Escrito por: Mayren Padilla
El terremoto agitó la conciencia de los jóvenes y los trabajadores en nuesto país. El llamado a clases era de esperarse después de una semana de convulsión y organización popular en las calles de la ciudad, la solidaridad rebasaba las cuatro paredes de las universidades y escuelas.
El llamado que hizo Enrique Fernández Fassnacht, Director General del Instituto Politécnico Nacional, al regreso de las actividades académicas y administrativas, causó un gran desconcierto y molestia dentro de la comunidad politécnica. Fue la única autoridad educativa, que de manera irresponsable, llamó a retornar a laborar a los trabajadores de área central, dos días después el sismo.
Las autoridades del Instituto presentaron un informe de la revisión por parte del Patronato de Obras e Instalaciones(POI), el cual fue firmado por tres funcionarios para todas las escuelas, se desconocía quién realizó las revisiones, eso generó desconcierto y muchas preguntas en la comunidad. Además algunos de esos dictámenes presentan errores ortográficos, de nombres; incluso, lo más grave, avalaron algunos edificios “ encondiciones de uso” cuando presentan daños evidentes como es el caso del edificio Z de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica en Zacatenco o el edificio de la biblioteca del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No. 10.
La Escuela Superior de Comercio y Administración, Unidad Tepepan y el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Unidad Milpa Alta presenta evidentes daños después del sismo tendrán que reconstruirse, hasta la fecha no hay un plan por parte de los funcionarios y una explicación sobre lo sucedido en esas escuelas, la comunidad misma es la que se ha organizado mediante asambleas, en otras escuelas la revisión que se presentó no termina por convencer a los estudiantes ni trabajadores ya que se observan daños en los edificios.
El discurso de la autoridad es “ que todo está en la normalidad y que hay saldo blanco en el Politécnico», desde el lunes 25 de septiembre han utilizado todos los medios posibles para cumplir el mandato y la orden del Director General, irrumpir en una asamblea como en ESIME Zacatenco, boicotear las acciones de los estudiantes; evitar, mediante el uso de golpeadores, los cierres acordados con la finalidad de seguir impulsando las brigadas de solidaridad con los damnificados por el sismo.
Queda demostrado que la administración de Enrique Fernández Fasnacht sólo mediante la violencia y la intimidación puede hacer cumplir algún lineamiento en el IPN, en lugar de explicar, convencer a la comunidad.
Aunque pretenden dar apariencia de normalidad en el Instituto Politécnico Nacional, la verdad es que las actividades en Zacatenco, en algunas escuelas del Casco de Santo Tomás, algunos CECyT aún no se han normalizado. Las asambleas continúan y los cuestionamientos a los dictámenes del POI se hacen presentes. Varias asambleas han acordado reiniciar labores hasta el 3 de Octubre.
La orden del Director General incluso generó contradicciones entre los mismo funcionarios, como es el caso de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas, ahí el director de la escuela había aceptado en un primer momento el acuerdo de la asamblea de regresar a clases el día viernes 29, horas después el mismo director sacó un documento invalidando esa decisión, evidentemente presionado por los funcionarios de área central, contradicciones así ase observaron en diversas escuelas.
En las calles el pueblo intenta salvar al pueblo, a ese llamado nos hemos sumado miles de estudiantes, y la orden de las autoridades del IPN de regresar a la “normalidad” es una gran contradicción del politécnico y sus orígenes y su fundación.
Mientras el gobierno desplegó las fuerzas armadas ante la catástrofe con días de retraso, la organización popular rebasó al Estado y ahora quiere contener y diluir la organización, este es un motivo más de desconfianza, y una muestra de descrédito que existe en las instituciones.
Los gobernantes y figuras públicas de la vida política del país se hacían presentes en los puntos más críticos de la Ciudad de México utilizando la desgracia como marketing y promoción deshonesta.
Los estudiantes y jóvenes encabezaron esta organización de solidaridad y ayuda, en una semana aprendimos a clasificar víveres, en levantar escombros y sonreír ante la gente que apoyaba con lo que fuese, a pesar de que por dentro viviéramos con una preocupación enorme de encontrar personas con la esperanza de que estuvieran vivas, cada actividad, cada brigada, demostraba que ante la catástrofe solo podíamos confiar en nuestros hermanos de clase, las señoras con las tortas y el café, o el señor albañil voluntario para picar piedra, de eso nos dimos cuenta con lo sucedido.
Queremos continuar organizados, queremos dispersar las semillas de solidaridad y conciencia y para eso necesitamos tomar el control de nuestras escuelas y nosotros mismo organizar y coordinar un regreso a clases seguro y sobre todo brigadas y centro de acopio que permitan solventar la ayuda hasta que Morelos, Chiapas, Oaxaca y Puebla se levante de los escombros.
Podemos decir que el Director General del IPN se mostró igual que las instituciones del Estado, incapaz de organizar a su comunidad, da ordenes y es insensible ante la tragedia, lo que ha provocado un nuevo capítulo de lucha, organización y resistencia de la comunidad del instituto ante la cerrazón y el autoritarismo de la administración.
Los estudiantes debemos continuar con las tareas de solidaridad y resistencia, en el caso del IPN debemos pedir que se entregue el plan de reconstrucción del CICS UMA y ESCA Tepepan, exigir certeza y seguridad en los dictámenes de los edificios, sumarnos a las tareas de reconstrucción a nivel nacional y a las asambleas que organizaciones populares y sociales están lanzando de manera independeinte algunas organizaciones populares y sociales.
La gran organización espontánea que surgió desde abajo horas después del sismo debe continuar y mantenerse de manera coordinada.