose en años de mentiras contra Hugo Chávez y la revolución bolivariana) hacer una comparación con Venezuela hablándonos de futuro de caos, diciéndonos que las cosas pueden estar aún peor que hoy. De forma similar se sacan de contexto escenas de luchas sindicales (magisteriales) para luego ligar a AMLO con la burocracia sindical charra y la CNTE, a quien muestran como irracionales violentos.
En general gran parte de su estrategia va vinculada a generar miedo para que la gente desista de votar por AMLO, esa estrategia la pueden acompañar con otro tipo de actos cercano a las elecciones para buscar generar miedo y una mayor abstención. En la elección del Estado de México de 2017, el PRI arrojó cabezas de puerco ensangrentadas en locales de Morena y centros de votación para provocar abstención, acciones similares o peores pueden complementar sus spots. Como bien dice el señalado artículo de El País:
“La estrategia de los grandes empresarios pasa por afianzar una corriente de opinión contraria a López Obrador, en la medida de que su capacidad de influir en los trabajadores no es la de épocas pasadas.”
En realidad no hay nada excepcional en esto, lo interesante es que estos métodos no logran tener el mismo efecto que en el pasado. Hasta ahora vale más las ganas de cambio del pueblo trabajador. Nos han quitado todo que terminaron con quitarnos hasta el miedo.
¿Candidatura unitaria de la derecha?
Es muy significativo oír a los dos principales candidatos de la derecha, y en particular al abanderado del PRI, quienes parece que están más preocupados por convencer al gran capital que a la masa de votantes. Para muchos empresarios José Antonio Meade es el mejor preparado para resguardar sus intereses, sin embargo, tiene una loza pesada sobre su espalda, el ser candidato del partido en el gobierno. Peña Nieto ha desaparecido prácticamente de la escena, la gente quiere deshacerse ya de este que es el más desprestigiado gobierno de la era moderna. El resultado es que Meade está en un lejano tercer lugar, de tal forma que la burguesía prefiere desecharlo y buscar otra forma de conseguir un gobierno que aplique de forma fiel su programa.
El desprestigio y desgaste del régimen va más lejos que el propio EPN. Los niveles de pobreza (y riqueza al otro extremo), corrupción y violencia, han llevado las cosas al límite. Hay un cuestionamiento general al régimen y sus partidos que se traduce en una búsqueda de una salida a la actual sociedad en crisis. Morena y AMLO aparecen en la escena como la esperanza de que algo cambie. Eso genera un ambiente de vulnerabilidad a la burguesía porque no cuenta con una opción fuerte para poner un freno y presionan para tener un candidato unitario de la derecha (la declinación de Margarita Zabala obedece a esa lógica). Si bien en un inicio optaron por Meade hoy la alta cúpula empresarial busca que estos declinen a favor de Ricardo Anaya, pero eso no es tan simple como ellos quisieran.
Joaquín López Dóriga dijo que: “el mismo Alejandro Ramírez, al frente del llamado grupo estratégico del CMN, del que forma parte Claudio X. González, pidió una reunión con el presidente Enrique Peña, en la que le plantearon dejara de apoyar a José Antonio Meade, y que operara su declinación a favor de Ricardo Anaya para frenar a López Obrador”. Algo a que no accedió Peña Nieto lo cual enojó a los capitalistas.
Mientras la alta cúpula del CMN (aunque no es una posición uniforme pero sí mayoritaria de la burguesía) busca un candidato de unidad con Anaya, el PRI tiene y defiende sus propios intereses. Rene Juárez, al asumir recientemente la dirección nacional del PRI para que no hubiera duda declaró: “que nadie se equivoque, José Antonio Meade cuenta con el respaldo del tricolor”. En medio de esta lucha están buscando destruir la candidatura de Anaya evidenciando su lavado de dinero. Algunos medios de comunicación, como el grupo Milenio, han dejado en ridículo al candidato del PAN. La burguesía y sus partidos están divididos y ven con impotencia lo que pasa frente a sus ojos.
