Las mujeres trabajadoras y la revolución de octubre
Emilio Díaz
«El Día Internacional de las Mujeres, el 23 de febrero, fue declarada una huelga en la mayoría de las fábricas y plantas. Las mujeres estaban con un estado de ánimo muy militante -no solo las mujeres trabajadoras, sino las masas de mujeres que hacían largas filas por pan y kerosene. Organizaron actos políticos, salieron a las calles, se movilizaron hasta la Duma con la demanda de pan, pararon los tranvías. “¡Camaradas, afuera!”, gritaban con entusiasmo. Fueron a las fábricas y convocaron a los trabajadores para que se sumarán a la huelga»
Maria y Anna Ulianov, pravda 1917
Si hay una organización en la que la participación de la mujer era destacada, incluso por iniciativa de las propias compañeras, era la bolchevique, aún así la historia suele no recordar con la suficiente justicia a precursoras como Alejandra Sokolovskaya, a las militantes de primera fila como María y Anna Ulianov, Vera Stasova, Alejandra Kollontai, Nadiezda Krupskaya, Inessa Armand, Larissa Raiser, por solo citar a aquellas que jugaron un papel directivo en los momentos más álgidos del levantamiento revolucionario de octubre y en los difíciles días de la guerra civil. Pero su intervención no era una anécdota particular, sino más bien síntoma de un auge de participación femenina masiva que, especialmente durante los primeros días de la revolución de febrero era determinante y a esa lucha, que la historia no hace suficiente justicia, nos queremos referir en estas breves líneas.
El periódico Pravda, refleja la efervescencia de aquellas jornadas, casi a diario reseñaba asambleas de mujeres trabajadoras donde se aprobaban resoluciones combinando la revolución social con la emancipación social.
Anna Ulianova señalaba:“Pero para esto ella necesita obtener las mismas condiciones de lucha que el hombre trabajador, y ella demostró que tiene derecho a exigirlas por sí misma. Ella necesita el mismo derecho que el hombre a participar en las elecciones, el derecho a ser elegida a la Asamblea Constituyente, a los municipios, a las organizaciones locales de los zemstva y volost. Ella necesita el mismo derecho que el hombre a estudiar y a ocupar todo tipo de puestos en el estado para los cuales demuestre ser capaz, ganar lo mismo que él, tener los mismos derechos que él sobre los niños. Todo esto debe ser logrado por la mujer rusa, y ella lo logrará luchando en el mismo campo que el hombre trabajador, en estrecha asociación con él. Pero para lograr esto, ella debe desplegar toda la iniciativa y la energía de la que sea capaz; debe reconstruir sus organizaciones sindicales, debe ingresar a todas las células del partido en las fábricas y en las organizaciones del partido, debe restaurar su órgano” Rabotnitsa (https://books.openedition.org/ariadnaediciones/1953)
Rabotnitsa (trabajadora), fue una revista publicada en 1914 por Inessa Armand y Alejandra Kollontai, que había jugado un papel muy importante en la organización de las mujeres trabajadoras de San Petersburgo, siendo cerrada por la represión zarista en los primeros meses de la guerra. El llamado a relanzar forma parte de la política de impulsar la revolución fortaleciendo la iniciativa de las mujeres y que mejor para ello que creando órganos de expresión propios.
Y es que como en todo proceso de este tipo, la batalla por la independencia de clase estaba abierta, las mujeres de la burguesía comenzaban a agitar con reivindicaciones de igualdad de derechos políticos como el voto, a cambio estaban dispuestas a d ar su apoyo al gobierno provisional, de hecho el 17 de marzo organizaron una manifestación feminista con las consigas “El lugar de la mujer es en la asamblea constituyente” y “Guerra hasta la victoria” (https://books.openedition.org/ariadnaediciones/1953)
El día 21 de marzo, a partir de la aprobación del sufragio universal y de la promesa de discutir en algún futuro la igualdad de derechos políticos, las diversas facciones del movimiento feminista liberal burgués se comprometieron a apoyar al gobierno provisional, este fue el origen de la formación de los batallones de mujeres que a la postre serían uno de los últimos defensores del gobierno ante la ofensiva bolchevique de octubre.
