Escrito por: Evert Beltrán González
La crisis económica de 2008 ha dejado grandes estragos en la mayoría de la población, sumado a las políticas del PRI y del PAN que se enfocan en reducir el gasto corriente en educación, salud, vivienda, etcétera, las “benditas” reformas estructurales que han sumido en la miseria a miles, más la violencia que ya ha sobrepasado los límites de la imaginación, la inseguridad que se siente a flor de piel, los feminicidios, y un sinfín de cosas más, nos pone en la situación de analizar lo que sucedería si es que la burguesía, o al menos un sector, presiona a Enrique Peña Nieto, para que se lleve a cabo un nuevo fraude electoral, sí, un nuevo fraude electoral.
Crónica de un fraude anunciado
Desde que arrancaron las precampañas el candidato a vencer ha sido Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el PRI se sacó debajo de la manga a un “ciudadano”, a un “independiente”, a un candidato que ni sus mismos militantes apoyan, José Antonio Meade Kuribeña; por otra parte, el PAN, en una abierta pelea interna se alió con la burocracia del PRD, lanzando a Ricardo Anaya Cortés como su candidato, muchos se sorprendieron de esta alianza, lo cierto es que el PRD había dejado de ser el partido de izquierda que un día fue, dejo de ser el partido que los trabajadores y campesinos apoyaban a finales de los 80´s y principios de los 90´s, pero sobre todo con la firma del Pacto por México, y con esta alianza tan solo se le puso el último clavo a su ataúd.
Los números de las encuestas que se fueron dando durante las precampañas iban perfilando lo que ahora sorprende a propios y a extraños, AMLO iba a la cabeza de las encuestas, pero lo más importante fue que Meade no levantó simpatías por ningún lado ( y sigue sin hacerlo), su trayectoria como miembro del gabinete de Felipe Calderón, y de Peña Nieto no fueron el centro de atención en su precampaña, sino su cinismo al decir que combatiría la corrupción, cuando él mismo ha sido participe de desvíos multimillonarios. Con la caída abrupta de la candidatura de Meade, Anaya salió al quite, los ojos de los empresarios y banqueros se fijaron en el “joven maravilla” como su candidato para ganar las elecciones.
Durante las precampañas se dio por primera vez la posibilidad de que un candidato independiente pudiera llegar a la papeleta en la próxima elección, para ello necesitaban recabar el apoyo ciudadano equivalente al 1% de la Lista Nominal federal (866 mil 593 firmas) distribuido en al menos 17 entidades con 1% de la Lista Nominal en cada una de ellas.
Se presentaron 48 candidatos, pero solo tres fueron favorecidos, el ex priista Jaime Rodríguez Calderón «El Bronco», la ex panista Margarita Zavala y el ex perredista Armando Ríos Piter, que, al no verse favorecido por el Instituto Nacional Electoral (INE), termino declinando a favor de Meade. De los “independientes” quedó “El Bronco”, quién juega un papel de bufón, pues otra cosa no se espera de él, su discurso se centra en el encono hacía los partidos políticos, Zavala se bajó del barco, y tal vez en la recta final de la campaña electoral podría declinar por Anaya. Cabe mencionar que estos tres tristes candidatos “independientes” no jugaron tan limpia ni democráticamente que digamos, se supo de falsificación de firmas, clonación de credenciales y otras finuras, lo que llamo mucho la atención, pues parecía que había otros intereses detrás de ellos, pues ni el INE avaló la candidatura de “El Bronco”, fue el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) quién dio la orden de que se agregara a la boleta.
Punto y aparte fue la candidatura de María de Jesús Patricio Martínez «Marichuy», que debido al sistema de recolección de firmas no consiguió el porcentaje necesario para aparecer en la boleta, aunque el 100% hayan sido firmas reales, es obvio que al INE y al PRI-Gobierno no le convenía tener una candidatura indígena.
A muy poco de la elección AMLO sigue en la delantera, con todo y la brutal guerra sucia que se ha lanzado en radio, televisión, prensa y hasta en el transporte público, algunas encuestas dicen que lleva hasta 20 puntos de ventaja de su más cercano contrincante, que es Anaya, Meade se ubica en un lejano tercer puesto y “El Bronco” en el cuarto sitio. Y las cosas no se ve que vayan a cambiar mucho en lo que queda de la elección, en ambos debates AMLO ha salido ileso del ataque de los otros candidatos, Meade se hunde cada vez más y Anaya empieza a sucederle algo parecido, sobre todo porque se le ha caído el teatrito, cada mentira que ha dicho en los debates se le ha convertido en su contrario, lo que pone muy nervioso a un sector de la burguesía, que no está dispuesta a tolerar un gobierno de AMLO.