A la par de su lucha contra Anaya, el PRI usarán su enorme aparato electoral de compra de voto. Eso es lo que siguen usando como bandera para promoverse frente a la burguesía. Hoy ya están ofreciendo hasta 5 mil pesos (casi dos salarios mínimos mensuales) por un voto, reparten tarjetas electrónicas, dan despensas y hasta calentadores solares. También se están condicionando los programas sociales a favor de apoyar al PRI. Primero generan pobreza y luego lucran con ella. El problema es que sus métodos de siempre no les están siendo suficientes para robar la elección.
Santiago Nieto, antiguo titular de la FEPADE y exconsejero electoral, ha denunciado que se opera un fraude similar al de las elecciones del Estado de México en 2017. Dice que hay 6 mil programas sociales en operación, distintas dependencias gubernamentales han recibido este año aumentos presupuestarios de un 70% que usarán para operar la compra del voto, de igual forma los municipios del Estado de México incrementan su presupuesto en un 219%, en Chiapas 172%, en Oaxaca 152% y en Yucatán 114.6% (Proceso N° 2169).
Junto a la compra de votos veremos coerción. Un caso son las amenazas de despidos para los trabajadores petroleros para tratar de impedir que asistan al acto de AMLO en Salina Cruz Oaxaca, pero la clase trabajadora está desafiado a los charros sindicales.
Manipulación y fraude
Pese a todas las maniobras la burguesía es consciente de que no le alcance para frenar un triunfo de AMLO. Dentro de la derecha habrá sectores más radicalizados como el periodista Ricardo Alemán que twitteo: «A John Lennon lo mató un fan, A Versace lo mató un fan, A Selena la mató una fan, A ver a qué hora, chairos. Les hablan!!!”, pero seguir este consejo solo desataría una convulsión social. Otros sectores no descartan actuar con un abierto fraude, pero como AMLO mismo les dijo a los empresarios, eso puede despertar al tigre dormido. En Honduras, hace unos meses, vimos que el fraude electoral levantó un movimiento insurreccional. Condiciones similares generan fenómenos similares. En la desesperación y en la tradición electoral mexicana, ese elemento sigue estando sobre la mesa, de hecho la pregunta no es si habrá fraude, sino si les será suficiente para arrebatar la elección.
Las encuestas históricamente han sido medios de manipulación en las elecciones, algunas de ellas ya han repuntado un poquito a Ricardo Anaya pero la distancia sigue siendo muy amplia. Si los priístas no logran destruir la candidatura de Anaya veremos una campaña que busque dar la percepción de que se va acercando y previo al día de la elección la distancia no es tan lejana. Usarán todos los medios, incluido el conveniente mundial de futbol como distractor, para maniobrar y manipular.
Atar de manos a un eventual gobierno de izquierda
El ya citado artículo de El País añade:
“Los grandes empresarios sienten el periodo entre el segundo y el tercer debate -20 de mayo y 12 de junio- supondrá un punto de inflexión para calibrar las oportunidades de victoria de Anaya. En caso de que no se reduzca la distancia con López Obrador, la mayoría de los consultados da por hecho que se produciría un acercamiento con el líder de Morena para tratar de limar las tensiones ante un eventual triunfo” (https://goo.gl/rxiNtd).
Cuando el Consejo Mexicano de Negocios arremetió contra AMLO, también añadió en su comunicado que estaban abiertos al diálogo con todas las fuerzas políticas para buscar soluciones. Con la propuesta del candidato de izquierda de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto recibió una enorme presión, a lo que al final cedió y dijo que estaba de acuerdo en que se construyera pero con dinero 100% privado, aunque eso no resuelve el problema de los campesinos a los que se les quiere despojar de su tierra. Cuando AMLO tuvo una reunión con maestros del país en Oaxaca dijo que se cancelaría la mal llamada reforma educativa, a lo que recibió otra avalancha de críticas. Otro ejemplo lo vimos al resaltar en medios comunicativos un discurso de Paco Ignacio Taibo II donde habla de exigir expropiar las empresas de aquellos capitalistas que chantajeen al futuro gobierno, donde nuevamente la crítica se hizo sentir con la táctica de golpear a la izquierda para hacer girar a la derecha a la dirección. Un ejemplo más lo vemos en la arremetida contra Nestora Salgado, quien fue líder de los grupos de Autodefensas y hoy es candidata a la senaduría por Morena. La burguesía atacará, criticará y extenderá la mano para que no vaya más lejos en sus reformas.
