Escrito por: Rubén Rivera
Los procesos electorales generalmente no son decisivos en el futuro de los países, generalmente la competencia es sólo entre miembros de la burguesía y los distintos candidatos suelen representar matices de la misma política.
Los trabajadores no pueden confiar en que simplemente votando por una opción, por muy bondadosa que suene, será posible un cambio positivo para ellos. No obstante cuando la crisis se profundiza, cuando las formas en las que la burguesía ejerce su control hegemónico dejan de funcionar, sucede que los conflictos interburgueses abren grietas por donde las masas explotadas pueden externar sus ímpetus de cambio. En esas circunstancias las masas se expresan por medio de lo que ven en el escenario como lo más contrario a la política gubernamental desgastada.
Durante muchos años el PRD había sido utilizado por sectores de las masas para expresar este deseo de cambio y este animo de enfrentar, aunque sea votando, al régimen. Durante muchos años también el gobierno desencadenaba una tremenda guerra sucia en contra del PRD y sus candidatos al considerarlos un enemigo para sus intereses. Esto cambió con los pactos celebrados por la dirección representada por Nueva Izquierda con el régimen, lo que llevó al desgaste a ese partido y la formación de Morena después del 2012 provocó una paulatina pero inexorable integración del PRD al aparato del Estado.
Morena se formó; por un lado de los jóvenes, trabajadores, campesinos, amas de casa que se integraron a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador pero que repudiaban la alianza de facto del PRD al Estado; por otro lado Morena se formó también de una buena parte de funcionario y activistas del PRD que se habían visto frenada, por distintos motivos, su carrera dentro del partido, estos elementos forman su ala derecha y la candidata de Morena en el Estado de México forma parte de ella.
De cualquier modo las circunstancias históricas de desgaste del régimen le han dado a Morena una imagen anti estatus, anti sistema, que hasta el momento es su principal atractivo para las masas trabajadoras. Por supuesto esta imagen no es fiel a su programa y a muchas prácticas de sus dirigentes; el ser honesto, no mentir y no traicionar, aún si esto fuera 100% cierto no significa en realidad una alternativa para la pobreza, la marginación y la violencia. La explotación capitalista se combate con un programa de expropiaciones, de democratización de la economía bajo el control de los trabajadores, Morena no tiene ese programa. Dicho esto, si hay un sector de las masas que podrían avanzar hacia aceptar un programa revolucionario, sobre la base de un critica seria ese el que está orientado a Morena. De ahí la importancia de mirar con atención lo que acontece dentro de Morena y la actitud del estado frente a ellos.
El estado y la burguesía no teme a Morena por AMLO o por sus funcionarios partidistas, sino por las masas que lo siguen y por lo que podría pasar si una parte importante de ellas asumiendo un programa más radical utilizara el instrumento de Morena para ir más allá.
Hagamos una revisión sería de las circunstancias electorales en el Estado de México, desde el punto de vista de sus cualidades personales, honestamente no hay una razón para que Delfina Gómez, la candidata de Morena este tan cerca de lograr, por primera vez desde que hay elecciones, la derrota del Partido Revolucionario Institucional, lo que significaría un duro golpe al régimen de frente a la situación que se avecina en el 2018.
Efectivamente en situaciones normales las elecciones no representan mucho, pero esta no es una situación normal, una parte de la burguesía tiene a lo que pudiera significar un gobierno de Morena par sus intereses, pero otra incluso se está atreviendo a subirse al barco que parece ganador.
Hay rumores de que el propio Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca y Elba Esther Gordillo están haciendo promoción de voto hacia Morena, como un modo de venganza ante la pérdida de espacios. Pero lo que sí es un hecho es que se ha sumado a la cargada Isidro Pastor, un dirigente priista de mucha historia, y no muy buena fama,
También se había sumado parte del Movimiento Ciudadano y finalmente también el Partido del trabajo de Alberto Anaya. Tanto Movimiento Ciudadano como el Partido del Trabajo actúan como las rémoras que siguen por doquier a los tiburones; para mantener el registro en el 2018 necesitan un acuerdo electoral y solo Morena puede darles esa posibilidad.
En lo que respecta al PRD, es indudable que en el terreno nacional vive un proceso de desintegración, solo de ese modo se puede explicar la reciente alianza anunciada por Alejandra Barrales y Ricardo Anaya del Partido Acción Nacional, la cual tiene la misma lógica que la alineación de MC y PT a Morena, el único animo es mantener el registro.
Algo distinto es lo que sucede con el PRD del propio Estado de México, cuando se formó Morena una buena parte de la militancia de base del PRD en la región miraban con recelo como algunas corrientes del propio PRD se integraban a Morena completas, con todo y sus prácticas.
En el Estado de México hay aún una reserva de militantes de base que aún miran al PRD como referente, solo eso explica cómo es posible que aún a pesar de la debacle nacional, aun le restan fuerzas para mantener un nivel respetable de votos.
En realidad, es solo un accidente regional, que no le da más que para aparecer en el escenario electoral como un tonto útil para golpear, no tanto a Delfina sino más bien a Andrés Manuel López Obrador, y en ese sentido se convierte para el sector de la burguesía que representa al PRI como un instrumento, al cual se le puede dar juego incluso en los medios de difusión patrocinados por el estado, con el fin de dividir los votos de las izquierdas.
Así pues el PRD está ante la disyuntiva de servir al PAN a nivel nacional o servir al PRI a nivel regional, ya no tiene futuro más allá de ese papel.
En lo que respecta al propio PAN, esta tan vinculado a las practicas, el programa y los vicios del régimen, que para amplios sectores de las masas esta desacreditado, no así para las capas medias reaccionarias y sectores de la burguesía conservadora para los cuales es su partido tradicional y le proporcionara el suficiente nivel de votos si no para ganar si para mantener una presencia relativa.
Para el PRI la elección del Estado de México es ya desde ahora una desgracia, ni siquiera en sus encuestas más alucinadas puede alcanzar siquiera la tercera parte de los votos, es la caída de votación más grande de su historia incluso si, por la vía de las triquiñuelas de las que son expertos, logra quedarse con la gubernatura.
A estas alturas la votación a Delfina Gómez es más bien un voto de castigo al PRI y todas las maniobras, triquiñuelas y fraudes no lo pueden ocultar.
Incluso a pesar de la candidata y el programa la votación del Estado de México está sacudiendo al país. En estos días previos a la elección decimos claramente que no basta con votar a Morena, es necesario ir más allá, es necesario un programa de auténtica trasformación social en favor de las masas trabajadoras, al mismo tiempo le decimos a los militantes de Morena: es necesario que se luche desde dentro por una auténtica democracia interna que impida que los arribistas, los carreristas y las lacras de todos los partidos inunden a su partido y lo inutilicen como ya hicieron con el PRD.
Un triunfo de la izquierda presentada por Morena seria u duro golpe el régimen y nos sumamos a ese esfuerzo, pero advertimos de no asumir un programa y métodos auténticamente revolucionarios, Morena se puede perredizar de forma vertiginosa.
Si por alguna razón el PRI se sostiene será un triunfo pírrico, que por lo endeble del mismo sería en sí una derrota, si por otro lado, como esperamos pierde a manos de Morena, el siguiente año de la presidencia de Peña Nieto será una batalla de caníbales en el seno de las facciones burguesas, lo precipitaría todo y abriría espacios para todo tipo de acontecimientos,
Para el régimen el futuro inmediato es el caos, para los trabajadores el futuro es la lucha y prepararnos para nuevos capítulos de lucha de clases.