El PRI tiene una maquinaria electoral sin paralelo, los estados gobernados por el PRI son fuente de recursos ilimitados, las secretarías del estado desvían los millones necesarios, y cuando el dinero no alcanza, la intimidación, el secuestro o los asesinatos se ponen de manifiesto. Tan solo en Guerrero 190 candidatos han renunciado a sus candidaturas, en el caso de Morena ya ha habido dos asesinatos, uno en el Estado de México y otro en Guanajuato, pero los demás partidos no se quedan atrás en cuanto al asesinato de sus candidatos, que en total van más de cien en todo el país.
Y para ponerle la cereza al pastel, la empresa Scitum S.A de C.V., de Carlos Slim y en la que también participa Hildebrando Gómez Zavala, hermano de Margarita Zavala, será la encargada de “blindar” la elección. Además de que hace unas semanas se descubrieron boletas apócrifas marcadas a favor del PRI y del PAN, por lo que vemos que la red está echada para un nuevo fraude electoral.
¿Qué significaría un nuevo fraude electoral?
Un nuevo fraude electoral sería un duro golpe para millones de personas, porque si se materializa el dichoso fraude, sería Anaya el que continuaría el saqueo del país y aumentaría el empobrecimiento del pueblo trabajador, porque Meade está en la lona y “El Bronco” no superará ni los 10 puntos en las encuestas. Nada cambiaría, seguirían los paraísos fiscales para los magnates como Slim, Coppel y demás rufianes, la inflación seguiría subiendo, los salarios y el trabajo seguiría en la precariedad. El Ejército seguiría en las calles, enfrascado en una guerra sin sentido, en donde los muertos no caen en el bando de los narcos, si no del pueblo llano, el trabajador, el campesino, el estudiante, ellos son los asesinados, los desaparecidos; las mujeres seguirían siendo blanco del odio y del machismo. La gasolina seguiría subiendo, con ella los productos de la canasta básica, lo que significaría sumergirnos en la peor de las barbaries.
Y el fraude está tan dentro de su imaginario que no quisieron dejar ningún elemento al azar, con la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, se le dan poderes magnánimos al Ejército, ellos prevén movilizaciones ante el supuesto fraude que cometerán.
Sin embrago, las condiciones no son las mismas que en 2006 o que en 2012, para muestra un botón: en diciembre de 2006 una familia requería de $ 818.44 pesos para adquirir la canasta básica, un año después se gastaba por los mismos artículos $ 1. 103.63 pesos, para el 2017 se necesitaban de $ 1. 474 pesos. En cuanto a la gasolina el litro de diésel costaba $5.70 centavos, el litro de la gasolina Magna $6.74 pesos en el 2006, ahora el litro de Magna se vende en $18.71 pesos y el diésel en $18.62.
La pobreza y marginación está alcanzando niveles extremos, aun cuando las cifras oficiales digan otra cosa, la verdad es que miles de niños y jóvenes son arrojados a las calles, ya sea para vender dulces o para integrarse a las filas de la delincuencia, ya sea porque no hay posibilidades de un trabajo formal bien pagado o porque se les excluye de la educación media y superior.
Por otra parte, la rabia, coraje e indignación también ha llegado a tal grado que la situación será insostenible en el mediano plazo, no queremos otro Ayotzinapa, Nochixtlán o Tlatlaya, la gente está cansada de la corrupción y de los privilegios de un puñado de personas. En estos años se han dado muestras de la tradición revolucionaria del pueblo mexicano, la Comuna de Oaxaca, los mineros de Michoacán, la lucha del SME, las luchas de la CNTE, los jornaleros de San Quintín, el #YoSoy132, las luchas en las maquilas, las luchas estudiantiles de la UACM y el IPN, los médicos, los transportistas, los campesinos, la lista es larga, el pueblo siempre ha salido a luchar, nada de lo que se nos ha arrebatado había sido gratis, todo derivó de la lucha que hemos emprendido a lo largo de los años.
El peligro del fraude es inminente, los lacayos de la burguesía no le hacen cosquillas a AMLO, que no baja en las encuestas. Debemos de estar preparados ante cualquier eventualidad, asimismo debemos de voltear a otras latitudes y analizar los acontecimientos para sacar conclusiones, ya lo dijo Carlos Marx, los trabajadores no tienen patria, y lo que ha sucedido en Honduras, por ejemplo, nos tiene que servir de lección ante el escenario de un nuevo fraude.
Si bien el programa de AMLO se queda en los límites del reformismo, y no lo cambiará todo de un solo tajo, abre la posibilidad para un cambio, muy necesario. Pero esto no significa que sea un apoyo acrítico y seguidista, tenemos que frenar el posible fraude y al mismo tiempo exigir a AMLO cumpla su palabra, para ello necesitamos organizarnos y movilizarnos.