Kollontai que era testigo directo de los acontecimientos enfatizó que se trataba de una burda maniobra y que el ceder en reivindicaciones parciales en esos momentos era una traición a la revolución. Fue acallada por el entusiasmo de las feministas que así “ lograban” asientos en los comités electorales y una cuota de mujeres en la Asamblea Constituyente.
Pravda, unos días después, sin abandonar una sola de las demandas del movimiento de mujeres trabajadoras enfatizaba:
“Las mujeres proletarias luchan junto con los trabajadores no sólo por la plena libertad democrática, sino también por la destrucción del sistema capitalista en sí.
Junto con la demanda de participación en la Asamblea Constituyente, las mujeres proletarias demandan la pronta introducción de la siguiente legislación: a) seguro de maternidad completo, b) seguro de trabajo, c) elección de inspectoras de fábrica con la participación directa de las trabajadoras. (http://istmat.info/node/28027)
El 11 de abril las bolcheviques, también encabezadas por la Kollontai organizaron una manifestación de esposas de soldados, que desembocó en la creación de un red de organizaciones de estas mismas en todo el país, la idea no era dividir el movimiento de los trabajadores en su conjunto, sino crear plataformas de lucha contra la guerra y por la revolución.
Las trabajadoras, con las bolcheviques organizando las iniciativas, impulsaron la organización de las empleadas domésticas, y en todos aquellos sectores con mayoría de mujeres. Una lucha ejemplar fue la de las lavanderas que organizaron una huelga por mejores condiciones de trabajo aún en contra de la opinión de toda los los partidos incluidas las feministas
Rabotnista se relanzó en mayo y desde ahí se profundizó la agitación entre las trabajadoras, cabe recordar que en ese año, producto de la guerra, el 47 % de la fuerza trabajadora de las ciudades rusas era femenil e incluso sectores como el metalúrgico llegaba al 18%, cifra alta incluso para nuestros días.
El movimiento no fue ajeno a los avatares del proceso revolucionario, las fechas posteriores a las jornadas de julio significaron una profunda caída de la actividad de las bolcheviques, aún así a finales lograron realizar una conferencia de Rabotnista, con cientos de participantes.
El esfuerzo militante fue rindiendo frutos, para principios de octubre el partido lanza la iniciativa de una Conferencia de Mujeres Trabajadoras, que fue la punta de lanza para la acción del movimiento de frente a la Constituyente y el apoyo a la insurrección de octubre entre las trabajadoras.
Si el esfuerzo de Kollontai y sus compañeras era titánico no lo fue menos el de Inessa Armand y Varva Yakolenva en Moscú, aún más porque el movimiento feminista había centrado ahí la mayoría de sus fuerzas, ante ello Inessa respondia:
“las damas burguesas de la Unión por la Igualdad de Derechos desean fervientemente someter a las trabajadoras a su influencia y se empeñan de todas las formas posibles en sacarlas de las luchas del proletariado” (Inessa Armand, “La trabajadora en el Congreso de Mujeres de Toda Rusia”, La vida de las trabajadoras, abril de 1917, N. 1, pp. 5-6, en Artículos, discursos, cartas, Moscú: Politizdat, 1975, pp. 36-38.] http://books.e-heritage.ru/book/10089772)
En víspera de la toma del poder la Conferencia de Mujeres Trabajadoras de San Petersburgo resolvió apoyar la insurrección, su acción fue clave para doblegar la huelga que los socialrevolucionarios impulsaban para sabotear el movimiento.
La revolución de octubre estalló y triunfó pero aún estaban pendientes más batallas: las mujeres bolcheviques lograron convocar a un congreso de mujeres trabajadoras que representaba a 80 mil de ellas, en el cual por supuesto se apoyó la lista unitaria bolchevique a la constituyente. Por su parte la Liga Panrusa por la Igualdad de los Derechos de las Mujeres promovió una lista femenina que no tuvo la mayor trascendencia.
Unos meses después, con la consolidación del gobierno de los soviets, las demandas más avanzadas de las mujeres de la época se hicieron realidad.
Así como se ve en la historia de la revolución bolchevique no sólo hay grandes mujeres sino que poderosos grupos de mujeres organizadas en torno a la revolución y a la unidad de la clase obrera.