López Obrador ha dicho sobre el CMN que: “Ellos son responsables de la tragedia nacional, en buena medida es el grupo que se opone a que haya un cambio en México porque les ha ido muy bien a ellos. No quieren dejar de robar” (https://goo.gl/yhhM3A). Eso es verdad, pero es la naturaleza de toda esa clase, la de los capitalistas, que roban a diario nuestro esfuerzo y trabajo.
Ya se vislumbran futuros enfrentamientos, ya sea para impedir el triunfo de AMLO o ya sea para impedir que aplique reformas que afecten, aunque sea mínimamente, los privilegios de los capitalistas. Eso puede polarizar y AMLO no podrá quedar bien a la vez con dios y con el diablo. Tendrá que decidir a qué clase se enfrenta y alía.
Si no puede detener el triunfo de AMLO y no es capaz de mantenerlo bajo control, buscarán la forma de derrocarlo como lo hicieron en el pasado con Dilma Rousseff en Brasil. Por eso ahora han impulsado iniciativas como quitar el fuero a los políticos.
AMLO es un canal de expresión de las masas que aspiran a un cambio de raíz, pero como bien lo dijo Karl Marx, aquel revolucionario nacido hace 200 años: “la emancipación de los trabajadores solo puede ser obra de los trabajadores mismos”. Los grandes acontecimientos son una escuela para las masas y estas elecciones y un posible gobierno de izquierda lo serán sin duda. Un triunfo de AMLO sería muy positivo porque da las posibilidades de obtener mejoras y mejores condiciones para la organización y la lucha. Pero nada está asegurado, hay una incipiente crisis del régimen, pero si no hay determinación de los trabajadores, ese minúsculo grupo se puede salir con la suya
No podemos confiarnos y cruzarnos de brazos, los oligarcas e imperialistas quieren continuar con su programa agresivo de ataques que ya nos ha sumergido en esta sociedad violenta y desigual. Sacar al PRI y al PAN del gobierno será un importante paso adelante en la lucha por cambiar de raíz la sociedad. No podemos confiar en ellos y sus instituciones, cualquier guiño a favor de la democracia y de un cambio de parte del viejo régimen solo buscará confundir y atar de manos a un eventual gobierno de izquierda. Sólo podemos confiar en nosotros mismos y en nuestras propias fuerzas.
La derecha está dividida, no logra presentar una candidatura única; usarán el miedo y la compra de votos; jugarán con sondeos, encuestas y sus medios de comunicación para dar la sensación, cercano a las elecciones, que hay una lucha más reñida; compraran votos y amenazarán a los trabajadores en los centros laborales. Todo esas triquiñuelas ya las conocemos, hoy la fuerza de cambio es más poderosa pero debemos estar preparados para reaccionar ante la posibilidad que se concrete el robo de la elección. La burguesía puede incluso aceptar fuertes protestas, solo cederá si nuestro nivel de organización les amenaza con perderlo todo. Grandes luchas como las del 2006 o 2014 pusieron al régimen a la defensiva, pero faltó concretar acciones que los derrotaran. No bastará con grandes manifestaciones, debemos avanzar a acciones insurreccionales como en Honduras y en medidas como la huelga general.
Si derrotamos el fraude con una masiva votación y/o lucha en las calles la tarea tampoco estará terminada, la derecha intentará frenar cualquier cambio a nuestro favor. De esa forma deberemos presionar al nuevo gobierno de izquierda para que aplique un programa claramente de clase que acabe no solo con el régimen sino también con el sistema capitalista. La única forma de cambio real y profundo depende de la organización de los trabajadores con una clara independencia de clase. No podemos esperar hasta mañana, la lucha por un cambio profundo inicia hoy. Te invitamos a formar o integrarte a comités para luchar contra el fraude y porque exista un cambio verdadero para los obreros, campesinos, estudiantes y el pueblo trabajador en general.
¡Rebélate contra la derecha y el capital!